miércoles, 16 de abril de 2014

Los sentimientos


Enfoque   vincular en Psicología
Constelaciones Familiares                 






CURSO DE FORMACIÓN  


Los sentimientos *



Hellinger nos invita a discernir entre los diferentes tipos de sentimientos que aparecen en los consultantes. Esta diferenciación también permite dilucidar cuándo un sentimiento “lleva hacia una solución o es solamente una excusa para no actuar”. Además, nos permite entender que, cuando la persona no deja entrar la información ni la percepción de los demás, o incluso cuando cree que es un sentimiento genuino y lo defiende a rajatablas, puede ser que esté tomada por sentimientos secundarios y/o sistémicamente adoptados.

1. Sentimientos primarios


Los sentimientos primarios son los sentimientos “originarios”, son simples, no requieren explicaciones largas, se expresan sin drama; incluso cuando se trata de algo realmente trágico, son claros y directos, adecuados a la situación: un afecto, un amor profundo, furia por alguna injusticia, miedo por una amenaza, un gran dolor y tristeza por una pérdida. Son intensos, surgen, crecen y terminan. “Tienen fuerza”. La persona mantiene sus ojos abiertos. Los otros presentes sienten empatía, y perciben la fortaleza de la persona que los expresa.


2. Sentimientos secundarios

Son sentimientos que no concuerdan con la situación, no tienen inicio ni final claros, más bien son crónicos, debilitan, alimentan la auto justificación y la inacción. Con los ojos cerrados la persona está tomada por imágenes interiores y el sentimiento se suele exagerar y dramatizar excesivamente. Se muestran como autocompasión, venganza, rabia, resignación, retracción, victimización, sufrimiento sin fin y sin solución. Los otros presentes se pueden sentir enojados, culpables,  impotentes. 


3. Sentimientos sistémicamente adoptados.

Identificaciones, sentimientos ajenos adoptados de un sistema o de una persona anterior. La persona puede estar fuera de sí, como enajenada. Tampoco estos sentimientos se corresponden con la situación. Cuando aparecen debilitan como los secundarios porque no pertenecen a esa persona y no estimulan una acción o comprensión nuevas. Puede ser una depresión que tomó de su madre, un enojo que es de su padre, una indignación y venganza que le corresponde a una víctima de un ancestro (“lo hago por ti”).

4. Sentimientos congelados

En hechos traumáticos y movimientos interrumpidos, cuando la expresión o la acción no pueden llevarse a cabo, la persona puede entrar en un bloqueo emocional como una especie de congelamiento. Como siempre que se trata de traumas y sus consecuencias, se suele requerir cierta preparación especial y cuidado para intervenir terapéuticamente.  



5. Meta-sentimientos

“Sentimientos sin emoción,” aparecen espontáneamente (5º nivel de las motivaciones para la acción de A. Blay), no son personales sino transpersonales,  como cuando un médico, un terapeuta, un cirujano, un bombero, un capitán en un naufragio, interviene centrado y sin interferencias egoicas. Son “pura fuerza concentrada” y se manifiestan como sabiduría, coraje, humildad, serenidad: la acción limpia – hacer lo que se tiene que hacer en ese momento - sin apego a los resultados.


6. Sintonía o concordancia

Estar en sintonía o concordancia con toda la realidad tal como es. Es lo que, a través de estas comprensiones y del trabajo en constelaciones familiares, tendemos a acrecentar en nosotros y en nuestros consultantes.

                                                            

                                                                                                                       

*Reelaboración a partir de extractos de cursos y libros de B. Hellinger, de Ursula Franke (“Cuando cierro los ojos te puedo ver”), y de apuntes del Centro Hellinger de Buenos Aires.                                                                                    



