ERES
UNO DE NOSOTROS
Marianne Franke
(Resumen)
Este libro muestra
cómo integrar la
visión sistémica de
la terapia familiar
a la actividad
docente en la
escuela. Es una
integración de los
sistemas escolar y
familiar en donde
las personas (padres,
alumnos, docentes, directivos)
no son percibidas
como individuos aislados sino
como parte de
una estructura interrelacionada.
Transferir las bases
del pensamiento científico
de Bert Hellinger
al ámbito escolar
permitió a los
niños experimentar corporalmente
los ordenamientos de
la familia y
sus fuerzas efectivas
y así, dentro
de ese orden,
estar disponibles para
el aprendizaje y
las reglas de
la escuela.
Los niños
están integrados a
su familia y
son leales a
ella, eso se
ve claramente en
la constelación familiar,
y se empeñan
con fuerza en
unir su hogar
con la escuela,
y es precisamente
cuando los docentes
abren su corazón
a los hogares
de sus alumnos
permitiendo que sean
una presencia en
el aula, cuando
las fuerzas de
los niños resultan
fértiles.
Los niños están
profundamente comprometidos con
sus familias y
otorgan prioridad absoluta
a esta dinámica,
y cuando la
escuela los acepta
con todo lo
que traen así
como está, puede
enriquecer lo que
ya existe.
Nada mejor para
brindarle al niño
que aceptar su
destino tal cual
es, con respeto
por lo que
es, así como
es, sin intentar
cambiar nada, porque
como dice Bert
Hellinger: “todos los
destinos son valiosos”.
Marianne Franke relata
cómo el rendimiento
de los niños
mejora si sienten
el apoyo de
los padres cuando
están realizando una
tarea. La sola
mención de la
presencia invisible de
los padres les
permite tranquilizarse y
lograr el objetivo.
El docente puede
hablar de sus
propios padres y
mostrar cómo él también
se siente apoyado
en su tarea
si imagina a
sus padres con
él, aunque éstos
hayan fallecido, lo
que permite a
los niños huérfanos
usar este mismo
recurso.
La comprensión de
que amamos a
nuestros padres aunque
nos enojemos con
ellos y a
veces los odiemos,
permite a los
niños tranquilizarse frente
a estos sentimientos
negativos que los
hacen sentir culpables.
Configurar a las
familias en una
constelación muestra a
los niños los
verdaderos sentimientos de los familiares,
que a veces
están ocultos o
no se saben
expresar, y les
permite abrirse a
escuchar a los padres
y a hacerles
preguntas que de
otra forma no
se harían. También
incluir al padre
que los abandonó
o a la
madre que enfermó
consigue tranquilizar el
alma del niño.
Encontrar un buen
lugar como hijo,
con respeto y
agradecimiento hacia los
padres que dieron
la vida, hace
posible recibir todos
los dones de
los padres y
hacerse fuertes en
la vida.
Esta nueva mirada
de docentes y
alumnos hacia las
familias permite observar
en poco tiempo
mejoras en el
rendimiento académico de
los niños y
una mayor colaboración
de los padres
con la escuela,
que confían ampliamente
en los docentes
de sus hijos.
Uno de los
aspectos más importantes
del trabajo de
Marianne Franke en
este libro es
la inclusión de
los muertos y de cuán
unidos siguen a
ellos los miembros
de la familia.
La posibilidad de
hablar de ellos,
colgar sus retratos
y tenerlos presentes
afirmando su importancia,
les permite desplegar
sus energías y
poner fin al
proceso de duelo.
Otro tema
de mucho conflicto
y de gran
actualidad es la
separación de los
padres y la
constitución de nuevas
familias. Así reflexionando
sobre algunas ideas,
los niños podían
volver a sentirse
seguros y dejar
de lado el
sufrimiento que surgía
de este estigma
social.
Las ideas más
importantes de este
tema son:
Ø
La familia
siempre queda intacta.
Ø
Los padres
siempre son y
serán los padres
aunque vivan separados.
Ø
Todo niño
tiene derecho a amar tanto
a su padre
como a su
madre.
Ø
La desavenencia
de los padres
es un tema
que le concierne
sólo a ellos
y los niños
no deben intervenir.
Ø
El niño
sabe que es
respetado por sus
padres cuando ellos
se respetan entre
sí, más allá
de su relación.
Ø
Un niño
que puede amar
a sus dos
progenitores está libre
para hacer sus
propias elecciones.
