domingo, 23 de junio de 2013

Obras de teatro recomendadas

La omisión de la familia Coleman
Claudio Tolcachir
TIMBRE 4
México 3554

El viento en un violin
Claudio Tolcachir
TIMBRE 4
México 3554

Tierra del fuego
Mario Diament
El Tinglado Teatro 
Mario Bravo 948

Películas recomendadas

Si puó fare (Se puede hacer)
Giulio Manfredonia, 2008
Les dejo el enlace pero sólo la conseguí bajar en italiano. En Dropbox está subtitulada en castellano.

https://www.dropbox.com/s/5pnt8g4kov3t9c5/Si.Puo.Fare.2008.iTALiAN.DVDRip.XviD-SVD.avi

Le chiave di casa (Las llaves de casa)
Gianni Amelio, 2004
En italiano
http://www.cineblog01.net/le-chiavi-di-casa-2004/


Io sono Li (Soy Li)
Andrea Segre, 2011
Subtitulado en italiano
http://www.cineblog01.net/io-sono-li-2011/

Ser digno de ser
Radu Mihaileanu, 2005
http://www.youtube.com/watch?v=NpZxzgXXws4

Infancia clandestina
Benjamín Ávila, 2012
http://peliculashoy.com/infancia-clandestina-pelicula-completa.html

The reader (El lector)
Stephen Daldry, 2008
http://www.youtube.com/watch?v=Ik1R4cqSWwA


Un Buda
Diego Rafecas, 2005
https://www.youtube.com/watch?v=w534IShr9Rc

Te doy mis ojos
Iciar Bollain, 2003
http://tu.tv/videos/te-doy-mis-ojos-pelicula-completa

viernes, 21 de junio de 2013

Algunas sugerencias de cómo llevar una constelación

(ALGUNAS.) Tiiu Bolzman

En principio hay que lograr un ambiente de confianza, agradable, puede ser presentándonos y agregando cuales son las expectativas del taller o decir cómo se encuentran cada uno en este momento, también es posible relatar algo personal de cómo fue nuestra historia con las constelaciones, hacer un trabajo de respiración y conexión con nuestras percepciones, etc.

1.- Preguntar quiénes vienen a constelar y pedirles que le pongan un título o un resumen a su problema y chequear con nuestra sensación y experiencia a quien hacer pasar primero.
 Es recomendable aclarar que el tema debe ser realmente deseado por el cliente y no solo un tema de curiosidad. Decírselo para que entienda de qué se trata; cuando el quantum de angustia sea muy alto es preferible postergarlo si hay otros para constelar hasta que se calme, y pueda percibir lo que ocurre en realidad a su alrededor.
Lo mas lógico es que el cliente quiera relatar todo el panorama con sus conclusiones ya incorporadas por eso se recomienda cortarla para no condicionar a nadie y expresarle que en Constelaciones. Es mejor menos que más.

2.- Escuchar atentamente el relato y los comentarios que aporte en la constelación y chequear si son reales o no. Se le pide que elija a quienes van a representar y que los guíe dentro del espacio o escena siguiendo su intuición, tomándolos de los hombros para ubicarlos. Pedirle a cada uno de los representantes que registren lo que sienten en ese lugar; preguntarles cómo se sienten en ese lugar. Es importante, antes de cambiar algo, preguntarle al paciente si esa escena le parece familiar, que le está diciendo, escuchar lo que nos dice el cliente. Es muy bueno para nosotros, consteladores, la escena ya que empezamos a “ver” si hay algo disfuncional, desequilibrado y comentarlo para chequear.

3.-NO APURARSE ni en sacar conclusiones , ni en el tiempo que se les da a los participantes a sentir y tampoco en sacarlos de un lugar aunque estén incómodos aun si lo piden o manifiestan hasta estar seguros, pidiéndoles que aguanten un poco mas hasta que se aclare la situación y mostrando si es necesario esta particularidad.

4.-Si en el relato hay un fuerte sentimiento (miedo, desconfianza, angustia in específica, secreto, etc.) poner en la escena al representante y el sentimiento a ver qué pasa , y preguntarle qué generó,  si es masculino o femenino tiene ese sentimiento y a quien representa (padre, madre, etc.).

5.- Chequear con el paciente cada tanto si lo que sucede le resuena y observar sus reacciones y gestos, así como los de cada uno de los representantes y decirlo en voz alta.

6.- Animarse a conectarte con lo que está pasando y lo que me está pasando.

7.- Comentar y señalar lo que está ocurriendo en la escena, son datos: el movimiento, acercamiento, posiciones, cambios de actitud, crispamiento, miradas de amor u odio etc.

8.- cuando la escena es muy estática chequear si no hay un secreto, o cuando el o los representantes no dejan de mirar al suelo si hay alguna muerte en la familia, (abortos, crímenes, etc.).

9.- Brindar mucho cuidado al paciente aun en circunstancias desfavorables por sus actitudes pasadas o presentes.

10.- Casi siempre poner a los padres en la escena, y ver posición, actitud, sentires, etc. de ellos con el cliente y viceversa.

11.- El sistema NO ES PARA CULPAR SINO SIEMPRE PARA ALIVIAR, nosotros terapeutas  no tenemos que hacer alianzas, Y NO CREER QUE VAMOS A CURAR EL SISTEMA.

12.- Es muy importante ver  el desequilibrio en las parejas y qué papel juegan los hijos en ella, y en qué posición está con respecto a los padres y de éstos con ellos (releer el capítulo de ordenes de equilibrio de Hellinger).

13.- Cuando hay culpas, diferenciarla de responsabilidad para que el cliente pueda reparar o exigir una reparación, hay que hacerse cargo de la reparación si es posible y en caso de no,  aceptar lo que ha pasado y seguir para adelante

14.- Y lo más importante: no olvidarse del EXCLUIDO, es la clave, quererlo, rescatarlo, incluirlo, integrarlo es la única forma de lograr alivio en el sistema.



CONSTELACIONES CON SÍNTOMAS.



STEPHAN HAUSNER -- 5 / 09 / 03 (Parque Japonés)


¿Cuáles son los síntomas más importantes?
Según la imagen que surge, se constela. Se puede demostrar que la enfermedad comienza donde una persona ha quedado excluida de un sistema. Con la sintomatología se puede recordar y cuando sale la dinámica a la luz los síntomas pueden retirarse. Por ejemplo, un tratamiento homeopático va bien pero falta algo; ergo, constela. Y luego ya no hace falta la consulta.

Traer la sombra a la luz.

Pero ¿cómo?
No importa tanto. ¿Qué sentido tiene tal síntoma? La relación entre la gravedad de la enfermedad siempre está conectada con las relaciones familiares. Siempre preguntar. Por la sintomatología se puede deducir lo que pasa en la familia.
Ej. artritis, artrosis: limita el movimiento, retiene a alguien del sistema aunque se sienta atraído por irse; también evita acercamientos al padre o madre, ayuda a resistir. Puede denotar el anhelo de acercarse a un padre o madre perdidos tempranamente y el miedo al dolor que conlleva esa pérdida.
La lectura de la sintomatología (que no es lectura automática) se une con las dinámicas del sistema familiar. En el sistema, ¿dónde hay una fuerza atada para impedir la solución? Y ¿cómo tansformar esa fuerza? Generalmente es necesario unir a la persona con los padres, los abuelos, bisabuelos y entonces la fuerza fluye y encuentra su camino. El problema deja de tener un solo foco.
En otro nivel, no importa tanto la salud del paciente como descubrir dónde está la atadura y liberarla para la salud, o la terapia o el tratamiento.
Alguien argumenta el posible motivo del cáncer de su hermana y quiere constelar. S.H. le pregunta para qué quiere constelar. El cliente dice:
-          Para limpiar el sistema.
Desde ese lugar no se puede constelar porque la persona está buscando un error en el sistema que ha llevado a alguien a la enfermedad y es un intento de manejar lo inmanejable. También por sentir, el que constela, que él no tiene error y que está por encima.
Lo más difícil para S.H. es trabajar desde el abordaje de soltar al paciente y a la vez, por ser médico, sentir que debe cumplir su juramento hipocrático. Y si no lo fuera, también porque tiene que ayudar al otro, impedir que le pase algo malo (cultural).
¿De qué manera se ve afectada el alma por este abordaje? ¿En qué se involucra? Es un conflicto muy grande.
Es preciso sintonizar con cualquier destino porque la intuición está dirigida hacia la plenitud y no hacia la sabiduría. La intuición sólo afecta si todo puede ser; si no, es manipulación.
Ej.
Si desde el barranco quiero aterrizar justo sobre la pila de estiércol, tengo una posibilidad entre cien. Si suelto la intuición, no caeré allí; pero si creo saber con la intuición, allí me clavaré.

La constelación no es importante. Pero tiene ventajas:
1)    Yo sospecho "x" y la constelación me lo puede corroborar.
2)    El paciente puede ver algo y no creerme a mí.

Muchos que aprenden este método ponen demasiadas expectativas en la constelación porque imaginan que pueden limpiar el sistema, ordenarlo, arreglar lo que pasó cincuenta años atrás. Entonces, ¿para qué será bueno este método?

La solución está en una actitud básica hacia lo esencial de la vida. Cuando durante las constelaciones podemos confiar en estos movimientos, surge lo esencial.

¿Quién ata? ¿Qué actitud básica crea libertad no sólo para el que constela? En realidad, no sabemos qué constelamos: ponemos vivos, muertos, pero ¿qué pasa ahí? No sabemos, pero recibimos imágenes e información que ayudan al trabajo con el paciente, ayudan a encontrar lo que él necesita si se hace con sensibilidad.
A veces, un paciente constela para ayudar a su sistema pero no cambia nada en su dinámica. Cuando queremos arreglar algo para el sistema hay que encontrar las actitudes básicas. La solución en este sentido es liberarse para el próximo paso y nada más.

CONSTELACIÓN
Para constelar, es importante ponerse en sintonía con el paciente y hacer una imagen de la dinámica. Luego verificar la imagen. También percibir lo que nos muestra.
(El paciente que está constelando hace un movimiento que le llama la atención a S.H., quien cree no saber si el paciente quiere la solución que él le puede mostrar).
S.H. ¿Estás enojado?
Pac. Siempre. Pero no sé con quién.
Detrás de la rabia hay dolor. Detrás del dolor, nostalgia. Buscar con qué no está en sintonía y ver cómo llevarlo a sintonizar con lo que necesita. Y nada más. Lo que sobra, quita.
Si hay demás, le quita fuerza al que recibe.

Para el que constela:

Ø    Si el abuelo tiene su lugar, los hijos van a tener un padre.
Ø    Cuidado si pienso y creo que por todo lo que pasó antes yo estoy acá y así: LA IMPLICANCIA NO LIBERA DE LA RESPONSABILIDAD.
Ø    Si dice "gracias" a su mujer, los hijos pueden verlo como a un padre.

Para el constelador:

Ø    Siempre es preferible focalizar en el paciente y sus hijos: hacer lo menos posible.
Ø    Cuando la energía se va, trabajo más rápido (?)
Ø    Cuando se piensa que ya no puede hacerse nada (y se aguanta la tentación de interferir) aparece la solución.

SÁBADO

Confiar en las fuerzas autosanadoras: la gripe tratada con médico tarda una semana en irse; sin hacer nada, ocho días.
Estadísticamente, aumentan las remisiones. ¿Por dónde viene este fenómeno?
S.H. ha entrevistado a autosanados: un obrero del ferrocarril con cáncer de hígado y operación recomendada. Lo abrieron y vieron metástasis general. No había nada que hacer. Volvió con su familia, revisó su vida y una noche llamó a todos para arreglar su herencia. Les dijo a su mujer e hijos (...) y tuvo un circuito eléctrico en su cuerpo, como una descarga, y murieron sus células cancerígenas. Los médicos no saben explicarlo.
Bert Hellinger nos da una imagen cuando dice que llegó a estar en sintonía con su pasado, su vida actual y su futuro. Esto es lo que experimentamos en este trabajo: la fuerza para la sanación viene desde la sintonía con la propia vida (pasado, presente y futuro). A veces hay un obstáculo, tal vez nuestra propia experiencia, un trauma, una pérdida insoportable o un movimiento temprano interrumpido hacia los padres. Caminamos al revés con ayuda, enfrentamos esta situación de nuevo y entramos en conciencia con lo que fue. Entonces asumimos los hechos de nuestra vida, los acontecimientos del sistema que afectan nuestra vida tal como fueron. Y eso es estar en sintonía con nuestra historia familiar.

Ej. Una pareja anterior en nuestros padres. Un hijo de la relación posterior se identifica con la pareja anterior del padre y siente igual que esa persona y actúa igual. Y cuando una hija representa a la pareja anterior del padre se convierte en su amante virtual y compite con su madre. No puede unir lo que ve con lo que siente. ¿Cómo tomará su vida? ¿Cómo estará en sintonía con sus padres? Traer estas implicancias a la luz para que la hija pueda tomar a sus padres. Si lo que pasó antes no tiene su lugar y su honra, surge una y otra vez. Uno es llevado a situaciones específicas en la vida que pueden ir convirtiéndose en patrones, recordados a través de sintomatologías: LOS SÍNTOMAS RECUERDAN HECHOS.

CONSTELACIÓN
Ej. Hija con estreñimiento intestinal.
 La hija no está en sintonía con el movimiento profundo de la madre. Y el movimiento profundo de la madre es que se quiere ir, se quiere morir. La hija no puede dejarla ir y lo expresa con el cuerpo.
La solución sería asumir el movimiento de la madre:
"Querida mamá, aunque te vayas, siempre vas a ser mi madre. Estoy de acuerdo con tu destino. Lo que fuera que te ate, lo respeto. Hacia donde te sientas atraída, estoy de acuerdo. Con amor."

CONSTELACIÓN
Al lado del paciente, S.H. espera y crea campo.
Los hijos siempre son amables, porque todo lo hacen por amor, también los problemas. A más grandes problemas, más grande amor. La mayoría están enojados con ellos mismos más que con sus padres.
Este paciente vive en pareja con una mujer y tienen un hijo de 5 años. Ella no quiere casarse. Si no está segura, no puede querer.
Tiene mucha bronca anterior con sus padres, ahora mejor.
Está parado y se bambolea, tironeado y sin sentido definido. La soberbia, ¿es la culpa por haberse salvado?
El dolor sana el alma. Pero si no se le hace lugar al dolor, no te deja tomar. Hay tantos hechos traumáticos en una familia y él lleva todo en su cuerpo, necesita todo el tiempo, si no, no se puede trabajar. Se abre tanto que hay que dar tiempo para que cierren las heridas. Aguantar el tiempo porque al estar en contacto consigo mismo le da espacio a su dolor y en ese contexto se constituye, donde el dolor tiene lugar. Si un miembro del sistema está sobrecargado de dolor se van repitiendo los movimientos y entonces los demás miembros también se sienten sobrecargados. La reacción dura, hay que darle espacio y tiempo.
El enojo es más fácil que el dolor. Cuando se pone más difícil puede aumentar el contacto: después del dolor viene la paz y se siente corporalmente. Entonces ya es suficiente.
(Los representantes que después necesiten decir algo sobre su rol, pueden hacerlo. Pero también pueden quedar con su experiencia en silencio y aprender de su representación porque por algo experimentaron lo que experimentaron.)

Constelar es entregarse con el corazón a lo que va pasando. Y dejar que el movimiento surja.


Lo que mueve al individuo es su profundidad, siempre es un amor profundo y si se lo mira a los ojos, nada malo puedo decir sobre él. Puedo hablar mal de una persona cuando no estoy en contacto con ella. Cuando la miro a los ojos reconozco que todo lo que hace está movido por un amor muy profundo y no puedo juzgarla. Amor que enferma y amor que sana, porque detrás de cada enfermedad hay un amor muy profundo. De esta manera hay un amor que enferma que por regla general no está en contacto.

Ej. Una persona pierde asu madre o a su padre tempranamente. En la profundidad de su alma anhela estar con ellos. Este movimiento lo lleva afuera de la vida y se enferma. Causa: su amor por los padres. Resultado: hay un punto en que este hijo está feliz cuando se enferma y esto dificulta al médico su trabajo. El paciente se cierra contra el médico o su ayuda. Este amor lleva a la enfermedad y no lleva al contacto. Si el hijo mirara a su padre o madre a los ojos, reconocería que lo aman y reconocería este amor, sería un amor sanador. A los padres perdidos no les podría decir "Quiero estar contigo" o "Te sigo en la muerte". Crece el hijo, se hace adulto, se casa y tiene hijos. Estos hijos sienten otra vez el anhelo de sus padres por sus padres y es inclinado a decir "Mejor yo que tú".
La dinámica de enfermedades graves consiste en hacer algo en lugar de otro. Tampoco hay contacto. Si mirara a los ojos a ese otro no podría sostener ese sentimiento.
Otro ejemplo en enfermedades graves: expiación por una culpa. La expiación tampoco se contacta con aquellos por los que se siente culpa porque ellos no aprovechan la expiación. Siempre detrás hay amor profundo, pero hay que llevarlo a un contacto. Este es el trabajo de fondo.

A propósito de algunas constelaciones:

Ø  La verdad reconocida es fuerza pura. Lo que afecta es la realidad y no lo que uno desea. Lo esencial está visto.

Ø  ¿Qué habría dicho o cómo hubiera reaccionado Jesús si cuando le dijo a un rengo: "Tira tu bastón y anda" el rengo le hubiera contestado: "Esto yo no lo hago". Probablemente Jesús se hubiera callado un poco y luego hubiera dicho: "Tal vez este da más honra al Padre (a Dios) que yo."

Ø  Sólo el que está en sintonía con su pasado tiene futuro.

Ø  Condición básica para el trabajo de constelaciones: ir con el movimiento del paciente.
(Cuenta un ejemplo) En un taller sobre "El cuerpo como un campo de luchas étnicas" constela una mujer con cáncer. Su padre era un oficial de la SS. Su enfermedad, sin embargo, no tenía que ver con eso, no hubo fuerza en la constelación para ese movimiento sino que hubo un movimiento hacia la madre y dejé aparte la otra dinámica. Alguien del público preguntó por qué no trabajaba con el tema del padre, ya que respondía al título del taller. Pero si así lo hacía, hubiese puesto la mirada en la temática y descuidaba al paciente, la sacrificaba al tema.
Si el constelador no sigue el movimiento del paciente convierte la constelación en una demostración de algo. Y molestaría la energía. Una cosa esencial que aprendí con B.H. fue cuando él contó una experiencia en Sudáfrica, cuando otro sacerdote le dijo: " Tené bien claro en tu vida qué es más importante, si tus ideas o la gente. Si estás dispuesto a sacrificar tus ideas en beneficio de la gente."
Cada terapeuta debe decidir a quién sacrifica, si su método a sus pacientes o a la inversa. S.H. reconoce la valentía del que constela para dejar participar a tantos en su dolor, en su conflicto. Merece todo el respeto. Del respeto se toma la fuerza, se recuerda algo olvidado o se da un paso hacia una solución.

Ø  Mientras se mueve algo, uno vive. La enfermedad comienza donde hay una discrepancia entre los movimientos del alma y las imaginaciones y deseos del yo.
Con la ayuda de este trabajo parece que podemos entrar en esto y hacer movimientos más en profundidad. Por lo general, estas imágenes que se muestran hablan del alma de la persona que muchas veces no se anima a verlas. A menudo son pensamientos e imaginaciones sobre lo que es correcto o incorrecto, que siguen molestando.

Ø  Lo sanador de este trabajo es que el individuo entra otra vez en contacto con los movimientos más profundos y aprovecha ese saber inconsciente suyo más profundo. De esta manera se muestra que la sanación se logra a través de la sintonía con los movimientos profundos.
A veces significa renunciar a la cercanía o a la intimidad. Cada solución tiene su precio. Muchos se sienten íntimamente unidos en el problema, mientras que en la solución están solos. Es un paso difícil pero imprescindible. Si uno lo logra, tiene el regalo de la plenitud sin esa intimidad.

Ø  Si el paciente no reconoce su malestar, es el médico quien se siente mal. Cuando lo hace, al médico se le restituye la fuerza. También es un sistema de roles.

Ø  Estar en sintonía con la muerte de los antecesores (o de los que sean). ACEPTAR.
En esta constelación S.H. pasa muchísimo tiempo ¿creando campo, sintonizando? La paciente se pone mal y nerviosa si la mira. Pero si mira a sus abuelos se tranquiliza. Falta aceptar la vida y la muerte de sus abuelos. Pasan 45 minutos y recién entonces la mujer afloja el llanto. "Está bloqueada por el dolor, totalmente estúpida. No debo decir más. Es lo máximo posible. La implicancia no le quita responsabilidad."

Ø  Confío en que el paciente aguante la solución. Con esta actitud le doy mi mayor respeto.

Ø  Constelación con un hombre y su hígado (cáncer). Primero fueron problemas lumbares, luego hepatitis y después cáncer. La rabia o el enojo hacia un padre / madre muertos pueden ser una forma de duelo.
Reemplaza al representante por el paciente, que queda frente a su hígado, que deviene en padre.
"Querido papá, me faltas mucho." (¿Tal vez se enferma para irse con él?)
Abrazo, llanto, respira profundo con la boca abierta. S.H. agrega abuelo y bisabuelo. El paciente mira a los que tiene detrás, todos ligados entre sí. El abuelo le acaricia la cabeza, conmovido. El padre mira al abuelo:
"Papá, mirá, este es mi hijo." (Ojo, cadena de reconocimientos. Si todos nos vamos aceptando, no hay traumas.) S.H. pone a la madre y al padre detrás del paciente. El padre le pone la mano en el hígado. Si es el padre, no le puede hacer mal.
Si uno toma a sus antecesores con todo lo que son, nada puede faltarle.

Ø  Paciente con asma, que implica dificultad para entregarse a la madre. El dolor y la enfermedad testimonian y hacen presente la implicancia en el sistema.
"Fijate qué imagen interna te tranquiliza. Tenés en vos lo que creés que está afuera."

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES DE S. HAUSNER

Algunas de las primeras preguntas que desde este método se hace un terapeuta son:

¿Quién falta?¿Quién está excluido?¿A quién hay que integrar?