                                                                                                     Lic. Felisa Chalcoff – Silvia Altman

El trabajo con el trauma


                       EL TRABAJO CON EL TRAUMA Y LA CONSTELACIÓN FAMILIAR
¿Una relación imposible, coincidente, complementaria, enriquecedora?
Bertold Ulsamer
En primer lugar quiero expresar una aclaración previa: a pesar del entusiasmo que me invadió la primera vez que tuve contacto con las constelaciones familiares, me dí cuenta que las constelaciones eran solo una parte importante del proceso de comprensión de nuestros problemas personales, especialmente aquellos que se encuentran relacionados con nuestras raíces familiares. Naturalmente no provienen de allí todos los problemas, dado que las experiencias en la propia vida tienen otros orígenes. Las constelaciones familiares se asemejan por esto al ala de un pájaro. Para volar se precisan dos alas.
Aparte de ello, como conductor de constelaciones experimenté en el transcurso del tiempo que podía enfrentar las situaciones más terribles, como el Holocausto o los pasados asesinatos entre miembros de una familia. Pero estos siempre fueron temas ocurridos hace una o dos generaciones. Cuando el horror se acercaba en el tiempo, siempre fue una situación difícil para mí. Recuerdo el caso de una constelación que conduje en una prisión y cuán horroroso fue el tema de un prisionero que había asesinado a su amigo. O en el caso de un torturado, donde el sólo pensamiento de establecer una situación terapéutica con alguien que había sufrido torturas en su cuerpo me superaba por completo.
Esto significa: yo poseo aún zonas en mi estructura psíquica o en mis emociones que no pueden ser cambiadas simplemente mediante constelaciones y a las cuales debería acercarme mediante otros métodos. Por esta razón, el trabajo con el trauma orientado al cuerpo de Peter Levine ha sido de relevante importancia. Mientras que en un principio comencé con este estudio complementario por interés personal, lentamente se abrieron polifacéticas conexiones con las constelaciones familiares. Es así que mi trabajo constelatorio se enriquece y gana nuevas influencias.
¿Qué es trauma?
Trauma es un concepto que en los últimos años aparece en reiteradas ocasiones en la opinión pública. En el marco de las constelaciones familiares no es utilizado por consteladores, salvo la excepción de Franz Ruppert. Yo me baso en la siguiente exposición en el trabajo con el trauma orientado al cuerpo, como el realizado originalmente por Peter Levine junto a Anngwyn St. Just. Esta postura del trabajo con el trauma orientado al cuerpo, también llamado SE, Somatic Experiencing, expande notablemente los conceptos anteriores acerca del trauma.
Lo especial en la postura acerca del trauma de Peter Levine es el acento de las raíces biológicas del trauma. Conocemos en los animales tres reacciones básicas frente al peligro que son controladas por la biología. El animal pelea si se considera capaz de enfrentar al peligro. Escapa si el peligro parece ser muy grande. Esta decisión es un proceso instintivo que funciona automática y velozmente. El gato que se agazapa frente al perro en una esquina decide en fracciones de segundo si se encuentra en condiciones de luchar o bien trepará rápidamente al próximo árbol.
Junto a estas reacciones de lucha o fuga, quienes también representan los patrones básicos de stress en los humanos, existe un tercer mecanismo en el mundo animal:
se quedan petrificados de espanto. El animal que se enfrenta repentinamente a una amenaza superior se envara y se pone rígido. El ratón que será cazado por el gato se envarará en ese momento.
Este proceso de petrificación se produce también en los humanos. Se puede interpretar como el origen de un « trauma ». El origen es una amenaza superior. Es un shock repentino y no hay posibilidad de escapar o de luchar. El cuerpo se enfría en este proceso.
Los animales interpretan el comienzo de la petrificación como un fenómeno natural. Luego de un tiempo, corto o largo, el animal vuelve a la vida. En reiteradas oportunidades se observa que el animal se despereza, o bien tiembla un poco antes de volver a la normalidad. Esta el la reacción de la energía congelada.
Pero también hay diferencias en el grado de petrificación y sus consecuencias entre los animales. Si un pájaro confundido se mete en mi habitación y yo lo capturo, este se petrificará de espanto. Si lo dejo en libertad, en poco tiempo vuelve a la vida y vuela. Si lo capturo de nuevo, la petrificación dura más y vuelve a la vida aún más desorientado. Otra vez y el estado dura más tiempo, el pájaro tambalea, precisa tiempo en orientarse y picotea salvajemente a todo lo que le rodea. Si repito esto, el pájaro morirá seguramente de un paro cardíaco.
El ser humano ha perdido este proceso natural de pasar de la petrificación al fluir natural de la vida. En reiteradas ocasiones no encuentra el camino de retorno por si mismo. Él continúa viviendo, pero una parte de la energía permanece como congelada y atada al sistema nervioso. Los síntomas producidos por esta situación son, entre otros, miedos, depresiones, confusión, estrés. (No ingresaré aquí al nivel de los complejos desarrollos de las consecuencias del trauma sobre el sistema nervioso.)
El trauma es siempre una exigencia personal. Cómo es posible que para una persona una situación peligrosa sea una amenaza extrema y para otra no? Aquí encontramos tres grandes diferencias:
  • Guarda relación con la constitución física del individuo. Quien posee una sensibilidad mayor será más atacado que el que no es tan sensible. La resistencia de los sistemas nerviosos varía de persona a persona.
  • Guarda relación con la “historia traumática” personal. Cuanto más variadas sean las situaciones traumáticas experimentadas, aún mayor será la exigencia frente a una nueva situación.
  • Para los consteladores es como el pan de cada día, que el trauma de las generaciones pasadas sean retomados, p.ej., por los hijos de los padres. Para quien posea semejantes uniones, una situación similar a la de sus antecesores será fácilmente un exceso. Si los padres han sido exilados de su patria durante la guerra, una situación comparable se transformará fácilmente en un shock para los hijos. El trabajo con el trauma parte también de la premisa: un trauma no resuelto en el nivel del sistema nervioso y de la conciencia será traspasado a la próxima generación.
No existe una situación traumatizante per se. Sin embargo, existen situaciones que, en reiteradas ocasiones, provocan un trauma.
  • Las actuales catástrofes y accidentes, desde los automovilísticos o de cualquier transporte o terremoto hasta la muerte y el sufrimiento en la guerra o la tortura.
  • Luego están las sobre exigencias sufridas por los infantes, p.ej., parto difícil, separación temprana de los padres y el ser víctimas de violencia y mal trato.
  • Pero también los ayudantes o terapeutas, quienes luego de un accidente brindan apoyo, pueden ser superados por los acontecimientos y sufren un trauma secundario.
Luego de una situación traumática se produce un gran temor interior a reencontrarse con la situación que provocó al trauma, realmente o en el recuerdo. Si ocurre esto, El shock original se revivirá como retraumatización y será aumentado. Esto es peligroso y dañino.
Por otra parte está la necesidad del organismo de hacer fluir la energía nuevamente. Situaciones similares al evento traumático nos atrapan en su vorágine, p.ej., alguien que luego de un accidente de auto se encuentra siempre en situaciones de tránsito peligrosas, Pero dado que el organismo no sabe reaccionar de otra manera que como la primera vez, amenazan una saturación y un shock similares, produciéndose así la retraumatización.
¿Cómo trabaja la constelación familiar con el trauma?
Como ya hemos mencionado, la mayoría de los consteladores familiares no utilizan el término trauma hasta el momento, a pesar de que trabajamos continuadamente con el trauma en las constelaciones. Nos encontramos con el trauma en las pasadas generaciones en las guerras, la fuga y la prisión. Encontramos al trauma en el shock de una muerte temprana, sea esta la muerte repentina de un niño o la muerte por accidente, en el sufrimiento de los niños debido a un parto difícil, la separación temprana de los padres (interrupción del movimiento) y en el ser víctimas de la violencia y el mal trato.
Aparte de todo esto, más allá de las familias, se producen confrontaciones entre víctimas y victimarios durante las constelaciones. Ejemplos bien claros se encuentran en el libro de Bert Hellinger « Wo Ohnmacht Frieden stiftet ». En dicho libro presenta, entre otros casos, el de las víctimas y victimarios en un accidente de auto, en una violación durante la guerra y en la tortura.
Generalmente en las constelaciones se constela a las víctimas, en el caso de una muerte temprana, a los muertos y a los sobrevivientes, en el caso de mal trato en una familia, a las víctimas y a los victimarios. Dejamos que tomen contacto y que se perciban como prójimos. Muchas veces se trata de culpa y responsabilidad, otras, de la consecuencia por la cual la víctima se separa del victimario. Siempre se trata de amor, unión y muchas de las frases liberadoras que Bert Hellinger originalmente elaboró demuestran su actualidad y poder de ayuda.
Ahora bien: ¿Sabe el trabajo con el trauma que al elaborar las situaciones traumáticas existe el peligro de retraumatización? ¿Vale esto para las constelaciones? Es decir: ¿es posible que una constelación agite los recuerdos de fuerte manera, que el cliente sea atrapado por la vorágine de lo ocurrido y que caiga en el mismo estado de shock? ¿Es posible semejante avasallamiento en los representantes?
Mi colega Anngwyn St. Just me dio a conocer sus observaciones como especialista en trauma: ella siempre había visto en las constelaciones que tanto clientes como representantes caían en la petrificación del trauma, sin que esto sea notado por el conductor. Recuerdo una situación en la cual comencé a preocuparme seriamente por una representante completamente endurecida. También Franz Ruppert indica ya en sus libros « Berufliche Beziehungswelten » y « Verwirrten Seelen » sobre esas posibilidades. También en el trabajo constelatorio existe la posibilidad de la retraumatización.
Por dicha razón sería un paso importante para los consteladores reconocer semejantes estados de shock y desarrollar una percepción para su comienzo y su posterior desarrollo. Las señales son la palidez, la falta de movimiento y la falta de habla. Los ojos no perciben nada ni reaccionan a los impulsos del medio ambiente.
La mirada está fijada en el vacío y ausente. Pero también la perdida de control y el estallido emocional son consecuencias del trauma.
Los consteladores no son concientes hasta el momento de esta dimensión de su trabajo, más bien tratan de rechazar la retraumatización de manera instintiva. Ya existen en el trabajo constelatorio métodos que impiden semejante saturación de los clientes y representantes en forma regular. Los clientes son protegidos principalmente mediante dos métodos :
  • El trabajo con representantes
Cuando el cliente observa a su representante, lo ve desde afuera. En otras palabras: se separa de la vivencia a través de la visión exterior. De esta manera está más protegido. Cuanto más dura haya sido la experiencia, mayor es la necesidad de proteger al cliente mediante el representante. No se trata de de introducir a cada cliente en su propia constelación, tampoco al fin de la constelación.
  • Honrar al motivo y sus límites
En reiteradas ocasiones hay mucha maldad en una familia, pero el motivo trata algo más bien superficial, p.eje., un problema laboral. Claro que es posible aclarar en una charla previa el desarrollo de la constelación. Pero es de importancia que el representante no sature al cliente con sus propias necesidades, aunque esto tenga las mejores intenciones. Quien como conductor solo desee “abalanzarse” sobre lo malo, no le hará ningún favor al cliente. No se honra de esta manera al deseo del cliente ni a la protección contenida en ese deseo.
Para que el representante no caiga en estos estados, hay que contemplar:
  • Distancia
La distancia en el espacio tiene un papel preponderante en las constelaciones. Si algo se vivencia como desagradable (la mayoría no desea ni mirar) es positivo aumentar la distancia hacia las otras personas, hasta que el representante pueda observar.
  • Contacto
En situaciones graves es importante mantener el contacto entre el conductor y el representante. El uso del habla es primordial. Una simple pregunta como: Cómo estás? Facilita el contacto e impide que una carga se independice.
  • Idioma
También el uso adecuado de frases facilita el manejo de algo malo. Cuando nombro algo por su nombre, consigo una pequeña distancia interior. Así es que una frase expresada durante la constelación por el padre, quien sufrió la guerra y la prisión, consigue esta importante distancia frente a la experiencia personal.
  • Sacar fuera de contexto
Cuando alguien esta saturado es de suma importancia sacarlo inmediatamente del contexto. El conductor o guía precisan de su educada percepción para reconocer cuando uno se encuentra en una zona peligrosa. Ciertas veces alcanza la pregunta “puedes soportar aún este rol?” Cuando la respuesta no es por completo afirmativa, hay que sacar inmediatamente al representante de dicho rol.
  • Contacto corporal con el guía
El contacto corporal con representantes brinda ayuda cuando hay amenaza de saturación. Puede ser que alguien aparente tener un estallido o que se petrifique aún más. Yo me quedo en estos casos detrás de la persona y coloco mi mano en su hombro. Esto relaja y da fuerzas. No se trata de aliviar o consolar, sino de un refuerzo, que le permite al representante permanecer con el momentáneo mal sentimiento.
Por así decirlo, lo nombrado anteriormente pertenece a las herramientas de la constelación familiar. Sin que aparezca el termino “trauma”, estos procedimientos metódicos prevén la inundación.
 
