Este es un espacio creado para compartir entre los alumnos de la Formación en Constelaciones Familiares que coordina la Lic. Felisa Chalcoff
domingo, 30 de junio de 2013
jueves, 27 de junio de 2013
domingo, 23 de junio de 2013
Obras de teatro recomendadas
La omisión de la familia Coleman
Claudio Tolcachir
El viento en un violin
Claudio Tolcachir
Tierra del fuego
Mario Diament
El Tinglado Teatro
Mario Bravo 948
Películas recomendadas
Si puó fare (Se puede hacer)
Giulio Manfredonia, 2008
Les dejo el enlace pero sólo la conseguí bajar en italiano. En Dropbox está subtitulada en castellano.
https://www.dropbox.com/s/5pnt8g4kov3t9c5/Si.Puo.Fare.2008.iTALiAN.DVDRip.XviD-SVD.avi
Le chiave di casa (Las llaves de casa)
Gianni Amelio, 2004
En italiano
http://www.cineblog01.net/le-chiavi-di-casa-2004/
Io sono Li (Soy Li)
Andrea Segre, 2011
Subtitulado en italiano
http://www.cineblog01.net/io-sono-li-2011/
Ser digno de ser
Radu Mihaileanu, 2005
http://www.youtube.com/watch?v=NpZxzgXXws4
Infancia clandestina
Benjamín Ávila, 2012
http://peliculashoy.com/infancia-clandestina-pelicula-completa.html
The reader (El lector)
Stephen Daldry, 2008
http://www.youtube.com/watch?v=Ik1R4cqSWwA
Un Buda
Diego Rafecas, 2005
https://www.youtube.com/watch?v=w534IShr9Rc
Te doy mis ojos
Iciar Bollain, 2003
http://tu.tv/videos/te-doy-mis-ojos-pelicula-completa
Giulio Manfredonia, 2008
Les dejo el enlace pero sólo la conseguí bajar en italiano. En Dropbox está subtitulada en castellano.
https://www.dropbox.com/s/5pnt8g4kov3t9c5/Si.Puo.Fare.2008.iTALiAN.DVDRip.XviD-SVD.avi
Le chiave di casa (Las llaves de casa)
Gianni Amelio, 2004
En italiano
http://www.cineblog01.net/le-chiavi-di-casa-2004/
Io sono Li (Soy Li)
Andrea Segre, 2011
Subtitulado en italiano
http://www.cineblog01.net/io-sono-li-2011/
Ser digno de ser
Radu Mihaileanu, 2005
http://www.youtube.com/watch?v=NpZxzgXXws4
Infancia clandestina
Benjamín Ávila, 2012
http://peliculashoy.com/infancia-clandestina-pelicula-completa.html
The reader (El lector)
Stephen Daldry, 2008
http://www.youtube.com/watch?v=Ik1R4cqSWwA
Un Buda
Diego Rafecas, 2005
https://www.youtube.com/watch?v=w534IShr9Rc
Te doy mis ojos
Iciar Bollain, 2003
http://tu.tv/videos/te-doy-mis-ojos-pelicula-completa
viernes, 21 de junio de 2013
Algunas sugerencias de cómo llevar una constelación
(ALGUNAS.) Tiiu Bolzman
En
principio hay que lograr un ambiente de confianza, agradable, puede ser
presentándonos y agregando cuales son las expectativas del taller o decir cómo
se encuentran cada uno en este momento, también es posible relatar algo personal de
cómo fue nuestra historia con las constelaciones, hacer un trabajo de
respiración y conexión con nuestras percepciones, etc.
1.- Preguntar quiénes vienen a constelar y pedirles que le pongan un
título o un resumen a su problema y chequear con nuestra sensación y
experiencia a quien hacer pasar primero.
Es recomendable aclarar que el tema debe ser
realmente deseado por el cliente y no solo un tema de curiosidad. Decírselo
para que entienda de qué se trata; cuando el quantum de angustia sea muy alto
es preferible postergarlo si hay otros para constelar hasta que se calme, y
pueda percibir lo que ocurre en realidad a su alrededor.
Lo
mas lógico es que el cliente quiera relatar todo el panorama con sus
conclusiones ya incorporadas por eso se recomienda cortarla para no condicionar
a nadie y expresarle que en Constelaciones. Es mejor menos que más.
2.-
Escuchar atentamente el relato y los comentarios que aporte en la constelación
y chequear si son reales o no. Se le pide que elija a quienes van a representar
y que los guíe dentro del espacio o escena siguiendo su intuición, tomándolos
de los hombros para ubicarlos. Pedirle a cada uno de los representantes que registren lo
que sienten en ese lugar; preguntarles cómo se sienten en ese lugar. Es
importante, antes de cambiar algo, preguntarle al paciente si esa escena le
parece familiar, que le está diciendo, escuchar lo que nos dice el
cliente. Es muy bueno para nosotros, consteladores, la escena ya que empezamos a “ver”
si hay algo disfuncional, desequilibrado y comentarlo para chequear.
3.-NO
APURARSE ni en sacar conclusiones , ni en el tiempo que se les da a los
participantes a sentir y tampoco en sacarlos de un lugar aunque estén incómodos
aun si lo piden o manifiestan hasta estar seguros, pidiéndoles que aguanten un
poco mas hasta que se aclare la situación y mostrando si es necesario esta
particularidad.
4.-Si
en el relato hay un fuerte sentimiento (miedo, desconfianza, angustia
in específica, secreto, etc.) poner en la escena al representante y el
sentimiento a ver qué pasa , y preguntarle qué generó, si es masculino o femenino tiene ese sentimiento y
a quien representa (padre, madre, etc.).
5.- Chequear con el paciente cada tanto si lo que sucede le resuena y observar sus
reacciones y gestos, así como los de cada uno de los representantes y decirlo en voz
alta.
6.-
Animarse a conectarte con lo que está pasando y lo que me está pasando.
7.-
Comentar y señalar lo que está ocurriendo en la escena, son datos: el
movimiento, acercamiento, posiciones, cambios de actitud, crispamiento, miradas
de amor u odio etc.
8.-
cuando la escena es muy estática chequear si no hay un secreto, o cuando el o
los representantes no dejan de mirar al suelo si hay alguna muerte en la
familia, (abortos, crímenes, etc.).
9.-
Brindar mucho cuidado al paciente aun en circunstancias desfavorables por sus
actitudes pasadas o presentes.
10.-
Casi siempre poner a los padres en la escena, y ver posición, actitud,
sentires, etc. de ellos con el cliente y viceversa.
11.-
El sistema NO ES PARA CULPAR SINO SIEMPRE PARA ALIVIAR, nosotros terapeutas no tenemos que hacer alianzas, Y NO CREER QUE
VAMOS A CURAR EL SISTEMA.
12.- Es muy importante ver
el desequilibrio en las
parejas y qué papel juegan los hijos en ella, y en qué posición está con
respecto a los padres y de éstos con ellos (releer el capítulo de ordenes de
equilibrio de Hellinger).
13.- Cuando hay culpas, diferenciarla de responsabilidad para
que el cliente pueda reparar o exigir una reparación, hay que hacerse cargo de
la reparación si es posible y en caso de no,
aceptar lo que ha pasado y seguir para adelante
14.- Y lo más importante: no olvidarse del EXCLUIDO, es la clave,
quererlo, rescatarlo, incluirlo, integrarlo es la única forma de lograr alivio
en el sistema.
CONSTELACIONES CON SÍNTOMAS.
STEPHAN HAUSNER
-- 5 / 09 / 03 (Parque Japonés)
¿Cuáles son los
síntomas más importantes?
Según la imagen
que surge, se constela. Se puede demostrar que la enfermedad comienza donde una
persona ha quedado excluida de un sistema. Con la sintomatología se puede
recordar y cuando sale la dinámica a la luz los síntomas pueden retirarse. Por
ejemplo, un tratamiento homeopático va bien pero falta algo; ergo, constela. Y
luego ya no hace falta la consulta.
Traer la sombra a la luz.
Pero ¿cómo?
No importa
tanto. ¿Qué sentido tiene tal síntoma? La relación entre la gravedad de la
enfermedad siempre está conectada con las relaciones familiares. Siempre preguntar.
Por la sintomatología se puede deducir lo que pasa en la familia.
Ej. artritis, artrosis: limita el movimiento, retiene a alguien del sistema aunque se sienta atraído por irse; también evita acercamientos al padre o madre, ayuda a resistir. Puede denotar el anhelo de acercarse a un padre o madre perdidos tempranamente y el miedo al dolor que conlleva esa pérdida.
Ej. artritis, artrosis: limita el movimiento, retiene a alguien del sistema aunque se sienta atraído por irse; también evita acercamientos al padre o madre, ayuda a resistir. Puede denotar el anhelo de acercarse a un padre o madre perdidos tempranamente y el miedo al dolor que conlleva esa pérdida.
La lectura de
la sintomatología (que no es lectura automática) se une con las dinámicas del
sistema familiar. En el sistema, ¿dónde hay una fuerza atada para impedir la
solución? Y ¿cómo tansformar esa fuerza? Generalmente es necesario unir a la
persona con los padres, los abuelos, bisabuelos y entonces la fuerza fluye y
encuentra su camino. El problema deja de tener un solo foco.
En otro nivel,
no importa tanto la salud del paciente como descubrir dónde está la atadura y liberarla para la salud, o la terapia
o el tratamiento.
Alguien
argumenta el posible motivo del cáncer de su hermana y quiere constelar. S.H.
le pregunta para qué quiere constelar. El cliente dice:
-
Para limpiar el sistema.
Desde ese lugar
no se puede constelar porque la persona está buscando un error en el sistema
que ha llevado a alguien a la enfermedad y es un intento de manejar lo
inmanejable. También por sentir, el que constela, que él no tiene error y que
está por encima.
Lo más difícil
para S.H. es trabajar desde el abordaje de soltar al paciente y a la vez, por
ser médico, sentir que debe cumplir su juramento hipocrático. Y si no lo fuera,
también porque tiene que ayudar al otro, impedir que le pase algo malo
(cultural).
¿De qué manera se ve afectada el alma por este abordaje? ¿En qué se involucra? Es un conflicto muy grande.
Es preciso sintonizar con cualquier destino porque la intuición está dirigida hacia la plenitud y no hacia la sabiduría. La intuición sólo afecta si todo puede ser; si no, es manipulación.
¿De qué manera se ve afectada el alma por este abordaje? ¿En qué se involucra? Es un conflicto muy grande.
Es preciso sintonizar con cualquier destino porque la intuición está dirigida hacia la plenitud y no hacia la sabiduría. La intuición sólo afecta si todo puede ser; si no, es manipulación.
Ej.
Si desde el
barranco quiero aterrizar justo sobre la pila de estiércol, tengo una
posibilidad entre cien. Si suelto la intuición, no caeré allí; pero si creo
saber con la intuición, allí me clavaré.
La constelación
no es importante. Pero tiene ventajas:
1) Yo sospecho
"x" y la constelación me lo puede corroborar.
2) El paciente
puede ver algo y no creerme a mí.
Muchos que
aprenden este método ponen demasiadas expectativas en la constelación porque
imaginan que pueden limpiar el sistema, ordenarlo, arreglar lo que pasó
cincuenta años atrás. Entonces, ¿para qué será bueno este método?
La solución está en una actitud básica hacia lo
esencial de la vida. Cuando durante las constelaciones podemos confiar en estos
movimientos, surge lo esencial.
¿Quién ata?
¿Qué actitud básica crea libertad no sólo para el que constela? En realidad, no
sabemos qué constelamos: ponemos vivos, muertos, pero ¿qué pasa ahí? No
sabemos, pero recibimos imágenes e información que ayudan al trabajo con el
paciente, ayudan a encontrar lo que él necesita si se hace con sensibilidad.
A veces, un paciente constela para ayudar a su sistema pero no cambia nada en su dinámica. Cuando queremos arreglar algo para el sistema hay que encontrar las actitudes básicas. La solución en este sentido es liberarse para el próximo paso y nada más.
A veces, un paciente constela para ayudar a su sistema pero no cambia nada en su dinámica. Cuando queremos arreglar algo para el sistema hay que encontrar las actitudes básicas. La solución en este sentido es liberarse para el próximo paso y nada más.
CONSTELACIÓN
Para constelar,
es importante ponerse en sintonía con el paciente y hacer una imagen de la
dinámica. Luego verificar la imagen. También percibir lo que nos muestra.
(El paciente
que está constelando hace un movimiento que le llama la atención a S.H., quien
cree no saber si el paciente quiere la solución que él le puede mostrar).
S.H. ¿Estás
enojado?
Pac. Siempre.
Pero no sé con quién.
Detrás de la rabia hay dolor. Detrás del dolor, nostalgia. Buscar con qué no está en sintonía y ver cómo llevarlo a sintonizar con lo que necesita. Y nada más. Lo que sobra, quita.
Detrás de la rabia hay dolor. Detrás del dolor, nostalgia. Buscar con qué no está en sintonía y ver cómo llevarlo a sintonizar con lo que necesita. Y nada más. Lo que sobra, quita.
Si hay demás,
le quita fuerza al que recibe.
Para el que
constela:
Ø
Si el abuelo tiene su lugar, los
hijos van a tener un padre.
Ø
Cuidado si pienso y creo que por
todo lo que pasó antes yo estoy acá y así: LA IMPLICANCIA NO LIBERA DE LA
RESPONSABILIDAD.
Ø
Si dice "gracias" a su
mujer, los hijos pueden verlo como a un padre.
Para el
constelador:
Ø
Siempre es preferible focalizar en
el paciente y sus hijos: hacer lo menos posible.
Ø
Cuando la energía se va, trabajo más
rápido (?)
Ø
Cuando se piensa que ya no puede
hacerse nada (y se aguanta la tentación de interferir) aparece la solución.
SÁBADO
Confiar en las
fuerzas autosanadoras: la gripe tratada con médico tarda una semana en irse;
sin hacer nada, ocho días.
Estadísticamente,
aumentan las remisiones. ¿Por dónde viene este fenómeno?
S.H. ha
entrevistado a autosanados: un obrero del ferrocarril con cáncer de hígado y
operación recomendada. Lo abrieron y vieron metástasis general. No había nada
que hacer. Volvió con su familia, revisó su vida y una noche llamó a todos para
arreglar su herencia. Les dijo a su mujer e hijos (...)
y tuvo un circuito eléctrico en su cuerpo, como una descarga, y murieron
sus células cancerígenas. Los médicos no saben explicarlo.
Bert Hellinger nos da una imagen cuando dice que llegó a estar en sintonía con su pasado, su vida actual y su futuro. Esto es lo que experimentamos en este trabajo: la fuerza para la sanación viene desde la sintonía con la propia vida (pasado, presente y futuro). A veces hay un obstáculo, tal vez nuestra propia experiencia, un trauma, una pérdida insoportable o un movimiento temprano interrumpido hacia los padres. Caminamos al revés con ayuda, enfrentamos esta situación de nuevo y entramos en conciencia con lo que fue. Entonces asumimos los hechos de nuestra vida, los acontecimientos del sistema que afectan nuestra vida tal como fueron. Y eso es estar en sintonía con nuestra historia familiar.
Bert Hellinger nos da una imagen cuando dice que llegó a estar en sintonía con su pasado, su vida actual y su futuro. Esto es lo que experimentamos en este trabajo: la fuerza para la sanación viene desde la sintonía con la propia vida (pasado, presente y futuro). A veces hay un obstáculo, tal vez nuestra propia experiencia, un trauma, una pérdida insoportable o un movimiento temprano interrumpido hacia los padres. Caminamos al revés con ayuda, enfrentamos esta situación de nuevo y entramos en conciencia con lo que fue. Entonces asumimos los hechos de nuestra vida, los acontecimientos del sistema que afectan nuestra vida tal como fueron. Y eso es estar en sintonía con nuestra historia familiar.
Ej. Una pareja
anterior en nuestros padres. Un hijo de la relación posterior se identifica con
la pareja anterior del padre y siente igual que esa persona y actúa igual. Y
cuando una hija representa a la pareja anterior del padre se convierte en su
amante virtual y compite con su madre. No puede unir lo que ve con lo que
siente. ¿Cómo tomará su vida? ¿Cómo estará en sintonía con sus padres? Traer
estas implicancias a la luz para que la hija pueda tomar a sus padres. Si lo
que pasó antes no tiene su lugar y su honra, surge una y otra vez. Uno es
llevado a situaciones específicas en la vida que pueden ir convirtiéndose en
patrones, recordados a través de sintomatologías: LOS SÍNTOMAS RECUERDAN
HECHOS.
CONSTELACIÓN
Ej. Hija con
estreñimiento intestinal.
La hija no está en sintonía con el movimiento
profundo de la madre. Y el movimiento profundo de la madre es que se quiere ir,
se quiere morir. La hija no puede dejarla ir y lo expresa con el cuerpo.
La solución
sería asumir el movimiento de la madre:
"Querida
mamá, aunque te vayas, siempre vas a ser mi madre. Estoy de acuerdo con tu
destino. Lo que fuera que te ate, lo respeto. Hacia donde te sientas atraída,
estoy de acuerdo. Con amor."
CONSTELACIÓN
Al lado del
paciente, S.H. espera y crea campo.
Los hijos
siempre son amables, porque todo lo hacen por amor, también los problemas. A
más grandes problemas, más grande amor. La mayoría están enojados con ellos
mismos más que con sus padres.
Este paciente
vive en pareja con una mujer y tienen un hijo de 5 años. Ella no quiere
casarse. Si no está segura, no puede querer.
Tiene mucha
bronca anterior con sus padres, ahora mejor.
Está parado y
se bambolea, tironeado y sin sentido definido. La soberbia, ¿es la culpa por
haberse salvado?
El dolor sana
el alma. Pero si no se le hace lugar al dolor, no te deja tomar. Hay tantos
hechos traumáticos en una familia y él lleva todo en su cuerpo, necesita todo
el tiempo, si no, no se puede trabajar. Se abre tanto que hay que dar tiempo
para que cierren las heridas. Aguantar el tiempo porque al estar en contacto
consigo mismo le da espacio a su dolor y en ese contexto se constituye, donde
el dolor tiene lugar. Si un miembro del sistema está sobrecargado de dolor se
van repitiendo los movimientos y entonces los demás miembros también se sienten
sobrecargados. La reacción dura, hay que darle espacio y tiempo.
El enojo es más
fácil que el dolor. Cuando se pone más difícil puede aumentar el contacto:
después del dolor viene la paz y se siente corporalmente. Entonces ya es
suficiente.
(Los
representantes que después necesiten decir algo sobre su rol, pueden hacerlo.
Pero también pueden quedar con su experiencia en silencio y aprender de su
representación porque por algo experimentaron lo que experimentaron.)
Constelar es entregarse con el corazón a lo que va
pasando. Y dejar que el movimiento surja.
Lo que mueve al
individuo es su profundidad, siempre es un amor profundo y si se lo mira a los
ojos, nada malo puedo decir sobre él. Puedo hablar mal de una persona cuando no
estoy en contacto con ella. Cuando la miro a los ojos reconozco que todo lo que
hace está movido por un amor muy profundo y no puedo juzgarla. Amor que enferma
y amor que sana, porque detrás de cada enfermedad hay un amor muy profundo. De
esta manera hay un amor que enferma que por regla general no está en contacto.
Ej. Una persona
pierde asu madre o a su padre tempranamente. En la profundidad de su alma
anhela estar con ellos. Este movimiento lo lleva afuera de la vida y se
enferma. Causa: su amor por los padres. Resultado: hay un punto en que este
hijo está feliz cuando se enferma y esto dificulta al médico su trabajo. El
paciente se cierra contra el médico o su ayuda. Este amor lleva a la enfermedad
y no lleva al contacto. Si el hijo mirara a su padre o madre a los ojos,
reconocería que lo aman y reconocería este amor, sería un amor sanador. A los
padres perdidos no les podría decir "Quiero estar contigo" o "Te
sigo en la muerte". Crece el hijo, se hace adulto, se casa y tiene hijos.
Estos hijos sienten otra vez el anhelo de sus padres por sus padres y es
inclinado a decir "Mejor yo que tú".
La dinámica de
enfermedades graves consiste en hacer algo en lugar de otro. Tampoco hay
contacto. Si mirara a los ojos a ese otro no podría sostener ese sentimiento.
Otro ejemplo en
enfermedades graves: expiación por una culpa. La expiación tampoco se contacta
con aquellos por los que se siente culpa porque ellos no aprovechan la
expiación. Siempre detrás hay amor
profundo, pero hay que llevarlo a un contacto. Este es el trabajo de fondo.
A propósito de
algunas constelaciones:
Ø La verdad
reconocida es fuerza pura. Lo que afecta es la realidad y no lo que uno desea.
Lo esencial está visto.
Ø ¿Qué habría
dicho o cómo hubiera reaccionado Jesús si cuando le dijo a un rengo: "Tira
tu bastón y anda" el rengo le hubiera contestado: "Esto yo no lo
hago". Probablemente Jesús se hubiera callado un poco y luego hubiera
dicho: "Tal vez este da más honra al Padre (a Dios) que yo."
Ø Sólo el que
está en sintonía con su pasado tiene futuro.
Ø Condición
básica para el trabajo de constelaciones: ir
con el movimiento del paciente.
(Cuenta un ejemplo) En un taller sobre "El cuerpo como un campo de luchas étnicas" constela una mujer con cáncer. Su padre era un oficial de la SS. Su enfermedad, sin embargo, no tenía que ver con eso, no hubo fuerza en la constelación para ese movimiento sino que hubo un movimiento hacia la madre y dejé aparte la otra dinámica. Alguien del público preguntó por qué no trabajaba con el tema del padre, ya que respondía al título del taller. Pero si así lo hacía, hubiese puesto la mirada en la temática y descuidaba al paciente, la sacrificaba al tema.
Si el constelador no sigue el movimiento del paciente convierte la constelación en una demostración de algo. Y molestaría la energía. Una cosa esencial que aprendí con B.H. fue cuando él contó una experiencia en Sudáfrica, cuando otro sacerdote le dijo: " Tené bien claro en tu vida qué es más importante, si tus ideas o la gente. Si estás dispuesto a sacrificar tus ideas en beneficio de la gente."
Cada terapeuta debe decidir a quién sacrifica, si su método a sus pacientes o a la inversa. S.H. reconoce la valentía del que constela para dejar participar a tantos en su dolor, en su conflicto. Merece todo el respeto. Del respeto se toma la fuerza, se recuerda algo olvidado o se da un paso hacia una solución.
(Cuenta un ejemplo) En un taller sobre "El cuerpo como un campo de luchas étnicas" constela una mujer con cáncer. Su padre era un oficial de la SS. Su enfermedad, sin embargo, no tenía que ver con eso, no hubo fuerza en la constelación para ese movimiento sino que hubo un movimiento hacia la madre y dejé aparte la otra dinámica. Alguien del público preguntó por qué no trabajaba con el tema del padre, ya que respondía al título del taller. Pero si así lo hacía, hubiese puesto la mirada en la temática y descuidaba al paciente, la sacrificaba al tema.
Si el constelador no sigue el movimiento del paciente convierte la constelación en una demostración de algo. Y molestaría la energía. Una cosa esencial que aprendí con B.H. fue cuando él contó una experiencia en Sudáfrica, cuando otro sacerdote le dijo: " Tené bien claro en tu vida qué es más importante, si tus ideas o la gente. Si estás dispuesto a sacrificar tus ideas en beneficio de la gente."
Cada terapeuta debe decidir a quién sacrifica, si su método a sus pacientes o a la inversa. S.H. reconoce la valentía del que constela para dejar participar a tantos en su dolor, en su conflicto. Merece todo el respeto. Del respeto se toma la fuerza, se recuerda algo olvidado o se da un paso hacia una solución.
Ø Mientras se
mueve algo, uno vive. La enfermedad comienza donde hay una discrepancia entre
los movimientos del alma y las imaginaciones y deseos del yo.
Con la ayuda de este trabajo parece que podemos entrar en esto y hacer movimientos más en profundidad. Por lo general, estas imágenes que se muestran hablan del alma de la persona que muchas veces no se anima a verlas. A menudo son pensamientos e imaginaciones sobre lo que es correcto o incorrecto, que siguen molestando.
Con la ayuda de este trabajo parece que podemos entrar en esto y hacer movimientos más en profundidad. Por lo general, estas imágenes que se muestran hablan del alma de la persona que muchas veces no se anima a verlas. A menudo son pensamientos e imaginaciones sobre lo que es correcto o incorrecto, que siguen molestando.
Ø Lo sanador de
este trabajo es que el individuo entra otra vez en contacto con los movimientos
más profundos y aprovecha ese saber inconsciente suyo más profundo. De esta
manera se muestra que la sanación se logra a través de la sintonía con los
movimientos profundos.
A veces significa renunciar a la cercanía o a la intimidad. Cada solución tiene su precio. Muchos se sienten íntimamente unidos en el problema, mientras que en la solución están solos. Es un paso difícil pero imprescindible. Si uno lo logra, tiene el regalo de la plenitud sin esa intimidad.
A veces significa renunciar a la cercanía o a la intimidad. Cada solución tiene su precio. Muchos se sienten íntimamente unidos en el problema, mientras que en la solución están solos. Es un paso difícil pero imprescindible. Si uno lo logra, tiene el regalo de la plenitud sin esa intimidad.
Ø Si el paciente
no reconoce su malestar, es el médico quien se siente mal. Cuando lo hace, al
médico se le restituye la fuerza. También es un sistema de roles.
Ø Estar en
sintonía con la muerte de los antecesores (o de los que sean). ACEPTAR.
En esta constelación S.H. pasa muchísimo tiempo ¿creando campo, sintonizando? La paciente se pone mal y nerviosa si la mira. Pero si mira a sus abuelos se tranquiliza. Falta aceptar la vida y la muerte de sus abuelos. Pasan 45 minutos y recién entonces la mujer afloja el llanto. "Está bloqueada por el dolor, totalmente estúpida. No debo decir más. Es lo máximo posible. La implicancia no le quita responsabilidad."
En esta constelación S.H. pasa muchísimo tiempo ¿creando campo, sintonizando? La paciente se pone mal y nerviosa si la mira. Pero si mira a sus abuelos se tranquiliza. Falta aceptar la vida y la muerte de sus abuelos. Pasan 45 minutos y recién entonces la mujer afloja el llanto. "Está bloqueada por el dolor, totalmente estúpida. No debo decir más. Es lo máximo posible. La implicancia no le quita responsabilidad."
Ø Confío en que
el paciente aguante la solución. Con esta actitud le doy mi mayor respeto.
Ø Constelación
con un hombre y su hígado (cáncer). Primero fueron problemas lumbares, luego
hepatitis y después cáncer. La rabia o el enojo hacia un padre / madre muertos
pueden ser una forma de duelo.
Reemplaza al representante por el paciente, que queda frente a su hígado, que deviene en padre.
"Querido papá, me faltas mucho." (¿Tal vez se enferma para irse con él?)