A veces es una persona. También puede ser el destino de una persona que se excluye. O alguien pone a un miembro del sistema como héroe y puede ser una forma de exclusión. El amor no puede fluir y no hay intercambio.

Un buen ejercicio consiste en mirar cada uno a su familia, imaginarse a todos los que lo anteceden y sentir a quién tiene cerca y a quién lejos. A cuál destino asume fácilmente y con cuál tiene dificultad. Y dar vuelta las cosas para buscar soluciones: los que no tuvieron lugar, lo tienen;a los destinos con los que no pudo sintonizar, los acepta tal como fueron, con todo su dolor.
Así podremos sentir a cada persona en nuestro corazón y sentirnos redondos, sanos, completos. En esto consiste el profundo secreto del trabajo de constelaciones. No se trata de más. La dificultad en muchos pacientes consiste en no poder tomar la solución porque sienten que en la solución hay deslealtad de alguien.
La tarea del terapeuta es presentar la solución de manera que el paciente la pueda tomar. Tener astucia, saber hacer el truco. La actividad básica para que lo logre es estar en sintonía con el destino, es propiciar que se una con los destinos más difíciles, que les dé lugar. La tarea para que los pacientes confíen en él y se abran consiste en estar en esa sintonía, libre de juicios sobre ellos. Aquellos a quienes buscamos son los que el paciente no puede tomar en su corazón. Cuando el terapeuta logra estar en sintonía, los pacientes vienen solos hacia él y no tiene nada que hacer.
Esta actitud básica no requiere saber demasiado, va más allá de esos contenidos. Cuando nos entregamos a esto y cuando deducimos, podemos reconocer que todos los movimientos que se muestran desde la profundidad están llevados por el amor y toman caminos que no entendemos ni podemos captar.

Renunciar a entender y abrirse al amor que afecta en la profundidad.




DE LAS VÍCTIMAS Y LOS VICTIMARIOS

Cuando alguien muere por mano de otro, ya sea por un descuido o intencionalmente, entre esos dos hay un profundo vínculo. Ellos pueden encontrar paz cuando pueden estar juntos, cuando el victimario encuentra su lugar al lado de la víctima y lo puede mirar a los ojos. También le ocurre lo mismo a la víctima cuando le deja lugar a su lado.
Los demás deben respetar este vínculo, retirarse y no juzgar. Entonces, el movimiento va hacia el reconocimiento del vínculo y ambos tienen su lugar en ese vínculo que se construyó reconocido.
Cuando hay victimarios en una familia y no se los reconoce, uno de los posteriores será víctima. Si un victimario está excluido, un posterior se va a identificar con ese excluido.


                            Selección de contenidos y redacción: Teresa Briozzo
                                                                     Marzo de 2004.








Recopilación Hellinger


Dame la mano, mi vida

“Là ci darem la mano” (Dame la mano, mi vida) es la invitación que Don Juan formula a una hermosa dama en la ópera “Don Giovanni” de Mozart y sigue cantando: “Acompáñame a mi castillo”.
De la misma manera nuestra vida nos espera como una hermosa dama en plena flor, espera a que, deseosos, le tendamos la mano, que la llevemos con nosotros a nuestro castillo y con ella celebremos una fiesta de amor. Con ojos que brillan y con anhelo caliente.
Nuestra vida nos ha tendido esa mano esperando que la tomemos, esperando que la tomemos con fuerza, que la tomemos para siempre, que la tomemos con amor.
¿Cómo celebramos con ella nuestra fiesta de amor? Prestamos atención a su murmullo en nuestra sangre, escuchamos los latidos de su corazón, sentimos su calor en nuestra piel y percibimos su perpetuo anhelo por el aire, por el agua, por el alimento para que se mantenga viva, y sentimos su anhelo por esas ganas gracias a las cuales continúa.

Nuestra vida espera las aventuras del amor con pasión, preparada para atreverse al máximo por ellas, más y más y más. Espera al “Sí” decisivo dirigido a ella, un “Sí” indisoluble.

La Vida nos ha dado este “Sí” desde el comienzo. Está en nosotros decirle “Sí” a ella del mismo modo, que la amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todos nuestros sentidos y con toda la fuerza.
Hay algo más. Rilke formula la pregunta: “¿Quién la vive, a la vida? ¿La vives tú Dios, a la vida?” ¿La vivimos nosotros porque otra fuerza la vive? ¿Ella nos ha tendido su mano? ¿Nos lleva a su lecho, a sus ganas, a sus aventuras, nos pone a su servicio? ¿Vivimos nosotros el gran anhelo de ella?
¿Cómo vivimos la vida de ella en nosotros? La vivimos con devoción, con entrega, cuidadosamente, sostenidos por ella, guiados por ella, llevados por ella, llevados hacia todas las otras vidas en las que ella también vive. A través de ella nos volvemos uno con todo lo que tiene vida, con un cálido amor, nos volvemos uno con el amor de Dios.

Las nuevas Constelaciones Familiares:

 Caminar con el espíritu

Introducción: El amor del  espíritu

Les doy una cordial bienvenida a este curso de un día en un marco íntimo – eso también tiene una gran ventaja. Aquí se trata, tal como lo anunciamos, acerca de las nuevas Constelaciones Familiares. ¿Qué significa eso?
Nuevo es más grande y más amplio. ¿Qué es más grande y más amplio en esto? El amor es más grande y más amplio. Aquí se trata de un amor que supera los límites que generalmente le ponemos a ese amor. Ese es el nivel del espíritu.
Lo que eso significa exactamente lo iremos viendo en detalle. Pero aquí lo explico brevemente para aquellos para los que esto es nuevo.


Los  límites  del  amor

Nuestro amor está limitado por nuestros sentimientos de inocencia y culpa. Toda persona que se siente inocente, excluye a alguien. Dado que se siente mejor, excluye a alguien. Sentimos la inocencia con una conciencia tranquila o buena. Es decir entonces que es nuestra buena conciencia la que acota nuestro amor.
Todo Occidente estaba atrapado por la conciencia hasta que llegué yo. Lo digo así porque fui yo el que reconocí que la conciencia es la causa de todos los grandes conflictos. Todos los grandes conflictos son llevados adelante con una conciencia tranquila o buena. Llegó hasta tal punto que se describió a la conciencia como la voz de Dios en el alma, la voz a la cual había que obedecer incondicionalmente.
¿Qué significa seguir u obedecer a la conciencia? A menudo significa luchar contra otros. Aquel que obedece a la conciencia tiene un concepto de Dios, en cuyo nombre lucha, con la conciencia tranquila, en contra de otros que tienen un Dios diferente. Lo digo de manera un tanto recia, pero eso es lo que se pone de manifiesto.
A través de las nuevas Constelaciones Familiares hemos podido ver que hay un movimiento del espíritu que une aquello que estaba separado, de manera que las diferenciaciones entre mejor y peor desaparecen, al igual que entre bueno y malo.
Aquí se muestra el amor más grande que asiente a todo tal como es, en concordancia con aquellas fuerzas que son las que realmente rigen al mundo.
En la práctica ahora veremos cómo funciona y hasta qué punto llega. Es decir que yo ahora trabajo individualmente con personas que quieren trabajar conmigo y lo muestro y demuestro. Luego lo explico y sigo guiando en este camino del amor puro. El gran amor es un amor puro sin Yo, porque abarca a todo de la misma manera, inclusive a nosotros mismos. Todo comienza con la relación con la madre

Después de la constelación de una mujer que decía estar enamorada y que tenía miedo

Esa fue una lección de amor, un amor muy sencillo. El amor es muy sencillo. Sólo es necesario ir hacia alguien, eso es todo.
Una de las comprensiones fundamentales que constituyen la base de esta nueva forma de las Constelaciones Familiares es: Todo comienza con la madre. Allí donde se logra la relación con la madre, se logra también todo lo demás.
Hay ciertos obstáculos que se oponen a eso. Aquí pudimos verlo. No es que, por así decirlo, nos podemos decidir a amar a nuestra madre. En caso de ese tipo de decisiones es similar a lo del humor. El humor es cuando uno, a pesar de todo, ríe. Ese tipo de decisión no sirve.
Cuando se logra la relación con la madre es un regalo del espíritu. Aquí fue un regalo que se haya logrado el movimiento amoroso hacia la madre. Se pudo lograr porque yo sigo ciertas comprensiones que aquí cumplen un rol. Por ejemplo, que la madre debe ser sostenida por su propia madre. Que el problema puede extenderse a la generación anterior. Por ese motivo aquí tampoco hay reproches y deseos, por ejemplo que la madre sea diferente a como es. Como madre fue perfecta.
A la clienta: Cuando te miramos vemos que tu madre logró todo lo esencial. En ese sentido fue perfecta.
Hay mucho que se opone a la relación con la madre, más adelante nos iremos enterando.


Meditación: Nuestra  madre

Cerremos los ojos. Nos entregamos al movimiento hacia nuestra madre tal como es. El regalo más grande, nuestra vida, lo obtenemos a través de esa madre, sólo a través de ella. A través de ella Dios nos creó. Lo voy a decir con toda claridad. No hay ser humano que sea creado directamente por Dios, cada uno lo es sólo a través de su madre y de su padre. Lo creativo, esa fuerza creadora, se manifiesta de forma muy concreta. No es necesario que la busquemos en otro lugar. Está directamente delante de nosotros. Somos recibidos por esa fuerza con brazos maternales. Así soltamos para ese amor, para ese regalo.
Es una gran felicidad encontrar el camino a la madre. ¿Qué se hace con esa felicidad? La disfrutamos – inmediatamente.


Vida  y  muerte

Después de la constelación de una mujer que sufre de bulimia

En el fondo se trata de dos movimientos en este trabajo. Uno de los movimiento tira hacia abajo, hacia la muerte. El otro tira hacia arriba. Allí está la vida y está el amor.
También eso que tira hacia abajo es amor, pero un amor ciego. En el caso de muchos hijos podemos ver que sienten la atracción hacia abajo porque se hacen cargo de algo de los padres. De esa forma quedan implicados o enredados en algo que no les pertenece. Le pertenece a los padres.
Ahora el gran arte y el gran logro del individuo es soltar ese movimiento que lo tira hacia abajo y hacia la muerte, ese movimiento que también lo tira a vivir algo ajeno como si fuera algo propio. Soltar ese movimiento y pasar al movimiento que se dirige hacia arriba, hacia ese otro amor. Para ello hay que tener en cuenta una serie de cosas. Esto también forma parte de mis comprensiones fundamentales que hacen posible esta nueva forma de las Constelaciones Familiares.


El  sentimiento  de  culpa

¿Cómo sucede que alguien es atraído hacia abajo, hacia la muerte? A menudo por un sentimiento de culpa. Muchas veces la atracción hacia abajo proviene de un sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa se da en primer lugar cuando queremos quitarnos de encima algo que nos pertenece. Por ejemplo, cuando pretendemos más de la vida de lo que estamos dispuestos a conceder a otros. O sea cuando decimos: “Yo tengo permiso para vivir y tú no”, tal como lo vemos en un aborto, por ejemplo. Ese es un ejemplo extremo de eso. Pero lo vemos en muchos movimientos de la familia de la misma manera.
Es decir, me arrogo un derecho que a otros niego. Después me siento culpable, no siempre de forma consciente. Sin embargo, hay una instancia en el alma que lo percibe de inmediato y que reacciona acorde. Es la segunda conciencia, la conciencia inconsciente. Que esa conciencia existe es una de mis comprensiones importantes.


Movimientos  de  conciencia  hacia  la  muerte

Existe la conciencia que sentimos. La sentimos como culpa e inocencia. Esta conciencia tiene que ver con el vínculo con nuestra familia. Detrás de esta conciencia hay una conciencia inconsciente que obedece a dos leyes fundamentales.
La primera ley fundamental es: Todo aquel que pertenece tiene el mismo derecho de pertenencia. Es decir que en una familia cada uno tiene el mismo derecho a estar y a vivir. Allí donde este derecho es denegado, aquellos que lo negaron, son atraídos por aquellos a los cuales se lo negaron. O sea que son atraídos hacia la muerte.
Eso se manifiesta en comportamientos diversos. Por ejemplo, cuando una persona causa accidentes, o cuando se enferma, o incluso cuando se suicida.
Cuando un hijo percibe ese movimiento en su madre o su padre, tal vez diga: “Yo me hago cargo en tu lugar.” Entonces el hijo es tomado por ese movimiento hacia la muerte haciéndose cargo de la culpa por esa negativa.
Eso se manifiesta en situaciones variadas. En el caso de anorexia, por ejemplo, y de manera oculta en la bulimia. También se demuestra en enfermedades de los hijos, en sus dificultades y en accidentes. Los hijos lo hacen por amor. Es ese amor ciego que lleva a la muerte.
Una vez que comprendemos eso se trata de animarnos a ser llevados por el otro movimiento, aquel que nos conduce del movimiento hacia abajo al movimiento hacia arriba. Ese es el otro amor. Ese amor es un movimiento del espíritu.


Caminar  con  el  espíritu

Esta nueva forma de constelar se llama “caminar con el espíritu”. “Caminar con el espíritu” significa que seguimos un movimiento de amor hacia todos en la misma medida. Esa es la diferencia. Ese es el gran amor amplio hacia todos por igual.
Cuando pasamos a ese amor, nos liberamos del amor estrecho que nos lleva a la muerte, porque en ese nivel podemos soltarnos de nuestra familia. Pero no rechazándola, sino sintiéndonos amados por igual en ese mismo nivel, junto con todos aquellos que pertenecen a nosotros. En ese nivel la culpa no tiene un espacio.


 La  expiación

En ese nivel también dejan de existir los movimientos que buscan saldar una deuda. Por ejemplo a través de una expiación. Todos esos son movimientos hacia la muerte. Expiar siempre significa: Yo me provoco algo a mí y también hago algo a otros. Cuando dejamos atrás esos movimientos logramos pasarnos a ese otro nivel amplio en el cuál todo lo que es está bien para nosotros. Por ese motivo en ese nivel tampoco nos preocupamos, ni por nosotros ni por otros.


Meditación: Mirar  a  la  felicidad

Ahora volvemos a cerrar los ojos. Nos vamos a nuestra alma. Al mismo tiempo nos vemos a nosotros mismos desde cierta distancia. Es decir que al mismo tiempo somos un observador y alguien que es observado, las dos cosas simultáneamente. Nos observamos desde cierta distancia y vemos hacia dónde se mueve esa persona que vemos delante de nosotros. Por ejemplo, hacia dónde es atraída. Miramos hacia el lugar que la atrae y vemos lo que ocurre allí, qué movimiento le responde. Luego dejamos a que la persona que es atraída hacia abajo mire hacia arriba, hacia una luz que se encuentra a lo lejos, a algo amplio, liberador – a la felicidad.
Luego de un rato: ¿Cómo se sienten? Caminar con el espíritu tiene algo de liberador y hermoso. Y es tan sencillo. La desgracia es complicada. La felicidad es sencilla.

Qué  hay  que tener  en cuenta en  adopciones

HELLINGER: Me enteré que entre los participantes hay varios que pertenecen a puestos públicos relacionados con la infancia y la juventud. Tal vez debería decir algo acerca de la adopción – y cómo tratarla.


Nada  de  piedad  para  con  los  padres

Lo primero es: no tener lástima a los padres. Eso es lo primero. Nada de lástima para con la pobre madre, aunque tenga tan sólo 14 años de edad – pero piedad con el hijo. Eso es lo primero. Evitar por todos los medios invertir los roles, que los grandes puedan hacer de pequeños y que los pequeños, que no pueden defenderse, tengan que hacerse cargo de todo. De esa forma el ayudador está fortalecido, tiene el orden correcto en su alma.


No  hay  vuelta  atrás

Lo segundo es que algunos consideran que más adelante algo podría ser reparado. Como si el hijo pudiera encontrar una vez más el camino hacia sus padres y ellos lo pudieran recibir. Sobre todo el hijo es el que a menudo tiene esa esperanza. Los padres no lo harán.
Imaginémonos: los padres han entregado al hijo en adopción. Se lo querían sacar de encima – para siempre. Si el hijo luego vuelve a ellos, ¿cómo reaccionarán? Con culpa, naturalmente. Entonces ya no hay llegada. Eso ya no puede ser reparado. La entrega de un hijo no puede ser reparada. Lo que vale para el hijo es asentir realmente a eso que fue. Los padres lo han entregado – para siempre. Eso es como un aborto, puede ser comparado con eso.
Y ahora el hijo dice: “Si, estoy de acuerdo. Ahora renuncio a ustedes para siempre”. Eso es doloroso. Y luego el hijo logra la fuerza.

A un hijo adoptivo: Y sin embargo tienes la vida gracias a ellos. Al mirarte: Deben haber sido padres hermosos. Tú tienes todo, tienes lo esencial. Pero seguir con vida sólo te fue posible a través de los padres adoptivos. Ahora tú puedes unirte a ellos, realmente con amor. Ellos te han mantenido con vida.
Lo que también es importante: un hijo así está enojado con sus verdaderos padres porque lo han abandonado. Internamente está enojado con ellos. A menudo ese enojo es transferido a los padres adoptivos. De alguna manera es como querer proteger a sus padres, y ahora los padres adoptivos reciben aquello que en realidad está dirigido a los padres.

A ese hijo adoptivo: ¿Tu caso fue así? Entonces ahora puedes reparar algo y decir a tus padres adoptivos que ahora tomas agradecido lo que ellos te han dado. Que reconoces lo grande que es aquello que ellos han hecho por ti. De esa manera ellos se alegrarán y dirán: Está bien, te lo hemos dado con gusto.
Eso es lo que debemos tener en cuenta en este contexto. Por eso no sirve si ahora uno intenta regresar el hijo a sus padres. No obstante es importante para el hijo haber visto a sus padres. Es decir, si eso fuese posible realmente sería muy lindo.


Ejemplo

Doy un ejemplo. Me escribió un sacerdote diciendo que había una mujer que se volvió esquizofrénica y la hija tuvo que ser entregada a una familia de crianza. Luego la madre sanó y quería que le devolvieran a su hija.
La pregunta de él era: ¿Qué debe hacerse? Yo le dije que la niña debe quedarse con sus padres de crianza. La madre le puede decir: Ahora estoy otra vez disponible para ti. Ahora puedes venir a verme en cualquier momento, pero te dejo con tus padres de crianza que te cuidaron mientras yo estaba enferma. De esa forma la hija puede ir y venir. Puede ir y venir entre su madre y sus padres de crianza. Pero la madre ya no se la puede quitar a los padres de crianza. Eso ya no puede ser. Ese sería el orden aquí.

Situaciones  de  emergencia

MUJER: También sucede que las autoridades encargadas deben quitar a los hijos en  situaciones de emergencia que ocurren en las familias. En el caso de niños pequeños entonces van a familias de crianza, pero en general en primer lugar a lugares de cuidados transitorios. Muchas veces luego se da que no es posible activar a los padres, una vez que el hijo ya no está, como para que se sigan ocupando. ¿En casos así vale lo mismo?
HELLINGER: Sí.
MUJER: ¿Eso significaría que, suponiendo que no se logre en el plazo de 3, 4, ó 5 meses, se debería tratar de encontrar de todas maneras una familia fija?  
HELLINGER: Sí.


Ejemplo

Una vez di un curso para madres de comunidades de niños entregados por situaciones de emergencia. Una de esas madres también había sido dada de niña. En el grupo tenía a un niño cuya madre lo había entregado a la organización y ahora la madre deseaba que se le devuelva a su hijo.
Configuramos el caso y pedimos que la madre responsable por el niño en la organización representara a ese niño. Estaban ubicados: a la izquierda la madre responsable por el niño en la comunidad, a la derecha la madre biológica – y el hijo entre ellas. En el alma del niño tuvo lugar una enorme lucha por dirigirse hacia una o hacia otra. Durante un largo rato se sintió tironeado para aquí y para allá. Luego se colocó al lado de la madre que lo cuidaba en la comunidad. Y ese era el lugar adecuado.


Hogares  de  niños

MUJER: ¿Eso significaría, entonces, que para niños que han pasado largo tiempo en un hogar no habría una real vuelta atrás por la culpa?
HELLINGER: En el caso de los hogares no estoy tan seguro, ahí no estoy tan seguro. A veces un internado es bueno porque al niño se le quita una carga. Puede regresar en cualquier momento. En el caso de los hogares es diferente.
MUJER: ¿Depende del lugar?
HELLINGER: También depende de toda la situación. Hoy día hay muchas personas que consideran que un hogar es una cosa muy terrible. Yo pasé cinco años en un internado, yo me sentía liberado. Los hogares pueden realmente estar orgullosos por lo que hacen. Para muchos niños son como un internado.


La  prioridad

MUJER: Yo tengo una pregunta con relación a la elección de padres adoptivos cuando se trata de un caso en el que los niños repentinamente quedan huérfanos y los abuelos se ofrecen para adoptarlos. ¿Deberían ser considerados con prioridad? ¿O debería intentarse encontrar los padres adoptivos más convenientes para ellos? 
HELLINGER: Al niño se lo deja en la familia. Ese es el principio fundamental. En una situación así en la familia los primeros serían los abuelos. No hay nadie que pueda ser mejor para un niño que ellos. Entonces, en una situación así estarían primero los abuelos y luego los tíos y las tías. Únicamente si no hubiera nadie de la familia para los huérfanos, se trataría de encontrar a alguien en otro lugar. Ese es el principio fundamental: En la medida de lo posible se permite que el niño permanezca dentro de la familia, dentro del clan.
MUJER: ¿También en el caso de que esos abuelos tal vez hayan participado de alguna manera en la muerte, por ejemplo de la madre?
HELLINGER: ¿Qué significa aquí haber participado?
MUJER: ¿Es decir cuando ellos no han fortalecido y capacitado a su hija como para poder mantenerse viva?
HELLINGER: Esas son interpretaciones del peor tipo. Jamás se debe atribuir a alguien ese tipo de cosas. Si los abuelos quieren hacerse cargo del niño ese es el mejor lugar para él. También hay que tener en cuenta que el niño siente una profunda lealtad para con su familia. Desea permanecer en su familia. También desea quedarse con padres malos – incluso con aquellos que lo golpean. El niño quiere quedarse con ellos. Si se lo quita a los padres considerando que en otro lugar estaría mejor cuidado, el niño se castigará. Debemos ser muy cuidadosos en eso, debemos acompañar el alma del niño. Debemos respetar su lealtad y su amor. Si hacemos eso, se puede desplegar. Cuando uno saca al niño de su familia a la fuerza siguiendo puntos de vista externos, para el niño es muy duro.