Aparte de ello, hay otros conceptos y principios en el trabajo traumático orientado al cuerpo, los cuales son incitantes para el trabajo constelatorio.
¿Cómo trabaja el trabajo traumático orientado al cuerpo con el trauma?
En el trabajo con el trauma de Somatic Experiencing de Peter Levine deseo nombrar cuatro importantes principios de trabajo :
  • Titración : capa por capa
Es peligroso tratar a un trauma de manera rápida e inmediata. Se debe solucionar capa por capa. Un ejemplo de este razonable método proviene de la química. Si se vuelca un ácido en soda cáustica se produce una explosión. Si se gotea el mismo ácido gota por gota en la soda cáustica, se mezclan. Esto en la química se llama titración. Traspasado al trabajo traumático esto significa ver el trauma capa por capa. Entonces no se producirá en el cuerpo ninguna explosión, sino la experiencia traumática podrá mezclarse con las buenas experiencias y el actual y seguro estado y de esta manera, podrá elaborarse. En el trauma ocurrió todo demasiado rápido, excesivo y violento. Pausas, expansión y detenimiento del tiempo son un medio terapéutico importante.
  • El movimiento pendular natural del organismo
En esta mezcla de estados hay un proceso natural del organismo de oscilación entre los estados de carga y desgaste, el péndulo.
El terapeuta nota regularmente los pequeños impulsos que provienen del cliente y protege de esta manera este movimiento pendular natural. De esta manera se tiene un buen comienzo con el trabajo traumático y se acerca cuidadosamente a las capas exteriores del trauma. Cuando la vivencia de lo malo es suficiente y antes de que sea demasiado, se lleva a este movimiento pendular en otra dirección donde haya más recursos. Las reacciones como temblor, sudor frío o calor demuestran que la energía es puesta en libertad. Es de suma importancia no olvidar el hecho ni el ahora del presente, orientándose hacia él. Cargado de energías, el cliente se mueve por sí mismo hacia la vivencia traumática, esta vez un poco más profundo. Este movimiento pendular puede ser exigido muchas veces, dependiendo de la gravedad y profundidad del evento. Precisé de dos horas y siete movimientos pendulares para revivir el desarrollo exacto de un accidente relativamente simple. Yo choque como Jogger con una bicicleta sin iluminación en la oscuridad.
  • La solución traumática ocurre especialmente en un nivel corporal
La petrificación se establece en el cuerpo. Como describí anteriormente, la solución es un camino natural. El proceso ocurre especialmente en un nivel corporal. En reiteradas ocasiones se observa como el cuerpo resuelve la petrificación mediante movimientos pequeños e inconscientes. Aparecen reacciones de fuga y de agresión y lucha. Se puede interpretar que cuando uno retorna del estado de shock, la primera reacción instintiva es la fuga, la toma de distancia. En sesiones de trauma se interpreta como señal cuando los pies comienzan a moverse. Alguien solo puede sentirse seguro si ha huído lo suficientemente lejos. En la próxima capa aparece la agresión, como un pájaro que picotea de manera incontrolada. En repetidos casos, aparece luego el dolor, que puede repetirse muchas veces.
El valor y el significado de la fuga se han vuelto concientes, especialmente para mí. La fuga o la toma de distancia es un paso necesario para salir del estado petrificado. Cuando lo malo está cerca, está en dicha petrificación. Morder dientes y continuar no sirve. Pero aquel que huye y no da por cierto dicha fuga tampoco experimentará la vivencia liberadora de estar en real seguridad.
Importante es: para el proceso corporal no se precisa recordar al evento traumatizante. Algunas veces aparecen emociones y otras no. Alcanza con seguir los movimientos del cuerpo. Él busca su camino.
  • Conciencia
La llave para oír lo que pasa en el cuerpo es la conciencia. En reiteradas ocasiones se puede interpretar el significado de un movimiento cuando se le hace lento y repite varias veces. Es así que rutinariamente hacemos con las manos gestos de defensa, pero su significado nos es raras veces conciente. En una sesión de trauma es muy importante percibir estos movimientos. Sólo de esta manera se liberará la energía y estará a nuestra disposición.
Pero también la percepción de sentimientos es parte de la conciencia. Una palabra clave es «containment». La toma de posesión de los sentimientos. Lo contrario sería la avalancha de sentimientos, ya sean dolor, rabia o alegría. Lo contrario sería una catarsis debido a un exceso de actividad. Se trata de la misma calidad de conciencia que se persigue con la meditación.
¿Qué impresiones son logradas por los consteladores mediante el trabajo con el trauma?
Los conocimientos sobre el trabajo con el trauma no cambian sustancialmente el trabajo constelatorio, pero sugieren un método cuidadoso para ciertas situaciones.
Me parece que los consteladores pueden aprender especialmente del principio de titración, es decir, el método de partición, de exigirle al cliente sólo lo que pueda elaborar. Si tomo el principio de titración bajo la lupa, podría formularlo con la pregunta: Cuánto puede soportar el cliente en este momento? Esto no ha sido tematizado por los consteladores hasta el momento, sólo ha sido manejado de manera instintiva. Por supuesto que ningún constelador desea exigir al cliente, sin embargo, creo que pasa en reiteradas situaciones.
¿Cómo se puede evitar el peligro de la sobreexigencia? P.ej., en el caso de destinos difíciles y duros mediante varias constelaciones en vez de exigir que en una sola constelación se solucione todo. Durante mis seminarios, los clientes realizan varias constelaciones a través de un periodo de tiempo largo o corto. De esta manera aparecen capas más profundas de la unión. Es amor se muestra más claro y pronunciado. Así también lo malo que reside en cada familia.
Debido a que ahora considero más a la capacidad de sobreexigencia del cliente, mi trabajo ha cambiado. Gracias al trabajo con el trauma tuve una postura que me permitió observar y enfrentarme a los acontecimientos. Esto es muy importante para el cliente. Como guía sugerí que el cliente vaya a la confrontación. Recuerdo una frase de Bert Hellinger: “la fuga no es la salida”. Hoy en día presto más atención a mis exigencias sobre los clientes.
Comienzo con el ejemplo de una constelación, la cual a muchos de vosotros os parecerá conocida. La cliente ha sido acosada sexualmente como niña durante tres años por un amigo de la familia. La representante de la cliente se sintió sola como niña y abandonada por todos, especialmente por la madre. Ella vivencia el horror y el dolor, deja al abusador con su culpa, le da la espalda y mira hacia su familia.
Entonces ubico a la cliente en su lugar. Ella rompe en llanto y no puede mirar a nadie.
Entonces, hago que de la espalda a toda la constelación. Cuando el llanto continúa de manera intensa, tomamos cada vez mayor distancia de la imagen de su familia y el acosador. Debemos salir juntos por la puerta. Aún en el pasillo, ella continúa gimiendo, pero ya comienza a controlarse. Le pregunto si debo anular la constelación por completo o si quiere observar algo aún. Finalmente dice que quiere observar todavía a sus dos hermanas. Despido entonces a sus padres y al acosador de sus roles y ella vuelve a la sala, donde se encuentra otra vez con sus hermanas a quienes observa con amor.
Yo me oriento más hacia las necesidades de la cliente, más que a ciertas reglas que digan cómo deben desarrollarse las constelaciones. Interrumpo, tomo distancia, hago una pausa y todo esto para que la cliente no sea saturada por los acontecimientos. Tomo contacto con ella a un nivel igualitario y dejo que ella decida cuanto puede soportar.
Cuando constelo, constelo para el cliente. Durante otra constelación de un abuso, incito a que la cliente tome un lugar lejos de la constelación, donde pueda sentirse segura y con buena visión. Si todo se vuelve insoportable, puede levantar la mano y yo congelo la constelación al momento. Otro paso importante es: no perder de vista jamás al cliente durante la constelación. Un ejemplo: la cliente constela el error de un médico, cuya víctima es ella. Los representantes perciben lo ocurrido y se orientan hacia una solución. Entretanto observo que la cliente mira hacia un costado. Interrumpo la constelación y le pregunto cómo se siente. Ella parece estar congelada y sometida. Junto a ella tomo distancia de la constelación, disuelvo la constelación y trabajo con ella sobre su nuevo estado.
No se trata de llevar la constelación, cueste lo que cueste, a un posible buen fin. Es por ello que puedo interrumpir en cada momento en que la cliente no se sienta bien o dé la impresión de estar ausente.
Durante un curso de formación posterior, demostré el trabajo individual con figuras de madera. El voluntario presenta como tema su vida desde los seis meses hasta los tres años con una tía, dado que sus padres tuvieron que irse a Alemania para ganar el pan. Un claro ejemplo de “movimiento interrumpido”. Tuve dudas acerca de sí el trabajo con figuras sería adecuado, pero continué. Constelamos figuras de madera para el padre, la madre y el hijo. Luego de media hora de desarrollo de la situación, el cliente descubre que su madre le sonríe. Ahí lo dejo. El cliente opina estar muy contento de la manera que pudo acercarse al tema con las figuras de madera. Tenía mucho miedo de no soportar la intensidad de una constelación con representantes.
Hicimos lo siguiente: ¡un pequeño e importante paso para solucionar el movimiento interrumpido! Este ejemplo me enseña a no esperar la gran liberación luego de una sola constelación, sino a avanzar al tiempo y velocidad del cliente.