Abrazo, llanto, respira profundo con la boca abierta. S.H. agrega abuelo y bisabuelo. El paciente mira a los que tiene detrás, todos ligados entre sí. El abuelo le acaricia la cabeza, conmovido. El padre mira al abuelo:
"Papá, mirá, este es mi hijo." (Ojo, cadena de reconocimientos. Si todos nos vamos aceptando, no hay traumas.) S.H. pone a la madre y al padre detrás del paciente. El padre le pone la mano en el hígado. Si es el padre, no le puede hacer mal.
Si uno toma a sus antecesores con todo lo que son, nada puede faltarle.
Reemplaza al representante por el paciente, que queda frente a su hígado, que deviene en padre.
"Querido papá, me faltas mucho." (¿Tal vez se enferma para irse con él?)
Abrazo, llanto, respira profundo con la boca abierta. S.H. agrega abuelo y bisabuelo. El paciente mira a los que tiene detrás, todos ligados entre sí. El abuelo le acaricia la cabeza, conmovido. El padre mira al abuelo:
"Papá, mirá, este es mi hijo." (Ojo, cadena de reconocimientos. Si todos nos vamos aceptando, no hay traumas.) S.H. pone a la madre y al padre detrás del paciente. El padre le pone la mano en el hígado. Si es el padre, no le puede hacer mal.
Si uno toma a sus antecesores con todo lo que son, nada puede faltarle.
Ø Paciente con
asma, que implica dificultad para entregarse a la madre. El dolor y la
enfermedad testimonian y hacen presente la implicancia en el sistema.
"Fijate
qué imagen interna te tranquiliza. Tenés en vos lo que creés que está
afuera."
ALGUNAS
REFLEXIONES FINALES DE S. HAUSNER
Algunas de las
primeras preguntas que desde este método se hace un terapeuta son:
¿Quién falta?¿Quién está excluido?¿A quién hay que
integrar?
A veces es una
persona. También puede ser el destino de una persona que se excluye. O alguien
pone a un miembro del sistema como héroe y puede ser una forma de exclusión. El
amor no puede fluir y no hay intercambio.
Un buen
ejercicio consiste en mirar cada uno a su familia, imaginarse a todos los que
lo anteceden y sentir a quién tiene cerca y a quién lejos. A cuál destino asume
fácilmente y con cuál tiene dificultad. Y dar vuelta las cosas para buscar
soluciones: los que no tuvieron lugar, lo tienen;a los destinos con los que no
pudo sintonizar, los acepta tal como fueron, con todo su dolor.
Así podremos sentir a cada persona en nuestro corazón y sentirnos redondos, sanos, completos. En esto consiste el profundo secreto del trabajo de constelaciones. No se trata de más. La dificultad en muchos pacientes consiste en no poder tomar la solución porque sienten que en la solución hay deslealtad de alguien.
La tarea del terapeuta es presentar la solución de manera que el paciente la pueda tomar. Tener astucia, saber hacer el truco. La actividad básica para que lo logre es estar en sintonía con el destino, es propiciar que se una con los destinos más difíciles, que les dé lugar. La tarea para que los pacientes confíen en él y se abran consiste en estar en esa sintonía, libre de juicios sobre ellos. Aquellos a quienes buscamos son los que el paciente no puede tomar en su corazón. Cuando el terapeuta logra estar en sintonía, los pacientes vienen solos hacia él y no tiene nada que hacer.
Esta actitud básica no requiere saber demasiado, va más allá de esos contenidos. Cuando nos entregamos a esto y cuando deducimos, podemos reconocer que todos los movimientos que se muestran desde la profundidad están llevados por el amor y toman caminos que no entendemos ni podemos captar.
Así podremos sentir a cada persona en nuestro corazón y sentirnos redondos, sanos, completos. En esto consiste el profundo secreto del trabajo de constelaciones. No se trata de más. La dificultad en muchos pacientes consiste en no poder tomar la solución porque sienten que en la solución hay deslealtad de alguien.
La tarea del terapeuta es presentar la solución de manera que el paciente la pueda tomar. Tener astucia, saber hacer el truco. La actividad básica para que lo logre es estar en sintonía con el destino, es propiciar que se una con los destinos más difíciles, que les dé lugar. La tarea para que los pacientes confíen en él y se abran consiste en estar en esa sintonía, libre de juicios sobre ellos. Aquellos a quienes buscamos son los que el paciente no puede tomar en su corazón. Cuando el terapeuta logra estar en sintonía, los pacientes vienen solos hacia él y no tiene nada que hacer.
Esta actitud básica no requiere saber demasiado, va más allá de esos contenidos. Cuando nos entregamos a esto y cuando deducimos, podemos reconocer que todos los movimientos que se muestran desde la profundidad están llevados por el amor y toman caminos que no entendemos ni podemos captar.
Renunciar a entender y abrirse al amor que afecta en
la profundidad.
DE LAS VÍCTIMAS
Y LOS VICTIMARIOS
Cuando alguien
muere por mano de otro, ya sea por un descuido o intencionalmente, entre esos
dos hay un profundo vínculo. Ellos pueden encontrar paz cuando pueden estar
juntos, cuando el victimario encuentra su lugar al lado de la víctima y lo
puede mirar a los ojos. También le ocurre lo mismo a la víctima cuando le deja
lugar a su lado.
Los demás deben respetar este vínculo, retirarse y no juzgar. Entonces, el movimiento va hacia el reconocimiento del vínculo y ambos tienen su lugar en ese vínculo que se construyó reconocido.
Cuando hay victimarios en una familia y no se los reconoce, uno de los posteriores será víctima. Si un victimario está excluido, un posterior se va a identificar con ese excluido.
Los demás deben respetar este vínculo, retirarse y no juzgar. Entonces, el movimiento va hacia el reconocimiento del vínculo y ambos tienen su lugar en ese vínculo que se construyó reconocido.
Cuando hay victimarios en una familia y no se los reconoce, uno de los posteriores será víctima. Si un victimario está excluido, un posterior se va a identificar con ese excluido.
Selección de contenidos y redacción: Teresa
Briozzo
Marzo de 2004.
Recopilación Hellinger
Dame la mano, mi vida
“Là ci darem la mano” (Dame la mano, mi
vida) es la invitación que Don Juan formula a una hermosa dama en la ópera “Don
Giovanni” de Mozart y sigue cantando: “Acompáñame a mi castillo”.
De la misma manera nuestra vida
nos espera como una hermosa dama en plena flor, espera a que, deseosos, le
tendamos la mano, que la llevemos con nosotros a nuestro castillo y con ella
celebremos una fiesta de amor. Con ojos que brillan y con anhelo caliente.
Nuestra vida nos ha tendido esa
mano esperando que la tomemos, esperando que la tomemos con fuerza, que la
tomemos para siempre, que la tomemos con amor.
¿Cómo celebramos con ella
nuestra fiesta de amor? Prestamos atención a su murmullo en nuestra sangre,
escuchamos los latidos de su corazón, sentimos su calor en nuestra piel y
percibimos su perpetuo anhelo por el aire, por el agua, por el alimento para
que se mantenga viva, y sentimos su anhelo por esas ganas gracias a las cuales
continúa.
Nuestra vida espera las
aventuras del amor con pasión, preparada para atreverse al máximo por ellas,
más y más y más. Espera al “Sí” decisivo dirigido a ella, un “Sí” indisoluble.
La Vida nos ha dado este “Sí”
desde el comienzo. Está en nosotros decirle “Sí” a ella del mismo modo, que la
amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todos nuestros
sentidos y con toda la fuerza.
Hay algo más. Rilke formula la
pregunta: “¿Quién la vive, a la vida? ¿La vives tú Dios, a la vida?” ¿La
vivimos nosotros porque otra fuerza la vive? ¿Ella nos ha tendido su mano? ¿Nos
lleva a su lecho, a sus ganas, a sus aventuras, nos pone a su servicio?
¿Vivimos nosotros el gran anhelo de ella?
¿Cómo vivimos la vida de ella
en nosotros? La vivimos con devoción, con entrega, cuidadosamente, sostenidos
por ella, guiados por ella, llevados por ella, llevados hacia todas las otras
vidas en las que ella también vive. A través de ella nos volvemos uno con todo
lo que tiene vida, con un cálido amor, nos volvemos uno con el amor de Dios.
Las nuevas Constelaciones
Familiares:
Caminar con el espíritu
Introducción: El amor
del espíritu
Les doy una cordial bienvenida
a este curso de un día en un marco íntimo – eso también tiene una gran ventaja.
Aquí se trata, tal como lo anunciamos, acerca de las nuevas Constelaciones
Familiares. ¿Qué significa eso?
Nuevo es más grande y más
amplio. ¿Qué es más grande y más amplio en esto? El amor es más grande y más
amplio. Aquí se trata de un amor que supera los límites que generalmente le
ponemos a ese amor. Ese es el nivel del espíritu.
Lo que eso significa
exactamente lo iremos viendo en detalle. Pero aquí lo explico brevemente para
aquellos para los que esto es nuevo.
Los límites
del amor
Nuestro amor está limitado por
nuestros sentimientos de inocencia y culpa. Toda persona que se siente
inocente, excluye a alguien. Dado que se siente mejor, excluye a alguien.
Sentimos la inocencia con una conciencia tranquila o buena. Es decir entonces
que es nuestra buena conciencia la que acota nuestro amor.
Todo Occidente estaba atrapado
por la conciencia hasta que llegué yo. Lo digo así porque fui yo el que
reconocí que la conciencia es la causa de todos los grandes conflictos. Todos
los grandes conflictos son llevados adelante con una conciencia tranquila o
buena. Llegó hasta tal punto que se describió a la conciencia como la voz de
Dios en el alma, la voz a la cual había que obedecer incondicionalmente.
¿Qué significa seguir u
obedecer a la conciencia? A menudo significa luchar contra otros. Aquel que
obedece a la conciencia tiene un concepto de Dios, en cuyo nombre lucha, con la
conciencia tranquila, en contra de otros que tienen un Dios diferente. Lo digo
de manera un tanto recia, pero eso es lo que se pone de manifiesto.
A través de las nuevas
Constelaciones Familiares hemos podido ver que hay un movimiento del espíritu
que une aquello que estaba separado, de manera que las diferenciaciones entre
mejor y peor desaparecen, al igual que entre bueno y malo.
Aquí se muestra el amor más
grande que asiente a todo tal como es, en concordancia con aquellas fuerzas que
son las que realmente rigen al mundo.
En la práctica ahora veremos
cómo funciona y hasta qué punto llega. Es decir que yo ahora trabajo
individualmente con personas que quieren trabajar conmigo y lo muestro y
demuestro. Luego lo explico y sigo guiando en este camino del amor puro. El
gran amor es un amor puro sin Yo, porque abarca a todo de la misma manera,
inclusive a nosotros mismos. Todo comienza con la relación con la madre
Después de la constelación de
una mujer que decía estar enamorada y que tenía miedo
Esa fue una lección de amor, un
amor muy sencillo. El amor es muy sencillo. Sólo es necesario ir hacia alguien,
eso es todo.
Una de las comprensiones
fundamentales que constituyen la base de esta nueva forma de las Constelaciones
Familiares es: Todo comienza con la
madre. Allí donde se logra la relación con la madre, se logra también todo lo
demás.
Hay ciertos obstáculos que se
oponen a eso. Aquí pudimos verlo. No es que, por así decirlo, nos podemos
decidir a amar a nuestra madre. En caso de ese tipo de decisiones es similar a
lo del humor. El humor es cuando uno, a pesar de todo, ríe. Ese tipo de
decisión no sirve.
Cuando se logra la relación con
la madre es un regalo del espíritu. Aquí fue un regalo que se haya logrado el
movimiento amoroso hacia la madre. Se pudo lograr porque yo sigo ciertas
comprensiones que aquí cumplen un rol. Por ejemplo, que la madre debe ser
sostenida por su propia madre. Que el problema puede extenderse a la generación
anterior. Por ese motivo aquí tampoco hay reproches y deseos, por ejemplo que
la madre sea diferente a como es. Como madre fue perfecta.
A la clienta: Cuando te
miramos vemos que tu madre logró todo lo esencial. En ese sentido fue perfecta.
Hay mucho que se opone a la
relación con la madre, más adelante nos iremos enterando.
Meditación:
Nuestra madre
Cerremos los ojos. Nos
entregamos al movimiento hacia nuestra madre tal como es. El regalo más grande,
nuestra vida, lo obtenemos a través de esa madre, sólo a través de ella. A
través de ella Dios nos creó. Lo voy a decir con toda claridad. No hay ser
humano que sea creado directamente por Dios, cada uno lo es sólo a través de su
madre y de su padre. Lo creativo, esa fuerza creadora, se manifiesta de forma
muy concreta. No es necesario que la busquemos en otro lugar. Está directamente
delante de nosotros. Somos recibidos por esa fuerza con brazos maternales. Así
soltamos para ese amor, para ese regalo.
Es una gran felicidad encontrar
el camino a la madre. ¿Qué se hace con esa felicidad? La disfrutamos –
inmediatamente.
Vida y muerte
Después de la constelación de
una mujer que sufre de bulimia
En el fondo se trata de dos
movimientos en este trabajo. Uno de los movimiento tira hacia abajo, hacia la
muerte. El otro tira hacia arriba. Allí está la vida y está el amor.
También eso que tira hacia
abajo es amor, pero un amor ciego. En el caso de muchos hijos podemos ver que
sienten la atracción hacia abajo porque se hacen cargo de algo de los padres. De
esa forma quedan implicados o enredados en algo que no les pertenece. Le
pertenece a los padres.
Ahora el gran arte y el gran
logro del individuo es soltar ese movimiento que lo tira hacia abajo y hacia la
muerte, ese movimiento que también lo tira a vivir algo ajeno como si fuera
algo propio. Soltar ese movimiento y pasar al movimiento que se dirige hacia
arriba, hacia ese otro amor. Para ello hay que tener en cuenta una serie de
cosas. Esto también forma parte de mis comprensiones fundamentales que hacen
posible esta nueva forma de las Constelaciones Familiares.
El sentimiento de culpa
¿Cómo sucede que alguien es
atraído hacia abajo, hacia la muerte? A menudo por un sentimiento de culpa.
Muchas veces la atracción hacia abajo proviene de un sentimiento de culpa. El
sentimiento de culpa se da en primer lugar cuando queremos quitarnos de encima
algo que nos pertenece. Por ejemplo, cuando pretendemos más de la vida de lo
que estamos dispuestos a conceder a otros. O sea cuando decimos: “Yo tengo permiso
para vivir y tú no”, tal como lo vemos en un aborto, por ejemplo. Ese es un
ejemplo extremo de eso. Pero lo vemos en muchos movimientos de la familia de la
misma manera.
Es decir, me arrogo un derecho
que a otros niego. Después me siento culpable, no siempre de forma consciente.
Sin embargo, hay una instancia en el alma que lo percibe de inmediato y que
reacciona acorde. Es la segunda conciencia, la conciencia inconsciente. Que esa
conciencia existe es una de mis comprensiones importantes.
Movimientos de conciencia hacia la muerte
Existe la conciencia que
sentimos. La sentimos como culpa e inocencia. Esta conciencia tiene que ver con
el vínculo con nuestra familia. Detrás de esta conciencia hay una conciencia
inconsciente que obedece a dos leyes fundamentales.
La primera ley fundamental es:
Todo aquel que pertenece tiene el mismo derecho de pertenencia. Es decir que en
una familia cada uno tiene el mismo derecho a estar y a vivir. Allí donde este
derecho es denegado, aquellos que lo negaron, son atraídos por aquellos a los
cuales se lo negaron. O sea que son atraídos hacia la muerte.
Eso se manifiesta en
comportamientos diversos. Por ejemplo, cuando una persona causa accidentes, o
cuando se enferma, o incluso cuando se suicida.
Cuando un hijo percibe ese
movimiento en su madre o su padre, tal vez diga: “Yo me hago cargo en tu
lugar.” Entonces el hijo es tomado por ese movimiento hacia la muerte
haciéndose cargo de la culpa por esa negativa.
Eso se manifiesta en
situaciones variadas. En el caso de anorexia, por ejemplo, y de manera oculta
en la bulimia. También se demuestra en enfermedades de los hijos, en sus
dificultades y en accidentes. Los hijos lo hacen por amor. Es ese amor ciego
que lleva a la muerte.
Una vez que comprendemos eso se
trata de animarnos a ser llevados por el otro movimiento, aquel que nos conduce
del movimiento hacia abajo al movimiento hacia arriba. Ese es el otro amor. Ese
amor es un movimiento del espíritu.
Caminar con el espíritu
Esta nueva forma de constelar
se llama “caminar con el espíritu”. “Caminar con el espíritu” significa que
seguimos un movimiento de amor hacia todos en la misma medida. Esa es la
diferencia. Ese es el gran amor amplio hacia todos por igual.
Cuando pasamos a ese amor, nos
liberamos del amor estrecho que nos lleva a la muerte, porque en ese nivel
podemos soltarnos de nuestra familia. Pero no rechazándola, sino sintiéndonos
amados por igual en ese mismo nivel, junto con todos aquellos que pertenecen a
nosotros. En ese nivel la culpa no tiene un espacio.
La expiación
En ese nivel también dejan de
existir los movimientos que buscan saldar una deuda. Por ejemplo a través de
una expiación. Todos esos son movimientos hacia la muerte. Expiar siempre
significa: Yo me provoco algo a mí y también hago algo a otros. Cuando dejamos
atrás esos movimientos logramos pasarnos a ese otro nivel amplio en el cuál
todo lo que es está bien para nosotros. Por ese motivo en ese nivel tampoco nos
preocupamos, ni por nosotros ni por otros.
Meditación: Mirar a la felicidad
Ahora volvemos a cerrar los
ojos. Nos vamos a nuestra alma. Al mismo tiempo nos vemos a nosotros mismos
desde cierta distancia. Es decir que al mismo tiempo somos un observador y
alguien que es observado, las dos cosas simultáneamente. Nos observamos desde
cierta distancia y vemos hacia dónde se mueve esa persona que vemos delante de
nosotros. Por ejemplo, hacia dónde es atraída. Miramos hacia el lugar que la
atrae y vemos lo que ocurre allí, qué movimiento le responde. Luego dejamos a que
la persona que es atraída hacia abajo mire hacia arriba, hacia una luz que se
encuentra a lo lejos, a algo amplio, liberador – a la felicidad.
Luego de un rato: ¿Cómo se
sienten? Caminar con el espíritu tiene algo de liberador y hermoso. Y es tan
sencillo. La desgracia es complicada. La felicidad es sencilla.
Qué hay que
tener en cuenta en adopciones
HELLINGER: Me enteré que entre
los participantes hay varios que pertenecen a puestos públicos relacionados con
la infancia y la juventud. Tal vez debería decir algo acerca de la adopción – y
cómo tratarla.
Nada de
piedad para con los padres
Lo primero es: no tener lástima
a los padres. Eso es lo primero. Nada de lástima para con la pobre madre,
aunque tenga tan sólo 14 años de edad – pero piedad con el hijo. Eso es lo
primero. Evitar por todos los medios invertir los roles, que los grandes puedan
hacer de pequeños y que los pequeños, que no pueden defenderse, tengan que
hacerse cargo de todo. De esa forma el ayudador está fortalecido, tiene el
orden correcto en su alma.
No hay vuelta
atrás
Lo segundo es que algunos
consideran que más adelante algo podría ser reparado. Como si el hijo pudiera
encontrar una vez más el camino hacia sus padres y ellos lo pudieran recibir.
Sobre todo el hijo es el que a menudo tiene esa esperanza. Los padres no lo
harán.
Imaginémonos: los padres han
entregado al hijo en adopción. Se lo querían sacar de encima – para siempre. Si
el hijo luego vuelve a ellos, ¿cómo reaccionarán? Con culpa, naturalmente. Entonces
ya no hay llegada. Eso ya no puede ser reparado. La entrega de un hijo no puede
ser reparada. Lo que vale para el hijo es asentir realmente a eso que fue. Los
padres lo han entregado – para siempre. Eso es como un aborto, puede ser
comparado con eso.
Y ahora el hijo dice: “Si,
estoy de acuerdo. Ahora renuncio a ustedes para siempre”. Eso es doloroso. Y
luego el hijo logra la fuerza.
A un hijo adoptivo: Y sin
embargo tienes la vida gracias a ellos. Al mirarte: Deben haber sido padres
hermosos. Tú tienes todo, tienes lo esencial. Pero seguir con vida sólo te fue
posible a través de los padres adoptivos. Ahora tú puedes unirte a ellos,
realmente con amor. Ellos te han mantenido con vida.
Lo que también es importante:
un hijo así está enojado con sus verdaderos padres porque lo han abandonado.
Internamente está enojado con ellos. A menudo ese enojo es transferido a los
padres adoptivos. De alguna manera es como querer proteger a sus padres, y
ahora los padres adoptivos reciben aquello que en realidad está dirigido a los
padres.
A ese hijo adoptivo: ¿Tu caso
fue así? Entonces ahora puedes reparar algo y decir a tus padres adoptivos que
ahora tomas agradecido lo que ellos te han dado. Que reconoces lo grande que es
aquello que ellos han hecho por ti. De esa manera ellos se alegrarán y dirán:
Está bien, te lo hemos dado con gusto.
Eso es lo que debemos tener en
cuenta en este contexto. Por eso no sirve si ahora uno intenta regresar el hijo
a sus padres. No obstante es importante para el hijo haber visto a sus padres.
Es decir, si eso fuese posible realmente sería muy lindo.
Ejemplo
Doy un ejemplo. Me escribió un
sacerdote diciendo que había una mujer que se volvió esquizofrénica y la hija
tuvo que ser entregada a una familia de crianza. Luego la madre sanó y quería
que le devolvieran a su hija.
La pregunta de él era: ¿Qué
debe hacerse? Yo le dije que la niña debe quedarse con sus padres de crianza.
La madre le puede decir: Ahora estoy otra vez disponible para ti. Ahora puedes
venir a verme en cualquier momento, pero te dejo con tus padres de crianza que
te cuidaron mientras yo estaba enferma. De esa forma la hija puede ir y venir.
Puede ir y venir entre su madre y sus padres de crianza. Pero la madre ya no se
la puede quitar a los padres de crianza. Eso ya no puede ser. Ese sería el
orden aquí.
Situaciones de
emergencia
MUJER: También sucede que las
autoridades encargadas deben quitar a los hijos en situaciones de
emergencia que ocurren en las familias. En el caso de niños pequeños entonces
van a familias de crianza, pero en general en primer lugar a lugares de
cuidados transitorios. Muchas veces luego se da que no es posible activar a los
padres, una vez que el hijo ya no está, como para que se sigan ocupando. ¿En
casos así vale lo mismo?
HELLINGER: Sí.
MUJER: ¿Eso significaría que,
suponiendo que no se logre en el plazo de 3, 4, ó 5 meses, se debería tratar de
encontrar de todas maneras una familia fija?
HELLINGER: Sí.
Ejemplo
Una vez di un curso para madres
de comunidades de niños entregados por situaciones de emergencia. Una de esas
madres también había sido dada de niña. En el grupo tenía a un niño cuya madre
lo había entregado a la organización y ahora la madre deseaba que se le
devuelva a su hijo.
Configuramos el caso y pedimos
que la madre responsable por el niño en la organización representara a ese
niño. Estaban ubicados: a la izquierda la madre responsable por el niño en la
comunidad, a la derecha la madre biológica – y el hijo entre ellas. En el alma
del niño tuvo lugar una enorme lucha por dirigirse hacia una o hacia otra.
Durante un largo rato se sintió tironeado para aquí y para allá. Luego se
colocó al lado de la madre que lo cuidaba en la comunidad. Y ese era el lugar
adecuado.
Hogares de niños
MUJER: ¿Eso significaría, entonces,
que para niños que han pasado largo tiempo en un hogar no habría una real
vuelta atrás por la culpa?
HELLINGER: En el caso de los
hogares no estoy tan seguro, ahí no estoy tan seguro. A veces un internado es
bueno porque al niño se le quita una carga. Puede regresar en cualquier
momento. En el caso de los hogares es diferente.
MUJER: ¿Depende del lugar?
HELLINGER: También depende de
toda la situación. Hoy día hay muchas personas que consideran que un hogar es
una cosa muy terrible. Yo pasé cinco años en un internado, yo me sentía
liberado. Los hogares pueden realmente estar orgullosos por lo que hacen. Para
muchos niños son como un internado.
La prioridad
MUJER: Yo tengo una pregunta
con relación a la elección de padres adoptivos cuando se trata de un caso en el
que los niños repentinamente quedan huérfanos y los abuelos se ofrecen para
adoptarlos. ¿Deberían ser considerados con prioridad? ¿O debería intentarse
encontrar los padres adoptivos más convenientes para ellos?
HELLINGER: Al niño se lo deja
en la familia. Ese es el principio fundamental. En una situación así en la
familia los primeros serían los abuelos. No hay nadie que pueda ser mejor para
un niño que ellos. Entonces, en una situación así estarían primero los abuelos
y luego los tíos y las tías. Únicamente si no hubiera nadie de la familia para
los huérfanos, se trataría de encontrar a alguien en otro lugar. Ese es el
principio fundamental: En la medida de lo posible se permite que el niño
permanezca dentro de la familia, dentro del clan.
MUJER: ¿También en el caso de
que esos abuelos tal vez hayan participado de alguna manera en la muerte, por
ejemplo de la madre?
HELLINGER: ¿Qué significa aquí
haber participado?
MUJER: ¿Es decir cuando ellos
no han fortalecido y capacitado a su hija como para poder mantenerse viva?
HELLINGER: Esas son
interpretaciones del peor tipo. Jamás se debe atribuir a alguien ese tipo de
cosas. Si los abuelos quieren hacerse cargo del niño ese es el mejor lugar para
él. También hay que tener en cuenta que el niño siente una profunda lealtad
para con su familia. Desea permanecer en su familia. También desea quedarse con
padres malos – incluso con aquellos que lo golpean. El niño quiere quedarse con
ellos. Si se lo quita a los padres considerando que en otro lugar estaría mejor
cuidado, el niño se castigará. Debemos ser muy cuidadosos en eso, debemos
acompañar el alma del niño. Debemos respetar su lealtad y su amor. Si hacemos
eso, se puede desplegar. Cuando uno saca al niño de su familia a la fuerza
siguiendo puntos de vista externos, para el niño es muy duro.
Niños de
países lejanos
Es duro cuando uno adopta niños
de países lejanos. Es mejor para el niño morir allí. Muchas veces es mejor para
el niño morir allí. Está implicado en su destino. A menudo uno considera que
debe intervenir en el destino de un niño, que entonces estaría mejor. Debemos
ser sumamente cuidadosos en eso. Por supuesto que hay excepciones, no quiero
generalizarlo.
¿Qué padres
adoptivos?