Ø
Los padres
pueden confiar en que los
hijos serán capaces
de enfrentar su
propio destino y
abstenerse de influirlo,
enajenarlo o adornarlo.
También es importante
mostrarle al hijo
que ambos se
respetan en los
puntos en que
no están de
acuerdo, así el
niño no se
ve en la
necesidad de seguir
al progenitor más
débil que no
puede imponerse.
Esta nueva mirada
de respeto e
inclusión de la
familia en el
sistema escolar puede
colaborar en la
creación de un
ámbito social sano
y seguro en
la clase. También
muchos padres comenzaron
a transitar nuevas
sendas que les
generaban una mayor
autoestima y les
apartaban de la
muy habitual atmósfera
violenta que muchos
niños sufren.
En el capítulo
3 habla de
los sistemas y
trae los conceptos
de Maturana que
dice que los
sistemas son unidades
complejas en los cuales sus
componentes se relacionan
entre sí, y
que tienen dos
características: una organización
y una estructura,
y describe a
la familia como
un sistema viviente,
pues su estructura
se modifica con el paso
del tiempo.
Los sistemas familiares
y los sistemas
escolares son sistemas
sociales con leyes
propias y dinámicas
propias que se
influyen mutuamente y
cada grupo redefine
continuamente el rol
del grupo con
el que se
relaciona.
Ser parte del
sistema escuela implica
que la escuela
es también parte
de todos los
sistemas de familia
relacionados con ella.
Así las familias
actúan sobre la escuela
y la escuela
sobre las familias
y no se
puede trazar un límite claro
y definido entre
ambas.
En esta permanente
acción recíproca entre
todos los participantes
del sistema se
da el desarrollo
que nos reaviva,
pero que simultáneamente desencadena
miedos. La escuela
representa, más que
otros ámbitos de
la conciencia, la
matriz de un
futuro en gestación;
por eso deberíamos
estar preparados para
un diálogo constante
acerca de los
conceptos escolares y
los métodos de
enseñanza adecuados, y
es responsabilidad de
la sociedad trabajar
en el desarrollo
de una escuela
en la que
los niños estén
bien contenidos en
el marco de
la necesaria protección,
del respeto de
los valores adecuados
y del libre
desenvolvimiento.
El escuadre sistémico
enfoca su mirada
en la conexión
relacional entre las
personas porque todo
está relacionado con
todo. Las personas
se encuentran en
acción recíproca con su mundo
circundante y lo
que hace cada
uno se refleja
en los demás
miembros de su
familia o su
grupo, actúa sobre
el conjunto y
recae sobre sí
mismo. Toda modificación
parcial da como
resultado una modificación
general.
A esta forma
de visión conjunta
y de percepción
de efectos recíprocos
se opone una
estructura escolar de
separación, diferenciación, análisis,
clasificación y explicación
del mundo existente.
Pone en primer
plano el desafío
y la prueba
individuales y se
dejan de lado
las capacidades del
trabajo en grupo,
la habilidad en
la comunicación y
las habilidades sociales.
Esto mismo también
se refleja en
la forma de
la presentación de
la materia a
ser enseñada y
en las evaluaciones,
correcciones y certificaciones.
Hoy podemos dirigir
nuestra mirada hacia
múltiples aspectos: el
campo social de
una clase y
sus fuerzas especiales,
las fuerzas recíprocas
que actúan entre
algunos niños y
toda la clase,
cómo el área
de conocimiento a
ser adquirida actúa
sobre los niños
y cómo la
fuerza de los
niños o su
fantasía y conocimientos
previos vuelven a
influir sobre el
conocimiento a adquirirse.
Además el efecto
que a partir
de la escuela se
advierte en los
hogares y la
fuerza de los
padres que actúan
por su lado
y a través
de su hijo
sobre la clase,
lo maestros y
la escuela toda,
y la influencia
sobre la sociedad
de una escuela
en la que
los alumnos viven
y estudian con
alegría y respeto.
Todos estos conceptos
de totalidad, circularidad,
interrelación, reciprocidad, interacción
mutua, pueden modificar
la enseñanza, la
conducción, la actitud
de los alumnos,
las relaciones entre
alumnos, maestros, padres
y directivos entre
sí, y generar
resultados optimizados en
la jornada escolar
cotidiana.