También saber que situaciones aparecen cuando la petrificación desaparece me ha sido de gran ayuda. La cliente nombra como tema la separación de su familia. Ella sospecha abuso por parte del padre. No recuerda nada de sus primeros 14 años. La representante en la constelación quiere irse de su familia y tiene miedo del padre. Todo es turbio y evito nombrar cualquier hecho concreto y sigo a las energías. Cuando la cliente viene al finalizar la constelación, no soporta a su familia. No se logra mejor solución que irse lejos de su familia y que les dé la espalda. Ella respira liberada. ¡Este es un paso liberador!
En los días siguientes del seminario, la cliente, a quien yo estipulada como tranquila y callada, comenzó a estar insatisfecha con la constelación y la imagen solucionadora. Al último día pide más y se torna agresiva para mi persona. Al sugerirle una nueva constelación, rechaza toda iniciativa. Dado que así no puedo constelar con ella, se pone furiosa. Como comentario final del seminario, expresó una sola y terminante palabra: “¡mierda!”
¿Mi error como constelador? Desde la perspectiva de terapeuta del trauma lo veo de otra manera. El irse de la familia, el dar la espalda y el tomar distancia representa la fuga necesaria. De esta manera se logran una distancia segura y la recuperación de fuerzas. Luego de la fuga viene la ira. Esta es la forma próxima e importante, como la energía. Cuanto mayores sean las heridas, mayor y ciega será la rabia. Como un pájaro loco que picotea a su alrededor, así reacciona ella. Yo recibo una parte, pero no soy el origen de esta rabia, es un parte necesaria para la solución. Por supuesto que no sé aún si ella tendrá claridad sobre lo ocurrido cuando finalice el seminario. De todas maneras, ella ha retornado a su fuerza. Si tengo que reaccionar, haré lo mejor para el proceso de la cliente.
A través del conocimiento del movimiento pendular entre el recurso y el mal, crece también el entendimiento del efecto de las constelaciones. ¿Acaso no cumple la imagen del buen ordenamiento, que en muchos casos cierra la constelación, la función de semejantes recursos? Es decir, no es una imagen final que termina el trabajo constelatorio, sino una fuente de energía curativa. Cuando esta imagen se integra, aparecen nuevos niveles de trama en la superficie para ser tratados. Es así que experimenté en carne propia una simple y sana imagen de mi familia durante mi primera constelación. Durante una nueva constelación años más tarde aparecieron energías muy fuertes de aislamiento completo, locura y horror. El péndulo se movió hacia el otro extremo. Y todavía no sé cuantos movimientos pendulares aparecerán.
Más allá, el conocimiento libera al constelador de la presión de ser responsable de una buena imagen final. El bien y el mal forman parte de un todo y cambian en un proceso orgánico. El terapeuta sólo es un acompañante de dicho proceso.
Una interesante pregunta: ¿encontraremos como consteladores los mismos movimientos pendulares naturales en la forma constelatoria “movimientos del alma”?
Trauma y familia pueden mezclarse
Para finalizar, un ejemplo de como pueden mezclarse el trauma y la familia y como interactúan los diferentes métodos.
Un hombre joven, a principios de los 20, viene a la constelación. Es grande, amable, con brazos tatuados y luce una calva. Uno cruzaría a la vereda de enfrente al verlo venir por la calle. Su motivo, una larga dependencia de drogas.
Al constelar a su familia se muestra que la madre no percibe realmente a su hijo, sino que tiene miedo de él. Él no conoce ningún hecho concreto en la familia que justifique este miedo. Debido a las claras energías, que sólo pueden ser explicadas por una confusión, constelo a un hombre junto al hijo y lo nombro “aquél, quien es el mencionado real”. La atención de la madre se torna por completo hacia ese hombre, del cual parece tener mucho miedo. Sospecho que por la energía entre ambos, tal vez este hombre sea su primer novio, que era violento, inclusive con tendencias a la violación. El hijo se alivia y puede luego de un tiempo ser percibido como hijo.
Conozco a la madre de otros seminarios. Luego de un corto tiempo, toma parte de nuevo. Ella dice que su hijo le contó acerca de su constelación, entonces le pregunté quién podía ser ese hombre. Luego de pensarlo dijo que tal vez podría ser el abuelo, quien era ya conocido como hombre violento en la familia.
Un día más tarde, vino y me recordó su constelación de años atrás. Yo no recordaba nada. Ella fue a la edad de ocho años secuestrada por dos hombres, quienes la retuvieron 12 horas, la maniataron, torturaron y violaron. Finalmente pudo escapar.
Durante la constelación, el hombre mayor parecía ser extremadamente violento y brutal, con frases tipo:”me gusta cuando tienes miedo”. La representante del hijo tenía miedo, pero al mismo tiempo sentía un amor ilimitado por ese hombre. (En el estudio y desarrollo del trauma se sabe que entre víctimas y victimarios se establecen dichos contactos.) La cliente llegó a la conclusión de que ese hombre era a quien confundía con su hijo y de quien este había tomado el rol.
Así se nota como las experiencias traumáticas pueden influenciar directamente a los miembros de la familia.
El efecto conjunto de diferentes principios terapéuticos pudo desprenderse de todo lo que informó posteriormente. En primer lugar trabajo un tiempo con la terapia hipnótica sobre el temprano secuestro. El próximo gran paso fue constelar dicho secuestro y el encuentro en la constelación con los representantes de los victimarios. Sin embargo, siempre tuvo el sentimiento de que el horror y el abuso estaban aún almacenados en su cuerpo. Entretanto, se ha decidido por una terapia de trauma.
¿En qué se diferencian el trabajo con el trauma de las constelaciones? ¿Por qué son similares?
El trabajo con el trauma y las constelaciones trabajan con diferentes niveles de nuestro ser. Las constelaciones nos unen con nuestras raíces como seres sociales. La constelaciones familiares muestran la unión que tenemos con nuestras familias y como están introyectadas y como perduran. Cuando encontramos en una constelación a un victimario fuera de nuestras familias, descubrimos a un humano cargado de culpa. Aún cuando le demos la espalda, sanamos mediante la honra, con la cual esto ocurre, a un nivel profundo la distorsionada relación con el prójimo.
De esta manera, también sanamos algo en nosotros mismos.
El trabajo con el trauma efectúa inmediatamente sobre nuestras energías corporales, las cuales se han visto afectadas por una experiencia negativa. Ella nos habla como seres vivos directamente a nuestro ancestro animal. Al sanarnos podemos encontrarnos con nuestro prójimo y nuestro medio ambiente de manera adecuada.
Pero los límites no son tan definidos. Una frase de Peter Levine: “el trauma se trata de la pérdida de uniones- con nosotros mismos, con nuestras familias, con el mundo alrededor.” En el trabajo con el trauma práctico, es la unión con el terapeuta como prójimo muy importante. Hay que buscarle y fabricarle constantemente, para poder tener una fuerza opositora a la atracción del trauma.
La terapeuta de trauma Babette Rotschild dice que la pequeña infancia no es la única chance humana de realizar uniones. “Un niño traumatizado no está necesariamente condenado a una vida plagada de disfunciones. Muchos niños que no tuvieron al comienzo de sus vidas la posibilidad de desarrollar una unión positiva y segura, pueden más tarde en su vida realizar experiencias positivas que corrigen lo anterior”. Rothschild menciona amigos, maestros, vecinos, parejas y también psicoterapeutas.
Especialmente las constelaciones familiares pueden observarse bajo el aspecto de la unión. Muchas veces se ve en el trasfondo el amor de una familia exteriormente odiosa.
De esta manera, las constelaciones se transforman en experiencias de unión mediante el reconocimiento de que la unión siempre estuvo ahí, y este reconocimiento será la experiencia corregidora.
Mi imagen de ambos métodos, el trabajo con el trauma y el trabajo constelatorio, es la de dos círculos que se interseccionan en zonas de conflicto. Tal vez algo menos de la mitad de ambos. Allí tratan de diferentes maneras en la misma dirección. Afuera de esta intersección existen dos zonas grandes, donde cada uno de los métodos es responsable por si mismo.
Por dicha razón, estoy planeando para el año próximo un seminario para pacientes con un grave trauma, en el cual puedan aplicarse ambos métodos. En las mañanas se realizarán constelaciones con el grupo y cada tarde cada paciente recibe una sesión individual en SE. Ya tengo curiosidad por ver como ambos métodos fluyen y se complementan uno a otro.
Aquí no es cuestión de uno u otro, o constelación o trabajo con el trauma. En nuestro camino hacia una vida, amor y fuerza más profundos pertenecen ambos.
Soy conciente como constelador que la medida del bien y el mal que se observa en las constelaciones guarda especial relación con lo que yo puedo aceptar, y sólo eso.
Por eso recomiendo a cada constelador que expanda su capacidad de ver el mal en el mundo. Veo en el trabajo con el trauma una buena posibilidad.
Gracias al terapeuta de la polaridad y el trauma, Urs Honauer por sus valiosas inquietudes e iniciativas.
Literatura
Hellinger, Bert, Wo Ohnmacht Frieden stiftet. Familien-Stellen und Kurztherapien mit Opfern von Trauma, Schicksal und Schuld, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 2000
Levine, Peter, Trauma-Heilung. Das Erwachen des Tigers. Unsere Fähigkeit, traumatische Erfahrungen zu transformieren, Synthesis, Essen 1998 (traducido en español)
Levine, Peter, Trauma-Newsletter Nr. 1, 2002, herausgegeben vom Zentrum für Innere Ökologie, Zürich
Rothschild, Babette, Der Körper erinnert sich. Die Psychophysiologie des Traumas und der Traumabehandlung, Synthesis, Essen 2002
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Budismo zen y psicoanálisis II