En la elección de padres
adoptivos vale que aquellos que tienen hijos son mejores que aquellos que no
tienen hijos. Pero eso de todas formas es del conocimiento de las
organizaciones encargadas, no es necesario que yo se los diga. Porque de otra
forma el niño es un reemplazo – y eso tampoco es bueno. Pero si los padres
adoptivos son movidos desde el corazón, porque quieren ayudar a un niño –
entonces está bien. Sin embargo, si sólo por no poder tener hijos ellos buscan
tener uno para sí, en ese caso no es bueno. Sin embargo, es posible que ese tipo
de padres también deseen hacer algo por el niño, en ese caso es diferente. Eso
aquí desempeña un papel importante.
La jerarquía
MUJER: ¿Por favor puedes decir
algo con relación a la actitud conveniente de los padres adoptivos con relación
a los padres verdaderos?
HELLINGER: Los padres adoptivos
se deben considerar representantes de los padres biológicos y deben respetar a
esos padres. Solamente si respetan a esos padres, pueden respetar al niño.
Deben amar a los padres tal como son, de esa forma pueden también amar al niño.
Si se colocan por encima de los padres, el niño se vengará diciendo: “Ustedes
no son mejores que mis padres.”
Ejemplo
Hace muchos años, en los
Estados Unidos de Norteamérica, asistí a un curso de análisis transaccional. La
mujer que lo dirigía era una sacerdote. Había adoptado cuatro niños y tenía
varios hijos propios. Uno de los niños había sido adoptado a los 6 ó 7 años de
edad y tenía a toda la familia en vilo. Era, como se dice comúnmente, un
psicópata, una descripción terrible. Era un pobre niño.
Después de varios años ella le
dijo al niño: “Puedes hacer lo que quieres, aquí yo sigo siendo tu madre”. Ahí
el niño se quebró y dijo: “Mamá, durante tantos años quise que tu fueras como
mi mamá – ahora abandono esa idea”. Su madre era esquizofrénica. Eso muestra la
lealtad profunda de esos niños.
Pensamiento con relación a las
Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo de Rilke
Comentario preliminar
En mis viajes me ha acompañado,
durante muchos años, un pequeño libro con las Elegías del Duino y los Sonetos a
Orfeo de Rilke. Los leí una y otra vez – para mí son inagotables. También he
reflexionado acerca de ellos y he anotado esos pensamientos. Aquí algunos de
ellos.
Las Elegías
del Duino
En las Elegías del Duino y los
Sonetos a Orfeo se abre paso poderosamente la experiencia existencial de Rilke
y nos arrastra, si nos abrimos a ella, a acompañar el sentido de esa
experiencia. Porque esos grandes himnos brotaron de él después de haber
enmudecido casi durante muchos años y después de haber tenido que dejar
totalmente su voluntad primordial y su misión, comprendida anteriormente como
tarea. Por ese motivo, el torbellino que lo arrastró a completar las elegías y
a escribir inesperadamente los poemas de los sonetos no fue tampoco un
torbellino dirigido expresamente a él. Aquí estaba obrando algo más poderoso
que importa también a nosotros y que busca conducirnos a experiencias similares
y comprensiones similares y que tiene la capacidad de guiarnos.
A continuación me refiero a algunos
de los niveles de experiencia a los que también nosotros tenemos acceso,
consciente de que en última instancia siguen siendo insondables, tal como Rilke
lo consideraba para sí mismo. Sólo quiero mostrar contextos que hacen más fácil
dar cabida a estos grandes himnos, sin pretender sondearlos realmente.
Las Elegías del Duino y los
Sonetos a Orfeo son una unidad, ya que brotaron de Rilke en el mismo
torbellino. Por esa razón es posible, a veces, pasar fluidamente de las Elegías
a los Sonetos y viceversa. Porque en estos dos grandes ciclos se trata más de
la experiencia existencial que aflora vibrante en el canto y no tanto de cada
poema individualmente. Su cantar es nuestra existencia, entramada en surgir y
perecer y así transformándola hacia esto último.
Al quebrarse el árbol de júbilo
para Rilke, recién fueron posibles las Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo.
En esos poemas Rilke camina tanto entre los vivos como entre los muertos y, con
profundo asentimiento, incluye a esos dos ámbitos en su cantar. Renuncia al
júbilo más allá de lo humano, por ejemplo al júbilo por el ángel, y al escuchar
lo que el aire susurra, vacío de toda intención, simplemente está.
La Primera Elegía
¿QUIÉN, si yo gritara me
escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aún si de repente
algún ángel
me apretara contra su corazón,
me suprimiría
su existencia más fuerte. Pues
la belleza no es nada
sino el principio de lo
terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo
admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos. Todo
ángel es terrible.
Así que me contengo, y me ahogo
el clamor de la garganta
tenebrosa. Ay, ¿quién de veras
podría ayudarnos? No
los ángeles, no los hombres, y
ya saben los astutos
animales que no nos sentimos
muy seguros en casa,
dentro del mundo interpretado.
Nos queda quizás
algún árbol en la loma, al cual
mirar todos los días;
nos queda la calle de ayer y la
demorada lealtad
de una costumbre, a la que le
gustamos, y permaneció,
y no se fue.
Oh, y la noche, y la noche,
cuando el viento
lleno de espacio cósmico nos
roe la cara:
¿Para quién no permanecería
aquélla, la anhelada,
la tierna desengañadora, ahí,
dolorosamente próxima
al corazón solitario? ¿Es más
suave con los amantes?
Ay, ellos sólo se ocultan uno a
otro su suerte.
¿Todavía no lo sabes? Arroja el
espacio que abarquen
tus brazos hacia los espacios
que respiramos; quizá
los pájaros sientan en aire
ensanchado con un vuelo
más íntimo.
Sí, las primaveras de veras te
necesitaban. Varias
estrellas te pedían que las rastrearas.
Se alzaba
en el pasado una ola hacia ti,
o cuando pasabas
por una ventana abierta, se te
entregaba un violín.
Todo esto era una misión, ¿pero
fuiste capaz de cumplirla?
¿No estabas siempre distraído
por la esperanza, como
si todo ello te anunciara una
amada? (¿Dónde intentas
alojarla, si en ti los grandes
pensamientos extraños
entran y salen, y con
frecuencia se quedan durante la noche?)
Pero si sientes anhelos, canta
pues a las amantes; no es
en absoluto, suficientemente
inmortal su famoso
sentimiento. Aquéllas que casi
envidias, las abandonadas,
las encuentras mucho más
amantes que las saciadas.
Empieza siempre de nuevo la
alabanza siempre inalcanzable.
Piensa: el héroe sigue en pie,
aun el ocaso fue para él
sólo un pretexto para ser: su
último nacimiento.
Pero a las amantes la exhausta
naturaleza las recoge
en su seno, como si no hubiera
fuerzas para lograr esto
dos veces. ¿Has pensado lo
suficiente en Gaspara Stampa,
y lo que puede sentir cualquier
chica a quien el amado
abandonó, frente a tan elevado
ejemplo de mujer amante:
¿Llegaré a ser como ella?
¿Estos, los más antiguos
dolores, no deberán, por fin,
darnos fruto? ¿No es
tiempo ya de que, al amar, nos
liberemos del amado y,
temblorosos, resistamos, como
la flecha resiste al arco,
para ser, unidos en el salto,
algo más que la sola
flecha? Porque el permanecer
está en ninguna parte.
Voces, voces. Corazón mío,
escucha, como sólo los santos
escuchaban: la enorme llamada
los alzaba del suelo;
pero ellos seguían de rodillas,
de modo imposible,
sin darse cuenta: de tal manera
escuchaban. No
que pudieras soportar la voz de
Dios, lejos de eso, pero
escucha el soplo, la noticia
incesante que se forma
del silencio. Murmura hasta ti
desde aquellos que han
muerto jóvenes. ¡Acaso su
destino no se dirigió siempre
tranquilamente a ti, en Roma y
Nápoles, cuando entrabas
en alguna iglesia? ¿O una
inscripción sublime se grababa
para ti, como hace poco la
lápida de Santa María Formosa?
¿Qué quieren de mí? Debo
apartar en silencio
la apariencia de injusticia que
a veces estorba un poco
el puro movimiento de sus
espíritus.
Realmente es extraño ya no
habitar la tierra,
Ya no ejercitar las costumbres
apenas aprendidas;
a las rosas, y a otras cosas
particularmente promisorias,
ya no darles el significado del
futuro humano; ya no ser
aquél que uno fue en
interminables manos angustiadas
y hasta hacer a un lado el
propio nombre, como un juguete
roto. Extraño, ya no seguir
deseando los deseos. Extraño,
ver todo lo que tenía sus
propias relaciones, aletear
tan suelto en el espacio. Y
estar muerto es doloroso,
y lleno de recuperación, de
modo que uno rastree
lentamente un poco de
eternidad. Pero todos los vivos
cometen el mismo error de
diferenciar demasiado
tajantemente. Los ángeles (se
dice) con frecuencia no
sabrían si andan entre los
vivos o entre los muertos.
La corriente eterna arrastra
siempre consigo todas
las edades a través de las dos
zonas y atruena sobre ambas.
Finalmente ya no nos necesitan,
los que partieron
temprano, uno se desteta
dulcemente de lo terrestre, como
uno se emancipa con ternura de
los senos de la madre.
Pero nosotros, que necesitamos
tan grandes secretos,
nosotros que tan frecuentemente
obtenemos del duelo
progresos dichosos, ¿podríamos
existir sin ellos?
¿Es inútil el mito de que, en
la antigüedad, durante
las lamentaciones fúnebres por
Linos,
una atrevida música primitiva
se abrió paso en la árida materia
inerte; y entonces, por primera
vez, en el espacio
sobresaltado, en el que un
muchacho divino de pronto
se perdió para siempre, el
vacío produjo esa vibración
que ahora nos entusiasma y nos
consuela y ayuda?
(Versión en español de José
Joaquín Blanco)
Reflexión posterior
Al final de la feroz
comprensión hacia nuestra existencia para Rilke no cabe duda que no podemos ni
debemos escapar a la tierra y a sus leyes, por ejemplo dirigiéndonos más allá
de ella a los ángeles para intentar, con su ayuda, violentar los límites de la
existencia terrenal. Y así están, al comienzo de la Primera Elegía, la
despedida de esta idea y la mirada hacia lo que nos queda aquí.
Dado que el ángel aparece tan
grande y tan bello, tal vez se nos escape que su belleza es tan sólo el
comienzo de lo terrible, ya que aquello que va más allá de nosotros no
solamente es sustraído al ser humano, para él sería también insoportable. Por
ese motivo Rilke, a partir de allí, se dedica a las condiciones de nuestra
existencia que, dado que a su final se encuentra la muerte, se encuentran
ininterrumpidamente bajo la señal de la despedida. Sólo de cara a la despedida
somos realmente.
Pero entonces, en lugar de
clamar por los ángeles, comenzamos a escuchar y nos percatamos de algo que, a
pesar de encontrarse asimismo más allá de aquello a lo cual nosotros podemos
acceder fácilmente, nos toca profundamente. La noticia incesante, que se va
formando en el silencio, llega a nosotros desde los muertos. A pesar de estar
ausentes, ellos están cerca de nosotros. Al prestar atención a esa noticia,
vemos practicando lo que nos espera después. Ahora, en lugar de querer ir junto
a los ángeles, nos movemos aquí en esta vida al mismo tiempo entre los muertos.
Para aquel que logra eso resuena la verdadera música de la existencia que
festeja el surgir y el perecer como unidad.
“Disfruta de
la vida”
¿Qué hay más adecuado para la
vida que disfrutarla? Aquel que la disfruta, la toma tal como es. Disfruta el
origen de la vida, desde donde le es regalada. Es decir entonces, en primer
lugar de sus padres y ancestros y, más allá de ellos, del todo más grande del
cual depende la vida y que la sostiene. Y disfruta de todo lo que forma parte
de la vida, lo que la fomenta y mantiene y lo que permite que rebalse y que
continúe fluyendo hacia los que se encuentran a su lado y los que vienen
después de él. Es benevolente hacia la vida.
Aquel que disfruta de la vida,
también se alegra por la vida de los demás. También es benevolente hacia la
vida de ellos, quiere que crezca, que se amplíe, que se cumpla. Con su vida
está al servicio de la vida de ellos y toma de ellos sin reparo aquello que de
la vida de ellos le entregan para la suya. A través de la vida de ellos, la de
él se enriquece, al igual que la de ellos a través de la de él.
Pero la vida también crece a
través de la resistencia. Sin resistencia no hay crecimiento. Forma parte de
las condiciones de la vida. En lugar de evadirla, se la supera creciendo y
luego se alegra tanto más habiendo sido fortalecido por ella.
Y es cierto también que nuestra
vida se acaba, o, mejor dicho, hace lugar para otra vida. Si somos benevolentes
hacia la nueva vida le cedemos lugar gustosamente, nos retiramos en el momento
adecuado, disfrutamos de lo nuevo y estamos reconciliados con el final de
nuestra vida.
Bien y mal
¿Existe algo bueno? ¿Existe
algo malo? No, no existe. Pero nosotros usamos la diferenciación entre bien y
mal en nuestra vida cotidiana para orientarnos. La diferenciación entre bien y
mal llega al mundo a través de nuestra conciencia.
Cuando tenemos una conciencia
tranquila o buena decimos que hemos hecho algo bueno. Cuando tenemos una mala
conciencia decimos que hemos hecho algo malo. Sin embargo, bien y mal en este
contexto sólo significa: es bueno aquello que en mi familia me ayuda a
pertenecer. Es malo aquello que en mi familia pone en riesgo mi pertenencia. Es
decir que la conciencia nos ayuda a diferenciar lo que debemos hacer o no hacer
para pertenecer. Esa es la función de la conciencia. En ese contexto existe la
diferenciación entre bien y mal.
Todas las familias son
diferentes. En una familia es considerado bueno lo que en otra es considerado
malo. Y viceversa. Por eso las personas que hacen algo partiendo del concepto
de que en mi familia es considerado algo malo, lo hacen con la conciencia
tranquila. Por ese motivo también los niños, en los hogares de niños, se
comportan “insoportablemente” con una conciencia tranquila o buena. No podemos
hacerles entender. No sirve. A no ser que sepamos lo que en las familias de
ellos es considerado bueno y malo, en ese caso podemos hablarles a través de la
conciencia de su familia. Eso ayuda. Esa es la diferencia aquí.
Por supuesto que hay cosas que
son terribles, por ejemplo cuando uno mata a otro. O lo que sucede en una
guerra, eso es terrible. Pero sólo desde nuestro punto de vista, desde nuestra
diferenciación entre bien y mal.
El Dios bueno
y el Dios malo
Ahora, ocurre que transmitimos
nuestra conciencia y la diferenciación de nuestra conciencia a Dios. Este Dios
decide acerca del cielo y el infierno exactamente de acuerdo a nuestra
conciencia. Esa es nuestra suposición. Por ese motivo, de acuerdo a la visión
de los estadounidenses, a los terroristas que atacaron a las Torres Gemelas
(World Trade Center), Dios los mandará al infierno – y ellos colaboran como
para que eso suceda.
A la inversa, los terroristas
tienen el mismo concepto que los estadounidenses. Que Dios los manda al
infierno – y ellos colaboran para que eso suceda realmente. Es decir que ambos
están atrapados en su conciencia.
Aquello que es puesto en marcha
por el destino o por algo más grande no podemos juzgarlo de acuerdo a nuestra conciencia.
Aquello que vivenciamos como peligroso o desagradable, o como desdeñable, o que
repudiamos, sólo lo es de acuerdo a nuestra conciencia. Ante una fuerza mayor
está al servicio de otro objetivo.
Heráclito, un antiguo amigo
mío, muerto hace tiempo, ya murió en el año 600 a.C., dijo: La guerra es el
padre de todas las cosas.
Sin controversia no hay
progreso. Imagínense que ya no hubiera nada “malo”. Estaríamos instalados con
vientres grandes y no haríamos más nada. Eso sería espantoso.
Lo que sucede ahora, entre los
Estados Unidos de Norteamérica y los terroristas: por terrible que sea para las
víctimas afectadas – para el mundo es una bendición. Todos han de orientarse de
nuevo. Deben crear nuevas alianzas. Deben sopesar la situación de otros más que
antes.
Esto naturalmente es
considerándolo sólo superficialmente, pero esos acontecimientos están al
servicio de un objetivo más grande. La fuerza que decide al respecto no es
misericordiosa en nuestro sentido. Nos desafía.
Por esa razón también debemos considerar
a los perpetradores al servicio de otra fuerza. La mayoría de los perpetradores
son concienzudos.
A un participante: Tus tíos
mataron a uno concienzudamente y aquellos que los han ejecutado lo han hecho
con una conciencia tranquila. Todos lo han hecho con una conciencia tranquila o
buena. Por eso no podemos diferenciarlo de acuerdo a nuestra conciencia.
Al final, ante eso más grande,
todos somos iguales. Podemos olvidarnos de esas diferencias entre bien y mal.
Recién una vez que estamos dispuestos a mirar a ese contexto más grande podemos
crear paz y podemos comprender a los demás.
Sobre todo podemos comprender a
los niños en la manera especial en que se comportan. Por ejemplo, uno se los
confía a esa fuerza más grande. Esa es una posibilidad de manejarse con eso.
Pues bien, ese israelita que
mencionaba esta mañana (v. Ayudas de Vida de Abril 2011) cuya hermana fue
muerta a balazos, internamente no se podía separar de su hermana. Todavía se
encontraba en el estado de shock de entonces y corría peligro de seguir a su
hermana. Entonces hice un ejercicio con él. Al final abrazó a su hermana
muerta. La miró tal como es, con amor, muerta. Está muerta. La dejó en brazos
de Dios, volvió y a ella la dejó allí. Eso también podemos hacerlo con los
malos. A eso llamo amor al enemigo. Es una cosa completamente diferente a un
mandamiento. Es una comprensión, la comprensión de que en el fondo todos somos
iguales.
Derecha e
izquierda, las otras dimensiones
Del curso en Berlín, 10-12 de septiembre 2010
Comentario previo
Hay dos
hemisferios cerebrales, que se encuentran uno frente al otro. Se encuentran
enfrentados y también
se complementan. Se encuentran enfrentados, porque se hallan separados. Ambos
tienen funciones diferentes.
Continuamente tenemos dificultades,
porque nos movemos más en un hemisferio cerebral que en el otro. La solución
sería, juntarlos de tal manera, de poder movernos con ambos, sin hacer
distinciones entre ellos. Esto es lo extrínseco, en general conocido.
Ahora viene algo diferente. En
la Biblia dice: “Dios creó al hombre a su imagen.” Después viene algo
desconcertante. Dice: “Varón y hembra los creó.”
Entonces con Dios- si es que
tengo el permiso de decirlo de este modo- ambos hemisferios cerebrales no se
hallaban separados.
Con nosotros se encuentran
separados. Al contrario que con Dios, para nosotros hombre y mujer aparecen
separados. Pero el hombre solo, no está hecho a imagen de Dios, y la mujer
sola, no está hecha a imagen de Dios. Solamente juntos corresponden a la imagen
de Dios.
Es decir, el hombre solo se
halla incompleto. Sólo con la mujer se completa. Pero él diferencia entre sí y
la mujer. Lo mismo vale para la mujer.
El ser humano se hace completo,
si logra unir dentro de sí tanto lo masculino como lo femenino- en todo
sentido, es decir si logra la unidad.
Hay muchas diferenciaciones,
donde no apreciamos que son una continuación de la diferenciación entre hombre
y mujer. Por ejemplo la diferenciación entre cuerpo y espíritu. En lugar de
mujer decimos cuerpo, en lugar de hombre decimos espíritu.
En este sentido, el camino
espiritual no reconociendo al cuerpo, es en muchos sentidos una negación de la
mujer. De allí que muchos caminos espirituales sean hostiles al cuerpo. Anulan
la unidad entre el hombre y la mujer y le dan primacía a uno por encima del
otro.
Así se da también con el
hemisferio derecho y el izquierdo. Uno es masculino, el otro femenino. Lo mismo
vale para arriba y abajo.
Pues bien, la pregunta que
surge es: ¿Qué logra unirlos?
Salud y enfermedad
Si queremos
deshacernos de una enfermedad nos comportamos de una manera masculina. Si
asentimos a ella, nuestro comportamiento es femenino. Si ambos contrastes
pueden confluir, salud y enfermedad tienen un efecto conjunto y se convierten
en una unidad.
Vida y muerte
La vida es aquí
masculina, la muerte femenina. ¿Qué sucede con nosotros, si en nuestro
sentimiento ambas pueden llegar a ser una unidad?
Nuestra vida se serena y se
completa. La vivimos cara a cara con la muerte. Entonces también la muerte se
completa a su tiempo.
Antes y después
Desde el
sentimiento, lo pasado en el tiempo es femenino. En todo sentido está
concluido. Lo próximo es masculino. Si nos dirigimos al después actuamos de
manera masculina. Si lo anterior nos cautiva, esperamos, sin actuar. Ambas partes
son necesarias y por sí solas estériles.
¿Cómo se hacen uno? En el
instante, ahora.
Mi cuerpo
A nuestro cuerpo
muchas veces lo tratamos, como si estuviera subordinado a nuestro espíritu. Lo
tratamos de arriba a abajo, si bien ningún espíritu puede vivir en sí, sin
cuerpo.
Muchos postulan el contraste
que se da entre espíritu y cuerpo, también muchas personas religiosas o
espirituales. Allí se refleja otro contraste, especialmente en los hombres. Es
el contraste que se da entre hombres y mujeres.
¿Qué no le han hecho hombres a
mujeres en desprecio, opresión, mutilación, denigración? Tratando a las mujeres
como propiedad personal, de la cual podían disponer a su antojo, podían
intercambiar o deshacerse, sin compasión y respeto, sin corazón.
Del mismo modo tratan muchas
veces a su cuerpo. Lo descuidan y lo ponen en juego por los así llamados
valores espirituales, muchas veces en afán de vana gloria.
¿Qué es ultimadamente una
guerra o una campaña militar, la imagen de la tierra asaltada, la violación de
una mujer, que en sus consecuencias lleva a la violación de muchas mujeres, sin
compasión y respeto y corazón?
¿Dónde comienza para nosotros
la reconciliación y la paz en todos los niveles?
En el respeto y el amor por las
mujeres y en que los hombres se ubiquen debajo y junto a ellas.
Este movimiento va mucho más
allá de la llamada igualdad de derechos, así como entre cuerpo y espíritu no
puede haber igualdad, sino solo un plegarse, a lo que le precede, que es lo que
lo mantiene en la vida y lo sostiene.
Si pienso, en lo que muchos
hombres, a través de tanto tiempo, le han hecho a las mujeres, me salen las
lágrimas, también cuando reflexiono acerca de lo que yo y muchos hombres le han
hecho a su cuerpo y al cuerpo de otros seres humanos.
Así como los hombres,
especialmente los hombres, tratan a las mujeres, así tratan a la tierra, si
bien es sólo ella la que los sostiene.
De modo similar
manejan el dinero. Más allá del dinero como salario merecido por un trabajo
realizado; una ganancia sin fundamento se convierte en manos de los hombres en
una guerra nueva y diferente y- ultraja a aquellos de los que ultimadamente
proviene.
¿Cómo regresamos a
nuestros fundamentos? ¿Cómo regresan los hombres a las mujeres? ¿Cómo regresan
mujeres a sus madres, cuando se sienten en una situación similar con respecto a su
cuerpo?
Con humildad. De una altanería
prepotente regresamos a la tierra. Regresamos haciendo un desplazamiento del
peso: de lo volátil a la atracción de la madre tierra, de la que provenimos,
que es la que nos nutre y nos sostiene. Entonces las mujeres cargan a los
hombres y a otras mujeres con un amor maternal. Se unen a ellos, conforman una
unidad, sin elevarse por encima de los mismos.
Así también regresamos a nuestro
cuerpo y a través de él hacia ese poder creador, el arquetipo y el origen de
toda vida, que de modo más amplio encontramos en la mujer, en la madre- y
también en nuestro cuerpo.
¿Cómo? Con ese
amor original, que maternalmente se dirige a todo a lo que dio existencia
diciendo: ¡Que se haga! ¡Qué sea! ¡Qué viva!
El abrazo
Hace poco
reflexioné acerca de lo que sucede en un abrazo. Hombre y mujer están en una
referencia mutua. Entonces aquí está ubicado el hombre y frente a él la mujer.
El hombre extiende ampliamente los brazos y mira invitándola a la mujer. Frente
a él se encuentra la mujer. Ella también abre los brazos y mira
invitadoramente, con amor al hombre. Ellos se acercan mutuamente y se abrazan en
forma entrañable.
¿Cómo aguantan el
abrazo? Sólo un corto tiempo. El abrazo es demasiado poco. La relación entre
hombre y mujer, si absorbe todo como en un abrazo, es demasiado poco. Para la
vida es demasiado poco. Por lo mismo se separan después de un abrazo, tienen
que soltarse. Nadie lo aguanta a la larga.
Ella da un paso hacia atrás y
él da un paso hacia atrás. Ambos vuelven a extender sus brazos, muy ampliamente
y miran más allá de la pareja a la vida como un todo. Ahora integran mucho a su
abrazo, por ejemplo a la familia del otro, todo lo que le pertenece, pero
también al mundo como a un todo. Y aquél que extiende los brazos siente que hay
algo grande detrás de él, algo que lo sostiene y que tiene un efecto. Luego
vuelven a mirarse, pero en unión con eso más grande. Experimenta su
relación en otro nivel. Tiene otra amplitud, otra profundidad. Ambos ven al
otro unido a mucho. No se atreven, a querer sacar al otro de allí y tenerlo
sólo para sí mismo. Eso ya no es posible. Pero justamente, por ser tan amplia
la mirada, pueden encontrarse de esta manera tan despreocupada, separarse un
poco, nuevamente encontrarse, nuevamente separarse un poco, porque se
encuentran integrados a algo más grande.
Lo mismo vale si, igual
que la imagen de hombre y mujer, experimentamos en nosotros muchas cosas
tanto pertenecientes como desconectadas.
Por ejemplo:
Derecha e izquierda
Arriba y abajo
Cuerpo y espíritu
Salud y enfermedad
Pasado, presente y
futuro
¿Cómo se logra en
nosotros la unión de lo separado, tanto en la sensación como en el actuar?
Abrazamos con amor a ambos
lados en nosotros. Luego retrocedemos algo interiormente, hasta poder percibir
en nosotros las diferencias. Ambos lados vuelven a acercarse, hasta que se
sientan uno con nosotros y nosotros con ellos. Así, en una unidad con ellos
miramos hacia adelante, hacia aquello que nos desafía y lo realizamos con
amor.
El procedimiento
¿Qué sucede? Un
cliente presenta un problema y menciona a una persona determinada. Normalmente
son los padres, la pareja y los hijos. Estos son los más próximos. Aunque
también pueden ser otros. Procedo ahora sistémicamente. Esto es, me imagino las
personas que forman parte del entorno y me dedico a todas ellas de la misma
manera. Me coloco a distancia de ellos, sin ningún deseo especial y sin temer
nada. Entonces espero una indicación.