Niños  de  países  lejanos

Es duro cuando uno adopta niños de países lejanos. Es mejor para el niño morir allí. Muchas veces es mejor para el niño morir allí. Está implicado en su destino. A menudo uno considera que debe intervenir en el destino de un niño, que entonces estaría mejor. Debemos ser sumamente cuidadosos en eso. Por supuesto que hay excepciones, no quiero generalizarlo.


¿Qué  padres  adoptivos?

En la elección de padres adoptivos vale que aquellos que tienen hijos son mejores que aquellos que no tienen hijos. Pero eso de todas formas es del conocimiento de las organizaciones encargadas, no es necesario que yo se los diga. Porque de otra forma el niño es un reemplazo – y eso tampoco es bueno. Pero si los padres adoptivos son movidos desde el corazón, porque quieren ayudar a un niño – entonces está bien. Sin embargo, si sólo por no poder tener hijos ellos buscan tener uno para sí, en ese caso no es bueno. Sin embargo, es posible que ese tipo de padres también deseen hacer algo por el niño, en ese caso es diferente. Eso aquí desempeña un papel importante.


La  jerarquía

MUJER: ¿Por favor puedes decir algo con relación a la actitud conveniente de los padres adoptivos con relación a los padres verdaderos?
HELLINGER: Los padres adoptivos se deben considerar representantes de los padres biológicos y deben respetar a esos padres. Solamente si respetan a esos padres, pueden respetar al niño. Deben amar a los padres tal como son, de esa forma pueden también amar al niño. Si se colocan por encima de los padres, el niño se vengará diciendo: “Ustedes no son mejores que mis padres.”

Ejemplo
Hace muchos años, en los Estados Unidos de Norteamérica, asistí a un curso de análisis transaccional. La mujer que lo dirigía era una sacerdote. Había adoptado cuatro niños y tenía varios hijos propios. Uno de los niños había sido adoptado a los 6 ó 7 años de edad y tenía a toda la familia en vilo. Era, como se dice comúnmente, un psicópata, una descripción terrible. Era un pobre niño.
Después de varios años ella le dijo al niño: “Puedes hacer lo que quieres, aquí yo sigo siendo tu madre”. Ahí el niño se quebró y dijo: “Mamá, durante tantos años quise que tu fueras como mi mamá – ahora abandono esa idea”. Su madre era esquizofrénica. Eso muestra la lealtad profunda de esos niños.

Pensamiento con relación a las Elegías del Duino y  los Sonetos a Orfeo de Rilke

Comentario  preliminar
En mis viajes me ha acompañado, durante muchos años, un pequeño libro con las Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo de Rilke. Los leí una y otra vez – para mí son inagotables. También he reflexionado acerca de ellos y he anotado esos pensamientos. Aquí algunos de ellos.


Las  Elegías  del  Duino

En las Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo se abre paso poderosamente la experiencia existencial de Rilke y nos arrastra, si nos abrimos a ella, a acompañar el sentido de esa experiencia. Porque esos grandes himnos brotaron de él después de haber enmudecido casi durante muchos años y después de haber tenido que dejar totalmente su voluntad primordial y su misión, comprendida anteriormente como tarea. Por ese motivo, el torbellino que lo arrastró a completar las elegías y a escribir inesperadamente los poemas de los sonetos no fue tampoco un torbellino dirigido expresamente a él. Aquí estaba obrando algo más poderoso que importa también a nosotros y que busca conducirnos a experiencias similares y comprensiones similares y que tiene la capacidad de guiarnos.
A continuación me refiero a algunos de los niveles de experiencia a los que también nosotros tenemos acceso, consciente de que en última instancia siguen siendo insondables, tal como Rilke lo consideraba para sí mismo. Sólo quiero mostrar contextos que hacen más fácil dar cabida a estos grandes himnos, sin pretender sondearlos realmente.
Las Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo son una unidad, ya que brotaron de Rilke en el mismo torbellino. Por esa razón es posible, a veces, pasar fluidamente de las Elegías a los Sonetos y viceversa. Porque en estos dos grandes ciclos se trata más de la experiencia existencial que aflora vibrante en el canto y no tanto de cada poema individualmente. Su cantar es nuestra existencia, entramada en surgir y perecer y así transformándola hacia esto último.
Al quebrarse el árbol de júbilo para Rilke, recién fueron posibles las Elegías del Duino y los Sonetos a Orfeo. En esos poemas Rilke camina tanto entre los vivos como entre los muertos y, con profundo asentimiento, incluye a esos dos ámbitos en su cantar. Renuncia al júbilo más allá de lo humano, por ejemplo al júbilo por el ángel, y al escuchar lo que el aire susurra, vacío de toda intención, simplemente está.



La  Primera  Elegía


¿QUIÉN, si yo gritara me escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aún si de repente algún ángel
me apretara contra su corazón, me suprimiría 
su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible.

Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta
tenebrosa. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No
los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos
animales que no nos sentimos muy seguros en casa,
dentro del mundo interpretado. Nos queda quizás
algún árbol en la loma, al cual mirar todos los días;
nos queda la calle de ayer y la demorada lealtad
de una costumbre, a la que le gustamos, y permaneció,
y no se fue.

Oh, y la noche, y la noche, cuando el viento

lleno de espacio cósmico nos roe la cara:
¿Para quién no permanecería aquélla, la anhelada,
la tierna desengañadora, ahí, dolorosamente próxima
al corazón solitario? ¿Es más suave con los amantes?
Ay, ellos sólo se ocultan uno a otro su suerte.

¿Todavía no lo sabes? Arroja el espacio que abarquen
tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá
los pájaros sientan en aire ensanchado con un vuelo
más íntimo.

Sí, las primaveras de veras te necesitaban. Varias
estrellas te pedían que las rastrearas. Se alzaba
en el pasado una ola hacia ti, o cuando pasabas
por una ventana abierta, se te entregaba un violín.
Todo esto era una misión, ¿pero fuiste capaz de cumplirla?
¿No estabas siempre distraído por la esperanza, como
si todo ello te anunciara una amada? (¿Dónde intentas
alojarla, si en ti los grandes pensamientos extraños
entran y salen, y con frecuencia se quedan durante la noche?)
Pero si sientes anhelos, canta pues a las amantes; no es
en absoluto, suficientemente inmortal su famoso
sentimiento. Aquéllas que casi envidias, las abandonadas,
las encuentras mucho más amantes que las saciadas.
Empieza siempre de nuevo la alabanza siempre inalcanzable.
Piensa: el héroe sigue en pie, aun el ocaso fue para él 
sólo un pretexto para ser: su último nacimiento.
Pero a las amantes la exhausta naturaleza las recoge
en su seno, como si no hubiera fuerzas para lograr esto
dos veces. ¿Has pensado lo suficiente en Gaspara Stampa,
y lo que puede sentir cualquier chica a quien el amado
abandonó, frente a tan elevado ejemplo de mujer amante:
¿Llegaré a ser como ella? ¿Estos, los más antiguos
dolores, no deberán, por fin, darnos fruto? ¿No es
tiempo ya de que, al amar, nos liberemos del amado y,
temblorosos, resistamos, como la flecha resiste al arco,
para ser, unidos en el salto, algo más que la sola
flecha? Porque el permanecer está en ninguna parte.

Voces, voces. Corazón mío, escucha, como sólo los santos
escuchaban: la enorme llamada los alzaba del suelo;
pero ellos seguían de rodillas, de modo imposible,
sin darse cuenta: de tal manera escuchaban. No
que pudieras soportar la voz de Dios, lejos de eso, pero
escucha el soplo, la noticia incesante que se forma
del silencio. Murmura hasta ti desde aquellos que han
muerto jóvenes. ¡Acaso su destino no se dirigió siempre
tranquilamente a ti, en Roma y Nápoles, cuando entrabas
en alguna iglesia? ¿O una inscripción sublime se grababa
para ti, como hace poco la lápida de Santa María Formosa?
¿Qué quieren de mí? Debo apartar en silencio
la apariencia de injusticia que a veces estorba un poco
el puro movimiento de sus espíritus.

Realmente es extraño ya no habitar la tierra,
Ya no ejercitar las costumbres apenas aprendidas;
a las rosas, y a otras cosas particularmente promisorias,
ya no darles el significado del futuro humano; ya no ser
aquél que uno fue en interminables manos angustiadas
y hasta hacer a un lado el propio nombre, como un juguete
roto. Extraño, ya no seguir deseando los deseos. Extraño,
ver todo lo que tenía sus propias relaciones, aletear
tan suelto en el espacio. Y estar muerto es doloroso,
y lleno de recuperación, de modo que uno rastree
lentamente un poco de eternidad. Pero todos los vivos
cometen el mismo error de diferenciar demasiado
tajantemente. Los ángeles (se dice) con frecuencia no
sabrían si andan entre los vivos o entre los muertos.
La corriente eterna arrastra siempre consigo todas 
las edades a través de las dos zonas y atruena sobre ambas.

Finalmente ya no nos necesitan, los que partieron
temprano, uno se desteta dulcemente de lo terrestre, como
uno se emancipa con ternura de los senos de la madre.
Pero nosotros, que necesitamos tan grandes secretos,
nosotros que tan frecuentemente obtenemos del duelo
progresos dichosos, ¿podríamos existir sin ellos?
¿Es inútil el mito de que, en la antigüedad, durante
las lamentaciones fúnebres por Linos,
una atrevida música primitiva se abrió paso en la árida materia
inerte; y entonces, por primera vez, en el espacio
sobresaltado, en el que un muchacho divino de pronto
se perdió para siempre, el vacío produjo esa vibración
que ahora nos entusiasma y nos consuela y ayuda?

(Versión en español de José Joaquín Blanco)
Reflexión  posterior

Al final de la feroz comprensión hacia nuestra existencia para Rilke no cabe duda que no podemos ni debemos escapar a la tierra y a sus leyes, por ejemplo dirigiéndonos más allá de ella a los ángeles para intentar, con su ayuda, violentar los límites de la existencia terrenal. Y así están, al comienzo de la Primera Elegía, la despedida de esta idea y la mirada hacia lo que nos queda aquí.
Dado que el ángel aparece tan grande y tan bello, tal vez se nos escape que su belleza es tan sólo el comienzo de lo terrible, ya que aquello que va más allá de nosotros no solamente es sustraído al ser humano, para él sería también insoportable. Por ese motivo Rilke, a partir de allí, se dedica a las condiciones de nuestra existencia que, dado que a su final se encuentra la muerte, se encuentran ininterrumpidamente bajo la señal de la despedida. Sólo de cara a la despedida somos realmente.
Pero entonces, en lugar de clamar por los ángeles, comenzamos a escuchar y nos percatamos de algo que, a pesar de encontrarse asimismo más allá de aquello a lo cual nosotros podemos acceder fácilmente, nos toca profundamente. La noticia incesante, que se va formando en el silencio, llega a nosotros desde los muertos. A pesar de estar ausentes, ellos están cerca de nosotros. Al prestar atención a esa noticia, vemos practicando lo que nos espera después. Ahora, en lugar de querer ir junto a los ángeles, nos movemos aquí en esta vida al mismo tiempo entre los muertos. Para aquel que logra eso resuena la verdadera música de la existencia que festeja el surgir y el perecer como unidad.

“Disfruta  de  la  vida”

¿Qué hay más adecuado para la vida que disfrutarla? Aquel que la disfruta, la toma tal como es. Disfruta el origen de la vida, desde donde le es regalada. Es decir entonces, en primer lugar de sus padres y ancestros y, más allá de ellos, del todo más grande del cual depende la vida y que la sostiene. Y disfruta de todo lo que forma parte de la vida, lo que la fomenta y mantiene y lo que permite que rebalse y que continúe fluyendo hacia los que se encuentran a su lado y los que vienen después de él. Es benevolente hacia la vida.
Aquel que disfruta de la vida, también se alegra por la vida de los demás. También es benevolente hacia la vida de ellos, quiere que crezca, que se amplíe, que se cumpla. Con su vida está al servicio de la vida de ellos y toma de ellos sin reparo aquello que de la vida de ellos le entregan para la suya. A través de la vida de ellos, la de él se enriquece, al igual que la de ellos a través de la de él.
Pero la vida también crece a través de la resistencia. Sin resistencia no hay crecimiento. Forma parte de las condiciones de la vida. En lugar de evadirla, se la supera creciendo y luego se alegra tanto más habiendo sido fortalecido por ella.
Y es cierto también que nuestra vida se acaba, o, mejor dicho, hace lugar para otra vida. Si somos benevolentes hacia la nueva vida le cedemos lugar gustosamente, nos retiramos en el momento adecuado, disfrutamos de lo nuevo y estamos reconciliados con el final de nuestra vida.

 Bien  y  mal

¿Existe algo bueno? ¿Existe algo malo? No, no existe. Pero nosotros usamos la diferenciación entre bien y mal en nuestra vida cotidiana para orientarnos. La diferenciación entre bien y mal llega al mundo a través de nuestra conciencia.
Cuando tenemos una conciencia tranquila o buena decimos que hemos hecho algo bueno. Cuando tenemos una mala conciencia decimos que hemos hecho algo malo. Sin embargo, bien y mal en este contexto sólo significa: es bueno aquello que en mi familia me ayuda a pertenecer. Es malo aquello que en mi familia pone en riesgo mi pertenencia. Es decir que la conciencia nos ayuda a diferenciar lo que debemos hacer o no hacer para pertenecer. Esa es la función de la conciencia. En ese contexto existe la diferenciación entre bien y mal.
Todas las familias son diferentes. En una familia es considerado bueno lo que en otra es considerado malo. Y viceversa. Por eso las personas que hacen algo partiendo del concepto de que en mi familia es considerado algo malo, lo hacen con la conciencia tranquila. Por ese motivo también los niños, en los hogares de niños, se comportan “insoportablemente” con una conciencia tranquila o buena. No podemos hacerles entender. No sirve. A no ser que sepamos lo que en las familias de ellos es considerado bueno y malo, en ese caso podemos hablarles a través de la conciencia de su familia. Eso ayuda. Esa es la diferencia aquí.
Por supuesto que hay cosas que son terribles, por ejemplo cuando uno mata a otro. O lo que sucede en una guerra, eso es terrible. Pero sólo desde nuestro punto de vista, desde nuestra diferenciación entre bien y mal.


El  Dios  bueno  y  el  Dios malo

Ahora, ocurre que transmitimos nuestra conciencia y la diferenciación de nuestra conciencia a Dios. Este Dios decide acerca del cielo y el infierno exactamente de acuerdo a nuestra conciencia. Esa es nuestra suposición. Por ese motivo, de acuerdo a la visión de los estadounidenses, a los terroristas que atacaron a las Torres Gemelas (World Trade Center), Dios los mandará al infierno – y ellos colaboran como para que eso suceda.
A la inversa, los terroristas tienen el mismo concepto que los estadounidenses. Que Dios los manda al infierno – y ellos colaboran para que eso suceda realmente. Es decir que ambos están atrapados en su conciencia.
Aquello que es puesto en marcha por el destino o por algo más grande no podemos juzgarlo de acuerdo a nuestra conciencia. Aquello que vivenciamos como peligroso o desagradable, o como desdeñable, o que repudiamos, sólo lo es de acuerdo a nuestra conciencia. Ante una fuerza mayor está al servicio de otro objetivo.
Heráclito, un antiguo amigo mío, muerto hace tiempo, ya murió en el año 600 a.C., dijo: La guerra es el padre de todas las cosas.
Sin controversia no hay progreso. Imagínense que ya no hubiera nada “malo”. Estaríamos instalados con vientres grandes y no haríamos más nada. Eso sería espantoso.
Lo que sucede ahora, entre los Estados Unidos de Norteamérica y los terroristas: por terrible que sea para las víctimas afectadas – para el mundo es una bendición. Todos han de orientarse de nuevo. Deben crear nuevas alianzas. Deben sopesar la situación de otros más que antes.
Esto naturalmente es considerándolo sólo superficialmente, pero esos acontecimientos están al servicio de un objetivo más grande. La fuerza que decide al respecto no es misericordiosa en nuestro sentido. Nos desafía.
Por esa razón también debemos considerar a los perpetradores al servicio de otra fuerza. La mayoría de los perpetradores son concienzudos.
A un participante: Tus tíos mataron a uno concienzudamente y aquellos que los han ejecutado lo han hecho con una conciencia tranquila. Todos lo han hecho con una conciencia tranquila o buena. Por eso no podemos diferenciarlo de acuerdo a nuestra conciencia.
Al final, ante eso más grande, todos somos iguales. Podemos olvidarnos de esas diferencias entre bien y mal. Recién una vez que estamos dispuestos a mirar a ese contexto más grande podemos crear paz y podemos comprender a los demás.
Sobre todo podemos comprender a los niños en la manera especial en que se comportan. Por ejemplo, uno se los confía a esa fuerza más grande. Esa es una posibilidad de manejarse con eso.
Pues bien, ese israelita que mencionaba esta mañana (v. Ayudas de Vida de Abril 2011) cuya hermana fue muerta a balazos, internamente no se podía separar de su hermana. Todavía se encontraba en el estado de shock de entonces y corría peligro de seguir a su hermana. Entonces hice un ejercicio con él. Al final abrazó a su hermana muerta. La miró tal como es, con amor, muerta. Está muerta. La dejó en brazos de Dios, volvió y a ella la dejó allí. Eso también podemos hacerlo con los malos. A eso llamo amor al enemigo. Es una cosa completamente diferente a un mandamiento. Es una comprensión, la comprensión de que en el fondo todos somos iguales.

Derecha e izquierda, las otras dimensiones
Del curso en Berlín, 10-12 de septiembre 2010
 Comentario previo
Hay dos hemisferios cerebrales, que se encuentran uno frente al otro. Se encuentran enfrentados y  también se complementan. Se encuentran enfrentados, porque se hallan separados. Ambos tienen funciones diferentes.
   Continuamente tenemos dificultades, porque nos movemos más en un hemisferio cerebral que en el otro. La solución sería, juntarlos de tal manera, de poder movernos con  ambos, sin hacer distinciones entre ellos. Esto es lo extrínseco, en general conocido.
  Ahora viene algo diferente. En la Biblia dice: “Dios creó al hombre a su imagen.” Después viene algo desconcertante. Dice: “Varón y hembra los creó.”
   Entonces con Dios- si es que tengo el permiso de decirlo de este modo- ambos hemisferios cerebrales no se hallaban separados.
  Con nosotros se encuentran separados. Al contrario que con Dios, para nosotros hombre y mujer aparecen separados. Pero el hombre solo, no está hecho a imagen de Dios, y la mujer sola, no está hecha a imagen de Dios. Solamente juntos corresponden a la imagen de Dios.
   Es decir, el hombre solo se halla incompleto. Sólo con la mujer se completa. Pero él diferencia entre sí y la mujer. Lo mismo vale para la mujer.
  El ser humano se hace completo, si logra unir dentro de sí tanto lo masculino como lo femenino- en todo sentido, es decir si logra la unidad.
   Hay muchas diferenciaciones, donde no apreciamos que son una continuación de la diferenciación entre hombre y mujer. Por ejemplo la diferenciación entre cuerpo y espíritu. En lugar de mujer decimos cuerpo, en lugar de hombre decimos espíritu.
   En este sentido, el camino espiritual no reconociendo al cuerpo, es en muchos sentidos una negación de la mujer. De allí que muchos caminos espirituales sean hostiles al cuerpo. Anulan la unidad entre el hombre y la mujer y le dan primacía a uno por encima del otro.
   Así se da también con el hemisferio derecho y el izquierdo. Uno es masculino, el otro femenino. Lo mismo vale para arriba y abajo.
   Pues bien, la pregunta que surge es: ¿Qué logra unirlos?
 
  Salud y enfermedad
Si queremos deshacernos de una enfermedad nos comportamos de una manera masculina. Si asentimos a ella, nuestro comportamiento es femenino. Si ambos contrastes pueden confluir, salud y enfermedad tienen un efecto conjunto y se convierten en una unidad.
 
Vida y muerte
La vida es aquí masculina, la muerte femenina. ¿Qué sucede con nosotros, si en nuestro sentimiento ambas pueden llegar a ser una unidad?
   Nuestra vida se serena y se completa. La vivimos cara a cara con la muerte. Entonces también la muerte se completa a su tiempo.
 
Antes y después
Desde el sentimiento, lo pasado en el tiempo es femenino. En todo sentido está concluido. Lo próximo es masculino. Si nos dirigimos al después actuamos de manera masculina. Si lo anterior nos cautiva, esperamos, sin actuar. Ambas partes son necesarias y por sí solas estériles.
   ¿Cómo se hacen uno? En el instante, ahora.