                                                              EXTRACTOS DE “BUDISMO ZEN Y PSICOANÁLISIS”

                                                                                                     D. T. Suzuki y Erich Fromm


El método Zen consiste en penetrar directamente en el objeto mismo y verlo, como si dijéramos, desde dentro. Conocer la flor es convertirse en la flor, ser la flor, florecer como la flor, y gozar de la luz del sol y de la lluvia. Cuando se hace esto, la flor me habla y conozco todos sus secretos, todas sus alegrías, todos sus sufrimientos; es decir, toda su vida vibrando dentro de si misma. No solo eso: al lado de mi conocimiento de la flor, conozco todos los secretos del universo, lo que incluye todos los secretos de mi propio Yo. Al conocer la flor me conozco a mi mismo. Es decir, al perderme en la flor conozco mi Yo lo mismo que a la flor.

Llamo a este tipo de acercamiento a la realidad la manera Zen, la manera pre científica, meta científica o aun anticientífica. Esta manera de conocer o de ver la realidad puede llamarse también de conación o creadora. En tanto que la manera científica mata, asesina al objeto y, al diseccionar el cuerpo y reunir otra vez las partes, trata de reproducir el cuerpo vivo original, lo que es realmente un imposible, la manera Zen toma la vida tal como es vivida en vez de recortarla en pedacitos y de tratar de restaurarle la vida mediante la intelección o, por la abstracción, de pegar las piezas rotas. La manera Zen preserva la vida como vida; ninguna cuchilla quirúrgica la toca.

El poeta Zen canta:

Toda queda a su belleza natural,

Su piel está intacta,

Sus huesos son como son:

No hay necesidad de pinturas, de polvos de ningún tono.

Es como es, ni más ni menos,

Qué maravilloso!

Las ciencias se refieren a abstracciones y no hay actividad en ellas. El Zen se sumerge en la fuente de la creatividad y bebe toda la vida que hay en ella. Esta fuente es el Inconsciente del Zen.

La flor, sin embargo, es inconsciente de si misma. Soy yo quien la despierto del inconsciente.

No puedo determinar donde está precisamente el inconsciente. Está en mí? .O está en la flor? Quizá cuando pregunto .Donde? no está en ninguna parte. Si es así, déjenme estar en él y no decir nada.

Mientras que el científico mata, el artista trata de recrear. Sabe que la realidad no puede ser alcanzada mediante la disección. Por eso utiliza una tela y un pincel y trata de crear a partir de su inconsciente. Cuando este inconsciente se identifica sincera y auténticamente con el Inconsciente Cósmico, las creaciones del artista son auténticas. Ha creado realmente algo; su obra no es copia de nada; existe por derecho propio. Pinta una flor que, si florece de su inconsciente, es una nueva flor y no una imitación de la naturaleza.

El abad de cierto monasterio Zen quería que el techo del Salón Dharma fuera decorado con un dragón. Se pidió a un notable pintor que hiciera el trabajo. Aceptó, pero se lamentó de no haber visto nunca un verdadero dragón, si es que estos existían realmente. El abad le dijo: No le importe no haber visto a esa criatura. Conviértase en uno, transfórmese en un dragón viviente y píntelo. No trate de seguir el molde convencional. El artista preguntó: .Cómo puedo convertirme en dragón? Replicó el abad: Retírese a sus habitaciones privadas y concentre en eso toda su mente.

Llegará el momento en que sienta que debe pintarlo. Ese es el momento en que usted se habrá convertido en dragón y el dragón lo impulsará a darle una forma.

De paso, quiero referirme a otra historia del encuentro de un dragón con un pintor chino. Este pintor quería pintar un dragón pero, como nunca había visto uno vivo, añoraba una buena oportunidad. Un día un dragón auténtico se asomó por la ventana y dijo: Aquí estoy, píntame! El pintor se sorprendió tanto ante este visitante inesperado que se desmayó, en vez de mirarlo cuidadosamente. No pudo hacer ningún retrato de un dragón viviente.

Ver no es suficiente. El artista debe meterse en la cosa, sentirla interiormente y vivir él mismo su vida.

Se dice que Thoreau fue un naturalista mucho mejor que los profesionales. Lo mismo puede afirmarse de Goethe. Conocían a la naturaleza por ser capaces de vivirla. Los científicos la tratan objetivamente, es decir, superficialmente. Yo y Tu puede ser cierto, pero no podemos decirlo con certeza; porque tan pronto como lo decimos, Yo soy Tu y Tu eres Yo.

El dualismo puede sostenerse solo cuando se apoya en algo que no es dualista. La ciencia prospera con el dualismo; por eso, los científicos tratan de reducirlo todo a medidas cuantitativas. Para este fin inventan todo tipo de instrumentos mecánicos. La técnica es la clave de la cultura moderna. Todo lo que no pueda reducirse a la cuantificación es rechazado como no científico o como pre científico. Imponen una serie de reglas y todas las cosas que la eluden son descartadas como algo que no pertenece a su campo de estudio. Por finas que sean las mallas, mientras lo sean, algunas cosas se les escaparán sin duda y estas cosas, por tanto, no pueden ser medidas de ninguna manera. Las cantidades están destinadas a ser infinitas y las ciencias confesaran algún día su incapacidad para apresar la realidad.

El inconsciente está fuera del campo del estudio científico.

Por tanto, lo único que pueden hacer los científicos es señalar la existencia de ese campo. Y basta con que la ciencia haga esto.

El inconsciente es algo que debe sentirse, no en el sentido ordinario, sino en lo que yo llamaría el sentido más primario o fundamental.

Esto puede requerir una explicación. Cuando decimos: Siento la mesa dura, o Siento frío, este tipo de sensación pertenece al dominio de los sentidos, y puede distinguirse de sentidos tales como el del oído o la vista. Cuando decimos: Me siento solo” Me siento exaltado, esto es más general, más totalizador, más interior, pero pertenece aun al campo de la conciencia relativa.