Esa indicación ayuda
a todos de la misma manera. Ella no está solamente dirigida a lo que ayuda al
cliente. Ella ayuda a todos de la misma manera. Eso evidencia que se trata de
una frase que proviene de un movimiento espiritual.
Cuando se ha
encontrado y dicho esa frase todo ha terminado. ¡Ni una palabra más! Cada
palabra adicional estropearía la fuerza de esa frase.
Este es el modo más
bello de ayudar a alguien, que trasciende incluso la Constelación Familiar del
Espíritu. Sin embargo solamente de determinada manera, pues en la percepción
interior todos están igualmente presentes.
Me gustaría
practicarlo con ustedes y, por cierto, mejor como supervisión. O sea, no
presenten nada personal, sino traigan el caso de un cliente. En ese ejemplo
demostraré esta ayuda. Es decir, no solamente lo demostraré sino que todos
aprenderemos como podemos adentrarnos en un movimiento sanador como este.
Más allá de cual sea
el resultado nos ayudará de muchas maneras. Tendremos otra actitud. Queda
absolutamente claro, aquí no podemos desear nada. No podemos pensar las frases.
Ellas nos serán obsequiadas en el camino del conocimiento fenomenológico.
Bien, ¿quedó claro lo
que dije? ¿Quién tiene un caso de este tipo que pueda presentar?
Ejemplo: Joven de 12
años que tiene una manía
HELLINGER al
participante que quiere traer un caso: ¿De qué se trata?
PARTICIPANTE: Un
chico de 12 años se acercó a mí y a mi mujer. El tiene un tic nervioso.
Parpadea con los ojos y mueve involuntariamente las manos.
HELLINGER: ¿Quién se
acercó a ti?
PARTICIPANTE: La
primera vez vino la madre con este chico de 12 años y su hermano.
HELLINGER después de
reflexionar un rato al grupo: El sólo mencionó a este chico y a la madre.
A ese participante:
¿A quién dejaste afuera?
PARTICIPANTE: El padre
vino la segunda vez.
HELLINGER: Okay.
Bien.
PARTICIPANTE: La
segunda vez trabajamos sólo con el padre y la madre.
HELLINGER: Bien.
Al grupo:
Imaginémonos ahora: Cuando este chico hace esos movimientos, con ese tic y con
la mano, y por un momento nos abstraemos del chico ¿A dónde mira él? ¿A qué
persona mira? ¿A qué persona a la que los padres no miran? En lugar de a esa
persona ellos miran al chico.
El participante
asiente.
HELLINGER al grupo:
Imaginemos ahora la totalidad del sistema: quién pertenece a él y quién, tal
vez, está esperando ser visto, quién está esperando que se le tenga afecto, que
se lo quiera. Este sería el trasfondo.
Okay, cerremos ahora
los ojos y con esa actitud nos enfrentamos a todo el sistema: dedicados a todos
con amor. Entonces esperamos por si tal vez aparece la palabra o la frase
decisiva.
Hellinger se hunde en
una profunda concentración.
Después de un rato:
Yo tengo la frase, una frase completamente sorprendente que no es posible
pensar.
A ese participante:
Cuando ellos vuelvan a estar contigo, los tres, haz que el joven le diga a sus
padres: Olvídenme a mí también.
El participante
asiente conmovido.
HELLINGER: Entonces
inmediatamente los mandas de vuelta a su casa. Tú has sentido inmediatamente la
fuerza.
Al grupo: Pudimos
verlo en su rostro. También nosotros sentimos esa fuerza.
A ese participante: Y
el joven está mejor.
El hombre asiente.
HELLINGER: Okay.
Bien.
Después de un rato al
grupo: Ustedes se dan cuenta, no nos es posible pensar esas frases. Ellas son
completamente distintas a como nos las imaginamos.
Ejemplo: Hombre de 40
años con diarrea
HELLINGER al grupo:
¿Quieren que continuemos con esta terapia ultracorta?
Una mujer se ofrece.
HELLINGER a esa
mujer: Démonos tiempo. Se trata de procedimientos meditativos. A través de
ellos nos tranquilizamos, todos nosotros nos tranquilizamos.
Después de un rato:
Ahora estoy abierto para lo que sigue.
PARTICIPANTE MUJER:
Se trata de un hombre de 40 años que desde hace dos años tiene diarrea.
Físicamente no hay nada comprobable.
HELLINGER: ¿Sabes
algo de su familia?
PARTICIPANTE MUJER:
Su madre falleció cuando el tenía 16 años. Ella tuvo una depresión muy profunda
después que el padre se marchó. El padre se marchó porque tuvo una discusión
muy fuerte con la hija y le pegó.
HELLINGER: ¿Es él el
padre de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER:
Era su padre.
HELLINGER: ¿La hija
era la hermana de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER:
Sí.
HELLINGER: ¿La madre
murió de depresión?
PARTICIPANTE MUJER:
Ella sólo estaba tirada en la cama y quería morirse. Finalmente tuvo una
embolia y murió.
HELLINGER: Las
personas son: este hombre, su madre, su padre y su hermana, cuatro. ¿Quién de
ellos necesita la mayor atención?
PARTICIPANTE MUJER:
El padre.
HELINGER al grupo:
Ahora esto resulta importante para nosotros. Él es el que ha sido excluido. A
él lo tomamos en nuestra alma. Nos entregamos ahora a esa familia y dedicados a
todos esperamos, sin temor y sin intención.
Después de un rato:
Yo tengo una frase.
A esa mujer: El
hombre dice la frase. Sin embargo queda abierto a quién se la dice. Si él viene
hacia ti haz una breve sesión con él, una meditación. Luego le dices esa frase.
Después él debe levantarse e inmediatamente irse.
Es decir, lo haces
sentarse a tu lado y le dices: “Cierra los ojos. Ahora imagínate a todos los
miembros de tu familia: el padre, la madre, tu hermana y tú. Ellos permanecen a
cierta distancia. Entonces sientes con quién estás conectado más profundamente.
A él le dices una frase. Esa frase te la digo yo. Después te levantas, sin
decir una palabra y te vas”. La frase es: Por favor quédate.
La mujer asiente
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER:
Sí.
Ejemplo: Joven de 15
años que se lastima a sí mismo y tiene ataques de pánico
HELLINGER a una
participante: ¿De qué se trata este caso?
PARTICIPANTE MUJER:
Se trata de una familia en la que los padres están separados. El joven de 15
años se lastima a sí mismo y tiene ataques de pánico.
HELLINGER: ¿Quién te
buscó?
PARTICIPANTE MUJER:
Los tres.
HELLINGER al
grupo: Okay, aquí solamente tres personas son importantes: el padre, la
madre, el hijo.
A la participante:
¿Con quién vive el hijo?
PARTICIPANTE MUJER:
Alternativamente con ambos padres, pero momentáneamente está más con el padre.
HELLINGER al grupo:
Imaginémonos ahora esta situación. Nos abrimos a todos con la misma dedicación,
y nos abrimos al joven y a su amor.
Después de un rato a
la participante: Yo tengo la frase. Ella está en clave. Tú dices la frase en
presencia de los padres. Tú les dices a ellos cuál es la pregunta secreta del
joven. Y tú les dices: Cuando la frase haya sido dicha deben irse, sin decir
una palabra.
Tú les dices a los
padres lo que el joven dice interiormente: Mejor yo.
¿Cómo te sientes?
Cuando la
participante ríe: Ya lo vemos. Okay, eso sería todo.
PARTICIPANTE MUJER:
Gracias.
HELLINGER al grupo:
Acepto un caso más. Después terminamos.
Ejemplo: Clienta de
35 años que sólo puede ingerir alimentos líquidos
HELLINGER al grupo
después de una pausa breve de concentración: Naturalmente, también puede
ocurrir que no aparezca ninguna frase. Esto puede responder a numerosos
motivos.
Tal vez seamos muy
impetuosos. Entonces perdemos la conexión con ese movimiento espiritual. Este
es también, por ejemplo, el peligro cuando tomo un caso tras otro. Entonces se
convierte casi en un ejercicio. Y se volverá peligroso, peligroso en el sentido
de que nada se logra.
A la participante:
¿Entonces?
PARTICIPANTE MUJER:
Se trata de una clienta, ella tiene 35 años. Ella padece desde que era joven
una enfermedad que se expresa en que no puede tragar ningún alimento sólido. Se
le atora en la garganta. Por esa razón solamente puede ingerir alimento
líquido.
HELLINGER: O sea, ese
es el problema. ¿Quién fue en tu búsqueda?
PARTICIPANTE MUJER:
Vino ella misma.
HELLINGER al grupo:
Nosotros tenemos que completar interiormente quién pertenece al grupo familiar.
Sin entrar en detalle nos imaginamos a esa familia, también a los hermanos.
A la participante:
¿Alguno de los hermanos murió prematuramente?
PARTICIPANTE MUJER:
Esa mujer nunca conoció a su padre.
HELLINGER: Esa es una
información importante.
Después de un rato:
Me apareció una frase muy curiosa.
A la participante: Tú
puedes decirle a ella que debe imaginarse que le dice una frase a su madre.
Pero ella no la dice. Solamente lo hace interiormente. La frase es: Quedo
partida en dos.
La participante
asiente y ríe.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER:
Muchas gracias.
HELLINGER al grupo:
Ustedes se dan cuenta a dónde la Constelación Familiar del Espíritu finalmente
nos conduce.
Un ejemplo más:
Cliente de 37 años tiene desde hace un año su mitad derecha sin sensibilidad y
paralizada
PARTICIPANTE: El
cliente tiene 37 años. Desde hace un año carece de sensibilidad y tiene su
mitad derecha paralizada. Su historia: Cuando el tenía un año su madre se
colgó.
HELLINGER: Más no
quiero saber ahora.
Al grupo: Nos
compenetramos con la situación y con la familia.
Hellinger vuelve a
hundirse en una profunda meditación.
Después de un rato al
grupo: Nuevamente hay una frase muy extraña.
Al participante:
Entonces, si viene a ti hazlo cerrar los ojos e imaginarse: El es un niño
pequeño y allí cuelga su madre. El mira como ella cuelga y le dice: También yo.
El participante
asiente serio.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE:
Gracias.
El movimiento
interior
HELLINGER al grupo:
Estas frases están más allá de la ayuda en un sentido tradicional. Ellas ponen
al individuo en contacto con un movimiento interior. Tan pronto como la persona
se conecta con ese movimiento interior éste la guiará. Sin embargo no sabemos
hacia donde, tampoco lo queremos saber. La persona queda completamente a merced
de ese movimiento.
Cuando una frase tal
nos ha sido regalada –y ella siempre es un regalo-, inmediatamente estamos
separados del cliente, sin preocupación. Al instante somos libres. O sea que
allí nos conduce finalmente la Constelación Familiar del Espíritu.
Ocurre así cuando un
cliente viene a ustedes, se sienta a vuestro lado, ustedes se entregan a él y,
a veces -sin que él haya dicho nada- les surge a ustedes una frase o una
palabra como esta. Esta es una bella experiencia. En ese momento ustedes
sienten que están siendo guiados.
También en una
constelación, cuando no sabemos cómo seguir, el conocimiento del próximo paso
nos será regalado de esta manera. O también la frase que alguien debe decir.
La alegría
previa
Con la alegría previa nos anticipamos a
algo que está por venir. Tanto nos alegramos que en nuestra alegría lo que
tiene que venir ya está aquí. Ahora sólo es necesario que venga.
Con nuestra alegría evocamos el acontecimiento. Con nuestra alegría vamos a su encuentro, con nuestra alegría lo forzamos a que venga. Y cuando finalmente está allí nuestra alegría tal vez sea muy breve. Por el contrario, la alegría previa fue larga, la paladeamos mucho antes de que el acontecimiento tuviese lugar.
¿Se ha acabado entonces la alegría previa? ¿Será ella reemplazada por la alegría inmediata? ¿O podemos tomar la alegría previa y llevarla con nosotros? Nuestra alegría solamente será completa si incluye todo lo que le corresponde: completa con la alegría previa, completa con la alegría posterior y completa con el recuerdo alegre.
¿Cómo influye esto en nuestra vida cotidiana? ¿Cuán alegres podemos ser si vivimos la alegría del ahora, la alegría previa por lo que nos espera y también los recuerdos alegres?
Existe también una alegría permanente. Es la alegría del espíritu. La sentimos en el ahora como perspectiva, pues su movimiento es una alegría creadora. Ella repercute sobre lo que se alegra. Ella es siempre una alegría nueva. Ella es la alegría del amor, la de un amor puro.
Con nuestra alegría evocamos el acontecimiento. Con nuestra alegría vamos a su encuentro, con nuestra alegría lo forzamos a que venga. Y cuando finalmente está allí nuestra alegría tal vez sea muy breve. Por el contrario, la alegría previa fue larga, la paladeamos mucho antes de que el acontecimiento tuviese lugar.
¿Se ha acabado entonces la alegría previa? ¿Será ella reemplazada por la alegría inmediata? ¿O podemos tomar la alegría previa y llevarla con nosotros? Nuestra alegría solamente será completa si incluye todo lo que le corresponde: completa con la alegría previa, completa con la alegría posterior y completa con el recuerdo alegre.
¿Cómo influye esto en nuestra vida cotidiana? ¿Cuán alegres podemos ser si vivimos la alegría del ahora, la alegría previa por lo que nos espera y también los recuerdos alegres?
Existe también una alegría permanente. Es la alegría del espíritu. La sentimos en el ahora como perspectiva, pues su movimiento es una alegría creadora. Ella repercute sobre lo que se alegra. Ella es siempre una alegría nueva. Ella es la alegría del amor, la de un amor puro.
El matrimonio
El matrimonio une a un hombre y una mujer en una convivencia que los
mantendrá unidos por toda la vida y que continuará en sus hijos. Une también a
las familias de las cuales ellos provienen, aun cuando ellas hubiesen estado
antes enemistadas o incluso se hubieran hecho la guerra.
En tiempos pasados, con frecuencia, las familias ricas que anteriormente habían luchado entre sí por el poder se unían a través de un matrimonio real. Casarse en lugar de hacer la guerra era el lema, por ejemplo este fue el caso de los Habsburgo. El reinado de paz de Alejandro el grande y su continuación en el imperio romano fueron posibles porque él ordenó a sus guerreros hermanarse en matrimonio con sus vencidos.
La repercusión de un matrimonio trasciende en mucho la alianza original entre el hombre y la mujer. El matrimonio es ejemplo y base de esa alianza que genera paz. Antiguamente, con frecuencia, se sellaba un tratado de paz a través de un matrimonio.
Por el contrario, las divisiones se mantienen cuando se rechaza o incluso prohíbe el matrimonio entre distintos pueblos, razas y religiones.
El matrimonio es por lo tanto el modelo básico que deroga las separaciones, las deroga con amor. El matrimonio es un modelo de creación, un modelo divino que crea y entrega paz.
¿Qué importancia tiene entonces cuando en su matrimonio el hombre y la mujer son concientes de estas dimensiones de su amor y su unión? Más allá de su unión y de su amor ellos se sienten uno con un movimiento creador del amor. Su matrimonio es también en este sentido un tiempo de apogeo.
En tiempos pasados, con frecuencia, las familias ricas que anteriormente habían luchado entre sí por el poder se unían a través de un matrimonio real. Casarse en lugar de hacer la guerra era el lema, por ejemplo este fue el caso de los Habsburgo. El reinado de paz de Alejandro el grande y su continuación en el imperio romano fueron posibles porque él ordenó a sus guerreros hermanarse en matrimonio con sus vencidos.
La repercusión de un matrimonio trasciende en mucho la alianza original entre el hombre y la mujer. El matrimonio es ejemplo y base de esa alianza que genera paz. Antiguamente, con frecuencia, se sellaba un tratado de paz a través de un matrimonio.
Por el contrario, las divisiones se mantienen cuando se rechaza o incluso prohíbe el matrimonio entre distintos pueblos, razas y religiones.
El matrimonio es por lo tanto el modelo básico que deroga las separaciones, las deroga con amor. El matrimonio es un modelo de creación, un modelo divino que crea y entrega paz.
¿Qué importancia tiene entonces cuando en su matrimonio el hombre y la mujer son concientes de estas dimensiones de su amor y su unión? Más allá de su unión y de su amor ellos se sienten uno con un movimiento creador del amor. Su matrimonio es también en este sentido un tiempo de apogeo.
El destino
No existe ningún destino malo. Sólo
existen los destinos. No existe el destino malo, pero tampoco el bueno. En
realidad tampoco sabemos qué es bueno y qué es malo. El destino nos atrapa.
La palabra destino es algo completamente indefinido. El concepto de destino o la imagen de destino no encajan de ninguna manera. Es ante ese espíritu –o algo espiritual, algo grande- que está actuando por detrás, que todo tiene el mismo valor, nada se pierde y nadie es mejor o peor o más feliz o más infeliz.
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me conmovió profundamente. Se trata de una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está todo el tiempo presente en nosotros. Ella vive en nosotros. Ella es una parte de la vida. Pero cuando Rilke aquí habla de la muerte también habla de dios, más allá de lo que esto en detalle pueda significar. Yo ya me referí a esa poesía en un libro, en este nuevo contexto podemos leerla una segunda vez.
La palabra destino es algo completamente indefinido. El concepto de destino o la imagen de destino no encajan de ninguna manera. Es ante ese espíritu –o algo espiritual, algo grande- que está actuando por detrás, que todo tiene el mismo valor, nada se pierde y nadie es mejor o peor o más feliz o más infeliz.
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me conmovió profundamente. Se trata de una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está todo el tiempo presente en nosotros. Ella vive en nosotros. Ella es una parte de la vida. Pero cuando Rilke aquí habla de la muerte también habla de dios, más allá de lo que esto en detalle pueda significar. Yo ya me referí a esa poesía en un libro, en este nuevo contexto podemos leerla una segunda vez.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
El propio destino
Cada uno de nosotros está involucrado en un destino particular. Esto
está relacionado con nuestra familia de origen. A través de ella ciertas cosas
nos están determinadas, indefectiblemente determinadas y nosotros así lo
aceptamos.
Luego conocemos a nuestra pareja. El hombre encuentra a una mujer, la mujer encuentra a un hombre. Cada uno de ellos tiene su propio destino. Pero ahora se unen dos destinos diferentes. Un destino espera al otro porque, tal vez, a través de él encuentre una satisfacción y un cierre. Esto es recíproco.
En ese sentido el hombre y la mujer se convierten en una comunidad de destino. Sus hijos se apropian de un destino y del otro. Por eso los dos padres juntos se convierten en destino para los hijos.
Pues bien, ocurre que a veces un destino es tan distinto del otro que alguien no está en condiciones de sostener la comunidad de destino. Sino que uno debe seguir su propio destino y liberar o redimir al otro de su destino dejándolo atrás.
Con frecuencia ocurre así. En una relación de pareja, cuando ha durado mucho, puede suceder que el destino de uno sea tan fuerte que el otro no lo pueda tolerar. Entonces uno deja que el otro se quede con su destino y continúa con el propio.
Existe un dicho que uno puede decirle al otro: “Te quiero y quiero lo que a ti y a mí nos guía”. Con amor uno da su consentimiento al lugar adonde el otro es guiado. Entonces puede ocurrir que ellos se separen o que deban separase. Pero ellos entonces lo harán con amor. Cuando en una relación de pareja, por ejemplo, se comprueba que uno de los dos no pude tener hijos y que el otro los desea, éste no puede imponerle al otro su destino. Él lo deja entonces en libertad y le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único”. Entonces podrán separarse. Ahora cada uno seguirá su propio destino y su propia determinación.
También sucede así en este caso que hemos expuesto. El hombre queda liberado cuando la mujer le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único y determinante”. Entonces ellos están juntos y sin embargo separados. Cada uno está en su destino liberado del destino del otro y puede dejar al otro en libertad.
Luego conocemos a nuestra pareja. El hombre encuentra a una mujer, la mujer encuentra a un hombre. Cada uno de ellos tiene su propio destino. Pero ahora se unen dos destinos diferentes. Un destino espera al otro porque, tal vez, a través de él encuentre una satisfacción y un cierre. Esto es recíproco.
En ese sentido el hombre y la mujer se convierten en una comunidad de destino. Sus hijos se apropian de un destino y del otro. Por eso los dos padres juntos se convierten en destino para los hijos.
Pues bien, ocurre que a veces un destino es tan distinto del otro que alguien no está en condiciones de sostener la comunidad de destino. Sino que uno debe seguir su propio destino y liberar o redimir al otro de su destino dejándolo atrás.
Con frecuencia ocurre así. En una relación de pareja, cuando ha durado mucho, puede suceder que el destino de uno sea tan fuerte que el otro no lo pueda tolerar. Entonces uno deja que el otro se quede con su destino y continúa con el propio.
Existe un dicho que uno puede decirle al otro: “Te quiero y quiero lo que a ti y a mí nos guía”. Con amor uno da su consentimiento al lugar adonde el otro es guiado. Entonces puede ocurrir que ellos se separen o que deban separase. Pero ellos entonces lo harán con amor. Cuando en una relación de pareja, por ejemplo, se comprueba que uno de los dos no pude tener hijos y que el otro los desea, éste no puede imponerle al otro su destino. Él lo deja entonces en libertad y le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único”. Entonces podrán separarse. Ahora cada uno seguirá su propio destino y su propia determinación.
También sucede así en este caso que hemos expuesto. El hombre queda liberado cuando la mujer le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único y determinante”. Entonces ellos están juntos y sin embargo separados. Cada uno está en su destino liberado del destino del otro y puede dejar al otro en libertad.
La vida
Toda
vida se mueve de manera incesante, sobre todo, porque de muchas maneras ella
necesita y consume de manera incesante algo que le posibilita ese movimiento.
¿Para qué se mueve? Solamente para mantenerse viva y poder trasmitir la vida.
De cara a esa meta -trasmitir la vida- ella se desarrolla y crece. Aprender
todo, practicar todo tiene como objetivo alcanzar esa meta. Todo lo que vaya a
suceder sirve para mantener la vida para que ella pueda alcanzar esa meta.
Vivir quiere decir convivir con muchos otros en un intercambio entre dar y tomar para, de un modo polifacético, en resonancia y coordinación recíproca, servir a nuestra vida y a la de muchos otros, como así también a la vida como un todo. En este sentido nuestra propia vida está incorporada a la abundancia de la vida. En todo lo que hacemos, en todo lo que alcanzamos, en todo lo que realmente alcanzamos hay más vida. También el final de nuestra propia vida está al servicio de la vida que continúa.
¿En dónde está finalmente puesta nuestra atención entonces? En que nosotros vivamos, en que nosotros mantengamos viva nuestra vida. Tan pronto como nuestra vida está en peligro, por ejemplo por causa de una enfermedad o un peligro exterior, todo lo demás pasa a un segundo plano. La vida tiene prioridad por sobre todo lo demás.
Naturalmente a veces nos preguntamos de dónde viene la vida y a dónde va. ¿Estamos vivos o queremos con estas preguntas ponernos por encima de la vida, por encima de la vida en este momento?
Por el contrario, la vida alcanza su plenitud cuando en todo sentido permanecemos concentrados en ella. Aún más, en ese instante su movimiento está detenido, concentrado y quieto, como completo en la quietud. Nada va más allá de la vida. Todo es comienzo, centro y final al mismo tiempo.
¿Estaremos entonces restringidos? ¿Seremos egocéntricos? ¿O es al revés: en ese momento ya estamos concentrados con nuestra vida en la totalidad de la vida, en su abundancia?
¿Puede en este sentido existir algo que vaya más allá de la vida? ¿Algo así como otra meta que sirva a la vida? ¿O no está ya concentrado en la vida todo lo que a veces, como si estuviésemos por encima de ella, nos imaginamos y pensamos?
¿Qué otra cosa puede significar, por ejemplo, el amor a dios que no sea amar la vida tal como ella es? ¿Y puede el amor al prójimo significar algo más que amar la vida de todas las personas? ¿Puede la religión ser algo distinto y más grande que honrar y amar la vida en todas sus formas y expresiones, especialmente en lo que la hace fecunda? ¿No es por ejemplo el amor sexual el definitivo servicio a dios, la decisiva entrega a la vida y a él? Nada va más allá de ese amor.
¿Qué sucede entonces con el espíritu? ¿Puede diferenciárselo de la vida? ¿O no son todos sus conocimientos percepciones de la vida? ¿No están todos sus logros al servicio de la vida?
A más tardar en este instante debemos reconocer que también existe un movimiento contra la vida, que nosotros a veces nos comportamos como si pudiésemos respetar menos la vida y sacrificar otras metas: nuestra vida, la vida de otros y la otra vida – de la cual dependemos y que sostiene nuestra vida y la hace posible. Así nosotros también nos estamos poniendo por encima de la vida. La pregunta es: ¿hasta qué punto la vida nos precede? Cuando deseamos algo solamente tenemos que rastrear dentro nuestro si le sirve a nuestra vida o la daña. Por ejemplo, cuando sentimos el deseo de comer o picar o beber algo en especial, o cuando nos dejamos atrapar por la curiosidad de vivir y presenciar algo sensacional, o hacer algo que sirve a nuestra vanidad y que finalmente nos deja con menos vida y con menos alegría de vivir que si hubiésemos seguido un movimiento de la vida que en ese sentido nos hubiese puesto un freno.
Aquí nos ayuda un pequeño ejercicio. Cuando percibimos dentro de nosotros una tentación de este tipo nos detenemos un instante, prestamos atención a un movimiento de nuestro cuerpo que siempre atento quiere conservar y continuar nuestra vida, somos uno con él, tal vez incluso olvidamos hacia donde queríamos movernos independientes de él o incluso contra él, y por una vez estamos profundamente en sintonía con nuestro decisivo movimiento de vida, y en él nos sentimos plenos y satisfechos. Pero abajo, sin querer forzar estar sobre él.
Ese movimiento es un profundo movimiento de amor a la vida, un movimiento de amor a otras personas y de amor al mundo, un movimiento de profundo respeto y recogimiento, un movimiento espiritual porque se extiende hasta el final y con el final es en todo uno.
Vivir quiere decir convivir con muchos otros en un intercambio entre dar y tomar para, de un modo polifacético, en resonancia y coordinación recíproca, servir a nuestra vida y a la de muchos otros, como así también a la vida como un todo. En este sentido nuestra propia vida está incorporada a la abundancia de la vida. En todo lo que hacemos, en todo lo que alcanzamos, en todo lo que realmente alcanzamos hay más vida. También el final de nuestra propia vida está al servicio de la vida que continúa.
¿En dónde está finalmente puesta nuestra atención entonces? En que nosotros vivamos, en que nosotros mantengamos viva nuestra vida. Tan pronto como nuestra vida está en peligro, por ejemplo por causa de una enfermedad o un peligro exterior, todo lo demás pasa a un segundo plano. La vida tiene prioridad por sobre todo lo demás.
Naturalmente a veces nos preguntamos de dónde viene la vida y a dónde va. ¿Estamos vivos o queremos con estas preguntas ponernos por encima de la vida, por encima de la vida en este momento?
Por el contrario, la vida alcanza su plenitud cuando en todo sentido permanecemos concentrados en ella. Aún más, en ese instante su movimiento está detenido, concentrado y quieto, como completo en la quietud. Nada va más allá de la vida. Todo es comienzo, centro y final al mismo tiempo.
¿Estaremos entonces restringidos? ¿Seremos egocéntricos? ¿O es al revés: en ese momento ya estamos concentrados con nuestra vida en la totalidad de la vida, en su abundancia?
¿Puede en este sentido existir algo que vaya más allá de la vida? ¿Algo así como otra meta que sirva a la vida? ¿O no está ya concentrado en la vida todo lo que a veces, como si estuviésemos por encima de ella, nos imaginamos y pensamos?
¿Qué otra cosa puede significar, por ejemplo, el amor a dios que no sea amar la vida tal como ella es? ¿Y puede el amor al prójimo significar algo más que amar la vida de todas las personas? ¿Puede la religión ser algo distinto y más grande que honrar y amar la vida en todas sus formas y expresiones, especialmente en lo que la hace fecunda? ¿No es por ejemplo el amor sexual el definitivo servicio a dios, la decisiva entrega a la vida y a él? Nada va más allá de ese amor.
¿Qué sucede entonces con el espíritu? ¿Puede diferenciárselo de la vida? ¿O no son todos sus conocimientos percepciones de la vida? ¿No están todos sus logros al servicio de la vida?
A más tardar en este instante debemos reconocer que también existe un movimiento contra la vida, que nosotros a veces nos comportamos como si pudiésemos respetar menos la vida y sacrificar otras metas: nuestra vida, la vida de otros y la otra vida – de la cual dependemos y que sostiene nuestra vida y la hace posible. Así nosotros también nos estamos poniendo por encima de la vida. La pregunta es: ¿hasta qué punto la vida nos precede? Cuando deseamos algo solamente tenemos que rastrear dentro nuestro si le sirve a nuestra vida o la daña. Por ejemplo, cuando sentimos el deseo de comer o picar o beber algo en especial, o cuando nos dejamos atrapar por la curiosidad de vivir y presenciar algo sensacional, o hacer algo que sirve a nuestra vanidad y que finalmente nos deja con menos vida y con menos alegría de vivir que si hubiésemos seguido un movimiento de la vida que en ese sentido nos hubiese puesto un freno.
Aquí nos ayuda un pequeño ejercicio. Cuando percibimos dentro de nosotros una tentación de este tipo nos detenemos un instante, prestamos atención a un movimiento de nuestro cuerpo que siempre atento quiere conservar y continuar nuestra vida, somos uno con él, tal vez incluso olvidamos hacia donde queríamos movernos independientes de él o incluso contra él, y por una vez estamos profundamente en sintonía con nuestro decisivo movimiento de vida, y en él nos sentimos plenos y satisfechos. Pero abajo, sin querer forzar estar sobre él.
Ese movimiento es un profundo movimiento de amor a la vida, un movimiento de amor a otras personas y de amor al mundo, un movimiento de profundo respeto y recogimiento, un movimiento espiritual porque se extiende hasta el final y con el final es en todo uno.
El amor a todo
El
amor a todo se manifiesta en algo muy sencillo. En que nosotros miramos a todos
y les damos un lugar en nuestro corazón. Hay para ello una actitud interior.
Una vez Jesús lo dijo en una frase. Es una frase muy bella: “Sed
misericordiosos como mi padre en el cielo, que deja brillar el sol sobre buenos
y malos y de la misma manera deja llover sobre justos e injustos”. ¿Por qué? Él
está en sintonía con todos.
El amor en círculos crecientes
De
Rainer María Rilke hay en el Libro de las horas una bella poesía:
Vivo
mi vida en círculos crecientes,
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
pero lo quiero intentar.
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
pero lo quiero intentar.
Yo la
cambié un poco para mí.
Vivo
mi amor en círculos crecientes,
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
en el que realmente amo a todos,
pero lo quiero intentar.
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
en el que realmente amo a todos,
pero lo quiero intentar.
Cada
paso en esa dirección es un logro en el cual crecemos y nos enriquecemos.
El corazón puro
Cuando
entramos en sintonía con excluidos, rechazados, olvidados, por ejemplo con
víctimas o también con aquellos que fueron responsables de su muerte, y los
miramos sin pretender nada, cuando simplemente los miramos con respeto, también
con respeto por su destino, entonces ellos podrán tranquilizarse, sin que los
incorporemos a nosotros. Por eso al final, en el amor a todo, la mirada se
desvía y se dirige a algo que está por encima de todo. Recién en esa mirada
conjunta todos son iguales, nosotros somos iguales a todos y al mismo tiempo estamos
libres para nuestro propio destino y nuestra satisfacción personal.
Esto que dije sobre el amor de ninguna manera es el final. Simultáneamente continúa aún más allá a un plano superior. En la mirada a ese plano superior estaremos serenos y seremos libres.
Les leo otro texto que resume lo que acabo de decir y nos ayuda a identificarnos con ese amor. Se llama “El corazón puro”.
“¿Cómo se vuelve puro nuestro corazón?” Liberando de él a las personas con quienes tenemos contacto, sobre todo a aquellas de quienes estamos más cerca. A cada uno lo dejamos ir con otra persona: con sus padres, con su pareja, con sus hijos, con su destino.
¿Qué repercusión tiene? La persona será libre de nosotros. Libre de nuestros deseos y expectativas, libre de nuestras preocupaciones, libre de nuestros pensamientos, libre de nuestro juicio y de nuestro destino.
También nosotros mismos seremos libres de ella. Libres de sus deseos y expectativas, libres de sus preocupaciones, libres de sus pensamientos, libres de su juicio y su destino. También seremos libres de su culpa, de aquello que ella tal vez nos haya hecho.
A la inversa, ella también será libre de nuestra culpa y de aquello que nosotros tal vez le hayamos hecho y le hayamos causado. Y nosotros seremos libres de nuestras exigencias con el otro, él de las mías y yo de las de él.
¿Seremos entonces insensibles? ¿Careceremos entonces de amor? Al contrario. El corazón puro siente pureza. El corazón puro ama con pureza.
Pureza significa aquí estar en sintonía con nuestro último origen, con el suyo y con el mío. Ser puro como el amor de origen, si es que aquí podemos hablar de amor. Ese amor significa querer al otro como es, significa el amor a su comienzo y también a su fin.
Este es el amor puro y también la alegría pura. Une sin unir y separa sin separar. Simplemente está.
El corazón puro sabe de su dependencia de otros y le da su consentimiento. Ël sabe de la dependencia que otros tienen de él y le da su consentimiento. También en esto es el corazón puro.
Esto que dije sobre el amor de ninguna manera es el final. Simultáneamente continúa aún más allá a un plano superior. En la mirada a ese plano superior estaremos serenos y seremos libres.
Les leo otro texto que resume lo que acabo de decir y nos ayuda a identificarnos con ese amor. Se llama “El corazón puro”.
“¿Cómo se vuelve puro nuestro corazón?” Liberando de él a las personas con quienes tenemos contacto, sobre todo a aquellas de quienes estamos más cerca. A cada uno lo dejamos ir con otra persona: con sus padres, con su pareja, con sus hijos, con su destino.
¿Qué repercusión tiene? La persona será libre de nosotros. Libre de nuestros deseos y expectativas, libre de nuestras preocupaciones, libre de nuestros pensamientos, libre de nuestro juicio y de nuestro destino.
También nosotros mismos seremos libres de ella. Libres de sus deseos y expectativas, libres de sus preocupaciones, libres de sus pensamientos, libres de su juicio y su destino. También seremos libres de su culpa, de aquello que ella tal vez nos haya hecho.
A la inversa, ella también será libre de nuestra culpa y de aquello que nosotros tal vez le hayamos hecho y le hayamos causado. Y nosotros seremos libres de nuestras exigencias con el otro, él de las mías y yo de las de él.
¿Seremos entonces insensibles? ¿Careceremos entonces de amor? Al contrario. El corazón puro siente pureza. El corazón puro ama con pureza.
Pureza significa aquí estar en sintonía con nuestro último origen, con el suyo y con el mío. Ser puro como el amor de origen, si es que aquí podemos hablar de amor. Ese amor significa querer al otro como es, significa el amor a su comienzo y también a su fin.
Este es el amor puro y también la alegría pura. Une sin unir y separa sin separar. Simplemente está.
El corazón puro sabe de su dependencia de otros y le da su consentimiento. Ël sabe de la dependencia que otros tienen de él y le da su consentimiento. También en esto es el corazón puro.
El comienzo del amor
Nuestra
vida comenzó con el amor de nuestros padres. Ellos se amaron antes de que
nosotros naciésemos y en ese amor se convirtieron en hombre y mujer – del modo
más profundo. De ese amor surgimos nosotros. Nosotros los miramos como pareja y
miramos su amor de hombre y mujer. Nuestros ojos comienzan a brillar. ¿Qué
podría ser para nosotros y para ellos más bello y más grande, y profundo y rico
y tener mayor consecuencia? Abrimos nuestro corazón a ese amor y le respondemos
con alegría y esperanza.
De ese modo comenzó también nuestro amor, a través del amor de esos padres, nuestros padres. Nosotros le respondemos a ese amor tomando esa vida de ellos – tomándola toda, así como nos viene de ellos. No se trata de su vida, solamente viene a través de ellos. Pues detrás de ellos están sus padres y los padres de ellos y también los de ellos, por muchas generaciones. A través de todos ellos esa vida ha fluido, pura, sin que nadie haya podido quitarle o agregarle nada. Esa misma vida fluye a través de ellos hasta nosotros. Todos lo hicieron bien. Nadie fue peor, nadie fue mejor. En la transmisión de la vida todos fueron perfectos y todos fueron buenos.
Así miramos ahora a nuestros padres, tal como ellos son, y los vemos perfectos, perfectos al servicio de la vida. Independientemente de lo que ellos hayan hecho o pensado, y más allá de lo que fue su destino; como nuestros padres todo lo hicieron bien. En la transmisión de la vida ellos fueron perfectos. Así, como esos padres perfectos que todo lo hicieron bien, los tomamos en nuestro corazón y les respondemos con la vida y con el amor que a través de ellos comenzaron para nosotros.
Junto a nuestros padres también tomamos a sus padres y a todos nuestros antepasados, y a todos con quienes estamos en sintonía y ellos con nosotros, más allá de lo que esto pueda exigir de nosotros y regalarnos. Los miramos a todos y a cada uno le decimos “Sí”. También a cada uno le decimos: “Gracias”. Junto con ellos nadamos en la gran correntada de la vida, dondequiera que ella nos lleve. Y a esa correntada le decimos: “Nado contigo, dondequiera que tú me arrastres, lejos o cerca. Yo nado contigo. Yo me dejo llevar”.
De ese modo comenzó también nuestro amor, a través del amor de esos padres, nuestros padres. Nosotros le respondemos a ese amor tomando esa vida de ellos – tomándola toda, así como nos viene de ellos. No se trata de su vida, solamente viene a través de ellos. Pues detrás de ellos están sus padres y los padres de ellos y también los de ellos, por muchas generaciones. A través de todos ellos esa vida ha fluido, pura, sin que nadie haya podido quitarle o agregarle nada. Esa misma vida fluye a través de ellos hasta nosotros. Todos lo hicieron bien. Nadie fue peor, nadie fue mejor. En la transmisión de la vida todos fueron perfectos y todos fueron buenos.
Así miramos ahora a nuestros padres, tal como ellos son, y los vemos perfectos, perfectos al servicio de la vida. Independientemente de lo que ellos hayan hecho o pensado, y más allá de lo que fue su destino; como nuestros padres todo lo hicieron bien. En la transmisión de la vida ellos fueron perfectos. Así, como esos padres perfectos que todo lo hicieron bien, los tomamos en nuestro corazón y les respondemos con la vida y con el amor que a través de ellos comenzaron para nosotros.
Junto a nuestros padres también tomamos a sus padres y a todos nuestros antepasados, y a todos con quienes estamos en sintonía y ellos con nosotros, más allá de lo que esto pueda exigir de nosotros y regalarnos. Los miramos a todos y a cada uno le decimos “Sí”. También a cada uno le decimos: “Gracias”. Junto con ellos nadamos en la gran correntada de la vida, dondequiera que ella nos lleve. Y a esa correntada le decimos: “Nado contigo, dondequiera que tú me arrastres, lejos o cerca. Yo nado contigo. Yo me dejo llevar”.
Navidad
Navidad
significa “una noche consagrada”. ¿Consagrada por quién? Una noche que dios nos
consagra a nosotros y nosotros le consagramos a él. Según la tradición bíblica,
en esa noche dios les trajo a los hombres la paz, paz para los hombres que eran
de su agrado, agrado que él siente por todos los hombres.
Sentimos esa paz en nuestros recuerdos de la primera navidad, pues ella nos acerca en el amor a muchas personas cuyos caminos tal vez fueron distintos a los nuestros. En Navidad renovamos nuestro agrado por ellos, porque recordamos que dios siente por todas las personas el mismo agrado, ese agrado que a todos les trae paz.
¿A quién le trae paz especialmente la Navidad? A los padres y a sus hijos, pues en el centro de la Navidad yace un pesebre con un niño recién nacido. Por él sienten los padres agrado, como dios siente agrado por todos nosotros.
En los hijos los padres se experimentan profundamente uno con ellos mismos. En ellos los padres son indivisiblemente uno, incluso por encima de su propia vida personal. En ellos los padres viven unidos y así continúan en la próxima vida.
Entonces ¿al servicio de quién está en Navidad la paz de dios? Al servicio de la vida y del amor que engendra nueva vida. Esa paz también sirve a nuestra vida personal si en esa noche la tomamos de la mano y en toda su abundancia la llevamos a nuestro corazón, otra vez nueva, y con ella servimos a muchas otras personas y también a sus vidas.
Por un lado esa paz no es regalada. Por el otro, nos recuerda nuestros compromisos, nuestros compromisos con el amor.
Ese compromiso nos resulta fácil en Navidad pues se trata de un tiempo festivo en el cual a muchas personas desde el fondo de nuestro corazón le regalamos nuestro amor, algo que a ellos los llena de dicha.
Después de Navidad el recuerdo de ese amor nos lleva a través de muchos inconvenientes que amenazan con desunirnos y nos transporta hasta la próxima paz y el próximo amor. Con ese amor honramos cada día a dios, igual que en Navidad – así en el cielo como en la tierra.
Sentimos esa paz en nuestros recuerdos de la primera navidad, pues ella nos acerca en el amor a muchas personas cuyos caminos tal vez fueron distintos a los nuestros. En Navidad renovamos nuestro agrado por ellos, porque recordamos que dios siente por todas las personas el mismo agrado, ese agrado que a todos les trae paz.
¿A quién le trae paz especialmente la Navidad? A los padres y a sus hijos, pues en el centro de la Navidad yace un pesebre con un niño recién nacido. Por él sienten los padres agrado, como dios siente agrado por todos nosotros.
En los hijos los padres se experimentan profundamente uno con ellos mismos. En ellos los padres son indivisiblemente uno, incluso por encima de su propia vida personal. En ellos los padres viven unidos y así continúan en la próxima vida.
Entonces ¿al servicio de quién está en Navidad la paz de dios? Al servicio de la vida y del amor que engendra nueva vida. Esa paz también sirve a nuestra vida personal si en esa noche la tomamos de la mano y en toda su abundancia la llevamos a nuestro corazón, otra vez nueva, y con ella servimos a muchas otras personas y también a sus vidas.
Por un lado esa paz no es regalada. Por el otro, nos recuerda nuestros compromisos, nuestros compromisos con el amor.
Ese compromiso nos resulta fácil en Navidad pues se trata de un tiempo festivo en el cual a muchas personas desde el fondo de nuestro corazón le regalamos nuestro amor, algo que a ellos los llena de dicha.
Después de Navidad el recuerdo de ese amor nos lleva a través de muchos inconvenientes que amenazan con desunirnos y nos transporta hasta la próxima paz y el próximo amor. Con ese amor honramos cada día a dios, igual que en Navidad – así en el cielo como en la tierra.
Nuestros éxitos en la vida
El nacimiento
El
primer y decisivo éxito para nosotros fue nuestro nacimiento. Lo logramos de la
mejor manera y la más amplia cuando debimos salir a la luz por nuestros propios
medios y el nacimiento ocurrió sin intervención externa. Aquí debimos demostrar
por primera vez nuestra capacidad de imponernos. Este éxito seguirá
repercutiendo por el resto de la vida. De esa experiencia obtenemos la fuerza
para más tarde poder imponernos con éxito.
¿Me estoy yendo muy lejos? ¿Qué tiene que ver este éxito con nuestros posteriores éxitos en nuestro trabajo y en nuestra profesión? ¿Realmente nuestro éxito posterior depende en gran parte de este primer éxito?
¿Cómo se comporta más tarde un niño y un adulto que llegó al mundo a través de una cesárea o que debió ser extraído con fórceps? ¿O cuándo vino al mundo prematuramente y debió permanecer las primeras semanas -o tal vez meses- de su vida en una incubadora? ¿Qué sucede más tarde con su independencia y su capacidad de imposición?
Por supuesto que las consecuencias de estas experiencias pueden ser superadas, por lo menos parcialmente. Como sucede con todas las dificultades y cargas pesadas también podemos ganar de ellas una fuerza extraordinaria.
Sin embargo, al mismo tiempo ellas establecen límites y se convierten en un desafío que podremos superar con mayor facilidad si reconocemos sus raíces y más tarde de alguna manera conseguimos recuperar lo que nos falta, con frecuencia con ayuda exterior.
¿Me estoy yendo muy lejos? ¿Qué tiene que ver este éxito con nuestros posteriores éxitos en nuestro trabajo y en nuestra profesión? ¿Realmente nuestro éxito posterior depende en gran parte de este primer éxito?
¿Cómo se comporta más tarde un niño y un adulto que llegó al mundo a través de una cesárea o que debió ser extraído con fórceps? ¿O cuándo vino al mundo prematuramente y debió permanecer las primeras semanas -o tal vez meses- de su vida en una incubadora? ¿Qué sucede más tarde con su independencia y su capacidad de imposición?
Por supuesto que las consecuencias de estas experiencias pueden ser superadas, por lo menos parcialmente. Como sucede con todas las dificultades y cargas pesadas también podemos ganar de ellas una fuerza extraordinaria.
Sin embargo, al mismo tiempo ellas establecen límites y se convierten en un desafío que podremos superar con mayor facilidad si reconocemos sus raíces y más tarde de alguna manera conseguimos recuperar lo que nos falta, con frecuencia con ayuda exterior.
Encontrar
y tomar a la madre
El segundo acontecimiento decisivo y el
siguiente éxito es el movimiento hacia la madre, ahora como un otro que nos
lleva a su pecho y alimenta. Con su leche nosotros sacamos vida de ella.
¿Qué es lo que aquí nos enseña a ser exitosos y preparados para éxitos posteriores en nuestra vida y nuestra profesión?
Poder tomar a nuestra madre como la fuente de nuestra vida, con todo lo que fluye de ella hacia nosotros. Con ella nosotros tomamos nuestra vida. Y la tomamos tanto como la tomamos a nuestra madre.
Ese tomar es activo. Tenemos que mamar para que su leche salga. Tenemos que llamarla para que venga. Tenemos que alegrarnos por lo que ella nos da. A través de ella seremos ricos.
Más tarde en la vida se demuestra: quien logró tomar a su madre de esa forma será exitoso y feliz. Pues de la misma manera como alguien se relaciona con su madre se relaciona con su vida y su profesión. Con la misma intensidad con la que él rechaza a su madre rechaza la vida, su trabajo y su profesión. De la misma manera y con la misma intensidad la vida, su trabajo y su profesión también lo rechazan a él.
Así como alguien se alegra de su madre, así se alegrará de la vida y de su trabajo. Así como su madre le da, siempre más cuando él toma de ella con amor, en la misma medida su vida y su trabajo le regalarán éxito.
Quien tiene reparos con su madre, también los tendrá con la vida y la felicidad. Así como la madre, como consecuencia de sus reparos y su rechazo se aleja de él, así se alejarán la vida y el éxito.
¿Dónde comienza nuestro éxito? Comienza con nuestra madre.
¿Cómo llega el éxito a nosotros? ¿Cómo puede llegar? Cuando nuestra madre puede venir a nosotros y nosotros la honramos como nuestra madre.
¿Qué es lo que aquí nos enseña a ser exitosos y preparados para éxitos posteriores en nuestra vida y nuestra profesión?
Poder tomar a nuestra madre como la fuente de nuestra vida, con todo lo que fluye de ella hacia nosotros. Con ella nosotros tomamos nuestra vida. Y la tomamos tanto como la tomamos a nuestra madre.
Ese tomar es activo. Tenemos que mamar para que su leche salga. Tenemos que llamarla para que venga. Tenemos que alegrarnos por lo que ella nos da. A través de ella seremos ricos.
Más tarde en la vida se demuestra: quien logró tomar a su madre de esa forma será exitoso y feliz. Pues de la misma manera como alguien se relaciona con su madre se relaciona con su vida y su profesión. Con la misma intensidad con la que él rechaza a su madre rechaza la vida, su trabajo y su profesión. De la misma manera y con la misma intensidad la vida, su trabajo y su profesión también lo rechazan a él.
Así como alguien se alegra de su madre, así se alegrará de la vida y de su trabajo. Así como su madre le da, siempre más cuando él toma de ella con amor, en la misma medida su vida y su trabajo le regalarán éxito.
Quien tiene reparos con su madre, también los tendrá con la vida y la felicidad. Así como la madre, como consecuencia de sus reparos y su rechazo se aleja de él, así se alejarán la vida y el éxito.
¿Dónde comienza nuestro éxito? Comienza con nuestra madre.
¿Cómo llega el éxito a nosotros? ¿Cómo puede llegar? Cuando nuestra madre puede venir a nosotros y nosotros la honramos como nuestra madre.
El movimiento hacia la madre
Para
muchos alguna experiencia temprana se opone a que puedan tomar a la madre.
Ellos vivieron una temprana separación de la madre. Por ejemplo, si ella tuvo
que estar ausente por un tiempo, o si estuvo enferma y debió estar en
rehabilitación, o si fuimos nosotros quienes estábamos enfermos y ella no podía
visitarnos. Esa experiencia tiene como consecuencia una profunda modificación
de nuestro futuro comportamiento. El dolor de la separación y el desamparo, la
desesperación por no tenerla, por no poder recurrir a ella en los momentos en
que la hubiésemos necesitado lleva a una decisión interna. Por ejemplo, “Yo
renuncio a ella”. “Yo me mantengo a distancia de ella”. “Yo me aparto de
ella”.Cuando el niño puede regresar con su madre, con frecuencia la evade. Por
ejemplo, no se deja acariciar y se cierra a ella y a su amor. Él espera en vano
por ella y cuando ella intenta acercarse y tomarlo en sus brazos él la rechaza,
interiormente y a veces también exteriormente.
Las consecuencias de un movimiento interrumpido hacia la madre
La
interrupción temprana del movimiento hacia la madre trae aparejadas graves
consecuencias para la vida posterior y para nuestro éxito. ¿Cómo es esto en
detalle?
Cuando estos niños más tarde quieren dirigirse a alguien, por ejemplo a una pareja, su cuerpo les recordará el trauma de la separación temprana. Entonces su movimiento se detiene. En lugar de dirigirse a su pareja ellos esperan que ésta se acerque a ellos. Cuando la pareja realmente se acerca, ellos con frecuencia apenas soportan su cercanía. De una u otra manera la rechazan en lugar de darle con alegría la bienvenida y abrirle los brazos. Ellos lo padecen y sin embargo consiguen abrirse con muchas vacilaciones, y si esto ocurre, es sólo por un breve lapso.
Lo mismo les sucede con su propio hijo. A veces tampoco soportan fácilmente su cercanía.
¿Cuál sería la solución para ellos? Ese drama sólo puede ser superado allí donde comenzó. En realidad, detrás de cada trauma hay una situación en la cual fue imposible un movimiento que hubiese sido imprescindible, lo que hace que permanezcamos en esa situación como petrificados o paralizados, sin movimiento.
¿Cómo se resuelve un drama como este? Será resuelto en nuestro sentimiento y en nuestro recuerdo cuando nosotros recuperemos interiormente, a pesar del miedo que nos genera regresar a esa situación y al movimiento que entonces resultó frustrado o interrumpido.
¿Qué significa esto para un movimiento interrumpido prematuramente hacia la madre
retrocedemos a la situación de ese momento, volvemos a ser el niño de entonces, miramos a aquella madre y, a pesar del resurgente dolor y la desilusión y la furia de entonces, damos un pequeño paso hacia ella – con amor.
Cuando nos detenemos, la miramos a los ojos y esperamos hasta sentir en nosotros la fuerza y el coraje para dar el próximo pequeño paso, hasta finalmente caer en los brazos de nuestra madre, ser abrazados y sujetados por ella, para al fin volver a ser completamente uno con ella y poder estar a su lado.
Más tarde probamos –también aquí interiormente- si logramos ese movimiento hacia nuestra pareja amada. La miramos a los ojos y en lugar de esperar damos el primer pequeño paso hacia ella. Después de un rato, cuando hemos juntado suficiente fuerza, damos un segundo paso. Así, lentamente, avanzamos hacia ella, paso a paso, hasta poder tomarla en nuestros brazos y ella a nosotros, hasta que la sujetamos y dejamos que ella nos sujete, felices y sin prisa.
Cuando estos niños más tarde quieren dirigirse a alguien, por ejemplo a una pareja, su cuerpo les recordará el trauma de la separación temprana. Entonces su movimiento se detiene. En lugar de dirigirse a su pareja ellos esperan que ésta se acerque a ellos. Cuando la pareja realmente se acerca, ellos con frecuencia apenas soportan su cercanía. De una u otra manera la rechazan en lugar de darle con alegría la bienvenida y abrirle los brazos. Ellos lo padecen y sin embargo consiguen abrirse con muchas vacilaciones, y si esto ocurre, es sólo por un breve lapso.
Lo mismo les sucede con su propio hijo. A veces tampoco soportan fácilmente su cercanía.
¿Cuál sería la solución para ellos? Ese drama sólo puede ser superado allí donde comenzó. En realidad, detrás de cada trauma hay una situación en la cual fue imposible un movimiento que hubiese sido imprescindible, lo que hace que permanezcamos en esa situación como petrificados o paralizados, sin movimiento.
¿Cómo se resuelve un drama como este? Será resuelto en nuestro sentimiento y en nuestro recuerdo cuando nosotros recuperemos interiormente, a pesar del miedo que nos genera regresar a esa situación y al movimiento que entonces resultó frustrado o interrumpido.