  Mi cuerpo
A nuestro cuerpo muchas veces lo tratamos, como si estuviera subordinado a nuestro espíritu. Lo tratamos de arriba a abajo, si bien ningún espíritu puede vivir en sí, sin cuerpo.
   Muchos postulan el contraste que se da entre espíritu y cuerpo, también muchas personas religiosas o espirituales. Allí se refleja otro contraste, especialmente en los hombres. Es el contraste que se da entre hombres y mujeres.
 ¿Qué no le han hecho hombres a mujeres en desprecio, opresión, mutilación, denigración? Tratando a las mujeres como propiedad personal, de la cual podían disponer a su antojo, podían intercambiar o deshacerse, sin compasión y respeto, sin corazón.
   Del mismo modo tratan muchas veces a su cuerpo. Lo descuidan y lo ponen en juego por los así llamados valores espirituales, muchas veces en afán de vana gloria.
   ¿Qué es ultimadamente una guerra o una campaña militar, la imagen de la tierra asaltada, la violación de una mujer, que en sus consecuencias lleva a la violación de muchas mujeres, sin compasión y respeto y corazón?
   ¿Dónde comienza para nosotros la reconciliación y la paz en todos los niveles?
   En el respeto y el amor por las mujeres y en que los hombres se ubiquen debajo y junto a ellas.
   Este movimiento va mucho más allá de la llamada igualdad de derechos, así como entre cuerpo y espíritu no puede haber igualdad, sino solo un plegarse, a lo que le precede, que es lo que lo mantiene en la vida y lo sostiene.
   Si pienso, en lo que muchos hombres, a través de tanto tiempo, le han hecho a las mujeres, me salen las lágrimas, también cuando reflexiono acerca de lo que yo y muchos hombres le han hecho a su cuerpo y al cuerpo de otros seres humanos.
   Así como los hombres, especialmente los hombres, tratan a las mujeres, así tratan a la tierra, si bien es sólo ella la que los sostiene.
De modo similar manejan el dinero. Más allá del dinero como salario merecido por un trabajo realizado; una ganancia sin fundamento se convierte en manos de los hombres en una guerra nueva y diferente y- ultraja a aquellos de los que ultimadamente proviene.
¿Cómo regresamos a nuestros fundamentos? ¿Cómo regresan los hombres a las mujeres? ¿Cómo regresan mujeres a sus madres,  cuando se sienten en  una situación similar con respecto a su cuerpo?
   Con humildad. De una altanería prepotente regresamos a la tierra. Regresamos haciendo un desplazamiento del peso: de lo volátil a la atracción de la madre tierra, de la que provenimos, que es la que nos nutre y nos sostiene. Entonces las mujeres cargan a los hombres y a otras mujeres con un amor maternal. Se unen a ellos, conforman una unidad, sin elevarse por encima de los mismos.
   Así también regresamos a nuestro cuerpo y a través de él hacia ese poder creador, el arquetipo y el origen de toda vida, que de modo más amplio encontramos en la mujer, en la madre- y también en  nuestro cuerpo.
¿Cómo? Con ese amor original, que maternalmente se dirige a todo a lo que dio existencia diciendo: ¡Que se haga! ¡Qué sea! ¡Qué viva!
 
El abrazo
Hace poco reflexioné acerca de lo que sucede en un abrazo. Hombre y mujer están en una referencia mutua. Entonces aquí está ubicado el hombre y frente a él la mujer. El hombre extiende ampliamente los brazos y mira invitándola a la mujer. Frente a él se encuentra la mujer. Ella también abre los brazos y mira invitadoramente, con amor al hombre. Ellos se acercan  mutuamente y se abrazan en forma entrañable.
¿Cómo aguantan el abrazo? Sólo un corto tiempo. El abrazo es demasiado poco. La relación entre hombre y mujer, si absorbe todo como en un abrazo, es demasiado poco. Para la vida es demasiado poco. Por lo mismo se separan después de un abrazo, tienen que soltarse. Nadie lo aguanta a la larga.
   Ella da un paso hacia atrás y él da un paso hacia atrás. Ambos vuelven a extender sus brazos, muy ampliamente y miran más allá de la pareja a la vida como un todo. Ahora integran mucho a su abrazo, por ejemplo a la familia del otro, todo lo que le  pertenece, pero también al mundo como a un todo. Y aquél que extiende los brazos siente que hay algo grande detrás de él, algo que lo sostiene y que tiene un efecto. Luego vuelven a mirarse, pero en unión con eso más grande.  Experimenta su relación en otro nivel. Tiene otra amplitud, otra profundidad. Ambos ven al otro unido a mucho. No se atreven, a querer sacar al otro de allí y tenerlo sólo para sí mismo. Eso ya no es posible. Pero justamente, por ser tan amplia la mirada, pueden encontrarse de esta manera tan despreocupada, separarse un poco, nuevamente encontrarse, nuevamente separarse un poco, porque se encuentran integrados a algo más grande.
   Lo mismo vale si,  igual que  la imagen de hombre y mujer, experimentamos en nosotros muchas cosas tanto pertenecientes como desconectadas.
Por ejemplo:
Derecha e izquierda
Arriba y abajo
Cuerpo y espíritu
Salud y enfermedad
Pasado, presente y futuro
¿Cómo se logra en nosotros la unión de lo separado, tanto en la sensación como en el actuar?
   Abrazamos con amor a ambos lados en nosotros. Luego retrocedemos algo interiormente, hasta poder percibir en nosotros las diferencias. Ambos lados vuelven a acercarse, hasta que se sientan uno con nosotros y nosotros con ellos. Así, en una unidad con ellos miramos hacia adelante, hacia aquello que nos desafía y lo realizamos con amor. 

El procedimiento
¿Qué sucede? Un cliente presenta un problema y menciona a una persona determinada. Normalmente son los padres, la pareja y los hijos. Estos son los más próximos. Aunque también pueden ser otros. Procedo ahora sistémicamente. Esto es, me imagino las personas que forman parte del entorno y me dedico a todas ellas de la misma manera. Me coloco a distancia de ellos, sin ningún deseo especial y sin temer nada. Entonces espero una indicación.
Esa indicación ayuda a todos de la misma manera. Ella no está solamente dirigida a lo que ayuda al cliente. Ella ayuda a todos de la misma manera. Eso evidencia que se trata de una frase que proviene de un movimiento espiritual.
Cuando se ha encontrado y dicho esa frase todo ha terminado. ¡Ni una palabra más! Cada palabra adicional estropearía la fuerza de esa frase.
Este es el modo más bello de ayudar a alguien, que trasciende incluso la Constelación Familiar del Espíritu. Sin embargo solamente de determinada manera, pues en la percepción interior todos están igualmente presentes. 
Me gustaría practicarlo con ustedes y, por cierto, mejor como supervisión. O sea, no presenten nada personal, sino traigan el caso de un cliente. En ese ejemplo demostraré esta ayuda. Es decir, no solamente lo demostraré sino que todos aprenderemos como podemos adentrarnos en un movimiento sanador como este.
Más allá de cual sea el resultado nos ayudará de muchas maneras. Tendremos otra actitud. Queda absolutamente claro, aquí no podemos desear nada. No podemos pensar las frases. Ellas nos serán obsequiadas en el camino del conocimiento fenomenológico.
Bien, ¿quedó claro lo que dije? ¿Quién tiene un caso de este tipo que pueda presentar?

Ejemplo: Joven de 12 años que tiene una manía

HELLINGER al participante que quiere traer un caso: ¿De qué se trata?
PARTICIPANTE: Un chico de 12 años se acercó a mí y a mi mujer. El tiene un tic nervioso. Parpadea con los ojos y mueve involuntariamente las manos.
HELLINGER: ¿Quién se acercó a ti?
PARTICIPANTE: La primera vez vino la madre con este chico de 12 años y su hermano.
HELLINGER después de reflexionar un rato al grupo: El sólo mencionó a este chico y a la madre.
A ese participante: ¿A quién dejaste afuera? 
PARTICIPANTE: El padre vino la segunda vez.
HELLINGER: Okay. Bien.
PARTICIPANTE: La segunda vez trabajamos sólo con el padre y la madre.
HELLINGER: Bien.
Al grupo: Imaginémonos ahora: Cuando este chico hace esos movimientos, con ese tic y con la mano, y por un momento nos abstraemos del chico ¿A dónde mira él? ¿A qué persona mira? ¿A qué persona a la que los padres no miran? En lugar de a esa persona ellos miran al chico. 
El participante asiente.
HELLINGER al grupo: Imaginemos ahora la totalidad del sistema: quién pertenece a él y quién, tal vez, está esperando ser visto, quién está esperando que se le tenga afecto, que se lo quiera. Este sería el trasfondo.
Okay, cerremos ahora los ojos y con esa actitud nos enfrentamos a todo el sistema: dedicados a todos con amor. Entonces esperamos por si tal vez aparece la palabra o la frase decisiva.
Hellinger se hunde en una profunda concentración.
Después de un rato: Yo tengo la frase, una frase completamente sorprendente que no es posible pensar. 
A ese participante: Cuando ellos vuelvan a estar contigo, los tres, haz que el joven le diga a sus padres: Olvídenme a mí también.
El participante asiente conmovido. 
HELLINGER: Entonces inmediatamente los mandas de vuelta a su casa. Tú has sentido inmediatamente la fuerza.
Al grupo: Pudimos verlo en su rostro. También nosotros sentimos esa fuerza.
A ese participante: Y el joven está mejor.
El hombre asiente.
HELLINGER: Okay. Bien.
Después de un rato al grupo: Ustedes se dan cuenta, no nos es posible pensar esas frases. Ellas son completamente distintas a como nos las imaginamos. 

Ejemplo: Hombre de 40 años con diarrea

HELLINGER al grupo: ¿Quieren que continuemos con esta terapia ultracorta?
Una mujer se ofrece.
HELLINGER a esa mujer: Démonos tiempo. Se trata de procedimientos meditativos. A través de ellos nos tranquilizamos, todos nosotros nos tranquilizamos.
Después de un rato: Ahora estoy abierto para lo que sigue.
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de un hombre de 40 años que desde hace dos años tiene diarrea. Físicamente no hay nada comprobable.
HELLINGER: ¿Sabes algo de su familia?
PARTICIPANTE MUJER: Su madre falleció cuando el tenía 16 años. Ella tuvo una depresión muy profunda después que el padre se marchó. El padre se marchó porque tuvo una discusión muy fuerte con la hija y le pegó.
HELLINGER: ¿Es él el padre de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER: Era su padre.
HELLINGER: ¿La hija era la hermana de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER: Sí.
HELLINGER: ¿La madre murió de depresión?
PARTICIPANTE MUJER: Ella sólo estaba tirada en la cama y quería morirse. Finalmente tuvo una embolia y murió.
HELLINGER: Las personas son: este hombre, su madre, su padre y su hermana, cuatro. ¿Quién de ellos necesita la mayor atención?  
PARTICIPANTE MUJER: El padre.
HELINGER al grupo: Ahora esto resulta importante para nosotros. Él es el que ha sido excluido. A él lo tomamos en nuestra alma. Nos entregamos ahora a esa familia y dedicados a todos esperamos, sin temor y sin intención. 
Después de un rato: Yo tengo una frase.
A esa mujer: El hombre dice la frase. Sin embargo queda abierto a quién se la dice. Si él viene hacia ti haz una breve sesión con él, una meditación. Luego le dices esa frase. Después él debe levantarse e inmediatamente irse.
Es decir, lo haces sentarse a tu lado y le dices: “Cierra los ojos. Ahora imagínate a todos los miembros de tu familia: el padre, la madre, tu hermana y tú. Ellos permanecen a cierta distancia. Entonces sientes con quién estás conectado más profundamente. A él le dices una frase. Esa frase te la digo yo. Después te levantas, sin decir una palabra y te vas”. La frase es: Por favor quédate.
La mujer asiente
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER: Sí.

Ejemplo: Joven de 15 años que se lastima a sí mismo  y tiene ataques de pánico 

HELLINGER a una participante: ¿De qué se trata este caso?
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de una familia en la que los padres están separados. El joven de 15 años se lastima a sí mismo y tiene ataques de pánico.
HELLINGER: ¿Quién te buscó?
PARTICIPANTE MUJER: Los tres.
HELLINGER al grupo:  Okay, aquí solamente tres personas son importantes: el padre, la madre, el hijo.
A la participante: ¿Con quién vive el hijo?
PARTICIPANTE MUJER: Alternativamente con ambos padres, pero momentáneamente está más con el padre.
HELLINGER al grupo: Imaginémonos ahora esta situación. Nos abrimos a todos con la misma dedicación, y nos abrimos al joven y a su amor. 
Después de un rato a la participante: Yo tengo la frase. Ella está en clave. Tú dices la frase en presencia de los padres. Tú les dices a ellos cuál es la pregunta secreta del joven. Y tú les dices: Cuando la frase haya sido dicha deben irse, sin decir una palabra.
Tú les dices a los padres lo que el joven dice interiormente: Mejor yo.
¿Cómo te sientes?
Cuando la participante ríe: Ya lo vemos. Okay, eso sería todo.
PARTICIPANTE MUJER: Gracias.
HELLINGER al grupo: Acepto un caso más. Después terminamos.

Ejemplo: Clienta de 35 años que sólo puede ingerir  alimentos líquidos
HELLINGER al grupo después de una pausa breve de concentración: Naturalmente, también puede ocurrir que no aparezca ninguna frase. Esto puede responder a numerosos motivos.
Tal vez seamos muy impetuosos. Entonces perdemos la conexión con ese movimiento espiritual. Este es también, por ejemplo, el peligro cuando tomo un caso tras otro. Entonces se convierte casi en un ejercicio. Y se volverá peligroso, peligroso en el sentido de que nada se logra.
A la participante: ¿Entonces?
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de una clienta, ella tiene 35 años. Ella padece desde que era joven una enfermedad que se expresa en que no puede tragar ningún alimento sólido. Se le atora en la garganta. Por esa razón solamente puede ingerir alimento líquido.
HELLINGER: O sea, ese es el problema. ¿Quién fue en tu búsqueda?
PARTICIPANTE MUJER: Vino ella misma.
HELLINGER al grupo: Nosotros tenemos que completar interiormente quién pertenece al grupo familiar. Sin entrar en detalle nos imaginamos a esa familia, también a los hermanos.
A la participante: ¿Alguno de los hermanos murió prematuramente?
PARTICIPANTE MUJER: Esa mujer nunca conoció a su padre.
HELLINGER: Esa es una información importante. 
Después de un rato: Me apareció una frase muy curiosa.
A la participante: Tú puedes decirle a ella que debe imaginarse que le dice una frase a su madre. Pero ella no la dice. Solamente lo hace interiormente. La frase es: Quedo partida en dos. 
La participante asiente y ríe.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER: Muchas gracias.
HELLINGER al grupo: Ustedes se dan cuenta a dónde la Constelación Familiar del Espíritu finalmente nos conduce. 

Un ejemplo más: Cliente de 37 años tiene desde hace un año su mitad   derecha sin sensibilidad y paralizada
PARTICIPANTE: El cliente tiene 37 años. Desde hace un año carece de sensibilidad y tiene su mitad derecha paralizada. Su historia: Cuando el tenía un año su madre se colgó.
HELLINGER: Más no quiero saber ahora.
Al grupo: Nos compenetramos con la situación y con la familia.  
Hellinger vuelve a hundirse en una profunda meditación.
Después de un rato al grupo: Nuevamente hay una frase muy extraña.
Al participante: Entonces, si viene a ti hazlo cerrar los ojos e imaginarse: El es un niño pequeño y allí cuelga su madre. El mira como ella cuelga y le dice: También yo.
El participante asiente serio.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE: Gracias.

El movimiento interior
HELLINGER al grupo: Estas frases están más allá de la ayuda en un sentido tradicional. Ellas ponen al individuo en contacto con un movimiento interior. Tan pronto como la persona se conecta con ese movimiento interior éste la guiará. Sin embargo no sabemos hacia donde, tampoco lo queremos saber. La persona queda completamente a merced de ese movimiento.
Cuando una frase tal nos ha sido regalada –y ella siempre es un regalo-, inmediatamente estamos separados del cliente, sin preocupación. Al instante somos libres. O sea que allí nos conduce finalmente la Constelación Familiar del Espíritu.
Ocurre así cuando un cliente viene a ustedes, se sienta a vuestro lado, ustedes se entregan a él y, a veces -sin que él haya dicho nada- les surge a ustedes una frase o una palabra como esta. Esta es una bella experiencia. En ese momento ustedes sienten que están siendo guiados. 
También en una constelación, cuando no sabemos cómo seguir, el conocimiento del próximo paso nos será regalado de esta manera. O también la frase que alguien debe decir.

La alegría previa
Con la alegría previa nos anticipamos a algo que está por venir. Tanto nos alegramos que en nuestra alegría lo que tiene que venir ya está aquí. Ahora sólo es necesario que venga.
Con nuestra alegría evocamos el acontecimiento. Con nuestra alegría vamos a su encuentro, con nuestra alegría lo forzamos a que venga. Y cuando finalmente está allí nuestra alegría tal vez sea muy breve. Por el contrario, la alegría previa fue larga, la paladeamos mucho antes de que el acontecimiento tuviese lugar.
¿Se ha acabado entonces la alegría previa? ¿Será ella reemplazada por la alegría inmediata? ¿O podemos tomar la alegría previa y llevarla con nosotros? Nuestra alegría solamente será completa si incluye todo lo que le corresponde: completa con la alegría previa, completa con la alegría posterior y completa con el recuerdo alegre.
¿Cómo influye esto en nuestra vida cotidiana? ¿Cuán alegres podemos ser si vivimos la alegría del ahora, la alegría previa por lo que nos espera y también los recuerdos alegres?
Existe también una alegría permanente. Es la alegría del espíritu. La sentimos en el ahora como perspectiva, pues su movimiento es una alegría creadora. Ella repercute sobre lo que se alegra. Ella es siempre una alegría nueva. Ella es la alegría del amor, la de un amor puro. 

El matrimonio
El matrimonio une a un hombre y una mujer en una convivencia que los mantendrá unidos por toda la vida y que continuará en sus hijos. Une también a las familias de las cuales ellos provienen, aun cuando ellas hubiesen estado antes enemistadas o incluso se hubieran hecho la guerra.
En tiempos pasados, con frecuencia, las familias ricas que anteriormente habían luchado entre sí por el poder se unían a través de un matrimonio real. Casarse en lugar de hacer la guerra era el lema, por ejemplo este fue el caso de los Habsburgo. El reinado de paz de Alejandro el grande y su continuación en el imperio romano fueron posibles porque él ordenó a sus guerreros hermanarse en matrimonio con sus vencidos.
La repercusión de un matrimonio trasciende en mucho la alianza original entre el hombre y la mujer. El matrimonio es ejemplo y base de esa alianza que genera paz. Antiguamente, con frecuencia, se sellaba un tratado de paz a través de un matrimonio.
Por el contrario, las divisiones se mantienen cuando se rechaza o incluso prohíbe el matrimonio entre distintos pueblos, razas y religiones.
El matrimonio es por lo tanto el modelo básico que deroga las separaciones,  las deroga con amor. El matrimonio es un modelo de creación, un modelo divino que crea y entrega paz.
¿Qué importancia tiene entonces cuando en su matrimonio el hombre y la mujer son concientes de estas dimensiones de su amor y su unión? Más allá de su unión y de su amor ellos se sienten uno con un movimiento creador del amor. Su matrimonio es también en este sentido un tiempo de apogeo.

El destino
No existe ningún destino malo. Sólo existen los destinos. No existe el destino malo, pero tampoco el bueno. En realidad tampoco sabemos qué es bueno y qué es malo. El destino nos atrapa.
La palabra destino es algo completamente indefinido. El concepto de destino o la imagen de destino no encajan de ninguna manera. Es ante ese espíritu –o  algo espiritual, algo grande- que está actuando por detrás, que todo tiene el mismo valor, nada se pierde y nadie es mejor o peor o más feliz o más infeliz.
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me conmovió profundamente. Se trata de una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está todo el tiempo presente en nosotros. Ella vive en nosotros. Ella es una parte de la vida. Pero cuando Rilke aquí habla de la muerte también habla de dios, más allá de lo que esto en detalle pueda significar. Yo ya me referí a esa poesía en un libro, en este nuevo contexto podemos leerla una segunda vez.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
 
El propio destino
Cada uno de nosotros está involucrado en un destino particular. Esto está relacionado con nuestra familia de origen. A través de ella ciertas cosas nos están determinadas, indefectiblemente  determinadas y nosotros así lo aceptamos.
Luego conocemos a nuestra pareja. El hombre encuentra a una mujer, la mujer encuentra a un hombre. Cada uno de ellos tiene su propio destino. Pero ahora se unen dos destinos diferentes. Un destino espera al otro porque, tal vez, a través de él encuentre una satisfacción y un cierre. Esto es recíproco.
En ese sentido el hombre y la mujer se convierten en una comunidad de destino. Sus hijos se apropian de un destino y del otro. Por eso los dos padres juntos se convierten en destino para los hijos.
Pues bien, ocurre que a veces un destino es tan distinto del otro que alguien no está en condiciones de sostener la comunidad de destino. Sino que uno debe seguir su propio destino y liberar o redimir al otro de su destino dejándolo atrás.
Con frecuencia ocurre así. En una relación de pareja, cuando ha durado mucho, puede suceder que el destino de uno sea tan fuerte que el otro no lo pueda tolerar. Entonces uno deja que el otro se quede con su destino y continúa con el propio.
Existe un dicho que uno puede decirle al otro: “Te quiero y quiero lo que a ti y a mí nos guía”. Con amor uno da su consentimiento al lugar adonde el otro es guiado. Entonces puede ocurrir que ellos se separen o que deban separase. Pero ellos entonces lo harán con amor.  Cuando en una relación de pareja, por ejemplo, se comprueba que uno de los dos no pude tener hijos y que el otro los desea, éste no puede imponerle al otro su destino. Él lo deja entonces en libertad y le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único”. Entonces podrán separarse. Ahora cada uno seguirá su propio destino y su propia determinación.
También sucede así en este caso que hemos expuesto. El hombre queda liberado cuando la mujer le dice: “Te quiero y quiero lo que a ti a y a mí nos guía de un modo único y determinante”. Entonces ellos están juntos y sin embargo separados. Cada uno está en su destino liberado del destino del otro y puede dejar al otro en libertad.

La vida

Toda vida se mueve de manera incesante, sobre todo, porque de muchas maneras ella necesita y consume de manera incesante algo que le posibilita ese movimiento. ¿Para qué se mueve? Solamente para mantenerse viva y poder trasmitir la vida. De cara a esa meta -trasmitir la vida- ella se desarrolla y crece. Aprender todo, practicar todo tiene como objetivo alcanzar esa meta. Todo lo que vaya a suceder sirve para mantener la vida para que ella pueda alcanzar esa meta.
Vivir quiere decir convivir con muchos otros en un intercambio entre dar y tomar para, de un modo polifacético, en resonancia y coordinación recíproca, servir a nuestra vida y a la de muchos otros, como así también a la vida como un todo. En este sentido nuestra propia vida está incorporada a la abundancia de la vida. En todo lo que hacemos, en todo lo que alcanzamos, en todo lo que realmente alcanzamos hay más vida. También el final de nuestra propia vida está al servicio de la vida que continúa.
¿En dónde está finalmente puesta nuestra atención entonces? En que nosotros vivamos, en que nosotros mantengamos viva nuestra vida. Tan pronto como nuestra vida está en peligro, por ejemplo por causa de una enfermedad o un peligro exterior, todo lo demás pasa a un segundo plano. La vida tiene prioridad por sobre todo lo demás.
Naturalmente a veces nos preguntamos de dónde viene la vida y a dónde va. ¿Estamos vivos o queremos con estas preguntas ponernos por encima de la vida, por encima de la vida en este momento?
Por el contrario, la vida alcanza su plenitud cuando en todo sentido permanecemos concentrados en ella. Aún más, en ese instante su movimiento está detenido, concentrado y quieto, como completo en la quietud. Nada va más allá de la vida. Todo es comienzo, centro y final al mismo tiempo.
¿Estaremos entonces restringidos? ¿Seremos egocéntricos? ¿O es al revés: en ese momento ya estamos concentrados con nuestra vida en la totalidad de la vida, en su abundancia?
¿Puede en este sentido existir algo que vaya más allá de la vida? ¿Algo así como otra meta que sirva a la vida? ¿O no está ya concentrado en la vida todo lo que a veces, como si estuviésemos por encima de ella, nos imaginamos y pensamos?  
¿Qué otra cosa puede significar, por ejemplo, el amor a dios que no sea amar la vida tal como ella es? ¿Y puede el amor al prójimo significar algo más que amar la vida de todas las personas? ¿Puede la religión ser algo distinto y más grande que honrar y amar la vida en todas sus formas y  expresiones, especialmente en lo que la hace fecunda? ¿No es por ejemplo el amor sexual el definitivo servicio a dios, la decisiva entrega a la vida y a él? Nada va más allá de ese amor.
¿Qué sucede entonces con el espíritu? ¿Puede diferenciárselo de la vida? ¿O no son todos sus conocimientos percepciones de la vida? ¿No están todos sus logros al servicio de la vida?
A más tardar en este instante debemos reconocer que también existe un movimiento contra la vida, que nosotros a veces nos comportamos como si pudiésemos respetar menos la vida y sacrificar otras metas: nuestra vida, la vida de otros y la otra vida – de la cual dependemos y que sostiene nuestra vida y la hace posible. Así nosotros también nos estamos poniendo por encima de la vida.  La pregunta es: ¿hasta qué punto la vida nos precede? Cuando deseamos algo solamente tenemos que rastrear dentro nuestro si le sirve a nuestra vida o la daña. Por ejemplo, cuando sentimos el deseo de comer o picar o beber algo en especial, o cuando nos dejamos atrapar por la curiosidad de vivir y presenciar algo sensacional, o hacer algo que sirve a nuestra vanidad y que finalmente nos deja con menos vida y con menos alegría de vivir que si hubiésemos seguido un movimiento de la vida que en ese sentido nos hubiese puesto un freno.
Aquí nos ayuda un pequeño ejercicio. Cuando percibimos dentro de nosotros una tentación de este tipo nos detenemos un instante, prestamos atención a un movimiento de nuestro cuerpo que siempre atento quiere conservar y continuar nuestra vida, somos uno con él, tal vez incluso olvidamos hacia donde queríamos movernos independientes de él o incluso contra él, y por una vez estamos profundamente en sintonía con nuestro decisivo movimiento de vida, y en él nos sentimos plenos y satisfechos. Pero abajo, sin querer forzar estar sobre él.
Ese movimiento es un profundo movimiento de amor a la vida, un movimiento de amor a otras personas y de amor al mundo, un movimiento de profundo respeto y recogimiento, un movimiento espiritual porque se extiende hasta el final y con el final es en todo uno. 

El amor a todo

El amor a todo se manifiesta en algo muy sencillo. En que nosotros miramos a todos y les damos un lugar en nuestro corazón. Hay para ello una actitud interior. Una vez Jesús lo dijo en una frase. Es una frase muy bella: “Sed misericordiosos como mi padre en el cielo, que deja brillar el sol sobre buenos y malos y de la misma manera deja llover sobre justos e injustos”. ¿Por qué? Él está en sintonía con todos.

El amor en círculos crecientes
De Rainer María Rilke hay en el Libro de las horas una bella poesía:
Vivo mi vida en círculos crecientes,
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
pero lo quiero intentar.
Yo la cambié un poco para mí.
Vivo mi amor en círculos crecientes,
que se dibujan sobre las cosas.
Quizás no complete el último,
en el que realmente amo a todos,
pero lo quiero intentar.
Cada paso en esa dirección es un logro en el cual crecemos y nos enriquecemos.

El corazón puro
Cuando entramos en sintonía con excluidos, rechazados, olvidados, por ejemplo con víctimas o también con aquellos que fueron responsables de su muerte, y los miramos sin pretender nada, cuando simplemente los miramos con respeto, también con respeto por su destino, entonces ellos podrán tranquilizarse, sin que los incorporemos a nosotros. Por eso al final, en el amor a todo, la mirada se desvía y se dirige a algo que está por encima de todo. Recién en esa mirada conjunta todos son iguales, nosotros somos iguales a todos y al mismo tiempo estamos libres para nuestro propio destino y nuestra satisfacción personal.
Esto que dije sobre el amor de ninguna manera es el final. Simultáneamente continúa aún más allá a un plano superior. En la mirada a ese plano superior estaremos serenos y seremos libres.
Les leo otro texto que resume lo que acabo de decir y nos ayuda a identificarnos con ese amor. Se llama “El corazón puro”.
“¿Cómo se vuelve puro nuestro corazón?” Liberando de él a las personas con quienes tenemos contacto, sobre todo a aquellas de quienes estamos más cerca. A cada uno lo dejamos ir con otra persona: con sus padres, con su pareja, con sus hijos, con su destino.
¿Qué repercusión tiene? La persona será libre de nosotros. Libre de nuestros deseos y expectativas, libre de nuestras preocupaciones, libre de nuestros pensamientos, libre de nuestro juicio y de nuestro destino.
También nosotros mismos seremos libres de ella. Libres de sus deseos y expectativas, libres de sus preocupaciones, libres de sus pensamientos, libres de su juicio y su destino. También seremos libres de su culpa, de aquello que ella tal vez nos haya hecho.
A la inversa, ella también será libre de nuestra culpa y de aquello que nosotros tal vez le hayamos hecho y le hayamos causado. Y nosotros seremos libres de nuestras exigencias con el otro, él de las mías y yo de las de él.
¿Seremos entonces insensibles? ¿Careceremos entonces de amor? Al contrario. El corazón puro siente pureza. El corazón puro ama con pureza.
Pureza significa aquí estar en sintonía con nuestro último origen, con el suyo y con el mío. Ser puro como el amor de origen, si es que aquí podemos hablar de amor. Ese amor significa querer al otro como es, significa el amor a su comienzo y también a su fin.
Este es el amor puro y también la alegría pura. Une sin unir y separa sin separar. Simplemente está.
El corazón puro sabe de su dependencia de otros y le da su consentimiento. Ël sabe de la dependencia que otros tienen de él y le da su consentimiento. También en esto es el corazón puro.

El comienzo del amor

Nuestra vida comenzó con el amor de nuestros padres. Ellos se amaron antes de que nosotros naciésemos y en ese amor se convirtieron en hombre y mujer – del modo más profundo. De ese amor surgimos nosotros. Nosotros los miramos como pareja y miramos su amor de hombre y mujer. Nuestros ojos comienzan a brillar. ¿Qué podría ser para nosotros y para ellos más bello y más grande, y profundo y rico y tener mayor consecuencia? Abrimos nuestro corazón a ese amor y le respondemos con alegría y esperanza.
De ese modo comenzó también nuestro amor, a través del amor de esos padres, nuestros padres. Nosotros le respondemos a ese amor tomando esa vida de ellos – tomándola toda, así como nos viene de ellos. No se trata de su vida, solamente viene a través de ellos. Pues detrás de ellos están sus padres y los padres de ellos y también los de ellos, por muchas generaciones. A través de todos  ellos esa vida ha fluido, pura, sin que nadie haya podido quitarle o agregarle nada. Esa misma vida fluye a través de ellos hasta nosotros. Todos lo hicieron bien. Nadie fue peor, nadie fue mejor. En la transmisión de la vida todos fueron perfectos y todos fueron buenos.
Así miramos ahora a nuestros padres, tal como ellos son, y los vemos perfectos, perfectos al servicio de la vida. Independientemente de lo que ellos hayan hecho o pensado, y más allá de lo que fue su destino; como nuestros padres todo lo hicieron bien. En la transmisión de la vida ellos fueron perfectos. Así, como esos padres perfectos que todo lo hicieron bien, los tomamos en nuestro corazón y les respondemos con la vida y con el amor que a través de ellos comenzaron para nosotros.
Junto a nuestros padres también tomamos a sus padres y a todos nuestros antepasados, y a todos con quienes estamos en sintonía y ellos con nosotros, más allá de lo que esto pueda exigir de nosotros y regalarnos. Los miramos a todos y a cada uno le decimos “Sí”. También a cada uno le decimos: “Gracias”. Junto con ellos nadamos en la gran correntada de la vida, dondequiera que ella nos lleve. Y a esa correntada le decimos: “Nado contigo, dondequiera que tú me arrastres, lejos o cerca. Yo nado contigo. Yo me dejo llevar”. 

Navidad

Navidad significa “una noche consagrada”. ¿Consagrada por quién? Una noche que dios nos consagra a nosotros y nosotros le consagramos a él. Según la tradición bíblica, en esa noche dios les trajo a los hombres la paz, paz para los hombres que eran de su agrado, agrado que él siente por todos los hombres.
Sentimos esa paz en nuestros recuerdos de la primera navidad, pues ella nos acerca en el amor a muchas personas cuyos caminos tal vez fueron distintos a los nuestros. En Navidad renovamos nuestro agrado por ellos, porque recordamos que dios siente por todas las personas el mismo agrado, ese agrado que a todos les trae paz.
¿A quién le trae paz especialmente la Navidad? A los padres y a sus hijos, pues en el centro de la Navidad yace un pesebre con un niño recién nacido. Por él sienten los padres agrado, como dios siente agrado por todos nosotros.
En los hijos los padres se experimentan profundamente uno con ellos mismos. En ellos los padres son indivisiblemente uno, incluso por encima de su propia vida personal. En ellos los padres viven unidos y así continúan en la próxima vida.
Entonces ¿al servicio de quién está en Navidad la paz de dios? Al servicio de la vida y del amor que engendra nueva vida. Esa paz también sirve a nuestra vida personal si en esa noche la tomamos de la mano y en toda su abundancia la llevamos a nuestro corazón, otra vez nueva, y con ella servimos a muchas otras personas y también a sus vidas.
Por un lado esa paz no es regalada. Por el otro, nos recuerda nuestros compromisos, nuestros compromisos con el amor.
Ese compromiso nos resulta fácil en Navidad pues se trata de un tiempo festivo en el cual a muchas personas desde el fondo de nuestro corazón le regalamos nuestro amor, algo que a ellos los llena de dicha.
Después de Navidad el recuerdo de ese amor nos lleva a través de muchos inconvenientes que amenazan con desunirnos y nos transporta hasta la próxima paz y el próximo amor. Con ese amor honramos cada día a dios, igual que en Navidad – así en el cielo como en la tierra.

Nuestros éxitos en la vida

El nacimiento
El primer y decisivo éxito para nosotros fue nuestro nacimiento. Lo logramos de la mejor manera y la más amplia cuando debimos salir a la luz por nuestros propios medios y el nacimiento ocurrió sin intervención externa. Aquí debimos demostrar por primera vez nuestra capacidad de imponernos. Este éxito seguirá repercutiendo por el resto de la vida. De esa experiencia obtenemos la fuerza para más tarde poder imponernos con éxito.
¿Me estoy yendo muy lejos? ¿Qué tiene que ver este éxito con nuestros posteriores éxitos en nuestro trabajo y en nuestra profesión? ¿Realmente nuestro éxito posterior depende en gran parte de este primer éxito?
¿Cómo se comporta más tarde un niño y un adulto que llegó al mundo a través de una cesárea o que debió ser extraído con fórceps? ¿O cuándo vino al mundo prematuramente y debió permanecer las primeras semanas -o tal vez meses- de su vida en una incubadora? ¿Qué sucede más tarde con su independencia y su capacidad de imposición?
Por supuesto que las consecuencias de estas experiencias pueden ser superadas, por lo menos parcialmente. Como sucede con todas las dificultades y cargas pesadas también podemos ganar de ellas una fuerza extraordinaria.
Sin embargo, al mismo tiempo ellas establecen límites y se convierten en un desafío que podremos superar con mayor facilidad si reconocemos sus raíces y más tarde de alguna manera conseguimos recuperar lo que nos falta, con frecuencia con ayuda exterior.

Encontrar y tomar a la madre
El segundo acontecimiento decisivo y el siguiente éxito es el movimiento hacia la madre, ahora como un otro que nos lleva a su pecho y alimenta. Con su leche nosotros sacamos vida de ella.
¿Qué es lo que aquí nos enseña a ser exitosos y preparados para éxitos posteriores en nuestra vida y nuestra profesión?
Poder tomar a nuestra madre como la fuente de nuestra vida, con todo lo que fluye de ella hacia nosotros. Con ella nosotros tomamos nuestra vida. Y la tomamos tanto como la tomamos a nuestra madre.
Ese tomar es activo. Tenemos que mamar para que su leche salga. Tenemos que llamarla para que venga. Tenemos que alegrarnos por lo que ella nos da. A través de ella seremos ricos.
Más tarde en la vida se demuestra: quien logró tomar a su madre de esa forma será exitoso y feliz. Pues de la misma manera como alguien se relaciona con su madre se relaciona con su vida y su profesión. Con la misma intensidad con la que él rechaza a su madre rechaza la vida, su trabajo y su profesión. De la misma manera y con la misma intensidad la vida, su trabajo y su profesión también lo rechazan a él.
Así como alguien se alegra de su madre, así se alegrará de la vida y de su trabajo. Así como su madre le da, siempre más cuando él toma de ella con amor, en la misma medida su vida y su trabajo le regalarán éxito.
Quien tiene reparos con su madre, también los tendrá con la vida y la felicidad. Así como la madre, como consecuencia de sus reparos y su rechazo se aleja de él, así se alejarán la vida y el éxito.
¿Dónde comienza nuestro éxito? Comienza con nuestra madre.
¿Cómo llega el éxito a nosotros? ¿Cómo puede llegar? Cuando nuestra madre puede venir a nosotros y nosotros la honramos  como nuestra madre.  

El movimiento hacia la madre
Para muchos alguna experiencia temprana se opone a que puedan tomar a la madre. Ellos vivieron una temprana separación de la madre. Por ejemplo, si ella tuvo que estar ausente por un tiempo, o si estuvo enferma y debió estar en rehabilitación, o si fuimos nosotros quienes estábamos enfermos y ella no podía visitarnos. Esa experiencia tiene como consecuencia una profunda modificación de nuestro futuro comportamiento. El dolor de la separación y el desamparo, la desesperación por no tenerla, por no poder recurrir a ella en los momentos en que la hubiésemos necesitado lleva a una decisión interna. Por ejemplo, “Yo renuncio a ella”. “Yo me mantengo a distancia de ella”. “Yo me aparto de ella”.Cuando el niño puede regresar con su madre, con frecuencia la evade. Por ejemplo, no se deja acariciar y se cierra a ella y a su amor. Él espera en vano por ella y cuando ella intenta acercarse y tomarlo en sus brazos él la rechaza, interiormente y a veces también exteriormente.

Las consecuencias de un movimiento interrumpido hacia la madre
La interrupción temprana del movimiento hacia la madre trae aparejadas graves consecuencias para la vida posterior y para nuestro éxito. ¿Cómo es esto en detalle?
Cuando estos niños más tarde quieren dirigirse a alguien, por ejemplo a una pareja, su cuerpo les recordará el trauma de la separación temprana. Entonces su movimiento se detiene. En lugar de dirigirse a su pareja ellos esperan que ésta se acerque a ellos. Cuando la pareja realmente se acerca, ellos con frecuencia apenas soportan su cercanía. De una u otra manera la rechazan en lugar de darle con alegría la bienvenida y abrirle los brazos. Ellos lo padecen y sin embargo consiguen abrirse con muchas vacilaciones, y si esto ocurre, es sólo por un breve lapso.
Lo mismo les sucede con su propio hijo. A veces tampoco soportan fácilmente su cercanía.
¿Cuál sería la solución para ellos? Ese drama sólo puede ser superado allí donde comenzó. En realidad, detrás de cada trauma hay una situación en la cual fue imposible un movimiento que hubiese sido imprescindible, lo que hace que permanezcamos en esa situación como petrificados o paralizados, sin movimiento.
¿Cómo se resuelve un drama como este? Será resuelto en nuestro sentimiento y en nuestro recuerdo cuando nosotros recuperemos interiormente, a pesar del miedo que nos genera regresar a esa situación y al movimiento que entonces resultó frustrado o interrumpido.
¿Qué significa esto para un movimiento interrumpido prematuramente hacia la madre
retrocedemos a la situación de ese momento, volvemos a ser el niño de entonces, miramos a aquella madre y, a pesar del resurgente dolor y la desilusión y la furia de entonces, damos un pequeño paso hacia ella – con amor.
Cuando nos detenemos, la miramos a los ojos y esperamos hasta sentir en nosotros la fuerza y el coraje para dar el próximo pequeño paso, hasta finalmente caer en los brazos de nuestra madre, ser abrazados y sujetados por ella, para al fin volver a ser completamente uno con ella y poder estar a su lado.
Más tarde probamos –también aquí interiormente- si logramos ese movimiento hacia nuestra pareja amada. La miramos a los ojos y en lugar de esperar damos el primer pequeño paso hacia ella. Después de un rato, cuando hemos juntado suficiente fuerza, damos un segundo paso. Así, lentamente, avanzamos hacia ella, paso a paso, hasta poder tomarla en nuestros brazos y ella a nosotros, hasta que la sujetamos y dejamos que ella nos sujete, felices y sin prisa.


Cada año de nuevo

Cada año de nuevo termina el año viejo y comienza uno nuevo. Al margen de lo que haya acontecido en el año que se acaba y al margen de lo que traiga el nuevo, detrás del cambio de año reina una ley cósmica. La tierra gira alrededor de su punto central, el sol, es atraída por él y por él mantenida en su órbita que en el transcurso de un año completa un ciclo y da lugar a que uno nuevo se inicie. Esto sucede independientemente de lo que pasó sobre la tierra o de lo que vaya a pasar.
Al final del año podemos insertarnos concientemente en ese ritmo cósmico. ¿Cómo? Con serenidad. De todas maneras todo recorrerá su rumbo cósmico. Todo lo que nos aparece cercano e importante se aparta de nosotros y hace lugar a algo eterno que siempre permanece igual para nosotros, siempre en el mismo movimiento.
También nosotros giramos con la tierra alrededor de un centro, alrededor de un centro humano, alrededor de nuestro centro. Ese movimiento es asimismo un movimiento cósmico. A diferencia del giro de la tierra alrededor del sol que nosotros en su dimensión percibimos como trascendente, superior y en todo sentido independiente, el giro alrededor de nuestro propio centro al que también percibimos infinitamente alejado de nosotros lo experimentamos de forma directa, atraídos por ese centro que jamás nos suelta.
Cada año que pasa algo avanza, en el cosmos y en nosotros.
¿Cómo miramos hoy al año que pasó y al que vendrá? Con serenidad. Nos sintonizamos con un movimiento cósmico afuera y adentro. En sintonía con él, dejamos que el año viejo sea el pasado, tal como fue, y dejamos que el año nuevo llegue con todo lo que él trae, sin lamentar nada de lo que pasó y sin preocuparnos por lo que vendrá.
Cada año de nuevo tomamos conciencia que nosotros y el mundo continúan su marcha, unidos en un movimiento eterno al cual nos abandonamos y en el cual podemos confiar.
¿Somos importantes para ese movimiento cósmico? Evidentemente sí. De lo contario no seríamos recogidos por él.
¿Podemos caer fuera de ese movimiento cósmico? Evidentemente no. Justamente porque él es cósmico nada puede ser separado o excluido de él. Al contrario. Cósmico quiere decir que todo está unido a todo, sobre todo con aquella fuerza que actúa detrás de todo, que todo lo mueve y que quiere que así se mueva.
Por eso, cada año de nuevo con el cambio de año nosotros adelantamos nuestras órbitas, tanto en lo grande como en lo pequeño. ¿Cómo? Con esperanza.

Preparado
Preparados estamos para lo que vendrá. Preparados miramos hace delante y dejamos atrás lo que ya pasó. Solamente cuando dejamos lo pasado estamos preparados para lo que viene.
Cuando dejamos todo estamos preparados para el final. Así preparados seremos libres de todo lo que ya pasó y libres de lo que viene, pero que solamente durará un instante para también después concluir.
¿Viene el final o ya está aquí? ¿Tiene el final un tiempo para venir? ¿O sin que exista un comienzo ya está aquí y por lo tanto sin que exista un movimiento del cual él surge?
Por eso, concentrémonos en el final ya ahora, en ese ahora en el cual el final ni viene ni deja de venir. Es que el final está aquí, siempre está aquí.
No obstante, para nosotros ese estar preparado para el final es parte de un movimiento. ¿Qué movimiento es ese? Es un movimiento que deja atrás, continuamente deja atrás, todo lo deja atrás.
¿Perdemos algo con ese dejar atrás? ¿Qué podríamos perder si dejamos que sea parte del pasado, si el final queda? Si para todo el final queda.
¿Puedo intentar poner en orden algo que ya ha pasado como si de esa manera lo acercase más al final? ¿O igual que todo lo demás tiene que haber terminado para siempre justamente porque el final siempre está allí?
¿Cómo me preparo entonces para el final? Aceptando que nada de lo pasado me está esperando y que no dejo que nada de lo pasado me espere, como si a posteriori tuviese que poner en orden algo que ya ha pasado.
¿Qué sucede cuando en ese sentido algo pasado me está esperando y cuando yo intento corresponder a esa expectativa? ¿Sigo estando en todo sentido orientado y preparado para ese final? ¿Siguen estando otros, que de mí esperan que les ponga en orden algo que ha pasado, orientados y preparados para ese final?
Entonces dejo el pasado aparentemente inconcluso allí donde concluyó y libre de todo lo pasado, libre de todo mi pasado y libre de los pasados de todos los demás solo me preparo para el final.
¿Puede a veces el final a pesar de todo ponerme a su servicio por algo pasado para que lo libere de su pasado y de ese modo éste pueda encontrar el final en plenitud? ¿Sólo podemos encontrar ese final conjuntamente?
También en este caso le doy mi consentimiento a un movimiento, tal como él me mueve,  así como él me mueve, para después cuando termina -para mí y para otros- soltarlo.
Por otro lado habría que tener en cuenta que las personas fallecidas a veces vienen en ayuda de los vivos poniéndoles algo en orden. También aquí podemos reconocer un movimiento del espíritu al cual nosotros nos unimos en la medida en que nuestra alma en sintonía con los movimientos pueda recoger y aceptar ese final. Esto quiere decir que tampoco aquí podemos dejar que se entrometa ningún otro movimiento entre nosotros y ese final, que también aquí somos directamente atrapados por su movimiento y en soledad nos preparamos para el final.