Pero el sentimiento del inconsciente es mucho más básico, más primario, y señala la edad de la Inocencia, cuando todavía no se ha producido el despertar de la conciencia de la llamada Naturaleza caótica. La naturaleza, sin embargo, no es caótica porque nada caótico puede existir por si mismo. Es simplemente un concepto dado al campo que se niega a ser medido por las reglas ordinarias del raciocinio. La naturaleza es caótica en el sentido de que es una reserva de posibilidades infinitas. La conciencia que surge de este caos es algo superficial, que solo toca el margen de la realidad.

Nuestra conciencia no es sino una insignificante isla que flota en el Océano que rodea a la Tierra. Pero, a través de este pequeño fragmento de tierra podemos contemplar la inmensa extensión del inconsciente mismo; la sensación de esto es todo lo que podemos tener, pero este sentimiento no es algo pequeño, pues por él podemos lograr que nuestra existencia fragmentaria adquiera su pleno significado y así podemos tener la seguridad de que no vivimos en vano. La ciencia, por definición, nunca puede darnos la sensación de plena seguridad y falta de miedo que es el resultado de nuestra sensación del inconsciente.

No puede esperarse que todos seamos científicos, pero estamos constituidos de tal manera por la naturaleza que todos podemos ser artistas -no, por supuesto, artistas especializados, como pintores, escultores, músicos, poetas, etc., sino artistas de la vida. Esta profesión, artista de la vida, puede sonar a algo nuevo y muy raro, pero en realidad todos nacemos artistas de la vida y, sin saberlo, la mayoría de nosotros no logramos serlo y el resultado es que hacemos un desastre de nuestras vidas preguntando: Cuál es el sentido de la vida?, “No estamos frente a la nada absoluta?, .Adónde vamos después de vivir setenta y ocho o noventa anos? Nadie lo sabe, etc. Se me dice que la mayoría de los hombres y mujeres modernos están neuróticos por esta causa. Pero el hombre dedicado al Zen puede decirles que todos han olvidado que nacieron artistas, artistas creadores de vida y que, tan pronto como comprenden este hecho y esta verdad, se curarán de la neurosis o psicosis o como quiera que le llamen a su trastorno.

.Qué significa, pues, ser un artista de la vida?

Los artistas de cualquier tipo, hasta donde sabemos, tienen que usar uno u otro instrumento para expresarse, para mostrar su capacidad creadora en una u otra forma. El escultor tiene que tener piedra, madera o yeso y un cincel o algún otro instrumento para imprimir sus ideas sobre el material. Pero un artista de la vida no necesita salirse de si mismo. Todo el material, todos los implementos, toda la capacidad técnica que se requieren ordinariamente están dentro de él desde que nace, quizá aun antes de que sus padres le dieran la vida. Esto es extraño, extraordinario, exclamarán quizá ustedes. Pero si piensan por un tiempo en ello comprenderán, sin duda, lo que quiero decir. Si no, seré más explícito y les diré: el cuerpo, el cuerpo físico que todos tenemos, es el material, que corresponde a la tela del pintor, la madera, la piedra o el yeso del escultor, el violín o la flauta del músico, las cuerdas vocales del cantante. Y todo lo que se relaciona con el cuerpo, como las manos, los pies, el tronco del cuerpo, la cabeza, las vísceras, los nervios, las células, los pensamientos, los sentimientos, los sentidos -de hecho, todo lo que constituye la personalidad- es a la vez el material y los instrumentos con que la persona moldea su genio creador en la conducta, en la actitud y en todas las formas de acción, en la vida misma, en una palabra. Para una persona así, su vida refleja cada una de las imágenes que crea a partir de su fuente inextinguible del inconsciente. Para esa persona, cada uno de sus actos expresa originalidad, capacidad creadora, su personalidad viva. No hay en ello convencionalismo, conformidad, ni motivación inhibitoria. Se mueve como le place. Su conducta es como el viento que sopla donde quiere. No tiene un yo encasillado en su existencia fragmentaria, limitada, restringida, egocéntrica. Ha salido de su prisión.

 Uno de los grandes maestros Zen de la época Tang, dice: Un hombre que es dueño de si mismo, dondequiera que se encuentre, se comporta con fidelidad a si mismo. A este hombre es a quien yo llamo el verdadero artista de la vida. Su Yo ha tocado el inconsciente, la fuente de posibilidades infinitas. La suya es la no-conciencia.

Dice San Agustín: Ama a Dios y haz lo que quieras.Esto corresponde al poema de Bunan, el maestro Zen del siglo XVII:

Mientras vivas

sé un hombre muerto,

absolutamente muerto;

y actúa como quieras,

y todo está bien.

Amar a Dios es no tener yo, no tener conciencia, convertirse en un hombre muerto, liberarse de las motivaciones restrictivas de la conciencia. El Buenos días de este hombre carece de cualquier elemento humano de ningún tipo de interés creado. Se le habla y responde. Tiene hambre y come. Al parecer, es un hombre natural, que surge directamente de la naturaleza sin las ideologías complicadas del hombre moderno civilizado. Pero cuan rica es su vida interior! Porque está en comunión directa con el gran inconsciente.

 No sé si es correcto llamar a este tipo de inconsciente el Inconsciente Cósmico. La razón por la que me gusta llamarlo así es porque lo que generalmente llamamos el campo relativo de la conciencia, se desvanece en lo desconocido y este desconocido, una vez reconocido, entra en la conciencia ordinaria y pone en orden todas las complejidades que nos han venido atormentando en mayor o menor grado. Lo desconocido se relaciona así con nuestra conciencia y, en esa medida, desconocido

y conciencia deben ser de la misma naturaleza y compartir una comunicación mutua. Podemos afirmar así que nuestra limitada conciencia, en tanto que conocemos su limitación, nos conduce a todo tipo de preocupaciones, miedo, inestabilidad. Pero tan pronto como se descubre que nuestra conciencia surge de algo que, aunque no conocido de la manera que lo son las cosas relativas, está íntimamente relacionado con nosotros, se alivia todo tipo de tensión y quedamos en paz con nosotros mismos y con el mundo en general. ¿No podemos llamar a este desconocido el Inconsciente Cósmico o la fuente de infinita capacidad creadora por la que no solo los artistas de todo tipo nutren sus inspiraciones, sino aun nosotros, los seres ordinarios, podemos, cada uno de acuerdo con sus dotes naturales, convertir la vida en algo de auténtico arte?

La siguiente historia puede ilustrar en cierta medida lo que quiere decir al hablar de la transformación de nuestra vida diaria en algo artístico. Dogo, siglo VIII, fue un gran maestro Zen de la dinastía Tang. Tenía un joven discípulo que quería que le enseñara el Zen. Permaneció con el maestro durante algún tiempo pero no hubo ninguna enseñanza específica. Un día se acercó al maestro y le dijo: He estado contigo durante algún tiempo, pero no he recibido ninguna instrucción. Por qué? Te suplico tengas la bondad de aconsejarme. El maestro dijo: Pero si he venido instruyéndote en el Zen desde que viniste a verme! Protestó el discípulo: Dime por favor que instrucción fue esa. Cuando me ves por la mañana me saludas y yo te respondo. Cuando me traen la comida matutina la acepto agradecido. .Donde no señalo la esencia del espíritu? Al oír esto, el discípulo inclinó la cabeza y pareció absorto en descifrar el sentido de las palabras del maestro. Este le dijo entonces: Tan pronto como empiezas a pensar en eso, ya no está. Debes verlo inmediatamente, sin razonamiento, sin vacilación. Se cuenta que esto despertó al discípulo a la verdad del Zen.

La verdad del Zen, un poquito de esta verdad, es lo que convierte la propia vida sin alicientes, una vida de lugares comunes monótonos, incapaces de inspirar, en una vida de arte, plena de autentica capacidad creadora interior. Hay en todo esto algo que precede al estudio científico de la realidad, algo que no puede vaciarse en las mallas del aparato científicamente construido. El inconsciente en su sentido Zen es, sin duda, lo misterioso, lo desconocido, y por esta razón acientífico o pre científico. Pero esto no significa que este más allá del alcance de nuestra conciencia y sea algo con lo que nada tengamos que hacer. En realidad es, por el contrario, lo que nos resulta más íntimo y precisamente por esta intimidad, resulta difícil captarlo, de la misma manera que el ojo no puede verse a si mismo. Cobrar conciencia, pues, del inconsciente, requiere un entrenamiento especial por parte de la conciencia.