¿Qué significa esto para un movimiento interrumpido prematuramente hacia la madre
retrocedemos a la situación de ese momento, volvemos a ser el niño de entonces, miramos a aquella madre y, a pesar del resurgente dolor y la desilusión y la furia de entonces, damos un pequeño paso hacia ella – con amor.
Cuando nos detenemos, la miramos a los ojos y esperamos hasta sentir en nosotros la fuerza y el coraje para dar el próximo pequeño paso, hasta finalmente caer en los brazos de nuestra madre, ser abrazados y sujetados por ella, para al fin volver a ser completamente uno con ella y poder estar a su lado.
Más tarde probamos –también aquí interiormente- si logramos ese movimiento hacia nuestra pareja amada. La miramos a los ojos y en lugar de esperar damos el primer pequeño paso hacia ella. Después de un rato, cuando hemos juntado suficiente fuerza, damos un segundo paso. Así, lentamente, avanzamos hacia ella, paso a paso, hasta poder tomarla en nuestros brazos y ella a nosotros, hasta que la sujetamos y dejamos que ella nos sujete, felices y sin prisa.
Cada año de nuevo
Cada
año de nuevo termina el año viejo y comienza uno nuevo. Al margen de lo que
haya acontecido en el año que se acaba y al margen de lo que traiga el nuevo,
detrás del cambio de año reina una ley cósmica. La tierra gira alrededor de su
punto central, el sol, es atraída por él y por él mantenida en su órbita que en
el transcurso de un año completa un ciclo y da lugar a que uno nuevo se inicie.
Esto sucede independientemente de lo que pasó sobre la tierra o de lo que vaya
a pasar.
Al final del año podemos insertarnos concientemente en ese ritmo cósmico. ¿Cómo? Con serenidad. De todas maneras todo recorrerá su rumbo cósmico. Todo lo que nos aparece cercano e importante se aparta de nosotros y hace lugar a algo eterno que siempre permanece igual para nosotros, siempre en el mismo movimiento.
También nosotros giramos con la tierra alrededor de un centro, alrededor de un centro humano, alrededor de nuestro centro. Ese movimiento es asimismo un movimiento cósmico. A diferencia del giro de la tierra alrededor del sol que nosotros en su dimensión percibimos como trascendente, superior y en todo sentido independiente, el giro alrededor de nuestro propio centro al que también percibimos infinitamente alejado de nosotros lo experimentamos de forma directa, atraídos por ese centro que jamás nos suelta.
Al final del año podemos insertarnos concientemente en ese ritmo cósmico. ¿Cómo? Con serenidad. De todas maneras todo recorrerá su rumbo cósmico. Todo lo que nos aparece cercano e importante se aparta de nosotros y hace lugar a algo eterno que siempre permanece igual para nosotros, siempre en el mismo movimiento.
También nosotros giramos con la tierra alrededor de un centro, alrededor de un centro humano, alrededor de nuestro centro. Ese movimiento es asimismo un movimiento cósmico. A diferencia del giro de la tierra alrededor del sol que nosotros en su dimensión percibimos como trascendente, superior y en todo sentido independiente, el giro alrededor de nuestro propio centro al que también percibimos infinitamente alejado de nosotros lo experimentamos de forma directa, atraídos por ese centro que jamás nos suelta.
Cada
año que pasa algo avanza, en el cosmos y en nosotros.
¿Cómo
miramos hoy al año que pasó y al que vendrá? Con serenidad. Nos sintonizamos
con un movimiento cósmico afuera y adentro. En sintonía con él, dejamos que el
año viejo sea el pasado, tal como fue, y dejamos que el año nuevo llegue con
todo lo que él trae, sin lamentar nada de lo que pasó y sin preocuparnos por lo
que vendrá.
Cada año de nuevo tomamos conciencia que nosotros y el mundo continúan su marcha, unidos en un movimiento eterno al cual nos abandonamos y en el cual podemos confiar.
¿Somos importantes para ese movimiento cósmico? Evidentemente sí. De lo contario no seríamos recogidos por él.
¿Podemos caer fuera de ese movimiento cósmico? Evidentemente no. Justamente porque él es cósmico nada puede ser separado o excluido de él. Al contrario. Cósmico quiere decir que todo está unido a todo, sobre todo con aquella fuerza que actúa detrás de todo, que todo lo mueve y que quiere que así se mueva.
Por eso, cada año de nuevo con el cambio de año nosotros adelantamos nuestras órbitas, tanto en lo grande como en lo pequeño. ¿Cómo? Con esperanza.
Cada año de nuevo tomamos conciencia que nosotros y el mundo continúan su marcha, unidos en un movimiento eterno al cual nos abandonamos y en el cual podemos confiar.
¿Somos importantes para ese movimiento cósmico? Evidentemente sí. De lo contario no seríamos recogidos por él.
¿Podemos caer fuera de ese movimiento cósmico? Evidentemente no. Justamente porque él es cósmico nada puede ser separado o excluido de él. Al contrario. Cósmico quiere decir que todo está unido a todo, sobre todo con aquella fuerza que actúa detrás de todo, que todo lo mueve y que quiere que así se mueva.
Por eso, cada año de nuevo con el cambio de año nosotros adelantamos nuestras órbitas, tanto en lo grande como en lo pequeño. ¿Cómo? Con esperanza.
Preparado
Preparados
estamos para lo que vendrá. Preparados miramos hace delante y dejamos atrás lo
que ya pasó. Solamente cuando dejamos lo pasado estamos preparados para lo que
viene.
Cuando dejamos todo estamos preparados para el final. Así preparados seremos libres de todo lo que ya pasó y libres de lo que viene, pero que solamente durará un instante para también después concluir.
¿Viene el final o ya está aquí? ¿Tiene el final un tiempo para venir? ¿O sin que exista un comienzo ya está aquí y por lo tanto sin que exista un movimiento del cual él surge?
Por eso, concentrémonos en el final ya ahora, en ese ahora en el cual el final ni viene ni deja de venir. Es que el final está aquí, siempre está aquí.
No obstante, para nosotros ese estar preparado para el final es parte de un movimiento. ¿Qué movimiento es ese? Es un movimiento que deja atrás, continuamente deja atrás, todo lo deja atrás.
¿Perdemos algo con ese dejar atrás? ¿Qué podríamos perder si dejamos que sea parte del pasado, si el final queda? Si para todo el final queda.
¿Puedo intentar poner en orden algo que ya ha pasado como si de esa manera lo acercase más al final? ¿O igual que todo lo demás tiene que haber terminado para siempre justamente porque el final siempre está allí?
¿Cómo me preparo entonces para el final? Aceptando que nada de lo pasado me está esperando y que no dejo que nada de lo pasado me espere, como si a posteriori tuviese que poner en orden algo que ya ha pasado.
¿Qué sucede cuando en ese sentido algo pasado me está esperando y cuando yo intento corresponder a esa expectativa? ¿Sigo estando en todo sentido orientado y preparado para ese final? ¿Siguen estando otros, que de mí esperan que les ponga en orden algo que ha pasado, orientados y preparados para ese final?
Entonces dejo el pasado aparentemente inconcluso allí donde concluyó y libre de todo lo pasado, libre de todo mi pasado y libre de los pasados de todos los demás solo me preparo para el final.
¿Puede a veces el final a pesar de todo ponerme a su servicio por algo pasado para que lo libere de su pasado y de ese modo éste pueda encontrar el final en plenitud? ¿Sólo podemos encontrar ese final conjuntamente?
También en este caso le doy mi consentimiento a un movimiento, tal como él me mueve, así como él me mueve, para después cuando termina -para mí y para otros- soltarlo.
Por otro lado habría que tener en cuenta que las personas fallecidas a veces vienen en ayuda de los vivos poniéndoles algo en orden. También aquí podemos reconocer un movimiento del espíritu al cual nosotros nos unimos en la medida en que nuestra alma en sintonía con los movimientos pueda recoger y aceptar ese final. Esto quiere decir que tampoco aquí podemos dejar que se entrometa ningún otro movimiento entre nosotros y ese final, que también aquí somos directamente atrapados por su movimiento y en soledad nos preparamos para el final.
Cuando dejamos todo estamos preparados para el final. Así preparados seremos libres de todo lo que ya pasó y libres de lo que viene, pero que solamente durará un instante para también después concluir.
¿Viene el final o ya está aquí? ¿Tiene el final un tiempo para venir? ¿O sin que exista un comienzo ya está aquí y por lo tanto sin que exista un movimiento del cual él surge?
Por eso, concentrémonos en el final ya ahora, en ese ahora en el cual el final ni viene ni deja de venir. Es que el final está aquí, siempre está aquí.
No obstante, para nosotros ese estar preparado para el final es parte de un movimiento. ¿Qué movimiento es ese? Es un movimiento que deja atrás, continuamente deja atrás, todo lo deja atrás.
¿Perdemos algo con ese dejar atrás? ¿Qué podríamos perder si dejamos que sea parte del pasado, si el final queda? Si para todo el final queda.
¿Puedo intentar poner en orden algo que ya ha pasado como si de esa manera lo acercase más al final? ¿O igual que todo lo demás tiene que haber terminado para siempre justamente porque el final siempre está allí?
¿Cómo me preparo entonces para el final? Aceptando que nada de lo pasado me está esperando y que no dejo que nada de lo pasado me espere, como si a posteriori tuviese que poner en orden algo que ya ha pasado.
¿Qué sucede cuando en ese sentido algo pasado me está esperando y cuando yo intento corresponder a esa expectativa? ¿Sigo estando en todo sentido orientado y preparado para ese final? ¿Siguen estando otros, que de mí esperan que les ponga en orden algo que ha pasado, orientados y preparados para ese final?
Entonces dejo el pasado aparentemente inconcluso allí donde concluyó y libre de todo lo pasado, libre de todo mi pasado y libre de los pasados de todos los demás solo me preparo para el final.
¿Puede a veces el final a pesar de todo ponerme a su servicio por algo pasado para que lo libere de su pasado y de ese modo éste pueda encontrar el final en plenitud? ¿Sólo podemos encontrar ese final conjuntamente?
También en este caso le doy mi consentimiento a un movimiento, tal como él me mueve, así como él me mueve, para después cuando termina -para mí y para otros- soltarlo.
Por otro lado habría que tener en cuenta que las personas fallecidas a veces vienen en ayuda de los vivos poniéndoles algo en orden. También aquí podemos reconocer un movimiento del espíritu al cual nosotros nos unimos en la medida en que nuestra alma en sintonía con los movimientos pueda recoger y aceptar ese final. Esto quiere decir que tampoco aquí podemos dejar que se entrometa ningún otro movimiento entre nosotros y ese final, que también aquí somos directamente atrapados por su movimiento y en soledad nos preparamos para el final.
La paz
La paz
llega después del conflicto. Ella reúne lo que antes estaba enfrentado. Ella es
la buena salida de un conflicto, ella es su solución. Con la paz comienza la
esperanza de que algo que antes separaba a ambos lados haya sido superado para
que ella pueda tener futuro.
La paz mira hacia delante. Las heridas cerrarán, los muertos serán enterrados, los daños reparados y lo destruido será reconstruido.
La paz es un bien preciado y muy frágil. ¿Qué la salva para un futuro duradero? Cuando aquellos que estaban enfrentados entre sí se unan para lograr metas comunes de modo que se necesiten mutuamente y que dependan más uno del otro. No obstante ellos deberán reconocer que dependen uno del otro, que en la misma medida son dependientes uno del otro.
Simultáneamente ambos lados dejan que el otro sea como es, dejan que el otro sea distinto. Solamente entre distintos puede la paz servir al progreso, del mismo modo que un hombre y una mujer por ser distintos pueden tener hijos en común.
¿Qué es lo que más se opone a la paz? La arrogancia, como si uno o algo pudiese ser mejor. Es sobre todo esa arrogancia la que alimenta los grandes conflictos.
¿Qué es lo que profundamente asegura la paz? La humildad. Ella nos permite permanecer con todos abajo. Solamente abajo somos iguales y del mismo valor que los demás. Con benevolencia permanecemos iguales a los demás, en paz, con mutuo respeto y amor.
La paz mira hacia delante. Las heridas cerrarán, los muertos serán enterrados, los daños reparados y lo destruido será reconstruido.
La paz es un bien preciado y muy frágil. ¿Qué la salva para un futuro duradero? Cuando aquellos que estaban enfrentados entre sí se unan para lograr metas comunes de modo que se necesiten mutuamente y que dependan más uno del otro. No obstante ellos deberán reconocer que dependen uno del otro, que en la misma medida son dependientes uno del otro.
Simultáneamente ambos lados dejan que el otro sea como es, dejan que el otro sea distinto. Solamente entre distintos puede la paz servir al progreso, del mismo modo que un hombre y una mujer por ser distintos pueden tener hijos en común.
¿Qué es lo que más se opone a la paz? La arrogancia, como si uno o algo pudiese ser mejor. Es sobre todo esa arrogancia la que alimenta los grandes conflictos.
¿Qué es lo que profundamente asegura la paz? La humildad. Ella nos permite permanecer con todos abajo. Solamente abajo somos iguales y del mismo valor que los demás. Con benevolencia permanecemos iguales a los demás, en paz, con mutuo respeto y amor.
La Jerusalén santa
¿Cuándo
es Jerusalén realmente la ciudad santa tal como aparece en las visiones del
profeta Jesaja y en las revelaciones de Juan?
Cuando los antiguos enemigos de las guerras santas se hayan convertido en iguales en el reino de paz de los muertos, comenzando por la conquista del territorio bajo Joshua, el acuerdo entre David y Salomón sobre las guerras entre Israel en el norte y Judea en el sur, el hundimiento de los dos reinos bajo los Asirios y los Babilonios, la penosa reconstrucción después del exilio bajo Esdras y Nejemías, las sangrientas guerras de los Macabeos, la ejecución de Jesús, el hundimiento de Jerusalén bajo los Romanos, la conquista por los árabes, las cruzadas y la nueva ocupación luego de la última guerra mundial.
Yo me imagino que todos regresan, se miran a los ojos, lloran por lo que sufrieron por culpa del otro y por lo que se hicieron el uno al otro, se devuelven mutuamente su dignidad y reconciliados dejan finalmente lo pasado detrás de sí.
¿Y los vivos? Ellos ven lo que les espera, moderan entonces sus objetivos y mutuamente abren sus corazones.
Cuando los antiguos enemigos de las guerras santas se hayan convertido en iguales en el reino de paz de los muertos, comenzando por la conquista del territorio bajo Joshua, el acuerdo entre David y Salomón sobre las guerras entre Israel en el norte y Judea en el sur, el hundimiento de los dos reinos bajo los Asirios y los Babilonios, la penosa reconstrucción después del exilio bajo Esdras y Nejemías, las sangrientas guerras de los Macabeos, la ejecución de Jesús, el hundimiento de Jerusalén bajo los Romanos, la conquista por los árabes, las cruzadas y la nueva ocupación luego de la última guerra mundial.
Yo me imagino que todos regresan, se miran a los ojos, lloran por lo que sufrieron por culpa del otro y por lo que se hicieron el uno al otro, se devuelven mutuamente su dignidad y reconciliados dejan finalmente lo pasado detrás de sí.
¿Y los vivos? Ellos ven lo que les espera, moderan entonces sus objetivos y mutuamente abren sus corazones.
La alegría
La alegría levanta.
La alegría nos abre interiormente. Ella es la plenitud. La alegría nos pone en
movimiento, la alegría anima. La alegría se mueve y arrastra a los demás.
Con alegría cantamos.
Ella no deja que nos quedemos sentados. Tomamos a otros de la mano y con ellos
comenzamos a danzar, felices comenzamos a danzar.
La alegría está
atenta. En las demás personas o en alguna cosa sentimos una luminosa alegría.
Pues la alegría ilumina. Ella resplandece en nuestros ojos y en nuestros
rostros.
Toda alegría es
alegría de vivir. Ella se nutre de la plenitud de la vida y la felicidad. Es
por eso que nos arrastra, a nosotros y a los demás.
Junto a esta agitada
alegría también experimentamos una alegría silenciosa. Por ejemplo, cuando nos
alegramos de la existencia de otros, cuando nos alegramos de ellos tal como
son. Así se alegran los padres de sus hijos. Así nos alegramos nosotros de un
éxito cuando algo nos ha salido bien.
La alegría es la
coronación de la sabiduría. A través de una cara bondadosa ella irradia y
acompaña al amor. Ella acompaña al amor, al amor permisivo, al amor que en
consonancia deja que la vida siga su curso y con ella todo lo que crece. Esa
alegría está en sintonía con la vida. Ella ha dejado atrás las grandes
exigencias, porque está satisfecha.
Ese es un amor rico.
Amor y vida
Allí donde se logra la vida, se ha logrado
el amor. En primer lugar el amor entre nuestros padres como hombre y mujer. Con
él ha se ha iniciado nuestra vida.
¿Existe algo más grande que ese amor? Como
consecuencia de ese amor ¿es posible traer al mundo algo más maravilloso que un
niño? En ese amor se manifiesta esa misma fuerza creadora con la cual un
espíritu eterno creó al mundo y dijo: “Qué se haga”. ¿No dijeron nuestros
padres con su amor en el momento en que nosotros surgíamos de ese amor las
mismas palabras que Dios: “Qué se haga”, y que tuvieron la misma influencia que
cuando él dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”?
¿Cómo era la imagen de la que se creó el
primer hombre? En la Biblia se dice: “Él los creó como hombre y mujer”.
¿Por qué él los creó como hombre y mujer?
Cuando ellos como hombre y mujer vean en sí mismos una obra de amor de Dios
proseguirán con su creación según su imagen y crearán con su amor un nuevo
hombre y una mujer, varones y niñas, para que a su vez ellos, como hombre y
mujer, vuelvan a crear vida a imagen y semejanza de Dios.
¿Qué dijo Dios después que hizo al hombre
como coronación de la creación? Él dijo: “Esto está muy bien”.
La pregunta es: ¿Respetamos nosotros la
dimensión del amor de nuestros padres como punto más alto y como meta de la
creación de Dios? ¿Estamos frente a ellos con el mismo recogimiento que ante
Dios?
¿Dónde se manifiestan la dimensión y el
amor de Dios con mayor fuerza que en el amor de nuestros padres a través del
cual ellos se convirtieron en nuestros padres?
¿Dónde se inicia entonces nuestro amor?
Allí donde nuestra vida comenzó: con el amor de nuestros padres entre ellos y
por nosotros, y en respuesta a su amor con nuestro amor por ellos como nuestros
padres.
¿En nuestra respuesta a ellos hemos
incorporado a nuestra conciencia la dimensión de su amor y la hemos realmente
guardado en el fondo de nuestra alma y nuestro corazón con todas las consecuencias
que tenga para ellos y para nosotros, tanto en la totalidad de su dimensión
como en sus implicancias para nuestra vida futura? Si es así, qué diferente
será entonces nuestra manera de vivir y amar.
Las mujeres
Tenemos que tener en cuenta que las
mujeres lo tienen más difícil que los hombres porque sus destinos y sus
determinantes de vida –es decir su vida- son más difíciles de vivir que para
los hombres. Por esa razón algunas hijas tienen miedo de ser mujeres y
prefieren refugiarse en el área de influencia del padre a permanecer en el área
de influencia de la madre. Pero el único camino que tiene una muchacha de
convertirse realmente en una mujer es situarse en el área de influencia de su
madre –y eso ocurre cuando ella la respeta y honra. Cuando en una constelación
son incluidas varias generaciones, una mujer obtiene fuerza de la fortaleza de
las mujeres que están detrás de ella – de su madre, sus abuelas, sus
bisabuelas, etc.… Una mujer es más atractiva para un hombre cuando éste siente
en ella esa poderosa fuerza femenina. Esto pudo verse aquí con mucha claridad.
Lo mismo vale para los hombres. Con
frecuencia a los hombres se les niega el respeto en la familia cuando ellos se
comportan como si fuesen superiores a los demás. Ellos miran a los otros desde
arriba. De esa manera ellos miran hacia abajo a su propio padre y lo ven
delante de sí. Distinto es cuando ese hombre ve a su padre detrás de él. Un
hombre que sabe que su padre está detrás de él – y detrás de su padre su abuelo
y su bisabuelo – puede acumular fuerza masculina. Él podrá entonces deponer su
actitud de superioridad con respecto a su padre y a las otras personas.
Las
constelaciones familiares del espíritu
Como ustedes tal vez escucharon, tiempo
atrás yo estuve muy enfermo. Luego del curso en Kiev, que resultó ser muy
impactante, yo me enfermé gravemente. Tuve que dejar lo que tenía previsto. Eso
duró casi tres meses. Tuve que reorganizarme interiormente. Yo me di cuenta que
la constelación familiar en la forma tradicional estaba terminada para mí. Es
decir, percibí que la constelación familiar marchaba en una dirección que la
hacía regresar a la psicoterapia. Sobre todo en lo que concierne a las
expectativas de los participantes que, por consiguiente, esperaban de mí
curación y una solución a los problemas de acuerdo a sus intereses para así
poder sentirse mejor. En cierto sentido me sentí como si fuese exprimido por
muchos y al final todos quedábamos debilitados. Yo y ellos también.
En consecuencia cancelé todos mis cursos
de ese año. Muy lentamente se han ido desarrollando en mí conocimientos sobre
el futuro de la constelación familiar. Estoy muy satisfecho con el resultado.
Pone a la constelación en otro plano y en otra dimensión.
Yo reflexioné acerca de lo que ocurre hoy
con la constelación familiar. ¿Qué sucede con la constelación familiar tal como
era y cuál es el futuro de la constelación familiar?
Aquí en este curso queremos llevarlos a
ese otro plano, y por cierto de una forma más clara de la que yo hasta ahora
era conciente. Todos ustedes, con excepción de los que tal vez sean muy nuevos,
tienen en claro que los representantes en una constelación no son más ellos
mismos. Ellos son poseídos por otra fuerza y puestos a su servicio. Puestos al
servicio de esa fuerza, no a nuestro servicio, no en primer lugar al servicio
de quien requiere ayuda, sino puestos al servicio de esa fuerza. Ellos serán
poseídos y tan pronto como se inicia la constelación sentirán del mismo modo
que las personas que ellos representan. Ellos serán arrastrados en una
dirección, en un movimiento que trasciende en mucho nuestras ideas
tradicionales de bueno y malo y de correcto e incorrecto. Por consiguiente es
necesario que el director de la constelación, en este caso yo, ya no tenga
intenciones de ayudar a alguien. Tampoco de satisfacer la expectativas de un
cliente de acuerdo a sus deseos. Sino como un médium ser poseído por otra
fuerza superior. De la misma manera serán poseídos los representantes.
De esa manera la constelación familiar
arriba a un plano completamente diferente, un plano superior que exige de cada
uno algo distinto de lo que él se había imaginado. Entonces yo, el cliente, los
representantes en la constelación y todas las personas involucradas en el
público se abrirán interiormente a ese otro movimiento. Entonces todos serán en
todo sentido independientes de mí. Ellos serán independientes de sus
expectativas y serán llevados a un plano superior.
Resulta evidente que existen resistencias
contra este nuevo movimiento. A veces la resistencia contra este nuevo
movimiento toma formas muy extrañas. Lo que yo escucho que se dice en internet
de mí y de mi trabajo, por ejemplo en Rusia, me resulta muy extraño. Al mismo
tiempo yo sé lo que sucede interiormente. ¿Quieren qué se los diga?
Todos los que hasta el momento practican
la constelación familiar han recibido mucho de mí. Yo soy la “madre” de la
constelación familiar. Yo enriquecí a todos los que la utilizan. La pregunta es
¿han tomado esas personas todo de su madre? ¿O, después de que ellos tomaron
todo, le hacen reproches y le dicen que ella debería haber sido distinta? Ahora
bien, a mí me pasa lo mismo. En sintonía con las madres, a quienes yo honro
profundamente, doy mi asentimiento con todo mi corazón. Mi amor permanece.
Órdenes y desordenes del amor
Quisiera decir algo más sobre las
constelaciones familiares del espíritu.
Quien acepta ser guiado por un movimiento
del espíritu podrá dejar atrás las imágenes interiores que determinan lo que es
bueno y lo que es malo. Puesto que él se entrega a ese movimiento espiritual,
éste lo llevará a conocimientos que por nuestras consideraciones anteriores
hasta ahora nos estaban cerrados. Estos nuevos conocimientos van mucho más allá
de la constelación familiar tradicional. La constelación familiar habitual
permanece dentro de ciertos límites de los órdenes del amor. Estos se
desarrollan en un plano superficial.
Esto no quiere decir que no sean
importantes. Pero quien se entrega a los movimientos del espíritu obtendrá
nuevos conocimientos. Yo los resumo en los Órdenes del amor.
Allí existen dos órdenes que no están en
nuestra conciencia. Por eso continuamente chocamos contra esos ellos.
El primero de esos órdenes es: todos los
que forman parte de una familia tiene el mismo derecho de pertenecer a ella.
Esto quiere decir: nadie puede ser excluido de una familia. Nadie que alguna
vez estuvo o está allí puede ser excluido de la familia sin que esto tenga
consecuencias de largo alcance. Por ejemplo, ningún niño abortado puede ser
excluido. Ningún niño entregado o escondido, o que haya infringido las normas
de la familia y es declarado culpable por ella y por lo tanto excluido.
Nuestras imágenes de libertad e
independencia y desarrollo personal, por ejemplo, excluyen a muchos que de
algún modo se interponen en nuestro camino. Así se produce un desorden del
amor.
Las consecuencias
¿Cuál es la consecuencia? Más tarde en la
familia alguien deberá representar a la persona excluida, sin que él sea
conciente de ello. En la constelación familiar lo conocemos como una
implicación (enredo). Por consiguiente, alguien sentirá realmente como la
persona excluida y asumirá su destino, por lo que él mismo resultará también
excluido.
Existe en este contexto una comprensión
muy importante, una comprensión sobre el desorden fundamental del amor, una
comprensión que no registramos porque en ese amor nos sentimos grandes.
Si alguien en esa familia fue responsable
de la exclusión de un miembro, esa persona será atraída hacia quien ha sido
excluido, y si esa persona está muerta o incluso si fue asesinada, como en el
caso de un aborto, la persona será atraída hacia ese muerto. Entonces aparece
un niño y le dice, por ejemplo, a su madre: “Yo en tu lugar”.
Este es el gran amor, al menos así
aparenta ser. Sin embargo él choca contra un orden básico de la vida. Esto sale
a la luz en las constelaciones familiares.
La constelación familiar del espíritu
supera este amor superficial y deja que cada uno complete su vida según su
propio destino y sin que él deposite cosas en los demás ni se haga cargo de
cosas por otros.
La otra ayuda
Me gustaría decir algo en relación con la
ayuda. La mayoría de nosotros aquí nos consideramos a nosotros mismos en
distintos espacios “ayudadores”. Por ejemplo, en la psicoterapia o en otras
profesiones.