La paz

La paz llega después del conflicto. Ella reúne lo que antes estaba enfrentado. Ella es la buena salida de un conflicto, ella es su solución. Con la paz comienza la esperanza de que algo que antes separaba a ambos lados haya sido superado para que ella pueda tener futuro.
La paz mira hacia delante. Las heridas cerrarán, los muertos serán enterrados, los daños reparados y lo destruido será reconstruido.
La paz es un bien preciado y muy frágil. ¿Qué la salva para un futuro duradero? Cuando aquellos que estaban enfrentados entre sí se unan para lograr metas comunes de modo que se necesiten mutuamente y que dependan más uno del otro. No obstante ellos deberán reconocer que dependen uno del otro, que en la misma medida son dependientes uno del otro.
Simultáneamente ambos lados dejan que el otro sea como es, dejan que el otro sea distinto. Solamente entre distintos puede la paz servir al progreso, del mismo modo que un hombre y una mujer por ser distintos pueden tener hijos en común.
¿Qué es lo que más se opone a la paz? La arrogancia, como si uno o algo pudiese ser mejor. Es sobre todo esa arrogancia la que alimenta los grandes conflictos.
¿Qué es lo que profundamente asegura la paz? La humildad. Ella nos permite permanecer con todos abajo. Solamente abajo somos iguales y del mismo valor que los demás. Con benevolencia permanecemos iguales a los demás, en paz, con mutuo respeto y amor.  

La Jerusalén santa
¿Cuándo es Jerusalén realmente la ciudad santa tal como aparece en las visiones del profeta Jesaja y en las revelaciones de Juan?
Cuando los antiguos enemigos de las guerras santas se hayan convertido en iguales en el reino de paz de los muertos, comenzando por la conquista del territorio bajo Joshua, el acuerdo entre David y Salomón sobre las guerras entre Israel en el norte y Judea en el sur, el hundimiento de los dos reinos bajo los Asirios y los Babilonios, la penosa reconstrucción después del exilio bajo Esdras y Nejemías, las sangrientas guerras de los Macabeos, la ejecución de Jesús, el hundimiento de Jerusalén bajo los Romanos, la conquista por los árabes, las cruzadas y la nueva ocupación luego de la última guerra mundial.
Yo me imagino que todos regresan, se miran a los ojos, lloran por lo que sufrieron por culpa  del otro y por lo que se hicieron el uno al otro, se devuelven mutuamente su dignidad y reconciliados dejan finalmente lo pasado detrás de sí.
¿Y los vivos? Ellos ven lo que les espera, moderan entonces sus objetivos y mutuamente abren sus corazones.

La alegría
La alegría levanta. La alegría nos abre interiormente. Ella es la plenitud. La alegría nos pone en movimiento, la alegría anima. La alegría se mueve y arrastra a los demás.
Con alegría cantamos. Ella no deja que nos quedemos sentados. Tomamos a otros de la mano y con ellos comenzamos a danzar, felices comenzamos a danzar.
La alegría está atenta. En las demás personas o en alguna cosa sentimos una luminosa alegría. Pues la alegría ilumina. Ella resplandece en nuestros ojos y en nuestros rostros.
Toda alegría es alegría de vivir. Ella se nutre de la plenitud de la vida y la felicidad. Es por eso que nos arrastra, a nosotros y a los demás.
Junto a esta agitada alegría también experimentamos una alegría silenciosa. Por ejemplo, cuando nos alegramos de la existencia de otros, cuando nos alegramos de ellos tal como son. Así se alegran los padres de sus hijos. Así nos alegramos nosotros de un éxito cuando algo nos ha salido bien.
La alegría es la coronación de la sabiduría. A través de una cara bondadosa ella irradia y acompaña al amor. Ella acompaña al amor, al amor permisivo, al amor que en consonancia deja que la vida siga su curso y con ella todo lo que crece. Esa alegría está en sintonía con la vida. Ella ha dejado atrás las grandes exigencias, porque está satisfecha. 
Ese es un amor rico.

Amor y vida

Allí donde se logra la vida, se ha logrado el amor. En primer lugar el amor entre nuestros padres como hombre y mujer. Con él ha se ha iniciado nuestra vida.
¿Existe algo más grande que ese amor? Como consecuencia de ese amor ¿es posible traer al mundo algo más maravilloso que un niño? En ese amor se manifiesta esa misma fuerza creadora con la cual un espíritu eterno creó al mundo y dijo: “Qué se haga”. ¿No dijeron nuestros padres con su amor en el momento en que nosotros surgíamos de ese amor las mismas palabras que Dios: “Qué se haga”, y que tuvieron la misma influencia que cuando él dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”?  
¿Cómo era la imagen de la que se creó el primer hombre? En la Biblia se dice: “Él los creó como hombre y mujer”.
¿Por qué él los creó como hombre y mujer? Cuando ellos como hombre y mujer vean en sí mismos una obra de amor de Dios proseguirán con su creación según su imagen y crearán con su amor un nuevo hombre y una mujer, varones y niñas, para que a su vez ellos, como hombre y mujer, vuelvan a crear vida a imagen y semejanza de Dios. 
¿Qué dijo Dios después que hizo al hombre como coronación de la creación? Él dijo: “Esto está muy bien”.
La pregunta es: ¿Respetamos nosotros la dimensión del amor de nuestros padres como punto más alto y como meta de la creación de Dios? ¿Estamos frente a ellos con el mismo recogimiento que ante Dios? 
¿Dónde se manifiestan la dimensión y el amor de Dios con mayor fuerza que en el amor de nuestros padres a través del cual ellos se convirtieron en nuestros padres?
¿Dónde se inicia entonces nuestro amor? Allí donde nuestra vida comenzó: con el amor de nuestros padres entre ellos y por nosotros, y en respuesta a su amor con nuestro amor por ellos como nuestros padres. 
¿En nuestra respuesta a ellos hemos incorporado a nuestra conciencia la dimensión de su amor y la hemos realmente guardado en el fondo de nuestra alma y nuestro corazón con todas las consecuencias que tenga para ellos y para nosotros, tanto en la totalidad de su dimensión como en sus implicancias para nuestra vida futura? Si es así, qué diferente será entonces nuestra manera de vivir y amar.

Las mujeres
Tenemos que tener en cuenta que las mujeres lo tienen más difícil que los hombres porque sus destinos y sus determinantes de vida –es decir su vida- son más difíciles de vivir que para los hombres. Por esa razón algunas hijas tienen miedo de ser mujeres y prefieren refugiarse en el área de influencia del padre a permanecer en el área de influencia de la madre. Pero el único camino que tiene una muchacha de convertirse realmente en una mujer es situarse en el área de influencia de su madre –y eso ocurre cuando ella la respeta y honra. Cuando en una constelación son incluidas varias generaciones, una mujer obtiene fuerza de la fortaleza de las mujeres que están detrás de ella – de su madre, sus abuelas, sus bisabuelas, etc.… Una mujer es más atractiva para un hombre cuando éste siente en ella esa poderosa fuerza femenina. Esto pudo verse aquí con mucha claridad.
Lo mismo vale para los hombres. Con frecuencia a los hombres se les niega el respeto en la familia cuando ellos se comportan como si fuesen superiores a los demás. Ellos miran a los otros desde arriba. De esa manera ellos miran hacia abajo a su propio padre y lo ven delante de sí. Distinto es cuando ese hombre ve a su padre detrás de él. Un hombre que sabe que su padre está detrás de él – y detrás de su padre su abuelo y su bisabuelo – puede acumular fuerza masculina. Él podrá entonces deponer su actitud de superioridad con respecto a su padre y a las otras personas.

Las constelaciones familiares del espíritu

Como ustedes tal vez escucharon, tiempo atrás yo estuve muy enfermo. Luego del curso en Kiev, que resultó ser muy impactante, yo me enfermé gravemente. Tuve que dejar lo que tenía previsto. Eso duró casi tres meses. Tuve que reorganizarme interiormente. Yo me di cuenta que la constelación familiar en la forma tradicional estaba terminada para mí. Es decir, percibí que la constelación familiar marchaba en una dirección que la hacía regresar a la psicoterapia. Sobre todo en lo que concierne a las expectativas de los participantes que, por consiguiente, esperaban de mí curación y una solución a los problemas de acuerdo a sus intereses para así poder sentirse mejor. En cierto sentido me sentí como si fuese exprimido por muchos y al final todos quedábamos debilitados. Yo y ellos también.
En consecuencia cancelé todos mis cursos de ese año. Muy lentamente se han ido desarrollando en mí conocimientos sobre el futuro de la constelación familiar. Estoy muy satisfecho con el resultado. Pone a la constelación en otro plano y en otra dimensión. 
Yo reflexioné acerca de lo que ocurre hoy con la constelación familiar. ¿Qué sucede con la constelación familiar tal como era y cuál es el futuro de la constelación familiar?
Aquí en este curso queremos llevarlos a ese otro plano, y por cierto de una forma más clara de la que yo hasta ahora era conciente. Todos ustedes, con excepción de los que tal vez sean muy nuevos, tienen en claro que los representantes en una constelación no son más ellos mismos. Ellos son poseídos por otra fuerza y puestos a su servicio. Puestos al servicio de esa fuerza, no a nuestro servicio, no en primer lugar al servicio de quien requiere ayuda, sino puestos al servicio de esa fuerza. Ellos serán poseídos y tan pronto como se inicia la constelación sentirán del mismo modo que las personas que ellos representan. Ellos serán arrastrados en una dirección, en un movimiento que trasciende en mucho nuestras ideas tradicionales de bueno y malo y de correcto e incorrecto. Por consiguiente es necesario que el director de la constelación, en este caso yo, ya no tenga intenciones de ayudar a alguien. Tampoco de satisfacer la expectativas de un cliente de acuerdo a sus deseos. Sino como un médium ser poseído por otra fuerza superior. De la misma manera serán poseídos los representantes.
De esa manera la constelación familiar arriba a un plano completamente diferente, un plano superior que exige de cada uno algo distinto de lo que él se había imaginado. Entonces yo, el cliente, los representantes en la constelación y todas las personas involucradas en el público se abrirán interiormente a ese otro movimiento. Entonces todos serán en todo sentido independientes de mí. Ellos serán independientes de sus expectativas y serán llevados a un plano superior.
Resulta evidente que existen resistencias contra este nuevo movimiento. A veces la resistencia contra este nuevo movimiento toma formas muy extrañas. Lo que yo escucho que se dice en internet de mí y de mi trabajo, por ejemplo en Rusia, me resulta muy extraño. Al mismo tiempo yo sé lo que sucede interiormente. ¿Quieren qué se los diga? 
Todos los que hasta el momento practican la constelación familiar han recibido mucho de mí. Yo soy la “madre” de la constelación familiar. Yo enriquecí a todos los que la utilizan. La pregunta es ¿han tomado esas personas todo de su madre? ¿O, después de que ellos tomaron todo, le hacen reproches y le dicen que ella debería haber sido distinta? Ahora bien, a mí me pasa lo mismo. En sintonía con las madres, a quienes yo honro profundamente, doy mi asentimiento con todo mi corazón. Mi amor permanece.

Órdenes y desordenes del amor
Quisiera decir algo más sobre las constelaciones familiares del espíritu. 
Quien acepta ser guiado por un movimiento del espíritu podrá dejar atrás las imágenes interiores que determinan lo que es bueno y lo que es malo. Puesto que él se entrega a ese movimiento espiritual, éste lo llevará a conocimientos que por nuestras consideraciones anteriores hasta ahora nos estaban cerrados. Estos nuevos conocimientos van mucho más allá de la constelación familiar tradicional. La constelación familiar habitual permanece dentro de ciertos límites de los órdenes del amor. Estos se desarrollan en un plano superficial.
Esto no quiere decir que no sean importantes. Pero quien se entrega a los movimientos del espíritu obtendrá nuevos conocimientos. Yo los resumo en los Órdenes del amor.
Allí existen dos órdenes que no están en nuestra conciencia. Por eso continuamente chocamos contra esos ellos.
El primero de esos órdenes es: todos los que forman parte de una familia tiene el mismo derecho de pertenecer a ella. Esto quiere decir: nadie puede ser excluido de una familia. Nadie que alguna vez estuvo o está allí puede ser excluido de la familia sin que esto tenga consecuencias de largo alcance. Por ejemplo, ningún niño abortado puede ser excluido. Ningún niño entregado o escondido, o que haya infringido las normas de la familia y es declarado culpable por ella y por lo tanto excluido. 
Nuestras imágenes de libertad e independencia y desarrollo personal, por ejemplo, excluyen a muchos que de algún modo se interponen en nuestro camino. Así se produce un desorden del amor.

Las consecuencias
¿Cuál es la consecuencia? Más tarde en la familia alguien deberá representar a la persona excluida, sin que él sea conciente de ello. En la constelación familiar lo conocemos como una implicación (enredo). Por consiguiente, alguien sentirá realmente como la persona excluida y asumirá su destino, por lo que él mismo resultará también excluido.
Existe en este contexto una comprensión muy importante, una comprensión sobre el desorden fundamental del amor, una comprensión que no registramos porque en ese amor nos sentimos grandes. 
Si alguien en esa familia fue responsable de la exclusión de un miembro, esa persona será atraída hacia quien ha sido excluido, y si esa persona está muerta o incluso si fue asesinada, como en el caso de un aborto, la persona será atraída hacia ese muerto. Entonces aparece un niño y le dice, por ejemplo, a su madre: “Yo en tu lugar”.
Este es el gran amor, al menos así aparenta ser. Sin embargo él choca contra un orden básico de la vida. Esto sale a la luz en las constelaciones familiares.
La constelación familiar del espíritu supera este amor superficial y deja que cada uno complete su vida según su propio destino y sin que él deposite cosas en los demás ni se haga cargo de cosas por otros.

La otra ayuda
Me gustaría decir algo en relación con la ayuda. La mayoría de nosotros aquí nos consideramos  a nosotros mismos en distintos espacios “ayudadores”. Por ejemplo, en la psicoterapia o en otras profesiones. 
¿Qué dice alguien que presta ayuda? Por supuesto yo lo exagero un poco. Pero en la psicoterapia con frecuencia dice: ¡Sé como yo!
¿Cuál es el resultado? Naturalmente yo lo exagero un tanto. Él se convierte en la persona que quiere ayudar. Por ejemplo, se enferma. No resulta sorprendente pues él se ha colocado en el lugar de una fuerza superior.
En la constelación familiar del espíritu la ayuda en el sentido tradicional se acaba. Ayudar sólo puede el espíritu creador con el cual entramos en sintonía. Por esa razón, cuando una constelación no avanza; cuando por ese motivo la interrumpimos, el movimiento del espíritu, el movimiento creador, seguirá avanzando. Si en una situación como esa nosotros intentásemos hacer algo por nuestra propia cuenta contra el movimiento del espíritu porque queremos a toda costa alcanzar lo que de acuerdo a nuestro criterio y el de los otros participantes es una buena solución entonces nos pondremos a nosotros mismos en peligro. Aquí todo transcurre de manera distinta a como estamos acostumbrados. 
Por eso el constelador que dirige una constelación permanece totalmente  en sintonía con ese movimiento. Sin deseos propios, solamente al servicio de un movimiento más grande.
Después de un tiempo nos acostumbramos a que los movimientos del espíritu son distintos a como nos los habíamos imaginado. Para esos movimientos no hay nada equivocado. Como quiera que uno se comporte, si le damos nuestro asentimiento o no, para ese espíritu esa persona se comporta correctamente. Aun cuando él a veces, para después subir a las alturas, deba primero descender a las profundidades. Después de un tiempo nos sabemos totalmente en sintonía con todo tal como es. Esto nos lo muestra el movimiento del espíritu. El está en sintonía con todo como es, puesto que todo tal como es también proviene de él.
  
 Poseído
Quisiera volver nuevamente a la constelación de ayer a la noche. La última constelación de ayer a la noche transcurrió paso a paso. Al principio no teníamos claro cuanto debíamos avanzar. Entonces decidimos volver a retomarla un poco más tarde. Sophie tuvo entonces una importante comprensión. Ella vio que el cliente estaba poseído por otra persona. Recién entonces pudimos incluir a esa otra persona. Estas cosas ocurren. Que alguien esté poseído por otra persona. Se trata de alguien que ha sido excluido y debe ser reintegrado. Al final pudimos ver cómo todo, la constelación toda era guiada por otra fuerza que al final pudo reunir a todos aquellos que anteriormente estaban separados. Este es un movimiento del espíritu. No siempre es fácil darse cuenta a dónde seremos conducidos.
Este es otro punto de vista que nosotros también debemos tener en cuenta. Que nosotros no trabajamos con una persona sola, sino también con quienes se expresan en ella y tienen además el deseo de hacerlo, de modo que al final todos pueden estar comunicados entre sí.

Loco
Hubo otro aspecto que entonces también pudo manifestarse con claridad. Sophie le preguntó si él estaba loco. El sí lo era. En cierta manera él estaba loco. 
Esta es otra importante comprensión que surge de la constelación familiar del espíritu. Loco significa que en una familia alguien resultó culpable de la muerte de otro y que esa persona, junto con la víctima, fue excluida. Entonces alguien debe representar al mismo tiempo a esa persona junto con la víctima. Es así que esa persona estará en cierto modo confundida. Cuando ellos puedan encontrarse en la familia, entonces la persona será libre.
Esta es una comprensión que tuve ya hace varios años. Esa comprensión es puesta completamente en duda por la psiquiatría tal como ella es ampliamente practicada en nuestros días. A través de la constelación familiar del espíritu se abren aquí nuevas posibilidades de ayuda para aquellos a quienes usualmente consideramos psicóticos. Eso no es una enfermedad. Es un enredo sistémico que a través de la constelación puede ponerse en orden.
No obstante en el área de la psiquiatría hay fuertes resistencias en contra que provienen de ámbitos diversos. Es necesario más tiempo hasta que estas comprensiones puedan hacer pie allí.
Algunos piensan que tal vez eso debería ocurrir más rápido. No, para el espíritu nada debe ir más rápido. No necesitamos anticiparnos a él. Él es quien determina el movimiento necesario. Y nosotros, yo por ejemplo, me adapto a ese espíritu -sin tomar la iniciativa- para poner algo en movimiento. Aquí actúan otras fuerzas, y también nosotros podemos confiar.
Por consiguiente, aquí se muestra que ayudar significa otra cosa de lo que comunmente suponemos y también ejercitamos.  

Ayuda espiritual
Nosotros consideramos que al ayudar, que en una profesión que ayuda, el que ayuda tiene que tomar la iniciativa con respecto a alguien denominado cliente. El cliente espera que el ayudante tome la iniciativa. Los ayudadores caen en la trampa y yo me uno a ellos porque muchas veces yo mismo he caído en ella. Muchas veces yo también pensaba que debía ayudar a alguien.  
Ayudar sólo pude hacerlo el espíritu, una fuerza creadora. Para ese espíritu, para esa fuerza nadie está perdido y necesita mi ayuda o la nuestra. Por el contrario, cuando alguien tiene que defenderse solo sin que nadie intervenga, él entrará en contacto con su propia fuerza. Ella sabrá lo que es necesario.
Cuando miro atrás en mí vida veo que no hubo caminos errados a pesar de que por momentos creí haberme equivocado. Incluso cuando por propia voluntad intenté ayudar a alguien, lo que en ese sentido no es posible. Frente a esa fuerza no existe ni culpa ni inocencia, ni derecho ni injusticia. Todo está en un contexto más amplio en su lugar. Esta es la manera como avanzamos ahora que confiamos en otra fuerza.
Y sin embargo esa fuerza nos pone a veces a su servicio, sin que nosotros lo hayamos querido y sin que nosotros hayamos podido o tenido el derecho de defendernos. Todo está en otras manos y frente a esa otra fuerza todos somos igualmente buenos e igualmente humanos. Ante ella todos abajo y ella toma por nosotros la iniciativa.
Ese es el camino que nosotros aquí transitamos, en sintonía con esa fuerza damos lo mejor, aunque sin intervenir.
¿Ha quedado claro? Bien. Seguimos trabajando en este sentido. ¿Cómo? Juntos.

Demostración: Ayudar con una frase
Hellinger elige a una paciente que pidió participar y la hace sentarse a su lado. Sin preguntarle por un motivo le pide:
HELLINGER: Cierra los ojos.
Después de un rato: Dile interiormente a alguien: Ahora ha llegado el momento.
Cuando ella vuelve a abrir los ojos:  Sí, así fue.
A la cliente: ¿Cómo te sientes ahora?

CLIENTA: Mi corazón está ahora más tranquilo. El latía con mucha intensidad.

HELLINGER al grupo: Yo demostré en una frase la constelación familiar del espíritu. Ustedes lo vieron, yo ni siquiera la miré. Yo me puse en contacto de un modo espiritual. Entonces me fue regalada esa frase. Yo la dije y fue suficiente. Si yo agregase algo más estaría quitando algo.
Esta es la extrema concentración de la constelación familiar del espíritu. Ustedes se dieron cuenta, esa frase no es solamente para ella. Todas las frases que provienen de la sintonía con ese movimiento son al mismo tiempo para todos.
A la clienta: Te deseo lo mejor.
Al grupo: Cierren los ojos. Dejen que esa frase siga actuando en ustedes: Ahora ha llegado el momento.
Después de un largo rato:  Okay.