Etiológicamente, la conciencia fue despertada del inconsciente en algún momento del curso de la evolución. La naturaleza se abre camino sin conciencia de si misma y el hombre consciente surge de ella. La conciencia es un salto, pero el salto no puede significar una desconexión en sentido físico. Porque la conciencia está en constante, ininterrumpida comunión con el inconsciente. En verdad, la primera no funcionaría sin el último; perdería su base de operación. Esta es la razón por la que el Zen declara que el Tao es la conciencia de todos los días. Por Tao, el Zen se refiere por supuesto al inconsciente, que funciona siempre en nuestra conciencia.

El siguiente mondo (pregunta y respuesta) puede ayudarnos a entender algo del inconsciente del Zen. Cuando un monje preguntó a un maestro lo que quería decir la conciencia de todos los días, aquel respondió: Cuando tengo hambre, como; cuando estoy cansado, duermo. Estoy seguro que ustedes preguntarán: Si este es el inconsciente del que hablan ustedes, los que se dedican al Zen, como de algo muy misterioso y del mayor valor en la vida humana como agente transformador, no podernos evitar ponerlo en duda. Todos estos hechos inconscientes han sido relegados desde hace mucho tiempo a nuestro campo de reflejos instintivos de la conciencia, de acuerdo con el principio de la economía mental. Nos gustaría que el inconsciente estuviera relacionado con una función mucho más elevada de la mente, especialmente cuando, como en el caso de un espadachín, esto solo se alcanza después de largos años de esforzado adiestramiento. Por lo que a estos actos reflejos, como comer, beber, dormir, etc., se refiere, son compartidos por los animales inferiores así

como por los niños pequeños. Es indudable que el Zen no puede valorarlos como algo en lo que el hombre plenamente maduro tiene que tratar de encontrar un sentido.

Veamos si hay o no una diferencia esencial entre el inconsciente instintivo y el inconsciente altamente adiestrado. Bankei, uno de los grandes maestros japoneses modernos del Zen, acostumbraba enseñar la doctrina de lo Nonato. Para demostrar su idea señalaba hechos de nuestra experiencia diaria como oír a un pájaro gorjear, ver una flor que florece, etc., y decía que todos se deben a la presencia en nosotros de lo Nonato. Cualquiera que sea el satori  debe basarse en esta experiencia y en ninguna otra, concluía. Esto parece señalar superficialmente la identificación de nuestro dominio de los sentidos y lo Nonato tan metafísico. En cierto sentido, la identificación no es errónea, pero en otro sentido si lo es. Porque lo Nonato de Bankei es la raíz de todas las cosas e incluye no solo el dominio de los sentidos de nuestra experiencia diaria sino la totalidad de todas las realidades pasadas, presentes y futuras y llena el cosmos hasta el colmo de los diez cuartos. Nuestra conciencia de todos los días, nuestra experiencia diaria o nuestros actos instintivos, en tanto son considerados en si mismos, no tienen valor ni significación especiales. Los adquieren solo cuando se refieren a lo Nonato o lo que he llamado el Inconsciente Cósmico. Porque lo Nonato es la fuente de todas las posibilidades creadoras. Sucede que, cuando comemos no somos nosotros los que comemos sino lo Nonato; cuando dormimos, cansados, no somos nosotros los que dormimos sino lo Nonato. Mientras el inconsciente es instintivo, no va más allá del de los animales o los niños. No puede ser el del hombre maduro. Lo que pertenece a este ultimo es el inconsciente adiestrado en el que todas las experiencias conscientes por las que ha atravesarlo desde la infancia son incorporadas como constituyentes de todo su ser. Por esta razón, en el caso del espadachín, tan pronto como toma su espada, su destreza técnica, junto con su conciencia de toda la situación, retroceden a un segundo plano y su inconsciente adiestrado empieza a desempeñar su parte al máximo grado. La espada es manejada como si tuviera un alma.

Quizá podemos decir esto: el inconsciente en tanto que se relaciona con el dominio de los sentidos, es el resultado de un largo proceso de evolución en la historia cósmica de la vida y es compartido por igual por animales y niños. Pero a medida que el desarrollo intelectual se produce, cuando crecemos, el dominio de los sentidos es invadido por el entendimiento y se pierde la ingenuidad de la experiencia sensible. Cuando sonreímos, no es solo sonreír; se añade algo más. No comemos como lo hicimos en nuestra infancia; el comer se mezcla con la intelección. Y como todos advertimos esta invasión por el entendimiento o la mezcla con el entendimiento, los simples medios biológicos quedan contaminados por el interés egocéntrico. Esto significa que hay ahora un intruso en el inconsciente, que ya no puede moverse directa ni inmediatamente al campo de la conciencia y todos los actos que han sido relegados a funciones biológicamente  instintivas asumen ahora el papel de actos consciente e intelectualmente dirigidos.

Esta transformación es conocida como la pérdida de la inocencia o la adquisición del conocimiento según el mito bíblico. En el Zen y en el budismo en general, se llama la contaminación afectiva (klesha) o la interferencia de la conciencia con predominio de la intelección (vijnana). El Zen pide ahora al hombre maduro que se limpie de esta contaminación afectiva y que se libere de la interferencia intelectual consciente, si desea sinceramente realizar una vida de libertad y espontaneidad donde no puedan asaltarlo sentimientos perturbadores como el temor, la angustia o la inseguridad. Al realizarse esta liberación, el inconsciente adiestrado opera en el campo de la conciencia.

Entonces ya sabemos lo que es el Nonato de Bankei o la conciencia de todos los días del maestro chino del Zen. Estamos ahora listos para escuchar el consejo de Takuan a su discípulo el espadachín Yagyu Tajima-no-kami. El consejo de Takuan se refiere sobre todo a mantener la mente siempre en el estado de afluencia, pues dice que cuando se detiene en alguna parte esto significa que la afluencia se interrumpe y es esta interrupción la que resulta perjudicial para el bienestar de la mente. En el caso del espadachín, significa la muerte. El tinte afectivo oscurece el espejo del prajna (Sabiduría, comprensión) primario del hombre y la deliberación intelectual obstruye su actividad innata. Prajna, llamado por Takuan prajna inmóvil, es el factor que dirige todos nuestros movimientos, interiores y exteriores, y cuando es obstruido, la mente consciente se paraliza y la espada, sin tener en cuenta la actividad directiva innata, libre, espontánea del prajna inmóvil, que corresponde a nuestro inconsciente, empieza a obedecer la técnica conscientemente adquirida del arte. Prajna es el motor inmóvil que opera inconscientemente en el campo de la conciencia. Cuando el espadachín se enfrenta a su oponente, no debe pensar en el oponente, ni en si mismo ni en los movimientos de la espada de su enemigo. Simplemente debe estar ahi, con su espada, la cual, olvidando toda técnica, esta lista a seguir solo los dictados del inconsciente. El hombre se ha borrado como manejador de la espada. Cuando ataca, no es el hombre sino la espada en manos del inconsciente la que ataca.

Hay relatos en los que el hombre mismo no ha cobrado conciencia del hecho que ha abatido al opositor inconscientemente.

El funcionamiento del inconsciente es en muchos casos simplemente milagroso. Pondré un ejemplo: Los siete samuráis. En esta película japonesa se presenta una escena donde los samuráis sin empleo son sometidos a una prueba de su habilidad en el manejo de la espada. Esto es ficticio, pero no hay duda que todo se basa en hechos históricos. El jefe de la empresa inventó la forma por la que sería puesto a prueba cada espadachín. Situó a un joven de la aldea detrás de la entrada por la que deberían pasar todos los que entraran al edificio. Tan pronto como el samurai intentara pasar el umbral, el joven debía golpearlo súbitamente con un palo y ver cómo se comportaba el recién llegado.

El primero fue sorprendido y recibió el golpe del palo con toda su fuerza. No pasó la prueba. El segundo evadió el golpe y golpeó a su vez al joven. No se le consideró lo bastante bueno como para pasar la prueba. El tercero se detuvo en la puerta y le dijo a quien se ocultaba tras ella que no intentara un truco tan sucio con un guerrero tan experimentado. Porque éste percibió la presencia de un enemigo secreto adentro aun antes de ver al que estaba tan seguramente escondido. Esto se debía a la larga experiencia por la que había pasado este samurai en aquellos días turbulentos. Probó

ser así un candidato apto para la labor que había que realizar en la aldea.

Esta sensación de la existencia de un enemigo invisible parece haberse desarrollado entre los espadachines en un grado notable en aquellos días feudales, cuando el samurai tenía que estar sobre la alerta en cualquier posible situación que pudiera surgir en su vida cotidiana. Aun dormido estaba listo a enfrentarse a un acontecimiento imprevisto.