¿Qué dice alguien que presta ayuda? Por
supuesto yo lo exagero un poco. Pero en la psicoterapia con frecuencia dice:
¡Sé como yo!
¿Cuál es el resultado? Naturalmente yo lo
exagero un tanto. Él se convierte en la persona que quiere ayudar. Por ejemplo,
se enferma. No resulta sorprendente pues él se ha colocado en el lugar de una
fuerza superior.
En la constelación familiar del espíritu
la ayuda en el sentido tradicional se acaba. Ayudar sólo puede el espíritu
creador con el cual entramos en sintonía. Por esa razón, cuando una
constelación no avanza; cuando por ese motivo la interrumpimos, el movimiento
del espíritu, el movimiento creador, seguirá avanzando. Si en una situación
como esa nosotros intentásemos hacer algo por nuestra propia cuenta contra el
movimiento del espíritu porque queremos a toda costa alcanzar lo que de acuerdo
a nuestro criterio y el de los otros participantes es una buena solución
entonces nos pondremos a nosotros mismos en peligro. Aquí todo transcurre de
manera distinta a como estamos acostumbrados.
Por eso el constelador que dirige una
constelación permanece totalmente en sintonía con ese movimiento. Sin
deseos propios, solamente al servicio de un movimiento más grande.
Después de un tiempo nos acostumbramos a
que los movimientos del espíritu son distintos a como nos los habíamos
imaginado. Para esos movimientos no hay nada equivocado. Como quiera que uno se
comporte, si le damos nuestro asentimiento o no, para ese espíritu esa persona
se comporta correctamente. Aun cuando él a veces, para después subir a las
alturas, deba primero descender a las profundidades. Después de un tiempo nos
sabemos totalmente en sintonía con todo tal como es. Esto nos lo muestra el
movimiento del espíritu. El está en sintonía con todo como es, puesto que todo
tal como es también proviene de él.
Poseído
Quisiera volver nuevamente a la
constelación de ayer a la noche. La última constelación de ayer a la noche
transcurrió paso a paso. Al principio no teníamos claro cuanto debíamos avanzar.
Entonces decidimos volver a retomarla un poco más tarde. Sophie tuvo entonces
una importante comprensión. Ella vio que el cliente estaba poseído por otra
persona. Recién entonces pudimos incluir a esa otra persona. Estas cosas
ocurren. Que alguien esté poseído por otra persona. Se trata de alguien que ha
sido excluido y debe ser reintegrado. Al final pudimos ver cómo todo, la
constelación toda era guiada por otra fuerza que al final pudo reunir a todos
aquellos que anteriormente estaban separados. Este es un movimiento del
espíritu. No siempre es fácil darse cuenta a dónde seremos conducidos.
Este es otro punto de vista que nosotros
también debemos tener en cuenta. Que nosotros no trabajamos con una persona
sola, sino también con quienes se expresan en ella y tienen además el deseo de
hacerlo, de modo que al final todos pueden estar comunicados entre sí.
Loco
Hubo otro aspecto que entonces también
pudo manifestarse con claridad. Sophie le preguntó si él estaba loco. El sí lo
era. En cierta manera él estaba loco.
Esta es otra importante comprensión que
surge de la constelación familiar del espíritu. Loco significa que en una familia alguien resultó culpable de la muerte
de otro y que esa persona, junto con la víctima, fue excluida. Entonces
alguien debe representar al mismo tiempo a esa persona junto con la víctima. Es
así que esa persona estará en cierto modo confundida. Cuando ellos puedan
encontrarse en la familia, entonces la persona será libre.
Esta es una comprensión que tuve ya hace
varios años. Esa comprensión es puesta completamente en duda por la psiquiatría
tal como ella es ampliamente practicada en nuestros días. A través de la
constelación familiar del espíritu se abren aquí nuevas posibilidades de ayuda
para aquellos a quienes usualmente consideramos psicóticos. Eso no es una
enfermedad. Es un enredo sistémico que a través de la constelación puede
ponerse en orden.
No obstante en el área de la psiquiatría
hay fuertes resistencias en contra que provienen de ámbitos diversos. Es
necesario más tiempo hasta que estas comprensiones puedan hacer pie allí.
Algunos piensan que tal vez eso debería
ocurrir más rápido. No, para el espíritu nada debe ir más rápido. No
necesitamos anticiparnos a él. Él es quien determina el movimiento necesario. Y
nosotros, yo por ejemplo, me adapto a ese espíritu -sin tomar la iniciativa-
para poner algo en movimiento. Aquí actúan otras fuerzas, y también nosotros
podemos confiar.
Por consiguiente, aquí se muestra que
ayudar significa otra cosa de lo que comunmente suponemos y también
ejercitamos.
Ayuda espiritual
Nosotros consideramos que al ayudar, que
en una profesión que ayuda, el que ayuda tiene que tomar la iniciativa con
respecto a alguien denominado cliente. El cliente espera que el ayudante tome
la iniciativa. Los ayudadores caen en la trampa y yo me uno a ellos porque
muchas veces yo mismo he caído en ella. Muchas veces yo también pensaba que
debía ayudar a alguien.
Ayudar sólo pude hacerlo el espíritu, una
fuerza creadora. Para ese espíritu, para esa fuerza nadie está perdido y
necesita mi ayuda o la nuestra. Por el contrario, cuando alguien tiene que
defenderse solo sin que nadie intervenga, él entrará en contacto con su propia
fuerza. Ella sabrá lo que es necesario.
Cuando miro atrás en mí vida veo que no
hubo caminos errados a pesar de que por momentos creí haberme equivocado.
Incluso cuando por propia voluntad intenté ayudar a alguien, lo que en ese
sentido no es posible. Frente a esa fuerza no existe ni culpa ni inocencia, ni
derecho ni injusticia. Todo está en un contexto más amplio en su lugar. Esta es
la manera como avanzamos ahora que confiamos en otra fuerza.
Y sin embargo esa fuerza nos pone a veces
a su servicio, sin que nosotros lo hayamos querido y sin que nosotros hayamos
podido o tenido el derecho de defendernos. Todo está en otras manos y frente a
esa otra fuerza todos somos igualmente buenos e igualmente humanos. Ante ella
todos abajo y ella toma por nosotros la iniciativa.
Ese es el camino que nosotros aquí transitamos,
en sintonía con esa fuerza damos lo mejor, aunque sin intervenir.
¿Ha quedado claro? Bien. Seguimos
trabajando en este sentido. ¿Cómo? Juntos.
Demostración: Ayudar con una frase
Hellinger elige a una paciente
que pidió participar y la hace sentarse a su lado. Sin preguntarle por un
motivo le pide:
HELLINGER: Cierra los ojos.
Después de un rato: Dile interiormente a alguien: Ahora
ha llegado el momento.
Cuando ella vuelve a abrir los
ojos:
Sí, así fue.
A la cliente: ¿Cómo te sientes ahora?
CLIENTA: Mi corazón está ahora
más tranquilo. El latía con mucha intensidad.
HELLINGER al grupo: Yo
demostré en una frase la constelación familiar del espíritu. Ustedes lo vieron,
yo ni siquiera la miré. Yo me puse en contacto de un modo espiritual. Entonces
me fue regalada esa frase. Yo la dije y fue suficiente. Si yo agregase algo más
estaría quitando algo.
Esta es la extrema
concentración de la constelación familiar del espíritu. Ustedes se dieron
cuenta, esa frase no es solamente para ella. Todas las frases que provienen de
la sintonía con ese movimiento son al mismo tiempo para todos.
A la clienta: Te deseo lo mejor.
Al grupo: Cierren los ojos. Dejen que
esa frase siga actuando en ustedes: Ahora ha llegado el momento.
Después de un largo rato: Okay.
El núcleo
central
Yo tengo un amigo en Polonia, Wojtek
Eichelberger. Cuando estuve la última vez en Polonia él me contó cómo reunía a
grupos enemistados entre sí, por ejemplo israelíes y palestinos. El dijo que
funcionaba de maravillas y que al rato ellos ya eran un alma y un corazón y un
espíritu. Yo entonces le pregunté: “¿Cómo lo lograste?” El dijo: “Muy simple.
Yo hice con ellos un ejercicio”. Ese ejercicio lo haré ahora con ustedes.
Cierren los ojos. Imagínense ¿de qué
podemos desprendernos sin que nos falte algo esencial de nosotros? Por ejemplo,
abandonemos nuestra lengua. Incluso sin ella y con otra lengua nosotros
seguimos siendo quienes somos. Nada nos falta de lo que es realmente esencial.
Dejemos entonces la cultura a la cual
pertenecemos –o nuestra religión- o nuestros éxitos –o nuestros fracasos –
incluso a nuestros padres. De pronto hemos llegado a algo absolutamente
esencial y sencillo, a la pura existencia. Sólo eso es esencial. Nada puede
agregarle algo, nada puede quitarle algo. Es nuestro núcleo central.
Miremos ahora a otra persona, pero miremos
únicamente su núcleo central, su pura existencia. Un encuentro de pura
existencia a pura existencia. Nada puede interponerse entre nosotros. En
nuestra existencia, en nuestro núcleo central somos esenciales.
Mi amigo lo llamó en inglés –pues nosotros
nos comunicábamos en inglés- core identity. Es decir, en español núcleo
central.
Imagínense ustedes lo que cambia cuando
nos encontramos con una persona y ella nos atiborra con sus problemas y nos
dice todo lo que nosotros debemos hacer por ella. No obstante nosotros
permanecemos en nuestra pura existencia y miramos a su pura existencia. ¿Se dan
cuenta cómo cambia todo?
Podemos relacionarlo con nuestros padres.
Miramos a nuestros padres, miramos a su pura existencia, de nuestra pura
existencia a su pura existencia. ¿Qué ha cambiado entonces?
Lo hacemos también con nuestras parejas y
con otras personas con quienes tenemos relación y donde tenemos la sensación de
que a veces algo se interpone. Miramos a la pura existencia y tenemos entonces
un encuentro de pura existencia a pura existencia. Cuán distinto es todo,
cuánto más relajado, más humilde y completamente discreto. ¿Qué queremos
agregarle aún a la existencia?
Así miramos a nuestros hijos, a su pura
existencia. ¿No son todos ellos maravillosos en su pura existencia?
La ganancia
El trabajo que resulta nos trae ganancias.
Nosotros la llamamos la recompensa por nuestro trabajo. Nosotros nos alegramos
de esa ganancia. Es la merecida recompensa a nuestro trabajo. Para que ella nos
alegre debe corresponderse con el trabajo realizado.
Esa ganancia es un aumento de la vida y de
las posibilidades de vida. Ella favorece a nuestra vida y también a la vida de
muchos otros a quienes nosotros servimos con nuestro trabajo. Esa ganancia es
en primera línea una ganancia de vida.
Por eso exigimos por nuestro trabajo su
correspondiente recompensa. Si esa recompensa nos es negada, nuestra alegría
por el trabajo y nuestra eficiencia decaen y con ella nuestra alegría de vida y
la productividad en nuestra vida.
Siempre que trabajamos lo hacemos, dentro
de lo posible, buscando obtener una ganancia. Esa ganancia es para nosotros
parte de su éxito, una parte importante.
Por el contrario evitamos lo que nos trae
pérdidas. Nosotros dejamos aquello que le aporta poco a nuestra vida. Nos
ponemos en búsqueda de un trabajo lucrativo y una tarea provechosa.
La mayor ganancia viene de la mano de lo
que está al servicio de la vida futura. ¿Existe una ganancia mayor que los
propios hijos? ¿Qué trabajo vale más la pena que el que está al servicio de
ellos?
Cada ganancia sirve finalmente a la vida
que viene después de nosotros. En esa vida se mide la ganancia. Sólo ella
continúa.
El producto
El producto es el fruto de una maduración
lograda. Viene con el tiempo a su tiempo. Más allá de nuestro trabajo el
producto depende de las condiciones favorables. Por eso, para obtener el
producto deseado debemos crear las condiciones favorables para su logro. Por
ejemplo, un entorno propicio que se ajuste al producto de nuestro trabajo y le
permita crecer. Nuestra ganancia depende ampliamente de una situación de
rentabilidad.
El producto en sentido original es algo
que ha evolucionado. Él se basa en algo que lo transporta. Muchas cosas deben
actuar conjuntamente de un modo coordinado para que algo lo transporte y nos lo
obsequie.
Un producto de este tipo beneficia a
muchos. Él se mide por el modo en que presta servicio, a nosotros y a los
demás. Tiene su propio valor intrínseco, un valor de vida.
También la ganancia es un producto.
Nuestro producto es medido con frecuencia por la ganancia. Sin embargo, existe
entre ambos una jerarquía. Primero viene el producto, luego la ganancia.
La pregunta es: ¿a qué miramos primero en
nuestros éxitos? ¿Miramos primero al producto y solamente en sintonía con él a
la ganancia? ¿Miramos primero a la ganancia? ¿Por el deseo de ganar ponemos a
veces el producto en juego? Si la ganancia es el objetivo principal ¿cuánto
tiempo permanece ella sin el producto que la transporta?
Si rastreamos lo que sucede dentro nuestro
cuando nuestra atención está orientada en primer lugar a la ganancia sentiremos
la diferencia. Sobre todo cuando nos damos cuenta lo que cambia en nuestros
colaboradores cuando su trabajo está menos al servicio del producto que de la
ganancia.
A ellos y también a nosotros nos producen satisfacción
primero el producto y luego la ganancia. Cuando nosotros miramos primero a la
ganancia ¿qué nos queda hacer -a nosotros y ellos - por el producto?
Aquí queda en evidencia un orden del éxito. El éxito sigue a un
producto cuyo éxito y su producto beneficia a muchos. Ellos serán respetados y
bienvenidos.
Allí donde la
ganancia está en primer plano después de un tiempo podemos observar: así como
se ganó, así se perdió.
Sólo el producto
resulta ser para nosotros y los demás la verdadera ganancia – una ganancia que
permanece.
La esperanza
La esperanza nos
mantiene con vida si no nos damos por vencidos. ¿Qué esperanza es esa que nos
mantiene con vida? La esperanza en nuestra propia fuerza y en una guía que
estamos dispuestos a seguir hasta las últimas consecuencias. La seguimos con
nuestra vida porque queremos esa vida hasta el final y estamos dispuestos a
entregar todo para salvarla.
¿Es esa esperanza
nuestra esperanza? ¿Es esa esperanza la respuesta a otra voluntad que quiere
llevar nuestra vida más allá de los límites que nuestro propio miedo le fija?
Nuestra esperanza saca fuerzas de esa fuerza. En sintonía con esa fuerza
nuestra esperanza se volverá irresistible y estará siempre satisfecha.
De ese modo ella le
hace frente a las objeciones, vengan de donde vengan, de otros y especialmente
cuando vienen de nosotros mismos. Esas objeciones vienen de los otros porque
ellos mismos han renunciado a sus esperanzas. Por sobre todo, ellos han
renunciado a la voluntad de luchar hasta el último aliento para ver realmente
realizadas esas esperanzas.
Esa esperanza es la
esperanza de la vida, de la vida plena, de la vida toda, ligada a la decisión
de entregar lo último por ella, cueste lo que cueste.
Esa esperanza es amor
a la vida, todo el amor a la vida toda.
¿Cuándo termina la
esperanza? Cuando la depositamos en los otros, por ejemplo en los así llamados
portadores de esperanza. Nosotros solamente podemos ver satisfecha nuestra
propia esperanza, nunca la esperanza de los portadores de esperanza. Sólo con
la esencia de nuestra esperanza seguiremos siendo uno con nosotros mismos.
Esa esperanza
aparece, sobre todo, cuando la situación se torna peligrosa. Aquí ya no valen
las excusas. Actuar se hace ineludible. Todo está preparado para la próxima
necesaria intervención.
Esa intervención se convertirá en esperanza puesta en práctica. En la
acción ella será el presente.
Hombre y
mujer
Para nosotros el mayor misterio de la vida
es el hombre y la mujer. Sólo a través de ellos la vida de la humanidad puede
continuar. Puede continuar porque en cierto sentido el hombre y la mujer son
completamente distintos, tan distintos que un hombre jamás podrá ser una
mujer y una mujer jamás podrá ser un hombre. Por el otro lado ellos se atraen
mutuamente y consideran al otro como su meta principal, saben que solamente
juntos podrán trasmitir la vida que ellos mismos recibieron de un hombre y una
mujer a aquellos que seguirán vivos cuando su propia vida se haya cumplido y
acabe.
Sus hijos también podrán trasmitir esa vida más allá de la suya propia solamente como hombre y mujer, para que ella los sobreviva. Todo en el hombre se refiere a la mujer como lo muestra nuestra mirada frente a la publicidad cotidiana, y todo en la mujer está al servicio de agradar al hombre para que este la tome como esposa y a través de él se convierta en madre.
Sus hijos también podrán trasmitir esa vida más allá de la suya propia solamente como hombre y mujer, para que ella los sobreviva. Todo en el hombre se refiere a la mujer como lo muestra nuestra mirada frente a la publicidad cotidiana, y todo en la mujer está al servicio de agradar al hombre para que este la tome como esposa y a través de él se convierta en madre.
Aquí se hace visible una ley que en infinitas variaciones vale
para todo lo que vive: Solamente donde
se une lo que está separado puede la vida desarrollarse creativamente hacia
algo nuevo y hacia una diversidad que le ha sido establecida. Un secreto de
cada proceso creativo quedará a la vista y se convertirá en realidad porque en
la continuidad de la vida debe interactuar lo que es diferente. En ese proceso
no hay repeticiones, todo el tiempo sucede algo nuevo, solamente hay futuro.
Unir lo opuesto, como en este caso las
diferentes apariencias del hombre y la mujer y la pulsión de vida que se da en
ellos, es una manifestación de aquella fuerza creadora y del espíritu que actúa
en ella que nos obliga a reconocer y encontrar el todo en lo opuesto. Aunque
solamente sea de forma transitoria, como precisamente sucede con el niño que en
sí mismo reúne a ambos padres como hombre y mujer, siempre aparece en la vida
una nueva contradicción, otra vez como hombre o mujer.
Los opuestos se hacen visibles aquí y en
muchas otras cosas de modos muy diversos. Por ejemplo en los sentimientos de
mejor o peor, culpable o inocente y de bueno y malo.
Estos antagonismos actúan en el interior
de muchas relaciones de pareja. Ellos agudizan la antítesis hombre y mujer.
Ellos sobrecargan el amor del hombre y la mujer y conducen a separaciones que a
su vez crean nuevos antagonismos y ponen en marcha un nuevo proceso creativo.
También esas contradicciones confluyen
finalmente en aquella oposición creadora de vida del hombre y la mujer. De esa
manera ellas también serán superadas. ¿Cómo? Lo aparentemente contradictorio se une sin por ello anular la oposición
y de esa manera impulsa la creación y la vida.
¿Particularmente cómo? A través del amor.
¿Qué clase de amor? A través del amor del espíritu creador que engendra las
contradicciones, tanto para unirlas como al mismo tiempo volver a establecerlas
como contradicciones. Es decir, ese amor que reafirma las contradicciones y las
unifica, aceptando ambos lados de modo tal que de ellos surjan nuevas
contradicciones para luego poder volver a superarlas. En sintonía con ese amor
creador también le damos nuestro consentimiento a esas contradicciones, las
superamos, las volvemos a percibir -aunque con otra forma- y volvemos a
superarlas. En sintonía con ese movimiento creador, en la aprobación de la
interacción de las contradicciones que mantienen a la vida y al mundo en marcha
con nuestro último esfuerzo, en esas contradicciones seremos uno.
Cuando en una relación de pareja las
familias de origen pertenecen a religiones diferentes, la mujer debe reconocer
que la fe y la religión de su marido tienen el mismo valor que la suya propia.
En contrapartida el hombre debe también reconocer que la fe y la religión de su
mujer tienen el mismo valor. Pero si lo hacen tendrán una mala conciencia. Por
esa razón ellos deberán poder acceder a un plano superior. Sin embargo, con
frecuencia se desencadena en la nueva familia una pelea por cuál creencia y
cuál sistema de valores posee más fuerza. A menudo uno de los lados toma la
conducción, resulta más fuerte que el otro – y entonces se inicia un proceso
muy particular.
Los hijos se sienten leales a ambos padres
y a ambas familias. Cuando uno de los padres impone su visión del mundo y su
creencia, los hijos se alían en secreto con la parte paternal que ha quedado
relegada. Ellos lo hacen para mantener la dinámica de su lealtad y el
equilibrio del sistema. Por esa razón no existe un triunfo de una parte sobre
la otra. Más bien se mantendrá activa por generaciones la tendencia a compensar
el desequilibrio – con el resultado de que el perdedor más tarde, en la segunda
o tercera generación, vencerá.
Yo me refiero aquí a
constataciones que se basan en observaciones propias. Exactamente lo mismo lo
pudimos ver aquí. Ellas adquieren una dinámica especial cuando uno de los
miembros de la pareja es de ascendencia judía. Queda en evidencia que las
raíces judías son más profundas que las cristianas porque el destino de los
judíos es mucho más pesado que el de los cristianos, y porque los cristianos
cometieron muchas injusticias con los judíos. Estas influencias no pasan
desapercibidas. En las familias donde hay creencias mixtas existe la tendencia
a encontrar un equilibrio. En estos casos no hay otra solución posible a que
ambas familias sean reconocidas como independientes y del mismo valor y como
tales sean honradas.
Confiar en el alma
PARTICIPANTE: ¿Puede usted decir
algo sobre cómo continuará este trabajo en los próximos dos años?
HELLINGER: Te voy a contar una
historia. Una vez hice en Holanda una constelación familiar con un hombre
joven. En ese momento constelamos al cristianismo y al judaísmo, aunque en
realidad no pudimos ir muy lejos. Después este joven fue a los Estados Unidos
donde organizamos diversos workshops y en una constelación él trabajó como
representante. En esa constelación se trató el caso de una familia judía que
vivía en los Estados Unidos y él fue elegido para representar al hermano del
cliente. En aquel entonces nosotros trabajamos con el trasfondo del Holocausto
y fue muy evidente que él se identificaba con los perpetradores. Esta situación
me resultó muy curiosa. En ese momento por primera vez me di cuenta que en las familias judías los perpetradores
están presentes y que si en la familia se intenta excluirlos ellos serán
representados por descendientes de la generación del Holocausto en la familia.
Después me olvidé del hombre – hasta que
un par de meses atrás él me envió una carta en la cual me relataba un acontecimiento
excepcional. Él escribió que durante el
mencionado workshop había conversado conmigo durante la pausa – de lo que yo ya
no me acordaba- y decía que yo le había dicho entonces que debía –como ejercicio- descender al reino de los
muertos, allí buscar a los perpetradores, tenderse a su lado y decirles: “Yo
soy uno de ustedes”.
Como segundo
ejercicio él debía imaginarse que la muerte no estaba delante, sino detrás
de él y que diariamente debía pedirle su bendición. En tercer lugar yo le habría dicho: “¡No debes hacer ninguno de estos
ejercicios!”. “No debes hacer ninguno de estos ejercicios, sino que debes
esperar hasta que tu alma se haga cargo de ese trabajo”. Este también habría
sido un ejercicio.
Tres meses más tarde mientras dormía este
hombre tuvo la siguiente extraña experiencia: Mientras estaba acostado y dormía
fue vencido por algo así como un sueño, algo que sin embargo era más que un
simple sueño: Él formaba parte de un pelotón de fusilamiento que ejecutaba a
personas –evidentemente judías- y él mismo de esa manera había matado también a
judíos. Luego él fue llevado a un tribunal y tuvo que defenderse frente al
juez. Y dijo: “Sí, es cierto, yo soy un asesino. Yo asesiné a personas, a pesar
de todo en mi defensa debo decir que yo soy una persona y que depende de las
circunstancias si alguien se convierte en un criminal o en una persona decente.
Toda persona es capaz de cualquier cosa”. Entonces fue condenado a muerte.
Sin embargo, entre la condena y el día del
fusilamiento pasaron muchos meses en los cuales él se despidió de sus
familiares y sus seres queridos. Se sentía muy tranquilo y concentrado, con una
afilada capacidad perceptiva. El día de su fusilamiento fue llevado a una
habitación de la cual sería llevado a la silla eléctrica, pero primero debía
esperar algunas horas. Finalmente apareció alguien con la información de que la
ejecución había sido aplazada y que aún debía esperar un poco más.
No obstante, todo el tiempo él permaneció
interiormente tranquilo y preparado para morir. Entonces le dijeron que el juez
había cambiado la sentencia; él no sería condenado a la muerte sino al
destierro. Se le había dicho que él mismo podía elegir el lugar donde quisiera
vivir en el destierro alejado de todas las personas. Entonces salió de la
cárcel.
Todavía en el sueño él dijo las palabras:
“Sobreviví a la muerte y me he convertido en una persona completamente nueva.
Para mí no existe más la culpa ni la inocencia”. Escribió que después de
despertarse se sintió totalmente cambiado y agregó: “En mi percepción los
colores se habían vuelto más brillantes y mis movimientos más lentos, porque
seguí todo lo que sucedió con gran atención”.
Él simplemente había querido
informarme de esta experiencia. Yo la cuento porque estas cosas son posibles
cuando confiamos en nuestra alma y dejamos que ella nos guíe.
Muerte completa y muerte incompleta
HELLINGER a un participante:
Nosotros no debemos olvidar a esos muertos. Es necesario que vuelvan a ser
visibles. Después de que esto haya ocurrido debemos dejarlos para que descansen
en el lugar a donde ellos pertenecen.
Hoy a la mañana hicimos un
ejercicio que era un descenso hacia los muertos. En estos ejercicios con
frecuencia podemos observar que esa o aquella persona muerta no se aparta de
nosotros. Ella todavía no ha alcanzado la paz. Pero esos muertos se aferran a
las personas equivocadas. Ellos deben ser llevados con quienes ellos realmente
quieren y deben estar.
A los participantes: Este ejercicio puede ser
adecuado para tu padre – y ayudarlo a encontrar la paz con sus padres. Puede
llevar a una reunificación de la familia en el reino de muertos y ayudar a que
todos encuentren su paz.
Las observaciones en estas
constelaciones dejan en claro que morir es un largo proceso. ¿No resultó
sorprendente ver que la representante de la cliente –que nada sabía de la
persona a quien estaba representando- manifestó un comportamiento
esquizofrénico? Nosotros todos estamos en contacto con los demás – y no
solamente con los vivos, sino también con los muertos. De esto podemos deducir
que el tío asesinado de la clienta todavía no ha completado su muerte. A pesar
de que es muy arriesgado decir algo así, él
necesitaba la ayuda de los vivos para poder llevar su muerte hasta el fin. Necesitaba el reconocimiento que se da con
amor para poder descansar con sus propios muertos. Después, los vivos pudieron
retirarse.
El presente
de los muertos
Quisiera ahora pasar con ustedes a otro
plano. Esto repercutirá también en otras personas con las que tenemos que ver y
mostrará su utilidad.
Les cuento un pequeño suceso. En diciembre
estuve en Polonia donde realicé una gira de conferencias. Zenon Mazurczak me
acompañó y fue mi guía. Viajamos en tren de Breslau a Cracovia atravesando
Silesia. Yo le pedí que me hablase sobre Cracovia y sobre los judíos en Polonia
antes de la guerra. Él me contó un poco sobre el barrio judío en Cracovia. Era
un barrio muy grande, por aquel entonces un tercio de la población era judía.
También me contó de Galicia, en Europa del este, que en aquella época estaba
mayormente habitada por judíos. Hoy en día allí no queda casi ninguno de ellos.
Interiormente me imaginé como era
Cracovia. Alrededor de la ciudad vi un círculo de muchas personas que querían
entrar pero no podían. Los judíos que entonces vivían allí y que ya no existen
querían entrar a la ciudad y no podían.
En el último día en Cracovia fui con Zenon
y otros amigos al viejo barrio judío. Las casas aún tenían las inscripciones de
entonces como si todo estuviese todavía allí. Sólo las personas ya no estaban.
Miré las ventanas y vi a los habitantes de entonces. Los ojos se les habían
vaciado de tanto llorar. Esto me conmovió profundamente.
De allí viajamos a Kattowitz pues por la
noche yo debía dar una conferencia frente a más de mil personas. Yo les conté
mis experiencias en Cracovia. Yo tenía una imagen muy clara: Esos judíos
muertos –todos ellos eran polacos, no sólo judíos sino que eran compatriotas,
conciudadanos, parte del país- querían regresar al alma de los polacos. Polonia
es un vastísimo campo espiritual. En ese campo todavía están presentes todos
los judíos. Nadie puede desaparecer de ese campo. Los judíos fueron apartados y
expulsados, algo que en un campo como ese no es posible.
Entonces hice una meditación con el público.
Nosotros los miramos a todos, a todos los
millones de muertos. Los tomamos en nuestra alma y en ella le damos el derecho
a pertenecer a ese país. Tomamos en nuestra alma también a los silesios
expulsados - pues también ellos pertenecen a ese país – para que sin que nada
deba volverse atrás también ellos tengan un lugar en el alma y en ella vuelvan
a estar presentes. Todos, los muertos y los exiliados tienen el derecho de
regresar a casa como hijos pródigos que vuelven al hogar y en él permanecen.
El público polaco abrió su alma y en ella
lo tomó como si fuese natural.
Cuando regresé a mi casa le conté mi
experiencia a un amigo en Israel, el profesor Haim Dasberg –quien mucho hizo en
Israel por los sobrevivientes del
Holocausto y sus descendientes. Él me escribió que también él había estado una
vez en Cracovia y tuvo una experiencia parecida. También él había visto como
los muchos judíos muertos estaban todavía en las calles y se preparaban para el
sabbat. Pero ninguno estaba allí. Entonces mi amigo me preguntó: “¿Cómo es en
Alemania? ¿Regresan los judíos allí? ¿Tienen ellos allí un hogar en las
almas?”.
El
final
Quien tiene en cuenta su final tiene
tiempo. El desea y planifica solamente lo que su final le permite. Por eso se
queda con lo que está próximo, con lo que hay que hacer en el momento y cuyo
fin puede preverse. De ese modo conservará el control sobre aquello que para él
es perentorio y posible.
Nuestro fin todavía no ha llegado.
Solamente lo tenemos frente a nuestros ojos. Frente a nuestros ojos está
asimismo el tiempo que todavía nos queda. La mirada va esencialmente hacia
allí. Ante la perspectiva del final el tiempo que nos queda disponible será más
preciado e importante. Nosotros lo llenamos, lo llenamos en todo sentido. Será
para nosotros un tiempo pleno.
Sobre todo, durante ese tiempo no tejemos
planes más allá de los límites que le han sido fijados. Nos quedamos con lo
próximo y lo cercano, pero con toda la fuerza, sin perder el tiempo en cosas
superfluas.
¿Añoramos el final? ¿Tenemos el derecho a
añorarlo? ¿Qué sucede entonces con el tiempo que nos ha sido regalado? ¿Lo
tenemos todavía? ¿Lo tomamos?
¿Qué sucede cuando el final añorado o
temido por nosotros se hace esperar? Cuando finalmente llega ¿es un final
pleno, llega al final del tiempo pleno, del tiempo vivido con plenitud?
Miremos entonces al final sin acercarnos a
él. El vendrá por sí mismo. Pero todavía no lo tenemos con nosotros, todavía
tiene que llegar.
Algo distinto ocurre con el tiempo que
todavía nos queda. Lo tenemos ahora y lo tenemos en su totalidad.
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me
emocionó mucho. Es una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está
todo el tiempo en nosotros. Ella vive en nosotros. Ella es parte de la vida.
Pero cuando él habla de muerte también habla de Dios, más allá de lo que esto
pueda significar en detalle. La poesía dice así:
Uno hay que toma a todas en la mano,
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él
Los
prejuicios de la conciencia
Junto a los prejuicios colectivos que
deciden sobre el éxito y el fracaso de los emprendimientos, como por ejemplo el
prejuicio internalizado de señores y esclavos, muchos prejuicios personales
deciden sobre nuestro éxito en una empresa. Esos prejuicios vienen de la
conciencia. También ellos tienen consecuencias de largo alcance.
La conciencia decide bajo qué condiciones
nosotros tenemos el derecho de pertenecer y bajo qué condiciones perderemos ese
derecho. Esto significa que la conciencia juzga. Todos los movimientos de la
conciencia son juicios. Más precisamente: son prejuicios. Ellos juzgan con
anticipación lo que yo debo o no debo hacer, también aquí mayormente sin un
conocimiento detallado del estado de cosas. En este sentido también son
prejuicios colectivos. Ellos nos son establecidos por el grupo al que
pertenecemos sin que nosotros podamos revisarlos. La comprobación misma sería
una ofensa contra esa conciencia que ella misma castigaría como así también el
grupo al que ella sirve. Si no conseguimos ver con claridad los trasfondos de
esa conciencia seremos sus esclavos.
La pregunta fundamental a la que la conciencia
nos enfrenta es: ¿qué debo pensar y hacer para tener el derecho a la
pertenencia?
La conciencia decide en cada momento si
tenemos derecho a pertenecer o no. En definitiva, ella decide en cada momento
sobre nuestra vida y nuestra muerte. Pues la consecuencia de las graves
afrentas contra esa conciencia es la pena de muerte.
¿Quién se hace cargo de la ejecución?
Nuestro grupo y en muchos sentidos nosotros mismos a través de nuestra mala
conciencia. Estrictamente hablando nosotros la llevamos a cabo a través de
nuestros sentimientos de culpa generados por nuestra falta y a través de la
expiación de ella.
¿Cómo es que nuestra mala conciencia tiene
un poder tan grande? Detrás de ella está presente una imagen de Dios, pues la conciencia se nos revela como la voz de
Dios. Inclusive en nuestros días nuestra conciencia es en muchos sentidos
reconocida y temida como tal, públicamente y personalmente, a pesar de que para
muchos esta conexión permanezca inconciente y secreta.
La conciencia y sus prejuicios deciden en
gran parte el éxito y el fracaso de numerosos emprendimientos. No obstante, con
frecuencia estos prejuicios no merecen nuestra atención. Buscamos razones
externas y de ese modo quedamos todavía más a merced de las razones de
conciencia.
Las normas de la
conciencia se orientan en primer lugar al niño en nosotros, pues el niño está
absolutamente a merced de su grupo y su conciencia sin que él tenga ni el poder
ni el derecho de defenderse. En ese caso peligrará su sobrevivencia. Tan
absurdas como puedan resultarnos las normas de la conciencia, porque por detrás
de ellas está presente en nuestra imaginación una fuerza divina que decide
sobre nuestro ser y no-ser, nos resulta muy difícil escapar de la normas y
prejuicios de la conciencia.
La riqueza
¿Qué son esta norma y este prejuicio de la
conciencia que deciden sobre nuestro éxito y fracaso?
En la Biblia se menciona una frase de
Jesús: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico
entre al Reino de los Cielos”.
Cualquiera haya sido para Jesús el
trasfondo concreto de esta frase es sabido que él fue huésped de ricos y de los
despreciados recaudadores de impuestos. Él estuvo sentado con ellos en la mesa
y con ellos la pasó bien por lo que algunos dijeron de él que era un libertino
y un borracho. Jesús mismo se comportó como un rico cuando en un día dio de
comer a 5.000 hambrientos. En la Biblia también se dice que después de su
resurrección Jesús ayudó a Pedro y a otros a una pesca tan cuantiosa que sus
redes amenazaron con reventar y que luego en el fuego él les frió pescado. Esto
nada tiene que ver con pobreza y renuncia.
Asimismo, en el templo Jesús fue presa de
un ataque de ira y volcó las mesas de los cambistas y les gritó: “Está escrito:
¡Mi casa debe ser una casa de oración. Mas vosotros la habéis hecho una cueva
de ladrones!”. Este suceso fue uno de los motivos para su ejecución porque
Jesús arruinó sus negocios en el santuario.
Ese arrebato contra la riqueza y su
funesta influencia para la salud de nuestra alma sigue repercutiendo en la
conciencia de Occidente, tanto en la vida privada como en la pública.
Sin embargo, este es sólo un lado. Por el
otro lado nuestra conciencia vela por el equilibrio entre dar y tomar. Pues
quien toma se siente culpable cuando lo hace sin dar. Esa conciencia está al
servicio del equilibrio entre dar y tomar y finalmente de la riqueza para
todos.
Este otro movimiento de la conciencia
recoge al primero que mencionamos y lo confronta con sus límites. Él también
recupera las imágenes de Dios que yacen detrás de ellos y les quita su poder.
También existe otra imagen que sigue
repercutiendo en la conciencia de Occidente e influye sobre nuestra posición en
relación con la riqueza y la pobreza. Fue representada, sobre todo, en el así
denominado maniqueísmo, que se retrotrae a Mani quien en el año 267, al igual
que Jesús, fue crucificado. Los maniqueos fueron perseguidos por el
cristianismo. Su enseñanza del conflicto entre el reino de la luz y el reino de
la oscuridad, y en este sentido el conflicto entre cuerpo y espíritu continúa
repercutiendo de muchas maneras en el cristianismo. Por ejemplo, en los
movimientos de la pobreza en muchas órdenes religiosas. También en los
numerosos intentos de superar las leyes del cuerpo a través de la renuncia y en
lugar de seguir siendo personas convertirnos en ángeles. Aún hoy ellos aparecen
con frecuencia mostrando una pretendida contradicción entre cuerpo y espíritu y
en el mismo instante una contradicción entre pobre y rico.
Este postulado retrocede muy lejos al
tiempo anterior al cristianismo. Lo encontramos, por ejemplo, en el filósofo
griego Diomedes y en el movimiento filosófico de sus seguidores, los cínicos,
que significa, “Los que viven como los perros”. Y lo encontramos en Persia en
Zaratustra y en su religión del parsismo. También ellos diferencian entre
riqueza y pobreza como bueno y malo.
¿Cómo superamos estos prejuicios e
imágenes? Solamente con una mala conciencia, con el coraje de tener una mala
conciencia. Esto lo logramos cuando de alguna otra parte ganamos la fuerza y el
sostén para ser y permanecer ricos. Esto quiere decir, cuando entramos en sintonía con un movimiento del espíritu que más allá
de las diferenciaciones de la conciencia entre bueno y malo permanece de la
misma manera atento a todo tal como es, porque todo de la misma manera tiene su
origen en su razonamiento y por eso solamente puede ser así como es.
Por eso toda diferenciación entre bueno y
malo, entre espíritu y mundo, entre luz y oscuridad, entre ángeles y personas,
entre culpa e inocencia, entre mejor y peor y pobre y rico resulta petulante
porque el individuo, bajo la influencia de su conciencia, cree que puede y
tiene el derecho a concebir el mundo de una manera distinta de como él es.
El movimiento
creador de ese espíritu es un movimiento de amor por todo tal como es. Porque es un amor creador va
por más en lugar de por menos, va en busca del éxito y no del fracaso y va
hacia la riqueza en lugar de ir hacia la pobreza.
No obstante se trata de un movimiento de
amor. En ese sentido su movimiento creador es un movimiento hacia más amor,
hacia un amor abarcativo, hacia un
movimiento rico que tienda al éxito para todos. Es un movimiento que está
atento a todo de la misma manera, un movimiento que de la misma manera está al
servicio de todos.
En este sentido riqueza es más que una
posesión personal. Esa riqueza está al servicio. Su abundancia brota a
borbotones.
Culpa e inocencia
Los prejuicios
más importantes de la conciencia son culpa e inocencia y lo que inmediatamente está
ligado a ellos. Por ejemplo, expiación y
justicia. Esos prejuicios tienen consecuencias de muy largo alcance, tanto
para nuestra vida personal como en nuestro éxito o fracaso en nuestra profesión
y nuestras empresas.
Lo que expreso aquí sobre la culpa y la
inocencia y sobre la justicia y la expiación resultará comprensible para
aquellos que han podido liberarse del área de influencia de la conciencia y
pudieron experimentar lo que significa ser arrastrado por un movimiento
espiritual que más allá de las diferenciaciones entre bueno y malo, con el
mismo amor, lleva a todo a la existencia y allí lo mantiene.
Quien percibe en sí mismo las objeciones
internas, comprensibles por cierto, contra lo que estoy diciendo, en el sentido
de: “Qué sucede entonces con aquellos que….”, podrá comprobar en sí mismo en
qué medida él se siente mejor que otros y en qué medida él interiormente los
rechaza. Entonces inmediatamente se dará cuenta que se está moviendo en el área
de influencia de la conciencia.
Los invito a que perciban en vuestro
cuerpo, qué le ocurre cuando ustedes se aferran a esa diferenciación, por
ejemplo qué sucede en vuestro corazón, y qué es lo que cambia cuando ustedes se
comprometen con otro movimiento, un movimiento del espíritu que está atento a
todo tal como es, también a todo en ustedes mismos y que cambia en vuestro
cuerpo y en vuestro alrededor cuando siguen a esos movimientos. Dejen por un
momento de lado esas diferenciaciones, ni a favor ni en contra. Entonces podrán
percibir lo que cambia en vuestra profesión o en vuestra empresa y en vuestra
fuerza interior.
Volvamos ahora nuevamente a la conciencia
y sus diferenciaciones de bueno y malo.
Lo bueno solamente existe cuando también
existe lo malo. Lo bueno se alimenta de lo malo, y también quiere que sea así
para entonces poder diferenciarse y sentirse superior a él. En ese sentido lo
bueno es la raíz de lo malo.
Como ustedes se dan cuenta, yo me muevo
aquí en el plano de una observación accesible a todos.
¿Qué precede a nuestro sentimiento de ser
bueno y al de la inocencia?
Nosotros seguimos a un movimiento de la
conciencia que exige de nosotros un razonamiento y un comportamiento a través
del cual obtenemos la seguridad de poder pertenecer a ese grupo que es
importante para nosotros, o sea en primer lugar nuestra familia de origen. Este
movimiento de la conciencia tiene para nosotros un efecto positivo. Con él nos
sentimos bien y seguros. Esa buena conciencia es la mejor almohada.
Al mismo tiempo ese movimiento me obliga a
liberar y excluir de mi cariño a otros, pues si yo pensase y sintiese como
ellos y me pareciese bien lo que ellos consideran bueno y correcto, yo estaría
poniendo en peligro la pertenencia a mi grupo. Inmediatamente tendría una mala
conciencia, me sentiría culpable.
Entonces hago la experiencia como si culpa
e inocencia estuviesen en mi mano, como si yo tuviese en mi mano la posibilidad
de sentirme culpable o inocente. Mi conciencia me lo clarifica y en cada
momento me ratifica lo uno o lo otro. Solamente tengo que orientarme por ella y
seguirla.
La expiación
Cuando yo me siento culpable debo hacer
algo para volver a sentirme inocente. Esto significa, debo hacer algo que me
permita volver a tener la seguridad de poder pertenecer, cueste lo que cueste.
Tengo que decidirme por algo y rechazar lo otro. Sigo siendo amo de mis
decisiones y amo de mi destino – también amo del destino de aquellos a quienes
rechazo. Me convertiré en forjador de mi felicidad y de su desventura.
De pronto nos estamos moviendo en el
ámbito de la justicia. La justicia pretende reestablecer lo bueno y castigar lo
malo para reparar el daño de acuerdo a las normas de mí conciencia o, si esto
no es posible, eliminarlo.
Para ello me muevo en sintonía con el Dios
de mi conciencia que quiere mi justicia, para que en su nombre pueda imponer mi
justicia y también la suya y pueda estar seguro de su recompensa y de mi
pertenencia a él.
Aquí me detengo un momento.
Mi Dios
La pregunta es: ¿Existe ese Dios? ¿Puede
existir? ¿Hay un Dios que me pertenece y para poder ser justos deben otros
seguir a mi Dios y finalmente seguirme a mí y a mi conciencia? ¿Es él
completamente mi Dios y tienen las otras personas que tener y seguir al mismo
Dios que yo para sentirse justas? ¿O tienen ellos, como yo, su propio Dios que
está detrás de su conciencia y que hace que ellos se sientan justos cuando lo
siguen y cuando rechazan a otros y por consiguiente nos rechazan a nosotros tal
como anteriormente nosotros hicimos con ellos? ¿Qué por lo tanto para su Dios
ellos tienen razón y nosotros no la tenemos, y para que puedan sentirse justos
nosotros debemos ser condenados y excluidos por ellos?
De manera categórica tomaremos conciencia
de la estrechez de los movimientos de nuestra conciencia y la estrechez de los
movimientos de la conciencia de los otros.
Me temo que ustedes puedan objetar que me
he alejado mucho de mi objetivo primordial de decir algo sobre los prejuicios
que se interponen en el éxito en nuestra profesión y nuestras empresas.
Entonces, vayamos ahora a nuestro
tema.
La expiación como compensación
Aquí juega un papel fundamental otro
movimiento de la conciencia. Similar a lo dicho en el capítulo dedicado a la
riqueza, aunque aquí en una dirección absolutamente contraria. En el caso de la
riqueza el movimiento conduce al éxito y la ganancia. En este caso el
movimiento (de expiación como compensación) conduce al fracaso y la pérdida.
Este movimiento de la conciencia vela por
el equilibrio entre dar y tomar. Esto quiere decir: Tenemos una buena
conciencia si después del tomar también damos de modo que se produzca un
equilibrio y una continuación del tomar y dar en el cual todos ganan de la
misma manera.
El mismo movimiento, aunque en sentido
contrario, se da en la justicia y en la culpa. Nosotros lo conocemos como
penitencia y expiación.
¿Qué significan en este caso penitencia y
expiación? EXPIACIÓN quiere decir yo me
hago a mí mismo o a otros algo que produce sufrimiento y perjuicio.
Cuando yo expío por una denominada culpa
me hago algo a mí mismo que me produce dolor y me daña, para de esa manera pagar
por la culpa y a través del daño que me he infligido recibir de mi conciencia
la promesa: puedo volver a pertenecer.
En referencia a mi profesión o mi empresa
esto quiere decir: pago con un infortunio o inclusive con el fracaso de mi
empresa por una culpa de la conciencia.
¿Cómo podría salvarme yo y mi empresa?
¿Nos da una ayuda nuestra conciencia o nos perjudica? ¿La expiación le sirve a
nuestra vida o la perjudica? ¿Perjudica solamente nuestra vida o también la
vida de muchos otros?
El Dios de la conciencia
¿Es el Dios que -por detrás de esos
movimientos de la conciencia- es presentado como su amo y señor el Dios creador
de todo tal como es y por eso amado? ¿Puede ese Dios oponerse a lo que él
mismo, tal como es, creó? ¿O fuimos nosotros quienes lo convertimos en nuestro
Dios para que él justifique y premie nuestros movimientos de la conciencia, al
margen de lo terribles y fatales que ellos puedan resultar?
¿Premiar con qué? ¿Con la garantía de que
nosotros podemos pertenecer, a él y a nuestro grupo, aún si tenemos que pagar
con nuestra vida y la de muchos otros?
El otro Dios
Espero haber dejado en claro
cuánto necesita la conciencia del esclarecimiento, un esclarecimiento que por
una parte reconoce su importancia para nuestras relaciones, y que por el otro
lado saca a la luz sus límites. Un esclarecimiento que desenmascara lo absurdo
de muchas exigencias de la conciencia y la arrogancia con la que se sienta en
el lugar de Dios y se atreve a decidir sobre la vida y la muerte y sobre la
fortuna y la desgracia, no solamente para esta vida sino mucho más allá de ella
para toda la eternidad. Por ejemplo, con el infierno eterno.
¿Están ustedes luego de esta
preparación dispuestos a buscar una salida más allá de los límites de la
conciencia y animarse a dar los primeros pasos en una dirección que nos pone en
sintonía con un movimiento creador – yo los llamo aquí movimientos del espíritu
– que de la misma manera actúa detrás de todo? ¿También detrás de nuestra
culpa? ¿También detrás de aquello que, y es lo que trato de trasmitirles aquí,
al servicio de un amor, une lo que los movimientos de la conciencia intentan
separar y enfrentar?
Aristóteles observó que todo lo
que existe se mueve, y observó que ese movimiento finalmente no surge de sí
mismo sino que debe venir de algún otro lugar. El llamaba a esta fuerza el
motor inmóvil.
Ese motor que todo lo mueve
deber ser una fuerza espiritual, porque en todos los aspectos y en sintonía con
lo demás todo lo mueve con coherencia y sentido. Sin embargo, no podemos
imaginarnos que previa o junto a esa fuerza espiritual que todo lo mueve
hubiese otra, es decir que esa fuerza fuese una segunda fuerza que se dirige
hacia otra que estaba allí antes que ella. Todo lo que esa fuerza mueve existe
solamente a través de ella. Ella es la fuerza creadora y todo es pensado por
ella y a través de ella encuentra su movimiento.
¿Podemos imaginárnoslo? Todo
existe porque esa fuerza espiritual lo piensa, existe porque ella lo piensa y
lo quiere tal como es. Ella lo piensa y lo mueve de forma creativa.
¿Qué resulta de esto?
1. No es posible
imaginarse que para ese espíritu creador pueda existir algo que se le opone o
que él pudiese rechazar o que se le escape. ¿Además, a dónde podría ir y recaer
sino volver a sí mismo, a su origen?
2. ¿Puede algo alzarse
por sobre ese espíritu creador, por ejemplo ofenderlo? ¿Puede algo a través de
lo que hace ganar una recompensa o un castigo, teniendo en cuenta que por sí
mismo nada puede moverse en un sentido que lo acerque o lo aleje aún más de
él?
3. ¿Puede existir frente
e ese espíritu una culpa o una inocencia? ¿Puede alguien causarle un daño a
otro o quitarle la vida sin que ese espíritu así lo quiera y lo provoque?
¿Existe en este sentido un
perpetrador y una víctima? ¿Frente a ese espíritu creador le va a uno mejor y
al otro peor?
4. ¿Podemos asumir que
ser y transcurrir son únicos cuando todo lo que vive continúa porque una cosa
va y la otra viene? ¿Está por lo tanto lo que va y debe ir menos en sintonía
con ese movimiento creador y puede terminar como si con él - luego de su paso
por este mundo- todo acabase?
5. ¿Podemos nosotros
observar que cada progreso surge de la interacción de movimientos opuestos
entre sí. Que por consiguiente ese espíritu creador se vale de esas contradicciones
y de sus diferentes movimientos que señalan el camino para, más tarde, unirlos
para que ellos de la misma manera –aunque de modo distinto- estén a su
servicio? ¿Por ejemplo el hombre y la mujer, cada uno a su modo? ¿Qué tanto la
denominada bondad como la denominada maldad son deseadas por ese espíritu de la
misma manera y de la misma manera están a su servicio?
6. ¿Podemos entonces
alabar algo y encontrarlo bueno y lamentarnos o arrepentirnos de aquello que
parece ser lo opuesto? ¿No debemos adaptarnos tanto a lo uno como a lo otro y
en sintonía con ese movimiento creador decir que sí, más allá de lo que exija de
nosotros y de los demás?
7. ¿Podemos tener
compasión con alguien como si las cosas que le ocurren a él no estuviesen
en las manos de esa fuerza creadora o no fuesen guiadas por ella?
Aquí surge para muchos la
pregunta: ¿Qué sucede entonces con nuestro libre albedrío?
También él es un movimiento del
espíritu independientemente de lo que nosotros decidimos con él. Tampoco él
puede estar ni a favor ni en contra de ese movimiento.
Otra pregunta es: ¿Qué pasa con
aquellos que permanecen en el área de influencia de la buena y la mala
conciencia? ¿Están ellos separados de esos movimientos del espíritu?
Como en oposición a él, también
ellos pertenecen necesariamente a aquello que finalmente posibilita y fuerza lo
nuevo.
Aquí termino con estas
reflexiones.
La protección
Nuestra vida necesita protección. Para poder sobrevivir nosotros
necesitamos diversas ayudas. Primero, la ayuda de los padres y a decir verdad
desde bien temprano, por ejemplo, en nuestro nacimiento la protección y la
ayuda de médicos y enfermeros. Y necesitamos la protección de la sociedad a la
que pertenecemos. Bajo esa protección podemos desarrollarnos y crecer.
También nosotros les
proporcionamos ayuda a otros en numerosas formas, sobre todo como adulto a los
propios hijos y a otros que estén bajo nuestra protección. Toda sociedad humana
es en primera línea una asociación para la protección. Sus miembros se protegen
mutuamente. Y de esa manera ellos también protegen su propia vida y la vida de
la generación venidera.
Esa asociación para la protección exige un tributo, a
veces incluso un tributo muy alto. Por ejemplo, en caso de una catástrofe o en
una guerra. La asociación para la protección es también una asociación de
emergencia. En tiempos de emergencia la protección es un bien de un valor tan
alto, un bien del que depende la supervivencia y por esta razón se justifica el
alto tributo a los miembros.
Sin embargo, también en una asociación para tiempos
de emergencia existen abusos que van más allá de lo tolerable. Contra esos
abusos nos protege el ordenamiento jurídico dentro de esa comunidad. El
ordenamiento jurídico es en primera instancia una protección contra esos abusos
y por esa razón un bien muy preciado dentro de una asociación para la
protección. Y protege a otros contra los abusos, también de los que pueden
provenir de nosotros.
También el
pensamiento necesita protección y también la libertad necesita protección. La
propiedad necesita protección, y el amor necesita protección. Esa protección es
también protección de la vida.
¿Nos protege también Dios? ¿De quién debe él
protegernos si no de aquellos a quienes él también protege? En este sentido
solamente podemos protegernos cuando al mismo tiempo protegemos a otros. Cuanto
más intensa y más extensa la protección, mejor será para todos.
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