El núcleo central

Yo tengo un amigo en Polonia, Wojtek Eichelberger. Cuando estuve la última vez en Polonia él me contó cómo reunía a grupos enemistados entre sí, por ejemplo israelíes y palestinos. El dijo que funcionaba de maravillas y que al rato ellos ya eran un alma y un corazón y un espíritu. Yo entonces le pregunté: “¿Cómo lo lograste?” El dijo: “Muy simple. Yo hice con ellos un ejercicio”. Ese ejercicio lo haré ahora con ustedes.
Cierren los ojos. Imagínense ¿de qué podemos desprendernos sin que nos falte algo esencial de nosotros? Por ejemplo, abandonemos nuestra lengua. Incluso sin ella y con otra lengua nosotros seguimos siendo quienes somos. Nada nos falta de lo que es realmente esencial.
Dejemos entonces la cultura a la cual pertenecemos –o nuestra religión- o nuestros éxitos –o nuestros fracasos – incluso a nuestros padres. De pronto hemos llegado a algo absolutamente esencial y sencillo, a la pura existencia. Sólo eso es esencial. Nada puede agregarle algo, nada puede quitarle algo. Es nuestro núcleo central.
Miremos ahora a otra persona, pero miremos únicamente su núcleo central, su pura existencia. Un encuentro de pura existencia a pura existencia. Nada puede interponerse entre nosotros. En nuestra existencia, en nuestro núcleo central somos esenciales.
Mi amigo lo llamó en inglés –pues nosotros nos comunicábamos en inglés- core identity. Es decir, en español núcleo central.
Imagínense ustedes lo que cambia cuando nos encontramos con una persona y ella nos atiborra con sus problemas y nos dice todo lo que nosotros debemos hacer por ella. No obstante nosotros permanecemos en nuestra pura existencia y miramos a su pura existencia. ¿Se dan cuenta cómo cambia todo?
Podemos relacionarlo con nuestros padres. Miramos a nuestros padres, miramos a su pura existencia, de nuestra pura existencia a su pura existencia. ¿Qué ha cambiado entonces?
Lo hacemos también con nuestras parejas y con otras personas con quienes tenemos relación y donde tenemos la sensación de que a veces algo se interpone. Miramos a la pura existencia y tenemos entonces un encuentro de pura existencia a pura existencia. Cuán distinto es todo, cuánto más relajado, más humilde y completamente discreto. ¿Qué queremos agregarle aún a la existencia?
Así miramos a nuestros hijos, a su pura existencia. ¿No son todos ellos maravillosos en su pura existencia?

La ganancia

El trabajo que resulta nos trae ganancias. Nosotros la llamamos la recompensa por nuestro trabajo. Nosotros nos alegramos de esa ganancia. Es la merecida recompensa a nuestro trabajo. Para que ella nos alegre debe corresponderse con el trabajo realizado.
Esa ganancia es un aumento de la vida y de las posibilidades de vida. Ella favorece a nuestra vida y también a la vida de muchos otros a quienes nosotros servimos con nuestro trabajo. Esa ganancia es en primera línea una ganancia de vida.
Por eso exigimos por nuestro trabajo su correspondiente recompensa. Si esa recompensa nos es negada, nuestra alegría por el trabajo y nuestra eficiencia decaen y con ella nuestra alegría de vida y la productividad en nuestra vida.
Siempre que trabajamos lo hacemos, dentro de lo posible, buscando obtener una ganancia. Esa ganancia es para nosotros parte de su éxito, una parte importante.
Por el contrario evitamos lo que nos trae pérdidas. Nosotros dejamos aquello que le aporta poco a nuestra vida. Nos ponemos en búsqueda de un trabajo lucrativo y una tarea provechosa.
La mayor ganancia viene de la mano de lo que está al servicio de la vida futura. ¿Existe una ganancia mayor que los propios hijos? ¿Qué trabajo vale más la pena que el que está al servicio de ellos?
Cada ganancia sirve finalmente a la vida que viene después de nosotros. En esa vida se mide la ganancia. Sólo ella continúa.

El producto
El producto es el fruto de una maduración lograda. Viene con el tiempo a su tiempo. Más allá de nuestro trabajo el producto depende de las condiciones favorables. Por eso, para obtener el producto deseado debemos crear las condiciones favorables para su logro. Por ejemplo, un entorno propicio que se ajuste al producto de nuestro trabajo y le permita crecer. Nuestra ganancia depende ampliamente de una situación de rentabilidad.   
El producto en sentido original es algo que ha evolucionado. Él se basa en algo que lo transporta. Muchas cosas deben actuar conjuntamente de un modo coordinado para que algo lo transporte y nos lo obsequie.
Un producto de este tipo beneficia a muchos. Él se mide por el modo en que presta servicio, a nosotros y a los demás. Tiene su propio valor intrínseco, un valor de vida.
También la ganancia es un producto. Nuestro producto es medido con frecuencia por la ganancia. Sin embargo, existe entre ambos una jerarquía. Primero viene el producto, luego la ganancia.
La pregunta es: ¿a qué miramos primero en nuestros éxitos? ¿Miramos primero al producto y solamente en sintonía con él a la ganancia? ¿Miramos primero a la ganancia? ¿Por el deseo de ganar ponemos a veces el producto en juego? Si la ganancia es el objetivo principal ¿cuánto tiempo permanece ella sin el producto que la transporta? 
Si rastreamos lo que sucede dentro nuestro cuando nuestra atención está orientada en primer lugar a la ganancia sentiremos la diferencia. Sobre todo cuando nos damos cuenta lo que cambia en nuestros colaboradores cuando su trabajo está menos al servicio del producto que de la ganancia.
A ellos y también a nosotros nos producen satisfacción primero el producto y luego la ganancia. Cuando nosotros miramos primero a la ganancia ¿qué nos queda hacer -a nosotros y ellos - por el producto?
Aquí queda en evidencia un orden del éxito. El éxito sigue a un producto cuyo éxito y su producto beneficia a muchos. Ellos serán respetados y bienvenidos.
Allí donde la ganancia está en primer plano después de un tiempo podemos observar: así como se ganó, así se perdió.
Sólo el producto resulta ser para nosotros y los demás la verdadera ganancia – una ganancia que permanece.

La esperanza
La esperanza nos mantiene con vida si no nos damos por vencidos. ¿Qué esperanza es esa que nos mantiene con vida? La esperanza en nuestra propia fuerza y en una guía que estamos dispuestos a seguir hasta las últimas consecuencias. La seguimos con nuestra vida porque queremos esa vida hasta el final y estamos dispuestos a entregar todo para salvarla.
¿Es esa esperanza nuestra esperanza? ¿Es esa esperanza la respuesta a otra voluntad que quiere llevar nuestra vida más allá de los límites que nuestro propio miedo le fija? Nuestra esperanza saca fuerzas de esa fuerza. En sintonía con esa fuerza nuestra esperanza se volverá irresistible y estará siempre satisfecha.
De ese modo ella le hace frente a las objeciones, vengan de donde vengan, de otros y especialmente cuando vienen de nosotros mismos. Esas objeciones vienen de los otros porque ellos mismos han renunciado a sus esperanzas. Por sobre todo, ellos han renunciado a la voluntad de luchar hasta el último aliento para ver realmente realizadas esas esperanzas.
Esa esperanza es la esperanza de la vida, de la vida plena, de la vida toda, ligada a la decisión de entregar lo último por ella, cueste lo que cueste.
Esa esperanza es amor a la vida, todo el amor a la vida toda.
¿Cuándo termina la esperanza? Cuando la depositamos en los otros, por ejemplo en los así llamados portadores de esperanza. Nosotros solamente podemos ver satisfecha nuestra propia esperanza, nunca la esperanza de los portadores de esperanza. Sólo con la esencia de nuestra esperanza seguiremos siendo uno con nosotros mismos.
Esa esperanza aparece, sobre todo, cuando la situación se torna peligrosa. Aquí ya no valen las excusas. Actuar se hace ineludible. Todo está preparado para la próxima necesaria intervención.
Esa intervención se convertirá en esperanza puesta en práctica. En la acción ella será el presente. 

Hombre y mujer

Para nosotros el mayor misterio de la vida es el hombre y la mujer. Sólo a través de ellos la vida de la humanidad puede continuar. Puede continuar porque en cierto sentido el hombre y la mujer son  completamente distintos, tan distintos que un hombre jamás podrá ser una mujer y una mujer jamás podrá ser un hombre. Por el otro lado ellos se atraen mutuamente y consideran al otro como su meta principal, saben que solamente juntos podrán trasmitir la vida que ellos mismos recibieron de un hombre y una mujer a aquellos que seguirán vivos cuando su propia vida se haya cumplido y acabe.
Sus hijos también podrán trasmitir esa vida más allá de la suya propia solamente como hombre y mujer, para que ella los sobreviva. Todo en el hombre se refiere a la mujer como lo muestra nuestra mirada frente a la publicidad cotidiana, y todo en la mujer está al servicio de agradar al hombre para que este la tome como esposa y a través de él se convierta en madre.
Aquí se hace visible una ley que en infinitas variaciones vale para todo lo que vive: Solamente donde se une lo que está separado puede la vida desarrollarse creativamente hacia algo nuevo y hacia una diversidad que le ha sido establecida. Un secreto de cada proceso creativo quedará a la vista y se convertirá en realidad porque en la continuidad de la vida debe interactuar lo que es diferente. En ese proceso no hay repeticiones, todo el tiempo sucede algo nuevo, solamente hay futuro.
Unir lo opuesto, como en este caso las diferentes apariencias del hombre y la mujer y la pulsión de vida que se da en ellos, es una manifestación de aquella fuerza creadora y del espíritu que actúa en ella que nos obliga a reconocer y encontrar el todo en lo opuesto. Aunque solamente sea de forma transitoria, como precisamente sucede con el niño que en sí mismo reúne a ambos padres como hombre y mujer, siempre aparece en la vida una nueva contradicción, otra vez como hombre o mujer.
Los opuestos se hacen visibles aquí y en muchas otras cosas de modos muy diversos. Por ejemplo en los sentimientos de mejor o peor, culpable o inocente y de bueno y malo.
Estos antagonismos actúan en el interior de muchas relaciones de pareja. Ellos agudizan la antítesis hombre y mujer. Ellos sobrecargan el amor del hombre y la mujer y conducen a separaciones que a su vez crean nuevos antagonismos y ponen en marcha un nuevo proceso creativo.
También esas contradicciones confluyen finalmente en aquella oposición creadora de vida del hombre y la mujer. De esa manera ellas también serán superadas. ¿Cómo? Lo aparentemente contradictorio se une sin por ello anular la oposición y de esa manera impulsa la creación y la vida.
¿Particularmente cómo? A través del amor. ¿Qué clase de amor? A través del amor del espíritu creador que engendra las contradicciones, tanto para unirlas como al mismo tiempo volver a establecerlas como contradicciones. Es decir, ese amor que reafirma las contradicciones y las unifica, aceptando ambos lados de modo tal que de ellos surjan nuevas contradicciones para luego poder volver a superarlas. En sintonía con ese amor creador también le damos nuestro consentimiento a esas contradicciones, las superamos, las volvemos a percibir -aunque con otra forma- y volvemos a superarlas. En sintonía con ese movimiento creador, en la aprobación de la interacción de las contradicciones que mantienen a la vida y al mundo en marcha con nuestro último esfuerzo, en esas contradicciones seremos uno.
Cuando en una relación de pareja las familias de origen pertenecen a religiones diferentes, la mujer debe reconocer que la fe y la religión de su marido tienen el mismo valor que la suya propia. En contrapartida el hombre debe también reconocer que la fe y la religión de su mujer tienen el mismo valor. Pero si lo hacen tendrán una mala conciencia. Por esa razón ellos deberán poder acceder a un plano superior. Sin embargo, con frecuencia se desencadena en la nueva familia una pelea por cuál creencia y cuál sistema de valores posee más fuerza. A menudo uno de los lados toma la conducción, resulta más fuerte que el otro – y entonces se inicia un proceso muy particular.
Los hijos se sienten leales a ambos padres y a ambas familias. Cuando uno de los padres impone su visión del mundo y su creencia, los hijos se alían en secreto con la parte paternal que ha quedado relegada. Ellos lo hacen para mantener la dinámica de su lealtad y el equilibrio del sistema. Por esa razón no existe un triunfo de una parte sobre la otra. Más bien se mantendrá activa por generaciones la tendencia a compensar el desequilibrio – con el resultado de que el perdedor más tarde, en la segunda o tercera generación, vencerá.
Yo me refiero aquí a constataciones que se basan en observaciones propias. Exactamente lo mismo lo pudimos ver aquí. Ellas adquieren una dinámica especial cuando uno de los miembros de la pareja es de ascendencia judía.  Queda en evidencia que las raíces judías son más profundas que las cristianas porque el destino de los judíos es mucho más pesado que el de los cristianos, y porque los cristianos cometieron muchas injusticias con los judíos.  Estas influencias no pasan desapercibidas. En las familias donde hay creencias mixtas existe la tendencia a encontrar un equilibrio. En estos casos no hay otra solución posible a que ambas familias sean reconocidas como independientes y del mismo valor y como tales sean honradas.


Confiar en el alma
PARTICIPANTE:  ¿Puede usted decir algo sobre cómo continuará este trabajo en los próximos dos años?
HELLINGER:  Te voy a contar una historia. Una vez hice en Holanda una constelación familiar con un hombre joven. En ese momento constelamos al cristianismo y al judaísmo, aunque en realidad no pudimos ir muy lejos. Después este joven fue a los Estados Unidos donde organizamos diversos workshops y en una constelación él trabajó como representante. En esa constelación se trató el caso de una familia judía que vivía en los Estados Unidos y él fue elegido para representar al hermano del cliente. En aquel entonces nosotros trabajamos con el trasfondo del Holocausto y fue muy evidente que él se identificaba con los perpetradores. Esta situación me resultó muy curiosa. En ese momento por primera vez me di cuenta que en las familias judías los perpetradores están presentes y que si en la familia se intenta excluirlos ellos serán representados por descendientes de la generación del Holocausto en la familia.
Después me olvidé del hombre – hasta que un par de meses atrás él me envió una carta en la cual me relataba un acontecimiento excepcional.  Él escribió que durante el mencionado workshop había conversado conmigo durante la pausa – de lo que yo ya no me acordaba- y decía que yo le había dicho entonces que debía –como ejercicio- descender al reino de los muertos, allí buscar a los perpetradores, tenderse a su lado y decirles: “Yo soy uno de ustedes”.
Como segundo ejercicio él debía imaginarse que la muerte no estaba delante, sino detrás de él y que diariamente debía pedirle su bendición. En tercer lugar yo le habría dicho: “¡No debes hacer ninguno de estos ejercicios!”. “No debes hacer ninguno de estos ejercicios, sino que debes esperar hasta que tu alma se haga cargo de ese trabajo”. Este también habría sido un ejercicio.
Tres meses más tarde mientras dormía este hombre tuvo la siguiente extraña experiencia: Mientras estaba acostado y dormía fue vencido por algo así como un sueño, algo que sin embargo era más que un simple sueño: Él formaba parte de un pelotón de fusilamiento que ejecutaba a personas –evidentemente judías- y él mismo de esa manera había matado también a judíos. Luego él fue llevado a un tribunal y tuvo que defenderse frente al juez. Y dijo: “Sí, es cierto, yo soy un asesino. Yo asesiné a personas, a pesar de todo en mi defensa debo decir que yo soy una persona y que depende de las circunstancias si alguien se convierte en un criminal o en una persona decente. Toda persona es capaz de cualquier cosa”. Entonces fue condenado a muerte.
Sin embargo, entre la condena y el día del fusilamiento pasaron muchos meses en los cuales él se despidió de sus familiares y sus seres queridos. Se sentía muy tranquilo y concentrado, con una afilada capacidad perceptiva. El día de su fusilamiento fue llevado a una habitación de la cual sería llevado a la silla eléctrica, pero primero debía esperar algunas horas. Finalmente apareció alguien con la información de que la ejecución había sido aplazada y que aún debía esperar un poco más.
No obstante, todo el tiempo él permaneció interiormente tranquilo y preparado para morir. Entonces le dijeron que el juez había cambiado la sentencia; él no sería condenado a la muerte sino al destierro. Se le había dicho que él mismo podía elegir el lugar donde quisiera vivir en el destierro alejado de todas las personas. Entonces salió de la cárcel. 
Todavía en el sueño él dijo las palabras: “Sobreviví a la muerte y me he convertido en una persona completamente nueva. Para mí no existe más la culpa ni la inocencia”. Escribió que después de despertarse se sintió totalmente cambiado y agregó: “En mi percepción los colores se habían vuelto más brillantes y mis movimientos más lentos, porque seguí todo lo que sucedió con gran atención”.
 Él simplemente había querido informarme de esta experiencia. Yo la cuento porque estas cosas son posibles cuando confiamos en nuestra alma y dejamos que ella nos guíe.

Muerte completa y muerte incompleta
HELLINGER a un participante: Nosotros no debemos olvidar a esos muertos. Es necesario que vuelvan a ser visibles. Después de que esto haya ocurrido debemos dejarlos para que descansen en el lugar a donde ellos pertenecen.
Hoy a la mañana hicimos un ejercicio que era un descenso hacia los muertos. En estos ejercicios con frecuencia podemos observar que esa o aquella persona muerta no se aparta de nosotros. Ella todavía no ha alcanzado la paz. Pero esos muertos se aferran a las personas equivocadas. Ellos deben ser llevados con quienes ellos realmente quieren y deben estar.

A los participantes: Este ejercicio puede ser adecuado para tu padre – y ayudarlo a encontrar la paz con sus padres. Puede llevar a una reunificación de la familia en el reino de muertos y ayudar a que todos encuentren su paz.
Las observaciones en estas constelaciones dejan en claro que morir es un largo proceso. ¿No resultó sorprendente ver que la representante de la cliente –que nada sabía de la persona a quien estaba representando- manifestó un comportamiento esquizofrénico? Nosotros todos estamos en contacto con los demás – y no solamente con los vivos, sino también con los muertos. De esto podemos deducir que el tío asesinado de la clienta todavía no ha completado su muerte. A pesar de que es muy arriesgado decir algo así, él necesitaba la ayuda de los vivos para poder llevar su muerte hasta el fin. Necesitaba el reconocimiento que se da con amor para poder descansar con sus propios muertos. Después, los vivos pudieron retirarse.   

El presente de los muertos

Quisiera ahora pasar con ustedes a otro plano. Esto repercutirá también en otras personas con las que tenemos que ver y mostrará su utilidad.  
Les cuento un pequeño suceso. En diciembre estuve en Polonia donde realicé una gira de conferencias. Zenon Mazurczak me acompañó y fue mi guía. Viajamos en tren de Breslau a Cracovia atravesando Silesia. Yo le pedí que me hablase sobre Cracovia y sobre los judíos en Polonia antes de la guerra. Él me contó un poco sobre el barrio judío en Cracovia. Era un barrio muy grande, por aquel entonces un tercio de la población era judía. También me contó de Galicia, en Europa del este, que en aquella época estaba mayormente habitada por judíos. Hoy en día allí no queda casi ninguno de ellos.
Interiormente me imaginé como era Cracovia. Alrededor de la ciudad vi un círculo de muchas personas que querían entrar pero no podían. Los judíos que entonces vivían allí y que ya no existen querían entrar a la ciudad y no podían.
En el último día en Cracovia fui con Zenon y otros amigos al viejo barrio judío. Las casas aún tenían las inscripciones de entonces como si todo estuviese todavía allí. Sólo las personas ya no estaban. Miré las ventanas y vi a los habitantes de entonces. Los ojos se les habían vaciado de tanto llorar. Esto me conmovió profundamente.
De allí viajamos a Kattowitz pues por la noche yo debía dar una conferencia frente a más de mil personas. Yo les conté mis experiencias en Cracovia. Yo tenía una imagen muy clara: Esos judíos muertos –todos ellos eran polacos, no sólo judíos sino que eran compatriotas, conciudadanos, parte del país- querían regresar al alma de los polacos. Polonia es un vastísimo campo espiritual. En ese campo todavía están presentes todos los judíos. Nadie puede desaparecer de ese campo. Los judíos fueron apartados y expulsados, algo que en un campo como ese no es posible. 
Entonces hice una meditación con el público. 
Nosotros los miramos a todos, a todos los millones de muertos. Los tomamos en nuestra alma y en ella le damos el derecho a pertenecer a ese país. Tomamos en nuestra alma también a los silesios expulsados - pues también ellos pertenecen a ese país – para que sin que nada deba volverse atrás también ellos tengan un lugar en el alma y en ella vuelvan a estar presentes. Todos, los muertos y los exiliados tienen el derecho de regresar a casa como hijos pródigos que vuelven al hogar y en él permanecen.
El público polaco abrió su alma y en ella lo tomó como si fuese natural.
Cuando regresé a mi casa le conté mi experiencia a un amigo en Israel, el profesor Haim Dasberg –quien mucho hizo en
Israel por los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes. Él me escribió que también él había estado una vez en Cracovia y tuvo una experiencia parecida. También él había visto como los muchos judíos muertos estaban todavía en las calles y se preparaban para el sabbat. Pero ninguno estaba allí. Entonces mi amigo me preguntó: “¿Cómo es en Alemania? ¿Regresan los judíos allí? ¿Tienen ellos allí un hogar en las almas?”.

El final
Quien tiene en cuenta su final tiene tiempo. El desea y planifica solamente lo que su final le permite. Por eso se queda con lo que está próximo, con lo que hay que hacer en el momento y cuyo fin puede preverse. De ese modo conservará el control sobre aquello que para él es perentorio y posible.
Nuestro fin todavía no ha llegado. Solamente lo tenemos frente a nuestros ojos. Frente a nuestros ojos está asimismo el tiempo que todavía nos queda. La mirada va esencialmente hacia allí. Ante la perspectiva del final el tiempo que nos queda disponible será más preciado e importante. Nosotros lo llenamos, lo llenamos en todo sentido. Será para nosotros un tiempo pleno.
Sobre todo, durante ese tiempo no tejemos planes más allá de los límites que le han sido fijados. Nos quedamos con lo próximo y lo cercano, pero con toda la fuerza, sin perder el tiempo en cosas superfluas.
¿Añoramos el final? ¿Tenemos el derecho a añorarlo? ¿Qué sucede entonces con el tiempo que nos ha sido regalado? ¿Lo tenemos todavía? ¿Lo tomamos?
¿Qué sucede cuando el final añorado o temido por nosotros se hace esperar? Cuando finalmente llega ¿es un final pleno, llega al final del tiempo pleno, del tiempo vivido con plenitud?
Miremos entonces al final sin acercarnos a él. El vendrá por sí mismo. Pero todavía no lo tenemos con nosotros, todavía tiene que llegar.
Algo distinto ocurre con el tiempo que todavía nos queda. Lo tenemos ahora y lo tenemos en su totalidad. 
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me emocionó mucho. Es una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está todo el tiempo en nosotros. Ella vive en nosotros. Ella es parte de la vida. Pero cuando él habla de muerte también habla de Dios, más allá de lo que esto pueda significar en detalle. La poesía dice así:

Uno hay que toma a todas en la mano,
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él

Los prejuicios de la conciencia

Junto a los prejuicios colectivos que deciden sobre el éxito y el fracaso de los emprendimientos, como por ejemplo el prejuicio internalizado de señores y esclavos, muchos prejuicios personales deciden sobre nuestro éxito en una empresa. Esos prejuicios vienen de la conciencia. También ellos tienen consecuencias de largo alcance.
La conciencia decide bajo qué condiciones nosotros tenemos el derecho de pertenecer y bajo qué condiciones perderemos ese derecho. Esto significa que la conciencia juzga. Todos los movimientos de la conciencia son juicios. Más precisamente: son prejuicios. Ellos juzgan con anticipación lo que yo debo o no debo hacer, también aquí mayormente sin un conocimiento detallado del estado de cosas. En este sentido también son prejuicios colectivos. Ellos nos son establecidos por el grupo al que pertenecemos sin que nosotros podamos revisarlos. La comprobación misma sería una ofensa contra esa conciencia que ella misma castigaría como así también el grupo al que ella sirve. Si no conseguimos ver con claridad los trasfondos de esa conciencia seremos sus esclavos. 
La pregunta fundamental a la que la conciencia nos enfrenta es: ¿qué debo pensar y hacer para tener el derecho a la pertenencia?
La conciencia decide en cada momento si tenemos derecho a pertenecer o no. En definitiva, ella decide en cada momento sobre nuestra vida y nuestra muerte. Pues la consecuencia de las graves afrentas contra esa conciencia es la pena de muerte.
¿Quién se hace cargo de la ejecución? Nuestro grupo y en muchos sentidos nosotros mismos a través de nuestra mala conciencia. Estrictamente hablando nosotros la llevamos a cabo a través de nuestros sentimientos de culpa generados por nuestra falta y a través de la expiación de ella.
¿Cómo es que nuestra mala conciencia tiene un poder tan grande? Detrás de ella está presente una imagen de Dios, pues la conciencia se nos revela como la voz de Dios. Inclusive en nuestros días nuestra conciencia es en muchos sentidos reconocida y temida como tal, públicamente y personalmente, a pesar de que para muchos esta conexión permanezca inconciente y secreta. 
La conciencia y sus prejuicios deciden en gran parte el éxito y el fracaso de numerosos emprendimientos. No obstante, con frecuencia estos prejuicios no merecen nuestra atención. Buscamos razones externas y de ese modo quedamos todavía más a merced de las razones de conciencia.
Las normas de la conciencia se orientan en primer lugar al niño en nosotros, pues el niño está absolutamente a merced de su grupo y su conciencia sin que él tenga ni el poder ni el derecho de defenderse. En ese caso peligrará su sobrevivencia. Tan absurdas como puedan resultarnos las normas de la conciencia, porque por detrás de ellas está presente en nuestra imaginación una fuerza divina que decide sobre nuestro ser y no-ser, nos resulta muy difícil escapar de la normas y prejuicios de la conciencia.

La riqueza
¿Qué son esta norma y este prejuicio de la conciencia que deciden sobre nuestro éxito y fracaso?
En la Biblia se menciona una frase de Jesús: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos”.  
Cualquiera haya sido para Jesús el trasfondo concreto de esta frase es sabido que él fue huésped de ricos y de los despreciados recaudadores de impuestos. Él estuvo sentado con ellos en la mesa y con ellos la pasó bien por lo que algunos dijeron de él que era un libertino y un borracho. Jesús mismo se comportó como un rico cuando en un día dio de comer a 5.000 hambrientos. En la Biblia también se dice que después de su resurrección Jesús ayudó a Pedro y a otros a una pesca tan cuantiosa que sus redes amenazaron con reventar y que luego en el fuego él les frió pescado. Esto nada tiene que ver con pobreza y renuncia.
Asimismo, en el templo Jesús fue presa de un ataque de ira y volcó las mesas de los cambistas y les gritó: “Está escrito: ¡Mi casa debe ser una casa de oración. Mas vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones!”. Este suceso fue uno de los motivos para su ejecución porque Jesús arruinó sus negocios en el santuario.
Ese arrebato contra la riqueza y su funesta influencia para la salud de nuestra alma sigue repercutiendo en la conciencia de Occidente, tanto en la vida privada como en la pública.
Sin embargo, este es sólo un lado. Por el otro lado nuestra conciencia vela por el equilibrio entre dar y tomar. Pues quien toma se siente culpable cuando lo hace sin dar. Esa conciencia está al servicio del equilibrio entre dar y tomar y finalmente de la riqueza para todos.
Este otro movimiento de la conciencia recoge al primero que mencionamos y lo confronta con sus límites. Él también recupera las imágenes de Dios que yacen detrás de ellos y les quita su poder.
También existe otra imagen que sigue repercutiendo en la conciencia de Occidente e influye sobre nuestra posición en relación con la riqueza y la pobreza. Fue representada, sobre todo, en el así denominado maniqueísmo, que se retrotrae a Mani quien en el año 267, al igual que Jesús, fue crucificado. Los maniqueos fueron perseguidos por el cristianismo. Su enseñanza del conflicto entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad, y en este sentido el conflicto entre cuerpo y espíritu continúa repercutiendo de muchas maneras en el cristianismo. Por ejemplo, en los movimientos de la pobreza en muchas órdenes religiosas. También en los numerosos intentos de superar las leyes del cuerpo a través de la renuncia y en lugar de seguir siendo personas convertirnos en ángeles. Aún hoy ellos aparecen con frecuencia mostrando una pretendida contradicción entre cuerpo y espíritu y en el mismo instante una contradicción entre pobre y rico. 
Este postulado retrocede muy lejos al tiempo anterior al cristianismo. Lo encontramos, por ejemplo, en el filósofo griego Diomedes y en el movimiento filosófico de sus seguidores, los cínicos, que significa, “Los que viven como los perros”. Y lo encontramos en Persia en Zaratustra y en su religión del parsismo. También ellos diferencian entre riqueza y pobreza como bueno y malo.
¿Cómo superamos estos prejuicios e imágenes? Solamente con una mala conciencia, con el coraje de tener una mala conciencia. Esto lo logramos cuando de alguna otra parte ganamos la fuerza y el sostén para ser y permanecer ricos. Esto quiere decir, cuando entramos en sintonía con un movimiento del espíritu que más allá de las diferenciaciones de la conciencia entre bueno y malo permanece de la misma manera atento a todo tal como es, porque todo de la misma manera tiene su origen en su razonamiento y por eso solamente puede ser así como es.
Por eso toda diferenciación entre bueno y malo, entre espíritu y mundo, entre luz y oscuridad, entre ángeles y personas, entre culpa e inocencia, entre mejor y peor y pobre y rico resulta petulante porque el individuo, bajo la influencia de su conciencia, cree que puede y tiene el derecho a concebir el mundo de una manera distinta de como él es. 
El movimiento creador de ese espíritu es un movimiento de amor por todo tal como es. Porque es un amor creador va por más en lugar de por menos, va en busca del éxito y no del fracaso y va hacia la riqueza en lugar de ir hacia la pobreza. 
No obstante se trata de un movimiento de amor. En ese sentido su movimiento creador es un movimiento hacia más amor, hacia un amor abarcativo,  hacia un movimiento rico que tienda al éxito para todos. Es un movimiento que está atento a todo de la misma manera, un movimiento que de la misma manera está al servicio de todos.
En este sentido riqueza es más que una posesión personal. Esa riqueza está al servicio. Su abundancia brota a borbotones. 

Culpa e inocencia
Los prejuicios más  importantes de la conciencia son culpa e inocencia y lo que inmediatamente está ligado a ellos. Por ejemplo, expiación y justicia. Esos prejuicios tienen consecuencias de muy largo alcance, tanto para nuestra vida personal como en nuestro éxito o fracaso en nuestra profesión y nuestras empresas.
Lo que expreso aquí sobre la culpa y la inocencia y sobre la justicia y la expiación resultará comprensible para aquellos que han podido liberarse del área de influencia de la conciencia y pudieron experimentar lo que significa ser arrastrado por un movimiento espiritual que más allá de las diferenciaciones entre bueno y malo, con el mismo amor, lleva a todo a la existencia y allí lo mantiene. 
Quien percibe en sí mismo las objeciones internas, comprensibles por cierto, contra lo que estoy diciendo, en el sentido de: “Qué sucede entonces con aquellos que….”, podrá comprobar en sí mismo en qué medida él se siente mejor que otros y en qué medida él interiormente los rechaza. Entonces inmediatamente se dará cuenta que se está moviendo en el área de influencia de la conciencia.  
Los invito a que perciban en vuestro cuerpo, qué le ocurre cuando ustedes se aferran a esa diferenciación, por ejemplo qué sucede en vuestro corazón, y qué es lo que cambia cuando ustedes se comprometen con otro movimiento, un movimiento del espíritu que está atento a todo tal como es, también a todo en ustedes mismos y que cambia en vuestro cuerpo y en vuestro alrededor cuando siguen a esos movimientos. Dejen por un momento de lado esas diferenciaciones, ni a favor ni en contra. Entonces podrán percibir lo que cambia en vuestra profesión o en vuestra empresa y en vuestra fuerza interior. 
Volvamos ahora nuevamente a la conciencia y sus diferenciaciones de bueno y malo.
Lo bueno solamente existe cuando también existe lo malo. Lo bueno se alimenta de lo malo, y también quiere que sea así para entonces poder diferenciarse y sentirse superior a él. En ese sentido lo bueno es la raíz de lo malo.  
Como ustedes se dan cuenta, yo me muevo aquí en el plano de una observación accesible a todos.  
¿Qué precede a nuestro sentimiento de ser bueno y al de la inocencia?
Nosotros seguimos a un movimiento de la conciencia que exige de nosotros un razonamiento y un comportamiento a través del cual obtenemos la seguridad de poder pertenecer a ese grupo que es importante para nosotros, o sea en primer lugar nuestra familia de origen. Este movimiento de la conciencia tiene para nosotros un efecto positivo. Con él nos sentimos bien y seguros. Esa buena conciencia es la mejor almohada.
Al mismo tiempo ese movimiento me obliga a liberar y excluir de mi cariño a otros, pues si yo pensase y sintiese como ellos y me pareciese bien lo que ellos consideran bueno y correcto, yo estaría poniendo en peligro la pertenencia a mi grupo. Inmediatamente tendría una mala conciencia, me sentiría culpable.
Entonces hago la experiencia como si culpa e inocencia estuviesen en mi mano, como si yo tuviese en mi mano la posibilidad de sentirme culpable o inocente. Mi conciencia me lo clarifica y en cada momento me ratifica lo uno o lo otro. Solamente tengo que orientarme por ella y seguirla.

La expiación
Cuando yo me siento culpable debo hacer algo para volver a sentirme inocente. Esto significa, debo hacer algo que me permita volver a tener la seguridad de poder pertenecer, cueste lo que cueste. Tengo que decidirme por algo y rechazar lo otro. Sigo siendo amo de mis decisiones y amo de mi destino – también amo del destino de aquellos a quienes rechazo. Me convertiré en forjador de mi felicidad y de su desventura.
De pronto nos estamos moviendo en el ámbito de la justicia. La justicia pretende reestablecer lo bueno y castigar lo malo para reparar el daño de acuerdo a las normas de mí conciencia o, si esto no es posible, eliminarlo.
Para ello me muevo en sintonía con el Dios de mi conciencia que quiere mi justicia, para que en su nombre pueda imponer mi justicia y también la suya y pueda estar seguro de su recompensa y de mi pertenencia a él.
Aquí me detengo un momento.

Mi Dios
La pregunta es: ¿Existe ese Dios? ¿Puede existir? ¿Hay un Dios que me pertenece y para poder ser justos deben otros seguir a mi Dios y finalmente seguirme a mí y a mi conciencia? ¿Es él completamente mi Dios y tienen las otras personas que tener y seguir al mismo Dios que yo para sentirse justas? ¿O tienen ellos, como yo, su propio Dios que está detrás de su conciencia y que hace que ellos se sientan justos cuando lo siguen y cuando rechazan a otros y por consiguiente nos rechazan a nosotros tal como anteriormente nosotros hicimos con ellos? ¿Qué por lo tanto para su Dios ellos tienen razón y nosotros no la tenemos, y para que puedan sentirse justos nosotros debemos ser condenados y excluidos por ellos?  
De manera categórica tomaremos conciencia de la estrechez de los movimientos de nuestra conciencia y la estrechez de los movimientos de la conciencia de los otros.
Me temo que ustedes puedan objetar que me he alejado mucho de mi objetivo primordial de decir algo sobre los prejuicios que se interponen en el éxito en nuestra profesión y nuestras empresas.
Entonces, vayamos ahora a nuestro tema. 

La expiación como compensación
Aquí juega un papel fundamental otro movimiento de la conciencia. Similar a lo dicho en el capítulo dedicado a la riqueza, aunque aquí en una dirección absolutamente contraria. En el caso de la riqueza el movimiento conduce al éxito y la ganancia. En este caso el movimiento (de expiación como compensación) conduce al fracaso y la pérdida.
Este movimiento de la conciencia vela por el equilibrio entre dar y tomar. Esto quiere decir: Tenemos una buena conciencia si después del tomar también damos de modo que se produzca un equilibrio y una continuación del tomar y dar en el cual todos ganan de la misma manera.
El mismo movimiento, aunque en sentido contrario, se da en la justicia y en la culpa. Nosotros lo conocemos como penitencia y expiación.
¿Qué significan en este caso penitencia y expiación? EXPIACIÓN quiere decir yo me hago a mí mismo o a otros algo que produce sufrimiento y perjuicio.
Cuando yo expío por una denominada culpa me hago algo a mí mismo que me produce dolor y me daña, para de esa manera pagar por la culpa y a través del daño que me he infligido recibir de mi conciencia la promesa: puedo volver a pertenecer.
En referencia a mi profesión o mi empresa esto quiere decir: pago con un infortunio o inclusive con el fracaso de mi empresa por una culpa de la conciencia.
¿Cómo podría salvarme yo y mi empresa? ¿Nos da una ayuda nuestra conciencia o nos perjudica? ¿La expiación le sirve a nuestra vida o la perjudica? ¿Perjudica solamente nuestra vida o también la vida de muchos otros?

El Dios de la conciencia
¿Es el Dios que -por detrás de esos movimientos de la conciencia- es presentado como su amo y señor el Dios creador de todo tal como es y por eso amado? ¿Puede ese Dios oponerse a lo que él mismo, tal como es, creó? ¿O fuimos nosotros quienes lo convertimos en nuestro Dios para que él justifique y premie nuestros movimientos de la conciencia, al margen de lo terribles y fatales que ellos puedan resultar? 
¿Premiar con qué? ¿Con la garantía de que nosotros podemos pertenecer, a él y a nuestro grupo, aún si tenemos que pagar con nuestra vida y la de muchos otros?

El otro Dios
Espero haber dejado en claro cuánto necesita la conciencia del esclarecimiento, un esclarecimiento que por una parte reconoce su importancia para nuestras relaciones, y que por el otro lado saca a la luz sus límites. Un esclarecimiento que desenmascara lo absurdo de muchas exigencias de la conciencia y la arrogancia con la que se sienta en el lugar de Dios y se atreve a decidir sobre la vida y la muerte y sobre la fortuna y la desgracia, no solamente para esta vida sino mucho más allá de ella para toda la eternidad. Por ejemplo, con el infierno eterno. 
¿Están ustedes luego de esta preparación dispuestos a buscar una salida más allá de los límites de la conciencia y animarse a dar los primeros pasos en una dirección que nos pone en sintonía con un movimiento creador – yo los llamo aquí movimientos del espíritu – que de la misma manera actúa detrás de todo? ¿También detrás de nuestra culpa? ¿También detrás de aquello que, y es lo que trato de trasmitirles aquí, al servicio de un amor, une lo que los movimientos de la conciencia intentan separar y enfrentar?
Aristóteles observó que todo lo que existe se mueve, y observó que ese movimiento finalmente no surge de sí mismo sino que debe venir de algún otro lugar. El llamaba a esta fuerza el motor inmóvil. 
Ese motor que todo lo mueve deber ser una fuerza espiritual, porque en todos los aspectos y en sintonía con lo demás todo lo mueve con coherencia y sentido. Sin embargo, no podemos imaginarnos que previa o junto a esa fuerza espiritual que todo lo mueve hubiese otra, es decir que esa fuerza fuese una segunda fuerza que se dirige hacia otra que estaba allí antes que ella. Todo lo que esa fuerza mueve existe solamente a través de ella. Ella es la fuerza creadora y todo es pensado por ella y a través de ella encuentra su movimiento.
¿Podemos imaginárnoslo? Todo existe porque esa fuerza espiritual lo piensa, existe porque ella lo piensa y lo quiere tal como es. Ella lo piensa y lo mueve de forma creativa.
¿Qué resulta de esto?
1.  No es posible imaginarse que para ese espíritu creador pueda existir algo que se le opone o que él pudiese rechazar o que se le escape. ¿Además, a dónde podría ir y recaer sino volver a sí mismo, a su origen?
2.  ¿Puede algo alzarse por sobre ese espíritu creador, por ejemplo ofenderlo? ¿Puede algo a través de lo que hace ganar una recompensa o un castigo, teniendo en cuenta que por sí mismo nada puede moverse en un sentido que lo acerque o lo aleje aún más de él? 
3.  ¿Puede existir frente e ese espíritu una culpa o una inocencia? ¿Puede alguien causarle un daño a otro o quitarle la vida sin que ese espíritu así lo quiera y lo provoque?
¿Existe en este sentido un perpetrador y una víctima? ¿Frente a ese espíritu creador le va a uno mejor y al otro peor?
4.  ¿Podemos asumir que ser y transcurrir son únicos cuando todo lo que vive continúa porque una cosa va y la otra viene? ¿Está por lo tanto lo que va y debe ir menos en sintonía con ese movimiento creador y puede terminar como si con él - luego de su paso por este mundo- todo acabase?
5.  ¿Podemos nosotros observar que cada progreso surge de la interacción de movimientos opuestos entre sí. Que por consiguiente ese espíritu creador se vale de esas contradicciones y de sus diferentes movimientos que señalan el camino para, más tarde, unirlos para que ellos de la misma manera –aunque de modo distinto- estén a su servicio? ¿Por ejemplo el hombre y la mujer, cada uno a su modo? ¿Qué tanto la denominada bondad como la denominada maldad son deseadas por ese espíritu de la misma manera y de la misma manera están a su servicio? 
6.  ¿Podemos entonces alabar algo y encontrarlo bueno y lamentarnos o arrepentirnos de aquello que parece ser lo opuesto? ¿No debemos adaptarnos tanto a lo uno como a lo otro y en sintonía con ese movimiento creador decir que sí, más allá de lo que exija de nosotros y de los demás? 
7.  ¿Podemos tener compasión con alguien como si las cosas que le ocurren  a él no estuviesen en las manos de esa fuerza creadora o no fuesen guiadas por ella?
Aquí surge para muchos la pregunta: ¿Qué sucede entonces con nuestro libre albedrío? 
También él es un movimiento del espíritu independientemente de lo que nosotros decidimos con él. Tampoco él puede estar ni a favor ni en contra de ese movimiento.
Otra pregunta es: ¿Qué pasa con aquellos que permanecen en el área de influencia de la buena y la mala conciencia?  ¿Están ellos separados de esos movimientos del espíritu?
Como en oposición a él, también ellos pertenecen necesariamente a aquello que finalmente posibilita y fuerza lo nuevo.
Aquí termino con estas reflexiones. 

La protección
Nuestra vida necesita protección. Para poder sobrevivir nosotros necesitamos diversas ayudas. Primero, la ayuda de los padres y a decir verdad desde bien temprano, por ejemplo, en nuestro nacimiento la protección y la ayuda de médicos y enfermeros. Y necesitamos la protección de la sociedad a la que pertenecemos. Bajo esa protección podemos desarrollarnos y crecer.
        También nosotros les proporcionamos ayuda a otros en numerosas formas, sobre todo como adulto a los propios hijos y a otros que estén bajo nuestra protección. Toda sociedad humana es en primera línea una asociación para la protección. Sus miembros se protegen mutuamente. Y de esa manera ellos también protegen su propia vida y la vida de la generación venidera. 
    Esa asociación para la protección exige un tributo, a veces incluso un tributo muy alto. Por ejemplo, en caso de una catástrofe o en una guerra. La asociación para la protección es también una asociación de emergencia. En tiempos de emergencia la protección es un bien de un valor tan alto, un bien del que depende la supervivencia y por esta razón se justifica el alto tributo a los miembros.
    Sin embargo, también en una asociación para tiempos de emergencia existen abusos que van más allá de lo tolerable. Contra esos abusos nos protege el ordenamiento jurídico dentro de esa comunidad. El ordenamiento jurídico es en primera instancia una protección contra esos abusos y por esa razón un bien muy preciado dentro de una asociación para la protección. Y protege a otros contra los abusos, también de los que pueden provenir de nosotros.
    También el pensamiento necesita protección y también la libertad necesita protección. La propiedad necesita protección, y el amor necesita protección. Esa protección es también protección de la vida.
    ¿Nos protege también Dios? ¿De quién debe él protegernos si no de aquellos a quienes él también protege? En este sentido solamente podemos protegernos cuando al mismo tiempo protegemos a otros. Cuanto más intensa y más extensa la protección, mejor será para todos.