No sé si este sentido podría llamarse un sexto sentido o una especie de telepatía y, por tanto, ser un tema de la llamada parapsicología. Quiero mencionar cuando menos que los filósofos del arte de la espada atribuyen este sentido adquirido por el espadachín al funcionamiento del inconsciente, que se despierta cuando alcanza un estado de despersonalización, de no-conciencia. Dirían que cuando el hombre es adiestrado hasta alcanzar el más alto grado del arte, no tiene la conciencia relativa ordinaria con la que está envuelto en la lucha por la vida y la muerte, y que cuando su adiestramiento se pone en práctica, su mente es como un espejo en el que se refleja todo

pensamiento que pueda haber en la mente del opositor, y sabe de inmediato dónde y cómo atacar al oponente. (Para ser exactos, esto no es conocimiento sino una intuición que se realiza en el inconsciente). Su espada se mueve, como si dijéramos, por si misma, sobre un oponente que encuentra imposible la defensa porque la espada cae en el lugar donde el oponente no está en guardia. El inconsciente del espadachín es así, se dice, el resultado de la despersonalización que, de acuerdo con la Razón del Cielo y de la Tierra, abate todo lo que está en contra de esta Razón. La carrera o la batalla del arte de la espada, no es para el más rápido, el más fuerte o el más diestro, sino para aquel cuyo espíritu es puro y despersonalizado.

Que aceptemos o no esta interpretación es otro problema; el hecho es que el maestro posee lo que podemos designar como el inconsciente y que este estado anímico se alcanza cuando deja todo a algo que no es su conciencia relativa. Llamamos a esto algo o alguien; como está fuera del campo ordinario de la conciencia no tenemos palabra para designarlo salvo un nombre negativo, X, o el inconsciente. Lo desconocido, o X,  es demasiado vago y como se relaciona con la conciencia de tal manera que X se aprovecha de toda la habilidad técnica adquirida conscientemente, puede ser designada, no impropiamente, como el inconsciente.

.Cuál es la naturaleza de este inconsciente? .Está todavía dentro del campo de la psicología, aunque en el sentido más amplio del término? .Se relaciona de alguna manera con la fuente de todas las cosas, como la Razón del Cielo y la Tierra o con algún otro concepto que aparezca en la ontología de los pensadores orientales? .O debemos llamarlo el gran conocimiento perfecto del espejo (adarsanajnana), como lo llaman a veces los maestros zen?

El siguiente incidente, relatado por Yagyu Tajima-no-kami Munenori, un discípulo de Takuan, el maestro Zen, quizá no este relacionado directamente con el inconsciente descrito en la parte precedente de este ensayo. Una de las razones es que no se enfrenta realmente al enemigo. Pero quizá no sea indiferente para el psicólogo el descubrir que una facultad que puede ser llamada casi parapsíquica pueda desarrollarse mediante cierta forma de disciplina. Puedo añadir tal vez que el caso de Yagyu Tajima-no-kami no ha sido comprobado, por supuesto, de una manera científica. Pero hay varios de estos casos registrados en los anales del arte japonés de la esgrima y aun en nuestras experiencias modernas hay razón para creer en la probabilidad de esa intuición telepática, si bien que debo repetir que este tipo de fenómeno psicológico no tiene probablemente nada que ver con el inconsciente del que he estado hablando.

Yagyu Tajima-no-kami estaba en un día de primavera en su jardín admirando los cerezos en flor. Estaba, en apariencia, profundamente absorto en la contemplación. De repente sintió que un sakki  lo amenazaba por la espalda. (Sakki significa literalmente aire de asesinato. Es algo indescriptible, que solo se siente en el interior como si emanara de una persona o de un objeto. El sakki surge también de una persona que abriga oculta o manifiestamente la idea de matar a alguien. Este aire, según se dice, flota también sobre un destacamento de soldados con intenciones de atacar al enemigo).  Yagyu se dio vuelta, pero no vio cerca otro ser humano que el paje que generalmente sigue a su señor llevándole la espada. Yagyu no pudo determinar de qué fuente emanaba el sakki. Este hecho lo dejó considerablemente sorprendido. Porque había adquirido, después de un largo adiestramiento en el arte de la espada, una especie de sexto sentido por el que era capaz de advertir de inmediato la presencia del sakki. Pronto se retiró a su habitación y trató de resolver el problema, que le preocupaba mucho. Pues con anterioridad nunca había cometido un error al advertir y localizar claramente el origen del sakki al sentir su presencia. Parecía tan molesto consigo mismo que todos los miembros del séquito temían acercársele para preguntarle qué le pasaba. Por fin, uno de los servidores más viejos se le acercó para preguntarle si no se sentía enfermo y si no necesitaba alguna ayuda. Dijo el señor: No, no estoy enfermo. Pero he experimentado algo extraño cuando estaba en el jardín, algo que escapa a mi entendimiento. Estoy examinando la cuestión. Y le relató todo el incidente. Cuando los servidores se enteraron de ello, el paje que seguía al señor se acercó temblando e hizo su confesión: Cuando vi a su señoría tan absorto admirando los cerezos en flor, me asaltó la idea: Por diestro que sea nuestro señor en el uso de la espada, no podría probablemente defenderse si en este momento yo lo atacara de repente por la espalda. Es probable que este pensamiento secreto mío fuera sentido por el señor. Al confesar, el joven estaba dispuesto a ser castigado por el señor por su pensamiento indecoroso. Esto aclaró todo el misterio que había preocupado tanto a Yagyu; éste no estaba en ánimo de castigar al ingenuo y joven culpable. Le satisfizo advertir que su sensación no había errado.


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Las virtudes cardinales de un hombre dedicado al zen, o las seis paramitas son:


1. Dana (caridad)

2. Sila (preceptos)

3. Ksanti (humildad)

4. Virya (energía)

5. Dhyana (meditación)

6. Prajna (sabiduría)


1) La caridad, o donación, es dar para beneficio y bienestar de todos los seres,  cualquier cosa y todo lo que uno es capaz de dar: no solo bienes materiales, sino conocimiento, mundano así como religioso o espiritual. Estar dispuestos a dar inclusive su vida por salvar a los demás.


2) los Preceptos, dados por Buda, conducen a la vida moral. Tienden a mantener el orden de la fraternidad (sangha). La sangha es una sociedad modelo, cuyo ideal es conducir una vida pacifica, armoniosa.


3) La humildad significa atravesar pacientemente, o más bien con ecuanimidad, los actos de humillación. Como dice Confucio: “El hombre superior no debe guardar resentimientos ni aun cuando su trabajo o su mérito no sean reconocidos por otros.” Ningún devoto budista se sentiría humillado por no ser plenamente apreciado, ni aun por ser injustamente ignorado. Se mantendría paciente bajo cualquier condición desfavorable.


4) Energía: estar siempre dispuesto a realizar todo lo que está de acuerdo con el Dharma.


5) Meditación: conservar el propio estado de ánimo tranquilo en cualquier circunstancia, desfavorable o favorable, y no sentirse perturbado ni frustrado en absoluto, aun cuando se presenten, una tras otra, situaciones adversas. Esto requiere un gran entrenamiento.


6) No hay una palabra occidental correspondiente  a Prajna, aunque se traduce como sabiduría. Es la experiencia que un hombre tiene cuando siente, en un sentido más fundamental, la infinita totalidad de las cosas; es decir, hablando en términos psicológicos, cuando el ego finito, rompiendo su dura corteza, se refiere al infinito que envuelve todo lo finito y limitado y, por tanto, transitorio. Podemos tomar esta experiencia como algo semejante a una intuición totalizadora de algo que trasciende a todas nuestras experiencias particularizadas o específicas.


7) Ken chu to. El hombre que ha llegado a su destino; trabaja tan esforzadamente como siempre y permanece en este mundo entre sus semejantes. Sus actividades diarias no varían; lo que se modifica es su subjetividad. Su conducta exterior no significa mucho; está plenamente dedicado a su vida interior. Exteriormente puede vestir harapos y trabajar como un jornalero insignificante.


El zen puede aparecer ocasionalmente demasiado enigmático, críptico y lleno de contradicciones, pero es después de todo, una disciplina y enseñanza simples:


Hacer el bien,

Evitar el mal,

Purificar el propio corazón:

Este es el Camino de Buda.