Así, actuar con relación a otros,
respetando diferentes valores
y culturas, diferentes
capacidades, diferentes formas
de aprender, aceptar
nuevas ideas, diferentes
contextos donde cada
uno valora su
lugar de origen,
poder observar lo
mismo desde diferentes
marcos de referencia,
experimentar el aprendizaje
como vivencia, establece
un clima de
confianza y mutualidad
donde se facilita
el aprendizaje y
la relación.
Agregado a esto,
el hecho de
plantear los conflictos
a través de
representantes para que
puedan surgir y
mostrarse las verdaderas
emociones que se
generan, permite resolverlos
en forma rápida
y adecuada para
cada una de
las partes.
Marianne Franke menciona
también otras técnicas
que ofrecen soluciones
a distintos conflictos
como técnicas hipnóticas,
generar procesos cognoscitivos
en los niños,
reencuadre, actuar como
sí.
Así como se
mencionan las leyes
y el ordenamiento
de la familia,
se hace hincapié
en la necesidad
de respetar las
normas, las jerarquías
y el orden
en el sistema
escolar, para que
la energía pueda
utilizarse para los
objetivos propuestos por la institución.
Además surgió la
pregunta sobre si
hay un ordenamiento
apropiado en el
aula, y para
responderse hizo varios
experimentos viendo las
diferentes disposiciones que
se podían tomar
en cuenta. Vio
que los ordenamientos
demasiado rígidos no
daban resultado y
que los niños
elegían el lugar
según como se
sintiera cada uno.
Surgían entonces conflictos
entre ellos que
eran tratados con
nuevos criterios.
Al final y
luego de mucho
experimentar, se vio
que las amistades
eran más fuertes
y que la
elección del lugar
tenía que ver
con el lazo
amistoso. También se
pudo ver que
sentando a los
mejores en alguna
materia con los
que no eran
tan buenos, les
permitía obtener mejor
rendimiento a estos
últimos.
Entre todos descubrieron
que una clase
en la escuela
no es una
familia, que su
orden se rige
esencialmente por las
amistades, que algunos
compañeros de banco
favorecen más la
concentración y la
cooperación y que
no es bueno
introducir cambios frecuentes.
La imaginación es
un recurso valioso
que puede utilizarse
en clase para
sobrellevar el exceso
de concentración y
rendimiento exigido a los niños
durante los años
que utilizan para
completar su formación.
Les permite experimentar
su mundo interior,
extraer de allí
nuevos conocimientos y
ponerse en contacto
con la experiencia
almacenada, la intuición
y la conciencia
corporal.
Con este enfoque
tenemos la posibilidad
de ser creativos
en todo momento.
Modelamos nuestro entorno
lo que nos
otorga poder y
nos vuelve responsables
de lo que
hacemos y de
lo que genera
lo que hacemos.
El respeto de
los maestros hacia
las familias de
origen de los
alumnos no sólo
sostiene la autoridad
de los padres
sino que también
fortalece la autoridad
del maestro quien
con su trabajo
en clase persigue
metas diferentes a
las de los
padres en su
casa.
Esta actitud permite
desactivar una atmósfera
violenta e invita
a los padres
a no proyectar
sus malas experiencias
sobre sus hijos,
sino a ocupar
nuevas posiciones.
Los docentes que
han aceptado y
logrado vivir en
paz con su
familia de origen
pueden contemplar con
prudencia a las
familias de los niños que
les fueron confiados.
Los padres ocuparán
una posición más
conciliadora si el
maestro les muestra
respeto sobre el
destino que se
desenvuelve en su
familia y les
confiarán con tranquilidad
a sus hijos.
La escuela se
transforma en un
sistema viviente cuando
los padres, docentes
y alumnos logran
aceptar la estructura
escolar organizativa con su jerarquía,
donde tienen su
lugar los maestros,
los alumnos y
también los padres.
La conformación de
una vida comunitaria
en la escuela
comienza con el
trato recíproco en
el seno del
cuerpo docente. La
consistencia del cuerpo
docente se refleja
en la cohesión
en las clases
y la aceptación
del orden vigente
incluyendo el respeto
hacia el director
de la escuela.
Todos los padres
desean una escuela
en la cual
sus hijos reciban
un trato adecuado
y en la
que se cumplan
las reglas que
favorezcan una buena
convivencia. Esto es
posible si los
padres otorgan la
correspondiente autoridad a la escuela
a la que
envían a sus
hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario